ECONOMÍA Y NEGOCIOS, El Mercurio, Viernes 5 de Junio de 2009
Aunque se ríe del pesimismo del economista Nouriel Roubini -conocido por sus sombríos y habituales pronósticos- Vladimir Werning, director ejecutivo de JP Morgan, también advierte sobre algunos riesgos. Y, aunque ve varias señales en la línea de una recuperación económica, también distingue amenazas que todavía persisten
-Ya algunos expertos hablan de recuperación, ¿qué riesgos se mantienen?
"En EE.UU., el segundo semestre el consumidor va a enfrentar dificultades y va a ser un momento en que en el mercado empiecen a proliferar las dudas sobre la recuperación. El mayor riesgo es que, en el tercer y cuarto trimestre -cuando los consumidores ya hayan gastado algo de lo que les entregó el estímulo fiscal y dependan más de sus ingresos - encuentren que el precio del petróleo les quita poder adquisitivo".
"Nosotros ponemos énfasis que en 2010 tenemos una expectativa constructiva de la economía estadounidense".
-¿Qué proyectan para EE.UU. en 2009?
"Nosotros vemos una recuperación lenta en 2009. Un crecimiento casi nulo del -0,5% para el segundo trimestre, para el siguiente 1% y en el cuarto período 2%".
-¿Preocupa el déficit fiscal?
"Como las tasas largas han subido últimamente, una interpretación es que el mercado está muy preocupado por la situación fiscal de EE.UU. Yo descarto esta percepción".
"El alza de las tasas refleja -de la misma manera que la debilidad del dólar- que los inversionistas están equilibrando sus portafolios, y saliendo de activos de bajo riesgo y alta liquidez".
"Y esto está desarmando la burbuja que se armó en los bonos del Tesoro. Los niveles de las tasas de los bonos eran insostenibles, creando una burbuja por una demanda efectiva, pero de corto plazo".
-¿Y de qué depende la recuperación económica global?
"Lo que tenemos que ver para que nuestra expectativa de recuperación siga en pie, es que la mejoría que estamos viendo en China también se expanda a otros países de la región".
"Estamos esperando también que los pedidos iniciales de seguros de desempleo bajen a niveles de 600 mil en Estados Unidos. Y necesitamos que los datos de confianza empresarial suban a 50. Un cuarto elemento es que el consumidor estadounidense no tenga una recaída por las presiones del tercer y cuarto trimestre recesivas. Si esas cuatro cosas suceden durante estos próximos meses, nuestro escenario optimista va a seguir en pie".
-Una preocupación hoy en día es la inflación futura.
"Este debate es interesante. Nosotros creemos que es mucho más crítico para el corto plazo el tema de las holguras en materia económica, el desempleo, la alta capacidad de producción no utilizada que ha dejado esta crisis. Todavía los riesgos deflacionarios pueden ser más peligrosos que los inflacionarios".
-El petróleo ha ganado terreno en los mercados. ¿Es sustentable el alza en sus precios?
"Los precios están reflejando tres factores. Primero, el aumento de la demanda efectiva. Luego hay una anticipación de demanda futura, que es más bien especulativa y en tercer lugar hay una contracción de la oferta de los países de la OPEP".
"Si el petróleo sigue subiendo, las dudas sobre la recuperación económica van a empezar a surgir y ese debate va frenar la inercia al alza de los precios de los commodities. El precio del petróleo se va a estabilizar alrededor de US$ 65".
Chile y el desempleo
-¿Qué está esperando para Chile?
"Creo que para este año la expectativa de una contracción de 1,5% sigue siendo el escenario más probable. Para 2010 el riesgo de nuestra proyección de crecimiento de 3,2% está al alza".
-¿Cuáles son los riesgos? ¿Una deflación?
"Para mí, la inflación de 2008 -impulsada por un alza en el precio de los commodities- fue recesiva y la desinflación o la deflación de este año es expansiva. El proceso desinflacionario que está viviendo Chile es uno de los factores -junto con el estímulo fiscal y monetario- que va a apoyar la recuperación".
-Otra preocupación es el desempleo.
