Como alumno permanente de
todo lo que es y representa “ser
chileno”, he llegado a algunas
conclusiones que me gustaría
compartir con ustedes, leales
seguidores de esta columna tan
llena de información vital para una vida
sana. Más que “conclusiones”, creo que sería
un poco más humilde decir “unos puntos
de referencia”. Por los años que tengo en
Chile (soy gringo), no estoy criticando, ni
alabando, ya que soy muy consciente que
soy parte del problema, parte de la gloria
y parte de la solución.
Nota importante: cuando hablo de chileno
o chilenos, también estoy hablando de
chilena y chilenas, pero ¡me da lata perder
espacio repitiendo una palabra solamente
para intentar ser “políticamente correcto”!,
pues siempre ha sido mi intención ser
políticamente incorrecto.
¿En qué momentos son los chilenos
realmente unidos? ¡Cuando juega la Roja!
¡Durante la Teletón! o cuando existe una
amenaza externa, como la demanda boliviana
por un acceso soberano al Pacífico. Aparte
de estos ejemplos, en casi todo momento
somos separados por algún conflicto interno,
ya sea interno al país o a los individuos,
familias o grupo social.
Siempre hablamos colectivamente de
las buenas intenciones y la voluntad de
dar más de mí, apoyar más, contribuir
más -siempre y cuando sean “los otros”
los que cumplen con estas intenciones-,
pues “me gustaría ayudar, pero mi pareja
está enferma”, “estoy construyendo una
casa en la playa”, “no me sobra plata con
9 hijos estudiando”... Chile es el país de la
esquizofrenia: “es que …… pero”. ¡Es una
enfermedad que cuesta mucho tratar!
Aunque Chile es miembro de la Organización
para la Cooperación y el Desarrollo
Económicos (OCDE), parece que existen
tendencias medibles en las cuales no queremos
mejorar. La propiedad intelectual,
por ejemplo. Sólo hay que pasar un verano
en la costa para saber que es posible ver
películas pirateadas antes de su fecha
de lanzamiento en Estados Unidos… Yo
jamás compraría una película pirateada y
si alguien me invita a ver una película en
su casa siempre pregunto si es legal.
El legítimo derecho de cuestionar a los
políticos. En este tema me gustaría ver más,
no menos cuestionamiento. Teóricamente
tengo prohibido hablar de política, pero creo
que es diferente hablar de los políticos…Postulan voluntariamente y luego cuando
son elegidos reclaman si son cuestionados.
No entiendo, ¡si es parte del juego! Un alto
nivel de cuestionamiento es un requerimiento,
pero sólo si la calidad del lenguaje usado es
brillante -con o sin garabatos-. Por lo tanto,
veo a los chilenos algo pasivos y quiero ver
muchos más cuestionamientos hacia los
políticos de todo los colores.
Un día comenté a un amigo que los
chilenos somos muy malos conductores y
él me retó: “cómo puedes decir eso, no es
cierto. El nivel de accidentabilidad es muy
bajo si tú consideras que vamos demasiado
rápido, hablando por teléfono sin manos
libres, ignorando los semáforos, pegando
(suavemente) a los niños sentados atrás sin
cinturón de seguridad para que se callen y,
en más de algunos casos, maquillándose”.
Él sí tiene un buen punto.
¿Estoy algo negativo? Quizás sí, pero
por el otro lado, el chileno trabaja todas las
horas necesarias para mejorar su situación
económica y la de su familia. La tradición
de “un trabajo de por vida” ya no existe y el
promedio de años en un trabajo ha bajado
a 5 y puede descender más. El chileno es
mucho más móvil y acepta oportunidades
de estudiar o trabajar fuera del país: ¡inglés
para todos!
Pero, existe un fenómeno en la psique
del chileno: si las cosas van bien, “no puede
durar mucho más, …”; y si las cosas andan
más o menos mal, “te lo dije y será aún peor
el próximo mes”. El precio de la bencina es
siempre más alto, aunque actualmente baja
a veces y comparado con países europeos
sigue “bajo”.
Puedo seguir examinado nuestra forma
de ser, ¡pero hay que esperar mi libro!
Recién pasó algo realmente increíble, una
posibilidad de cambiar nuestro mundo: el
pueblo de Galvarino se declaró bilingüe -español y mapudungún-; quizás el inicio
de una revolución en “pro” de la coexistencia.
