Columna escrita por Sergio Rademacher, Presidente de AmCham Chile.
La propuesta de una nueva Constitución entra en fase decisiva. A la fecha, ha sido un proceso que Chile ha sabido conducir por la vía institucional y que desde AmCham hemos estimulado a través de un debate respetuoso, franco e informado.
En este proceso, nos hemos reunido con actores que representan diversas miradas, con el objetivo de intercambiar ideas en temas relevantes para las personas como, por ejemplo, la seguridad social, donde el trabajo complementario entre el sector público y el privado es fundamental. También hemos promovido los alcances y el valor social que ha generado la inversión estadounidense.
Tenemos la convicción de que la inversión extranjera y el comercio globalizado son claves para el desarrollo sostenible e inclusivo de los países. Su impacto va más allá de los números. Se traduce en el aporte al empleo, transferencias en tecnología, innovación, educación y sustentabilidad.
Un elemento fundamental para que esta contribución siga fluyendo hacia Chile es contar con un texto constitucional que otorgue certezas jurídicas y estabilidad en el largo plazo. Desde nuestra mirada, es necesario prestar especial atención al impacto que podría generar la redacción de artículos específicos por parte de la Convención.
Uno de ellos es la necesidad de contar con un sistema de pesos y contrapesos que fortalezca la democracia, facilite la gobernabilidad y garantice el Estado de Derecho. La independencia y robustez de instituciones clave —no solo del Banco Central— aseguran un equilibrio desanclado de los ciclos políticos y da protección frente a los vaivenes electorales de corto plazo.
También es relevante que la nueva Constitución garantice adecuadamente el derecho de propiedad. Es particularmente importante para la inversión extranjera que el nuevo texto constitucional defina un mecanismo de compensación adecuada y justa en caso de expropiación.
Por último, es crucial cuidar y respetar los tratados comerciales destinados a seguir siendo la piedra angular de la atracción de capitales extranjeros al país, una herramienta clave para la generación de desarrollo sostenible.
El TLC entre Chile y Estados Unidos no solo ha permitido al sector exportador chileno cuadruplicar sus envíos a este mercado desde su entrada en vigor. Además, ha facilitado inversiones en diversos rubros, fomentando el intercambio de productos y servicios de mayor valor agregado, junto con la transferencia de conocimiento, capital humano y el desarrollo de tecnologías innovadoras. Por este motivo, Estados Unidos es actualmente el principal destino de nuestras pymes y exportaciones de servicios.
Adicionalmente, el TLC ha fijado altos estándares laborales y medioambientales, además de promover la participación de la sociedad civil en el proceso de toma de decisiones y de políticas públicas.
La estabilidad y la visión de largo plazo son factores fundamentales para seguir atrayendo este tipo de inversión al país. Pero es importante no confundir estabilidad con un estado invariable de las cosas. En AmCham tenemos la convicción de que el respeto a la institucionalidad, la cooperación y la diversidad de miradas serán claves en un proceso del cual todos debemos hacernos parte, para navegar hacia un Chile mejor.
Columna publicada en El Mercurio.