"La velocidad del desempleo en Chile está siendo bastante fuerte. En todos los países está subiendo, pero en Chile ha restringido la recuperación de la confianza".
En EE.UU., el segundo semestre el consumidor va a enfrentar dificultades y va a ser un momento en que en el mercado empiecen las dudas sobre la recuperación".
Por VLADIMIR WERNING
Economista y director ejecutivo JP Morgan
La crisis ofrece varias lecciones de política económica. Limitándonos a juzgar cuatro asignaturas claves -política monetaria, regulatoria, cambiaria y fiscal-, Chile reprobó la primera y aprobó las tres restantes. Primero, la crisis reveló la vulnerabilidad de la economía a las burbujas financieras -una manifestación de ineficiencia. Frente a este problema, la doctrina económica convencional desaconsejaba calibrar la política monetaria preventivamente, prefiriendo reservar su uso para amortiguar los costos posteriores al colapso de las burbujas. La crisis desacreditó ese dogma a favor de la postura que reconoce un mayor rol a los precios de los activos en el esquema monetario.
Chile siguió la doctrina convencional cuando decidió subir la tasa de interés el año pasado a pesar del colapso del sistema financiero americano. Por haber ignorado la inconsistencia entre deflación de precios de activos e inflación de precios de bienes en ese momento, hoy se ve obligada a recortes desesperados de la tasa. Si a raíz de este error en un futuro Chile decide abrazar una definición más amplia de inflación -reconociendo el rol de los precios de los activos-, podría esperarse que ejerza mayor simetría entre la velocidad que usa hoy para aplicar el estímulo monetario y la que eventualmente use para retirarlo.
Segundo, la doctrina convencional cedió la tarea de prevenir las burbujas a la regulación prudencial. Pero la crisis desnudó la falla del marco regulatorio de EE.UU., en el cual convivía un cóctel explosivo de regulación inadecuada en la distribución de créditos (bancos de inversión) con excesiva intervención en la originación de créditos (agencias federales). Además, la supervisión y la capitalización bancaria fueron presas de las calificadoras de riesgo y de los modelos basados en volatilidad histórica, respectivamente.
La regulación chilena superó la prueba que no pudo superar la de EE.UU. ni la de México o Brasil -reivindicando así la validez de los esfuerzos que se hagan en pos de: corregir vacíos y excesos de regulación, distinguir innovación financiera que mejora el manejo de riesgos de la que eleva el apalancamiento, confrontar la desintermediación del mercado de capitales motivada por arbitraje regulatorio, y promover mecanismos que cancelan riesgos de contraparte entre intermediarios.
Tercero, antes de la crisis las autoridades de EE.UU. subestimaron la relevancia del déficit de cuenta corriente al hacer su diagnóstico inflacionario. Faltó la voluntad de respuesta bilateral y la capacidad de respuesta multilateral frente a los desbalances globales. La crisis probó que el comportamiento dispar de precios internos -benevolencia en los bienes y euforia en los activos- explicado por ese déficit justificaba considerar ajustes monetarios y cambiarios alternativos.
Chile no mostró esta miopía pues el Banco Central opera bajo un mandato dual que exige velar por el normal funcionamiento de los pagos internos y externos además de controlar la inflación. Por esto, el año pasado la libre flotación del peso se complementó con intervenciones pre-anunciadas del Central que dieron resultados superiores a los experimentos cambiarios de Colombia, Brasil y México. La venta de dólares del fisco este año también es una decisión acertada.
Cuarto, Chile ha hecho bien en flexibilizar la política fiscal. Aunque tenga blindaje frente al contagio financiero, en 2009 la crisis golpeará a través de los flujos comerciales. En un contexto de crisis global, las exportaciones no ofrecen una salida segura de la recesión. Entonces, la discrecionalidad fiscal debe aportar en tiempos de crisis la previsibilidad que las reglas fiscales ofrecen en tiempos normales. Chile ha seguido este principio con buen criterio a través de la revisión del precio de largo plazo del cobre y los cambios al superávit estructural, al FEPP, a los impuestos y a las fórmulas de ajuste de sueldos públicos.
