¿Ya pasamos por lo peor?Is the worst behind us?

26 Marzo 2015

Después de dos años de tasas de crecimiento generalmente en declive, Chile parece haber llegado a un punto de inflexión con la actividad macroeconómica marcando un repunte significativo para iniciar el año 2015. Tres factores clave deben impulsar el crecimiento de este año por encima de los niveles de 2014: continuación de la política monetaria expansiva, un aumento en el gasto público y la fuerte caída de los precios del petróleo. Sin embargo, el alcance de la recuperación del crecimiento es aún incierto y dependerá en gran medida si la confianza empresarial se recupera lo suficiente como para impulsar un repunte sostenido de la inversión privada.

Los últimos indicadores de la actividad macroeconómica están apuntando a un mejor escenario en 2015. El IMACEC, un proxy de crecimiento real del PIB, subió 2,7% a/a en enero, similar al dígito de 2,9% en diciembre de 2014. La cifra también sirve para consolidar una tendencia de mejora desde septiembre del año pasado. Esto fue acompañado por una fuerte alza en la producción industrial en enero, la cualsubió5,8% a/a, su tasa más alta desde julio de 2013. Mientras tanto, aunque las expectativas se mantienen por debajo del potencial, los pronósticos para el crecimiento del PIB real para 2015, medido por la encuesta mensual del Banco Central, marcó un alza en febrero por primera vez desde marzo de 2013, alcanzando 2,7% desde un mínimo de 2,6% en enero.

Estos signos positivos iniciales en la macroeconomía son en gran parte un reflejo del aumento del gasto público y la política monetaria expansiva, que destacan los recursos contra-cíclicos de Chile. Además, los precios del petróleo han ayudado a las billeteras de los consumidores y también a ciertas industrias intensivas en energía. Mientras tanto, un tipo de cambio más débil ha mejorado los márgenes para muchos sectores de exportación.

A pesar de una clara mejora en la tendencia, el grado de recuperación no está claro. El sentimiento empresarial, medido por ICARE, no ha logrado recuperarse de acuerdo con los datos de actividad. A pesar de un ligero rebote en enero a 45, la medida se cayó de nuevo a 40 en febrero y se mantiene muy por debajo de lo que se considera territorio positivo por encima de 50. Esto es probablemente debido a una combinación de factores. En primer lugar, los datos de China siguen siendo débiles y destacan menor intensidad en el consumo de commodities en su economía, lo que ha ayudado en la caída de precios de varios de ellos. Además, el gobierno de Bachelet sigue empujando una serie de reformas, algunas de las que puedan amenazar la rentabilidad de proyectos existentes y potenciales. Por otra parte, ha habido una serie de escándalos corporativos, el más reciente de Penta, que han afectado a la comunidad empresarial.

La confianza empresarial deprimida ha llevado a una fuerte caída de la inversión. Las importaciones de bienes de capital y la formación bruta de capital fijo siguen disminuyendo año contra año y se mantienen muy por debajo de los niveles máximos de 2012, con la inversión como porcentaje del PIB cercano a 20% desde un máximo de 28% en el 3T12. Además, Chile ha experimentado casi US$20 mil millones en ventas de empresas que cotizan en bolsa en los últimos 2-3 años, con poca evidencia de que los ingresos obtenidos se han reinvertido en la economía doméstica. Mientras tanto, existe una amplia evidencia anecdótica de flujos importantes a cuentas en el extranjero. La inversión extranjera directa (IED) ha compensado mucho de esto, como los extranjeros han intervenido para comprar activos locales en lo que consideran precios atractivos. Sin embargo, no se sabe si estos nuevos participantes en el mercado incrementarán las inversiones en el futuro o incluso reinvertirán las ganancias, ya que en varios casos están buscando sinergias con sus negocios existentes y/o la repatriación de dividendos.

Para que Chile vuelva a los niveles de actividad económica experimentada en las últimas 2 a 3 décadas, es probable que se necesiten mayores incentivos patrocinados por el gobierno para impulsar el crecimiento de la inversión. Con los niveles de aprobación de la actual administración en nuevos mínimos (39%, según la encuesta mensual de Adimark), esto puede ser su momento para establecer un nuevo tono con un mayor enfoque en el crecimiento económico.

Por Brian P. Chase
Portfolio Manager, Head of Andean Equities
ItaúAsset Management


After two years of generally declining growth rates, Chile appears to have reached a macroeconomic inflection point with activity ticking up meaningfully to start 2015. Three key factors should push growth this year above 2014 levels: continued accommodative monetary policy, a rise in public spending and the sharp fall in oil prices. However, the extent of the growth recovery is still uncertain and will depend largely on whether business sentiment picks up enough to spur a sustained rebound in private investment.

The latest leading indicators of macroeconomic activity are pointing to a better scenario in 2015. IMACEC, a proxy for real GDP growth, rose 2.7% y/y in January, similar to the 2.9% reading in December 2014. The figure also serves to consolidate animproving trend since September of last year. This was accompanied by a strong industrial production reading in January, rising 5.8% y/y, its highest rate since July 2013. Meanwhile, although expectations remain below potential,forecasts for 2015 real GDP growth, as measured by the monthly Central Bank survey, ticked upward in Februaryfor the first time since March 2013, reaching 2.7% from a low of 2.6% in January.

These initial positive signs in the macro-economy are largely a reflection of increased government spending and accommodative monetary policy, which highlight Chile's countercyclical resources. In addition, lower oil prices have helped consumers' wallets, not to mention certain energy-intensive industries. Meanwhile, a weaker exchange rate has improved margins for many key export sectors.

Despite a clear improvement in trend, the extent of recovery remains unclear. Business sentiment, as measured by ICARE, has failed to recover in line with the activity data. Despite a slight bounce in January to 45, the measure dipped back to 40 in February and remains well below what is considered positive territory above 50. This is likely due to a combination of factors. First, data out of China continues to be weak and underscores the softening commodity intensiveness of its economy, which has helped push commodity prices lower. In addition, the Bachelet administration continues to push for a series of reforms, some of which may threatenexpected returns on existing and planned projects. Furthermore, there have been a series of corporate scandals, most recently the Penta case,which have roiled the business community.

Depressed business sentiment has led to a sharp decline in investment. Capital goods imports and gross fixed capital formation continue to decline on a year-over-year basis and remain well below peak levels of 2012, bringing investment as a % of GDP close to 20% from a high of 28% in 3Q12. In addition, Chile has experienced nearly US$20bn in sales of publicly listed businesses in the last 2-3 years,with little evidence of the proceeds being reinvested in the domestic economy. Meanwhile, there is ample anecdotal evidence of sizeable outflows to offshore accounts. Foreign direct investment (FDI) has offset much of this, as foreigners have stepped in to buy local assets at what they view are attractive prices. However, it is uncertain if these new market participants will increase investment going forward or even reinvest profits, with many seeking synergies with their existing businesses and/or the repatriation of dividends.

For Chile to return to levels of economic activity experienced in the past 2-3 decades, it will likely need to see broadergovernment sponsored incentives to drive investment growth. With approval levels for the current administration at new lows (39%, according to the monthly survey from Adimark), this may be its moment to set a new tone with a greater focus on economic growth.
By Brian P. Chase
Portfolio Manager, Head of Andean Equities
ItaúAsset Management
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