Este 24 de enero celebramos el Día Internacional de la Educación, una efeméride establecida por la Unesco para relevar el rol que cumple la educación en la paz y el desarrollo, y que en esta oportunidad se conmemora bajo el lema “Cambiar el rumbo, transformar la educación”.
Es indudable que la pandemia aceleró las transformaciones en muchos -quizás en todos- los ámbitos de la sociedad, entre ellos la enseñanza. Si el 2020 fue el año en que millones de estudiantes y docentes debieron adaptarse y adoptar la modalidad online para dejar atrás la presencialidad, en 2021 una cantidad significativa de establecimientos educacionales optó por avanzar hacia un sistema híbrido, donde una parte de los alumnos asisten clases de manera presencial, mientras que otra lo hace de forma remota desde sus hogares.
Ambas metodologías -remota e híbrida- constituyeron un avance importantísimo para las comunidades el sistema de educación en general, pues la internet -un servicio de muy alta penetración en Chile, con más de 20 millones de conexiones 4G en la actualidad- implicó la posibilidad de garantizar la continuidad de los procesos educativos en un contexto de emergencia sanitaria inédito en más de un siglo en nuestro país. Se debe considerar, eso sí, que la pandemia dejó al descubierto grandes desigualdades en conectividad, de las cuales la tecnología también debe hacerse cargo.
Hoy, cuando entramos al 2022, varias instituciones de educación superior han ido un paso más allá con la implementación de tecnologías HyFlex, es decir, clases híbridas flexibles que, a través de un sofisticado sistema audiovisual, no solo se pueden seguir de manera presencial y remota a la vez, sino que también permite acceder a los contenidos cuando y donde el usuario lo requiera, ya que quedan grabados en una nube, dejando atrás las restricciones de tiempo y espacio, y convirtiéndose en una solución en caso de conexión a la red inestable o de baja calidad.
Así, el estudiante tiene la posibilidad de elegir entre una modalidad de aprendizaje presencial, virtual sincrónico (en tiempo real) o virtual asincrónico (con el material pregrabado).
En este camino a la transformación digital -que a algunos actores de la educación les puede parecer complejo y desafiante-, Epson ha querido ser un aliado estratégico, no solo proporcionando la tecnología necesaria, como pueden ser los videoproyectores interactivos, sino que también entregando soporte, apoyo y orientación a todas aquellas personas involucradas en estos procesos de integración tecnológica que resultan tan relevantes para los sistemas de educación actual.
Esto, porque sabemos que dicha transformación es una enorme oportunidad para cambiar la forma en que se enseña y traspasan conocimientos, y no porque la manera en la que lo estamos haciendo hoy esté errada, sino porque hay cada vez más conciencia de que las nuevas generaciones necesitan metodologías que se adecuen a sus necesidades, gustos e intereses. Ya no basta con un profesor o profesora enseñando frente a una pizarra; los estudiantes de hoy requieren clases más dinámicas, lúdicas e interactivas, misión que no se podría lograr sin la ayuda de la tecnología.