[:es]Zippedi, el robot del retail chileno[:]

14 Abril 2018
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Después de varios tropiezos y años de experiencia, Luis Vera y Ariel Schilkrut, ambos ingenieros industriales de la Universidad de Chile, lograron articular todos los conocimientos que adquirieron en conjunto a través del tiempo y cocrearon una empresa con oficinas en Silicon Valley: Zippedi, especializada en desarrollar e innovar en software y robótica, y que comercializa el único robot con una plataforma capaz de monitorear datos como planogramas y precios de un estante en el retail, mejorando la eficiencia en los supermercados.

Llegar ahí, sin embargo, no fue fácil. “El fracaso es una parte importante de la ecuación del éxito”, asegura Vera, Chief Executive Officer (CIO) del emprendimiento. Porque para convertirse en lo que son hoy, su historia ha estado marcada por caídas y renacimientos. Era 1992 cuando Vera, estando aún en la universidad, se adentró en este mundo creando una empresa dedicada a instalar cámaras móviles en los techos de los supermercados Jumbo para capturar información, con la idea de prevenir pérdidas o robos.

El sistema era caro, por lo que debió encontrar la manera de justificar el costo del proyecto y para eso, comenzó a generar aplicaciones arriba de la plataforma de video, para que se pudiera ver el 95% del local y que funcionara de forma remota. Desde ahí, las ideas llegaron solas, pero el esfuerzo por concretarlas tuvo que ser constante.

Camino hacia el éxito

En 2006, y con el objetivo de seguir creciendo con el negocio anterior, Ariel (VP of Solutions Development de Zippedi), y Luis crearon Scopix, un emprendimiento a partir del cual empezaron a desarrollar imágenes con cámaras fijas para generar aplicaciones como las de Jumbo. La meta era mejorar la atención al cliente, optimizando situaciones como las filas de las cajas, lo que se lograba a través de un algoritmo que Schilkrut desarrolló para la predicción instantánea.

En esta búsqueda, los ingenieros trabajaron por dos años con Coca-Cola en Estados Unidos (EE.UU.) para generar una aplicación que diera cuenta del quiebre de stock en las góndolas de los supermercados con el uso de cámaras. En 2013, fueron seleccionados por el CEO de Coca-Cola USA para ser una de las empresas que realizaría un proyecto con la compañía todo el año.

Sin embargo, luego de un mes, el gerente de operaciones de esa compañía bajó el proyecto porque la información era muy disruptiva y requería mucho esfuerzo manejarla y presentarla. Además, les dijeron que no podían hacerse cargo de controlar las cámaras en los 38.000 locales en EE.UU. al mismo tiempo. Vera hoy cree que tenían razón: “Poniéndonos la mano en el corazón, les estábamos pidiendo salirse mucho de su camino”.

Con el ánimo golpeado, Luis recibió una invitación a Atlanta luego del llamado de un gerente de The Home Depot, primer minorista de bricolaje del mundo. Con dudas y problemas de financiamiento, viajó igualmente. En la reunión, el gerente “destruyó” el plan de negocios de Scopix pero estuvo de acuerdo en que eran los mejores en el reconocimiento de imágenes de productos que están en las góndolas en EE.UU. Por eso, les propuso la construcción de un robot que hiciera el mismo trabajo, pero sin la necesidad de instalar demasiadas cámaras en el local. Es decir, un proceso más eficiente y más económico.

Luego de trabajar un año en Home Depot, se dieron cuenta de que el nivel de procesamiento que requería la cantidad de data que había que enviar a la nube, hacía que el proyecto no funcionara, así que finalmente fue cancelado.

“Con eso nos dieron un golpe mortal para la empresa y decidimos ver qué alternativas de salida teníamos. Vendimos una parte de la tecnología a uno de nuestros grandes clientes y tratamos de hacer algunas otras asociaciones”, rememora Vera. Con esto, finalmente se decidió vender y, en definitiva, cerrar Scopix.