Jueves 5 de Febrero de 2009, El Mercurio
Por VICTORIA REYES P.
Al teléfono, Vladimir Werning, director ejecutivo de JP Morgan, cuenta que está orgulloso porque su hermano, Iván Werning, fue nombrado por The Economist como uno de los ocho economistas jóvenes más prometedores de la próxima década. Pero por estos días su atención ha estado centrada en la crisis. El martes, un informe de este banco de inversión proyectó que Chile crecería en torno a cero en 2009 y que bajo la medición que se usa en los países desarrollados nuestro país ya estaría en recesión.
-Estas cifras "externas" dicen que Chile está en recesión. ¿Qué opina de que el ministro de Hacienda, Andrés Velasco, no le dé validez a esta metodología cuando hay destacados economistas que sí se la dan?
"Sin lugar a dudas, las cifras desestacionalizadas son las relevantes hoy y sugieren que Chile ya está en recesión, como han destacado con oportunismo los economistas Aldo Lema o Felipe Morandé. Lo que debemos reconocer es que existe un margen de error estadístico mayor en el análisis de las cifras desestacionalizadas comparado con las medidas convencionales, es decir, las cifras con estacionalidad. Considerando esto no sorprende que cualquier ministro, que lleva sobre sus hombros la responsabilidad de evitar los sobresaltos en las expectativas, se incline por describir la coyuntura en términos de mediciones que sean más estables, como las cifras convencionales. En mi opinión, si bien las cifras desestacionalizadas son más inestables, cuando la caída del PIB mundial es tan grande esa caída es mayor que el error estadístico probable".
-Entonces, ¿de qué lado hay que estar en este debate?
"Hoy transitamos por una crisis global tan violenta que la corrección en el PIB es suficientemente grande para justificar dejar de lado la preocupación sobre tecnicismos de la medición. Para ser muy concreto, consideremos las recientes caídas escalofriantes en la producción industrial de países tan disímiles como Japón o Brasil que fueron de -9,6% y -12,4%, respectivamente. Frente a este triste panorama, el único país que puede declarar que va a eludir una recesión con confianza sería uno como Argentina, que se ha dedicado a desfigurar la metodología de sus estadísticas económicas desde 2007".
-¿Qué pasó estas últimas semanas que JP Morgan corrigió a la baja el crecimiento para Chile? La proyección de su banco en el Latin American Consensus Forecast de enero de 2009 para Chile era de 1% y en el Global Economic Outlook es de 0% a la baja.
"La velocidad con la cual se ha contraído la actividad en Asia nos ha preocupado mucho. Los datos que vienen de Asia nos dicen dos cosas: primero, el contagio de la crisis por vía de los flujos comerciales y no sólo los financieros, se está propagando de manera amplia. Segundo, me preocupa que el ajuste asiático no sólo refleja menor demanda de EE.UU., sino que hay señales de un freno de la demanda interna regional, a pesar del shock favorable de términos de intercambio que recibieron".
"Personalmente, nunca me sentí cómodo con la idea de que China podría instantáneamente redireccionar su producción hacia su demanda interna, para contrarrestar las presiones de desaceleración de sus exportaciones. Para mí, los últimos datos económicos justifican este escepticismo. Por otro lado, la confianza empresarial medida por ICARE es un buen indicador de la actividad en Chile a futuro y la última cifra planteó riesgos a la baja: esa encuesta es más compatible con caídas de producción industrial chilena del orden de 10%, que la magnitud de las últimas cifras reportadas y, por ende, constituye una luz roja que hay que tomar seriamente".
-Usted dijo que en Chile la política contracíclica por el lado fiscal ha sido ejemplar. Entonces, ¿todo se está haciendo bien?
"No, hubo fallas por el lado de la política monetaria contracíclica. Creo que en el segundo semestre de 2008 se desvió de su trayectoria óptima cuando se decidió subir fuertemente la tasa de interés. Los críticos de la política monetaria expansiva ejercieron mucha presión sobre las autoridades el año pasado, alertando sobre una supuesta pérdida de "credibilidad" si no se frenaba la inflación con alzas de tasas. Esto probó ser una visión miope de la realidad. La subida de los precios de las materias primas que empujaban la inflación chilena hacia arriba era inconsistente con las presiones recesivas latentes de una implosión del sistema financiero internacional. Nadie que promovía el ajuste monetario reparó en esto. La mirada al árbol no permitió ver el bosque. La prueba de esto es que ahora se debe desandar ese camino con mayor agresividad".
