Las metas establecidas para un viaje de incentivos sumadas al atractivo especial que representa este tipo de premio u obsequio para los empleados, los convierte en una efectiva herramienta de motivación empresarial.

Parte de lo que caracteriza a un viaje de incentivo exitoso es sin duda alguna el destino previsto para tal fin, que debe, entre otras cosas, ser exclusivo, atractivo para el fin propuesto y proporcionar un ambiente apto para incentivar el logro de las metas establecidas para el viaje.

En Chile, nación que recientemente ganó el segundo lugar como una de las urbes más importantes en América para la realización de congresos y convenciones internacionales, es de gran importancia contar con espacios en el país que permitan la organización de viajes de incentivo como un plus para fomentar los valores asociados a cada empresa.

Según Carlson Wagonlit Travel (CWT) Chile, este tipo de viaje es necesario para crear experiencias perdurables para los asistentes, obtenidas a través de las actividades diseñadas y organizadas para el viaje, que al regresar a la oficina se conviertan en productividad, fidelización y cultura corporativa.

CWT opina que en Chile, un destino que cumple con las características propias de un viaje de incentivo y que adicionalmente agrega algo de misticismo a la experiencia, es sin duda alguna la Isla de Pascua, cuyas cualidades prometen una experiencia enriquecedora en muchos aspectos para los participantes.

Catalogada por la Compañía, experta en viajes de negocios, como una excelente alternativa para viajes de incentivos, la Isla de Pascua ofrece a quienes la visitan con dicho propósito beneficios como la cercanía con Chile, las eventuales promociones de vuelo, un interesante entorno natural y cultural, ideal para actividades grupales, un clima cálido y acogedor  y la posibilidad de desconectarse de la rutina citadina para entrar en un espacio, que proporciona el mejor ambiente para concentrarse en las actividades grupales y promover la interacción en equipo.