Sólo una gotita en una tasa llena
de frustraciones, pero ¿la gotita capaz de
cambiar el agotamiento de opciones entre
chilenos y sus pueblos originarios? Sin
una buena política país para aumentar
significantemente la descentralización, en
Santiago vamos a morir de sed o de smog…pero me da lo mismo, pues tengo cabaña
en la costa y cabaña en el sur…
Sí, mi vaso es siempre medio lleno:
¿y el tuyo?
Santiago Eneldo
(Reclamos y comentarios constructivos a
[email protected]).
As a lifelong student of all that it is and represents to “be Chilean”, I have arrived at some conclusions that I would like to share with you, the loyal readers of this column, so full of crucial information for a healthy life. More than “conclusions”, I think it would be a little more modest to say “points of reference”. For all the years I have spent in Chile (I am a Gringo), I am not criticizing, or praising, as I am very conscientious of the fact that I am part of the problem, part of the glory and part of the solution.
An important note: when I refer to Chilean or Chileans (“chileno” or “chilenos” in Spanish, i.e. the masculine version of the noun/s), I am referring to both sexes (the female versions are “chilena” and “chilenas”), but for the sake of those of you reading this in Spanish, I refuse to waste space repeating both the masculine and feminine versions just for the sake of being “politically correct”! After all, it has always been my intention to be politically incorrect.
Under what circumstances are Chileans really united? When la Roja (the national soccer team) play! During the Teletón! Or when there is an external threat, like the Bolivian lawsuit for sovereign access to the Pacific Ocean. Apart from these examples, during almost all other times we are divided by some kind of internal conflict, whether nationally or at the individual, family or social group levels.
We always talk collectively of good intentions and the willingness to give more of oneself, support more, contribute more – always and whenever “others” fulfil these intentions – like “I’d like to help, but my spouse is sick”, “I’m building a beach house”, “I’m broke with my 9 children all at university”… Chile is a schizophrenic country: “well it’s just… but”. This is a sickness that is really difficult to treat!
Although Chile is a member of the Organization for Economic Cooperation and Development (OECD), it seems there are measurable trends in which we just have no desire to improve. Intellectual property, for example. You only have to spend a summer at the beach to realize that you can watch pirate movies before they are on general release in the United States… I would never buy a pirate movie and if anyone invites me to watch one in their house, I always ask whether it is a legal copy.
The legitimate right to question politicians. In this area, I would like to see more not less questions asked. Theoretically, I am banned from speaking about politics, but I think it is very different to talk about politicians… They voluntarily apply and later when they are elected they complain if they are questioned. I do not understand, it is part of the game! A large amount of questioning is important, but only if the quality of the language used is outstanding – with or without curse words. Consequently, I see Chileans as somewhat passive and I want to see far more questioning of politicians of all persuasions.
One day I commented to a friend that we Chileans are really bad drivers, and he responded by saying: “How can you say that, that’s not true. The accident rate is really low if you consider how fast we’re going, speaking on the cell phone without hands free, ignoring traffic lights, hitting (gently) the children sitting in the back without their seatbelts fastened so they fall down and, more than once, putting make-up on”. He has a good point.
Am I a little negative? Perhaps, but on the other hand, the Chilean works as much as possible to improve his or her economic situation and that of their family. The traditional “job for life” no longer exists and the average time spent in one job has fallen to five years, and may decrease even farther. The Chilean is far more mobile and willingly accepts the chance to study or work in a new country: English for everyone!
But, there is a phenomenon within the Chileanpsyche: if things turn out well, “they can’t possibly last much longer…”: and if things are more or less bad, “I told you so and it’ll be even worse next month”. The price of gasoline is always going up, although it does actually sometimes fall, and compared to European prices it is still “low”.
I could go on examining our ways and means, but you will have to wait for my book! Something really incredible has happened recently, a real chance to change our world: the town of Galvarino has declared itself bilingual – Spanish and Mapudungun; perhaps this is the start of a “pro” coexistence revolution. It is only a little drop in a glass full of frustrations, but perhaps the little drop is capable of changing the exhausted options between Chileans and the country’s indigenous peoples. Without a decent national policy of significantly increasing decentralization, we are all going to die in Santiago of thirst or from the smog… but I really do not care, because I have a cabin at the beach and a cabin in the South…
Yes, my glass is always half full. What about yours?
Santiago Eneldo
(Complaints and constructive criticisms to [email protected]).