"Dicho esto, es importante destacar que el Central tuvo aciertos con otros instrumentos a los que no siempre se les reconoce el rol contracíclico que merecen: primero, se jugó por una intervención cambiaria inteligente de manera más exitosa que Brasil, México y Colombia. Segundo, con agilidad decidió aportar a la provisión de financiamiento para el comercio exterior cuando sorprendió el contagio financiero agudo en esta área. Tercero, ejerció una supervisión prudente sobre el sector financiero. Esto último evitó que se sufra en Chile las pérdidas multimillonarias, quiebras y rescates al sector empresarial".
-¿Hay espacio para un mayor estímulo fiscal en Chile?
"Sin lugar a dudas, hay lugar para más flexibilidad fiscal. El tema que hay que debatir es si es o no conveniente encararlo cuando el estímulo adicional está motivado por un objetivo fantasioso de producir crecimiento económico de signo positivo. Ese no es el espíritu de la política fiscal sostenible, y puede resultar una tarea hercúlea intentarlo cuando las presiones recesivas globales son tan fuertes. Podría ser conveniente guardarse estos recursos para asegurarse flexibilidad para el 2010 en vez de concentrar todos los esfuerzos en el presente".
"En mi opinión hay alternativas más inteligentes para darle seguridad a los chilenos en tiempos económicos como estos. Por ejemplo, mi hermano Iván Werning, que es economista del MIT, llegó a la conclusión que ampliar la duración de los seguros de desempleo puede ser óptimo. Hay que evitar las recetas facilistas típicas como bajar el IVA y, en cambio, pensar alternativas que además de contribuir a mejorar la certidumbre para los próximos tres a seis meses, aspiren a aportar a la certidumbre de los próximos 10 años".
ECONOMÍA Y NEGOCIOS, El Mercurio, Viernes 5 de Junio de 2009
Aunque se ríe del pesimismo del economista Nouriel Roubini -conocido por sus sombríos y habituales pronósticos- Vladimir Werning, director ejecutivo de JP Morgan, también advierte sobre algunos riesgos. Y, aunque ve varias señales en la línea de una recuperación económica, también distingue amenazas que todavía persisten
-Ya algunos expertos hablan de recuperación, ¿qué riesgos se mantienen?
"En EE.UU., el segundo semestre el consumidor va a enfrentar dificultades y va a ser un momento en que en el mercado empiecen a proliferar las dudas sobre la recuperación. El mayor riesgo es que, en el tercer y cuarto trimestre -cuando los consumidores ya hayan gastado algo de lo que les entregó el estímulo fiscal y dependan más de sus ingresos - encuentren que el precio del petróleo les quita poder adquisitivo".
"Nosotros ponemos énfasis que en 2010 tenemos una expectativa constructiva de la economía estadounidense".
-¿Qué proyectan para EE.UU. en 2009?
"Nosotros vemos una recuperación lenta en 2009. Un crecimiento casi nulo del -0,5% para el segundo trimestre, para el siguiente 1% y en el cuarto período 2%".
-¿Preocupa el déficit fiscal?
"Como las tasas largas han subido últimamente, una interpretación es que el mercado está muy preocupado por la situación fiscal de EE.UU. Yo descarto esta percepción".
"El alza de las tasas refleja -de la misma manera que la debilidad del dólar- que los inversionistas están equilibrando sus portafolios, y saliendo de activos de bajo riesgo y alta liquidez".
"Y esto está desarmando la burbuja que se armó en los bonos del Tesoro. Los niveles de las tasas de los bonos eran insostenibles, creando una burbuja por una demanda efectiva, pero de corto plazo".
-¿Y de qué depende la recuperación económica global?
"Lo que tenemos que ver para que nuestra expectativa de recuperación siga en pie, es que la mejoría que estamos viendo en China también se expanda a otros países de la región".