Emprender es como surfear una ola

Según su experiencia, en Chile hay un estigma sobre el fracaso que lo convierte siempre en una mala noticia. En California, sin embargo, vieron que existe una lógica distinta: el ser humano tiene que caerse, golpearse y volver a intentarlo para aprender a caminar. Por eso, Vera cree hoy que “ser emprendedor es como surfear, porque yo debo ver que viene la ola y ser capaz de agarrarla en el momento justo. No antes, no después”.

Además, asegura que lo más importante es siempre seguir la premisa “under promise and over deliver”, es decir, prometer menos de lo que se puede entregar, tener conciencia del momento que está transcurriendo y no adelantarse. Eso, recalca, es clave para tener éxito con un emprendimiento porque lo contrario puede significar una pérdida de tiempo, inversión y recursos. Cuando la empresa se vino abajo, los caminos profesionales de los dos socios comenzaron a separarse. Luis Vera instaló en California, Estados Unidos, una compañía de compra en línea, usando realidad virtual. Ariel Schilkrut trabajaba en una empresa en Chile y, aunque contaba con buenas proyecciones económicas, las ganas de continuar con el desarrollo de soluciones informáticas para la industria del retail siempre estuvieron presentes.



Entonces, Luis le pidió a Ariel que revisara lo que estaba haciendo un grupo de estudiantes de Ingeniería de la Pontificia Universidad Católica (PUC), liderado por el profesor Álvaro Soto, quien durante años había estado desarrollando tecnología relacionada con el procesamiento de grandes volúmenes de datos, o Big Data.

Decidieron trabajar todos juntos y, buscando opciones, llegaron nuevamente a Jumbo para darle pie al robot que se había creado en la PUC –con patente en trámite– y en cuya gestión participaron Conicyt y Corfo. Con la ayuda además de Banco Bci y Banco Estado, partió un piloto pagado que se enfocó en la comprobación de precios en las góndolas de uno de los supermercados de la cadena de Cencosud.

“La primera semana que pasó el robot recorriendo los pasillos nos dimos cuenta de que había 3.000 errores de precio en las góndolas, es decir, valores que no concordaban con los que arrojaban los productos al pasar por caja”, comenta Vera. Después de tres semanas, esos errores cayeron a seis. “Con la eficacia de Álvaro Soto y su equipo de la UC, logramos llegar a niveles de 99,97% de efectividad. Es decir, la máquina no se equivoca”, agrega. Los beneficios para Jumbo fueron palpables: si una persona logra hacer 50 etiquetas en un día, Zippedi, como bautizaron al robot, en una noche logra hacer 30 mil.

Proyecciones nacionales e internacionales

Hoy, todos los Jumbo de Santiago están comenzando a implementar esta tecnología y la siguiente fase es llegar a todo Chile. En el país, además, la tecnología ha llamado la atención de otras cadenas de supermercados con las que están teniendo conversaciones para probar e implementar este servicio.

Fuera de nuestro territorio, están analizando alternativas para entrar a los mercados de Colombia, Brasil, Ecuador y México, y adelantan que en uno de esos países están a punto de cerrar dos contratos.

Estados Unidos también aparece en el radar de sus proyectos de internacionalización, ya que han hablado con el National Retail Federation (NRF) y están retomando contactos con clientes que tenían en los tiempos de Scopix.

Para Ariel Schilkrut, la tecnología es una industria nueva y no hay otros competidores en el ámbito en que se mueven, por lo que se encuentran en el mejor escenario posible, afirma.

“Queremos ser líderes mundiales en lo que hacemos”, precisa, reafirmando que Zippedi puede dar al país el ejemplo y contribuir a crear una mayor cultura de emprendimiento, en un ecosistema donde todavía hacen falta grandes casos de éxitos.

Las oportunidades están, cree Schilkrut, ya que existe un ambiente propicio y la capacidad chilena en términos de ingeniería, ingeniería artificial e Internet de las Cosas (IoT) es buena y a costo competitivo.

Por eso, una de las claves está en la asociación con el mundo académico, para unir los intereses y aprovechar el conocimiento para demostrar que, muchas veces, el fracaso no es más que un paso al éxito.[:]
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