"Estamos esperando también que los pedidos iniciales de seguros de desempleo bajen a niveles de 600 mil en Estados Unidos. Y necesitamos que los datos de confianza empresarial suban a 50. Un cuarto elemento es que el consumidor estadounidense no tenga una recaída por las presiones del tercer y cuarto trimestre recesivas. Si esas cuatro cosas suceden durante estos próximos meses, nuestro escenario optimista va a seguir en pie".
-Una preocupación hoy en día es la inflación futura.
"Este debate es interesante. Nosotros creemos que es mucho más crítico para el corto plazo el tema de las holguras en materia económica, el desempleo, la alta capacidad de producción no utilizada que ha dejado esta crisis. Todavía los riesgos deflacionarios pueden ser más peligrosos que los inflacionarios".
-El petróleo ha ganado terreno en los mercados. ¿Es sustentable el alza en sus precios?
"Los precios están reflejando tres factores. Primero, el aumento de la demanda efectiva. Luego hay una anticipación de demanda futura, que es más bien especulativa y en tercer lugar hay una contracción de la oferta de los países de la OPEP".
"Si el petróleo sigue subiendo, las dudas sobre la recuperación económica van a empezar a surgir y ese debate va frenar la inercia al alza de los precios de los commodities. El precio del petróleo se va a estabilizar alrededor de US$ 65".
Chile y el desempleo
-¿Qué está esperando para Chile?
"Creo que para este año la expectativa de una contracción de 1,5% sigue siendo el escenario más probable. Para 2010 el riesgo de nuestra proyección de crecimiento de 3,2% está al alza".
-¿Cuáles son los riesgos? ¿Una deflación?
"Para mí, la inflación de 2008 -impulsada por un alza en el precio de los commodities- fue recesiva y la desinflación o la deflación de este año es expansiva. El proceso desinflacionario que está viviendo Chile es uno de los factores -junto con el estímulo fiscal y monetario- que va a apoyar la recuperación".
-Otra preocupación es el desempleo.
"La velocidad del desempleo en Chile está siendo bastante fuerte. En todos los países está subiendo, pero en Chile ha restringido la recuperación de la confianza".
En EE.UU., el segundo semestre el consumidor va a enfrentar dificultades y va a ser un momento en que en el mercado empiecen las dudas sobre la recuperación".
Por VLADIMIR WERNING
Economista y director ejecutivo JP Morgan
La crisis ofrece varias lecciones de política económica. Limitándonos a juzgar cuatro asignaturas claves -política monetaria, regulatoria, cambiaria y fiscal-, Chile reprobó la primera y aprobó las tres restantes. Primero, la crisis reveló la vulnerabilidad de la economía a las burbujas financieras -una manifestación de ineficiencia. Frente a este problema, la doctrina económica convencional desaconsejaba calibrar la política monetaria preventivamente, prefiriendo reservar su uso para amortiguar los costos posteriores al colapso de las burbujas. La crisis desacreditó ese dogma a favor de la postura que reconoce un mayor rol a los precios de los activos en el esquema monetario.
Chile siguió la doctrina convencional cuando decidió subir la tasa de interés el año pasado a pesar del colapso del sistema financiero americano. Por haber ignorado la inconsistencia entre deflación de precios de activos e inflación de precios de bienes en ese momento, hoy se ve obligada a recortes desesperados de la tasa. Si a raíz de este error en un futuro Chile decide abrazar una definición más amplia de inflación -reconociendo el rol de los precios de los activos-, podría esperarse que ejerza mayor simetría entre la velocidad que usa hoy para aplicar el estímulo monetario y la que eventualmente use para retirarlo.
Segundo, la doctrina convencional cedió la tarea de prevenir las burbujas a la regulación prudencial. Pero la crisis desnudó la falla del marco regulatorio de EE.UU., en el cual convivía un cóctel explosivo de regulación inadecuada en la distribución de créditos (bancos de inversión) con excesiva intervención en la originación de créditos (agencias federales). Además, la supervisión y la capitalización bancaria fueron presas de las calificadoras de riesgo y de los modelos basados en volatilidad histórica, respectivamente.
La regulación chilena superó la prueba que no pudo superar la de EE.UU. ni la de México o Brasil -reivindicando así la validez de los esfuerzos que se hagan en pos de: corregir vacíos y excesos de regulación, distinguir innovación financiera que mejora el manejo de riesgos de la que eleva el apalancamiento, confrontar la desintermediación del mercado de capitales motivada por arbitraje regulatorio, y promover mecanismos que cancelan riesgos de contraparte entre intermediarios.
Tercero, antes de la crisis las autoridades de EE.UU. subestimaron la relevancia del déficit de cuenta corriente al hacer su diagnóstico inflacionario. Faltó la voluntad de respuesta bilateral y la capacidad de respuesta multilateral frente a los desbalances globales. La crisis probó que el comportamiento dispar de precios internos -benevolencia en los bienes y euforia en los activos- explicado por ese déficit justificaba considerar ajustes monetarios y cambiarios alternativos.
Chile no mostró esta miopía pues el Banco Central opera bajo un mandato dual que exige velar por el normal funcionamiento de los pagos internos y externos además de controlar la inflación. Por esto, el año pasado la libre flotación del peso se complementó con intervenciones pre-anunciadas del Central que dieron resultados superiores a los experimentos cambiarios de Colombia, Brasil y México. La venta de dólares del fisco este año también es una decisión acertada.
Cuarto, Chile ha hecho bien en flexibilizar la política fiscal. Aunque tenga blindaje frente al contagio financiero, en 2009 la crisis golpeará a través de los flujos comerciales. En un contexto de crisis global, las exportaciones no ofrecen una salida segura de la recesión. Entonces, la discrecionalidad fiscal debe aportar en tiempos de crisis la previsibilidad que las reglas fiscales ofrecen en tiempos normales. Chile ha seguido este principio con buen criterio a través de la revisión del precio de largo plazo del cobre y los cambios al superávit estructural, al FEPP, a los impuestos y a las fórmulas de ajuste de sueldos públicos.
Jueves 5 de Febrero de 2009, El Mercurio
Por VICTORIA REYES P.
Al teléfono, Vladimir Werning, director ejecutivo de JP Morgan, cuenta que está orgulloso porque su hermano, Iván Werning, fue nombrado por The Economist como uno de los ocho economistas jóvenes más prometedores de la próxima década. Pero por estos días su atención ha estado centrada en la crisis. El martes, un informe de este banco de inversión proyectó que Chile crecería en torno a cero en 2009 y que bajo la medición que se usa en los países desarrollados nuestro país ya estaría en recesión.
-Estas cifras "externas" dicen que Chile está en recesión. ¿Qué opina de que el ministro de Hacienda, Andrés Velasco, no le dé validez a esta metodología cuando hay destacados economistas que sí se la dan?
"Sin lugar a dudas, las cifras desestacionalizadas son las relevantes hoy y sugieren que Chile ya está en recesión, como han destacado con oportunismo los economistas Aldo Lema o Felipe Morandé. Lo que debemos reconocer es que existe un margen de error estadístico mayor en el análisis de las cifras desestacionalizadas comparado con las medidas convencionales, es decir, las cifras con estacionalidad. Considerando esto no sorprende que cualquier ministro, que lleva sobre sus hombros la responsabilidad de evitar los sobresaltos en las expectativas, se incline por describir la coyuntura en términos de mediciones que sean más estables, como las cifras convencionales. En mi opinión, si bien las cifras desestacionalizadas son más inestables, cuando la caída del PIB mundial es tan grande esa caída es mayor que el error estadístico probable".
-Entonces, ¿de qué lado hay que estar en este debate?
"Hoy transitamos por una crisis global tan violenta que la corrección en el PIB es suficientemente grande para justificar dejar de lado la preocupación sobre tecnicismos de la medición. Para ser muy concreto, consideremos las recientes caídas escalofriantes en la producción industrial de países tan disímiles como Japón o Brasil que fueron de -9,6% y -12,4%, respectivamente. Frente a este triste panorama, el único país que puede declarar que va a eludir una recesión con confianza sería uno como Argentina, que se ha dedicado a desfigurar la metodología de sus estadísticas económicas desde 2007".
-¿Qué pasó estas últimas semanas que JP Morgan corrigió a la baja el crecimiento para Chile? La proyección de su banco en el Latin American Consensus Forecast de enero de 2009 para Chile era de 1% y en el Global Economic Outlook es de 0% a la baja.
"La velocidad con la cual se ha contraído la actividad en Asia nos ha preocupado mucho. Los datos que vienen de Asia nos dicen dos cosas: primero, el contagio de la crisis por vía de los flujos comerciales y no sólo los financieros, se está propagando de manera amplia. Segundo, me preocupa que el ajuste asiático no sólo refleja menor demanda de EE.UU., sino que hay señales de un freno de la demanda interna regional, a pesar del shock favorable de términos de intercambio que recibieron".
"Personalmente, nunca me sentí cómodo con la idea de que China podría instantáneamente redireccionar su producción hacia su demanda interna, para contrarrestar las presiones de desaceleración de sus exportaciones. Para mí, los últimos datos económicos justifican este escepticismo. Por otro lado, la confianza empresarial medida por ICARE es un buen indicador de la actividad en Chile a futuro y la última cifra planteó riesgos a la baja: esa encuesta es más compatible con caídas de producción industrial chilena del orden de 10%, que la magnitud de las últimas cifras reportadas y, por ende, constituye una luz roja que hay que tomar seriamente".
-Usted dijo que en Chile la política contracíclica por el lado fiscal ha sido ejemplar. Entonces, ¿todo se está haciendo bien?
"No, hubo fallas por el lado de la política monetaria contracíclica. Creo que en el segundo semestre de 2008 se desvió de su trayectoria óptima cuando se decidió subir fuertemente la tasa de interés. Los críticos de la política monetaria expansiva ejercieron mucha presión sobre las autoridades el año pasado, alertando sobre una supuesta pérdida de "credibilidad" si no se frenaba la inflación con alzas de tasas. Esto probó ser una visión miope de la realidad. La subida de los precios de las materias primas que empujaban la inflación chilena hacia arriba era inconsistente con las presiones recesivas latentes de una implosión del sistema financiero internacional. Nadie que promovía el ajuste monetario reparó en esto. La mirada al árbol no permitió ver el bosque. La prueba de esto es que ahora se debe desandar ese camino con mayor agresividad".
"Dicho esto, es importante destacar que el Central tuvo aciertos con otros instrumentos a los que no siempre se les reconoce el rol contracíclico que merecen: primero, se jugó por una intervención cambiaria inteligente de manera más exitosa que Brasil, México y Colombia. Segundo, con agilidad decidió aportar a la provisión de financiamiento para el comercio exterior cuando sorprendió el contagio financiero agudo en esta área. Tercero, ejerció una supervisión prudente sobre el sector financiero. Esto último evitó que se sufra en Chile las pérdidas multimillonarias, quiebras y rescates al sector empresarial".
-¿Hay espacio para un mayor estímulo fiscal en Chile?
"Sin lugar a dudas, hay lugar para más flexibilidad fiscal. El tema que hay que debatir es si es o no conveniente encararlo cuando el estímulo adicional está motivado por un objetivo fantasioso de producir crecimiento económico de signo positivo. Ese no es el espíritu de la política fiscal sostenible, y puede resultar una tarea hercúlea intentarlo cuando las presiones recesivas globales son tan fuertes. Podría ser conveniente guardarse estos recursos para asegurarse flexibilidad para el 2010 en vez de concentrar todos los esfuerzos en el presente".
"En mi opinión hay alternativas más inteligentes para darle seguridad a los chilenos en tiempos económicos como estos. Por ejemplo, mi hermano Iván Werning, que es economista del MIT, llegó a la conclusión que ampliar la duración de los seguros de desempleo puede ser óptimo. Hay que evitar las recetas facilistas típicas como bajar el IVA y, en cambio, pensar alternativas que además de contribuir a mejorar la certidumbre para los próximos tres a seis meses, aspiren a aportar a la certidumbre de los próximos 10 años".