Una Iniciativa de Alto RiesgoA High Stakes Initiative

01 Septiembre 2006


Uno de los cuatro pilares de la agenda del gobierno de Michelle Bachelet es la reforma al sistema de pensiones - una iniciativa de alto riesgo que, de ser exitosa, traerá consigo importantes beneficios para el país en materias tanto económicas como sociales, pero que de fracasar, tendrá implicaciones muy negativas no sólo en el bien estar de los jubilados, sino que también, en la economía en general.

Si los riesgos son tan altos y el sistema está funcionando bien, ¿Por qué Chile está considerando dicha reforma?

El gobierno de la presidenta Bachelet ha identificado bien las tres áreas importantes en las que se debe concentrar la reforma propuesta: una mayor cobertura, en especial para las mujeres y los trabajadores independientes; el fomento de la competencia para reducir los costos; y el financiamiento de las pensiones de los más pobres de Chile, muchos de los que actualmente, no cuentan un piso de apoyo. Estos temas son primordiales al momento de asegurar a todos los ciudadanos chilenos la legitimidad del sistema a largo plazo.

Se espera que la reforma sea entregada al Congreso más adelante durante este año, basándose en un informe preparado por una comisión de expertos designada por la Presidenta y dirigida por Mario Marcel, director de presupuesto durante el gobierno del ex Presidente Lagos. El panel fue elegido dentro de un amplio espectro político y el informe, terminado en julio, ha recibido el apoyo de muchos debido a la calidad de sus recomendaciones técnicas.

El próximo paso es que el gobierno prepare un proyecto de ley. En esta fase, el desafío será que los políticos traduzcan el estudio técnico en una proposición legislativa que logre los objetivos planteados por la presidenta Bachelet, Y, que mantenga la integridad del sistema.

El sistema reformado debe seguir entregando una fuente de ahorros a largo plazo que ayude a proteger a Chile de los shocks externos. La economía chilena se ha beneficiado bastante de la gran cantidad de ahorros asociados a su sistema de pensiones y que tiene como resultado el acceso a un capital doméstico a largo plazo.

Más aún, el sistema debe ser reformado de tal manera que siga facilitando la administración fiscal prudente. El superávit estructural en las cuentas macro de Chile existe, en parte, debido a que con el tiempo se están reduciendo las obligaciones de las pensiones estatales– algo muy distinto a lo que sucede en los EE.UU. y Europa donde la presión ejercida sobre las cuentas fiscales para que respalden las pensiones cuyo precio se está incrementando artificialmente, está impactando o impactará eventualmente el crecimiento.

El sistema de pensiones de Chile, en otras palabras, corresponde a la base de los índices de crédito internacional, el bajo costo de financiamiento y la competitividad global del país. Mantener estas ventajas es de gran importancia para su actual atractivo como destino de inversiones extranjeras, ya sea desde los Estados Unidos o desde sus muchos otros socios comerciales, y para el desarrollo total de su potencial como una plataforma regional de inversiones.

No se logrará completar una reforma exitosa del sistema si sólo se toman en cuenta las recomendaciones entregadas por la comisión de expertos. Con esta reforma, si se toma una mala decisión en sólo un área, se causará un impacto que alcanzará no sólo a casi todos los chilenos a través de sus pensiones, sino que también a la economía de todo el país en el largo plazo. El desafío es que la clase política de Chile pueda asegurarse de que el proyecto de ley tome en cuenta temas tanto económicos como sociales, para ayudar al éxito continuo del sistema y del país. Ese es el desafío del gabinete de la Presidenta Bachelet, y del Parlamento. Si se hace bien, Chile será un país incluso más fuerte- política y socialmente.

En AmCham apoyamos las metas que la Presidenta Bachelet ha fijado para el sistema de pensiones y respaldamos el proceso, que ha incluido a una gran parte de la comunidad chilena y que ha resultado en recomendaciones técnicas sólidas. Estamos listos para apoyar la próxima fase de este proceso y haremos aportes para asegurarnos de que los importantes logros del sistema se mantengan, y de que las metas planteadas por la Presidenta Bachelet sean alcanzadas.

A Chile le ha ido bien cuando, de manera inteligente, se ha arriesgado. Ahora es parte de un juego altamente riesgoso y esperamos que el país y su gente salgan triunfantes.

One of the four pillars of the government agenda of Chile's Michelle Bachelet is a reform of the country's pension system - a high stakes initiative which, if successful, will yield important benefits to the country both in economic and social terms but, if a failure, will have significant negative implications not only for the well-being of retirees, but also for the economy as a whole.

If the stakes are so high and the system is working well, why is Chile contemplating such a reform?

President Bachelet's government has correctly identified three very important areas of focus for the proposed reform: increased coverage, particularly for women and independent workers; promotion of competition to reduce costs; and financing of pensions for Chile's poorest, some of whom currently have no safety net. These issues are critical to ensure the long-term legitimacy of the system for all Chilean citizens.

The reform is expected to be submitted to Congress later this year based on a report prepared by a commission of experts appointed by the President and led by Mario Marcel, Chile's budget director during the Lagos administration. The panel was drawn from a wide range of the political spectrum and the report, which was completed in July, has obtained broad support locally for the quality of its technical recommendations.

The next step is for the government to prepare draft legislation. The challenge in this phase will be for the politicians to translate the technical study into a legislative proposal that achieves the objectives outlined by President Bachelet AND maintains the system’s integrity.

The system as reformed must continue to provide a long-term source of savings that helps to insulate Chile from external shocks. The Chilean economy has benefited greatly from the high savings associated with its pension system and the resulting access to long-term domestic capital.

Moreover, the system must be reformed in such a way as to continue to facilitate prudent fiscal management. The structural surplus in Chile's macro accounts exists in part because the state’s pension obligations are being gradually reduced over time - a very different picture from the United States and Europe where increasing pressure on fiscal accounts to support ballooning pension obligations is impacting or may eventually impact growth.

Chile’s pension system is, in other words, at the foundation of its high international credit ratings, the low cost of its financing, and its global competitiveness. Maintaining these advantages is crucial for Chile’s ongoing attractiveness as a destination for foreign investment, both from the United States and its many other trading partners, and for the full development of its potential as a regional investment platform.

Successful reform of the system will not be completed by cherry picking of the recommendations supplied by the commission of experts. With this reform, a bad decision in one area will have a significant impact not only on nearly all Chileans through their pensions, but on the country’s entire economy over the long term. The challenge for Chile's political class will be to make sure the legislative proposal takes into account all the economic, as well as social, issues to help ensure the continued success of the system and of the country. This is a challenge for President Bachelet's cabinet and for the Parliament. Getting it right will make Chile an even stronger country - both politically and socially.

We at AmCham support President Bachelet’s goals for the pension system and we fully support the process to date, which has included such a broad spectrum of the Chilean community and has resulted in solid technical recommendations. We stand ready to support the next phase of this process and will be providing input to make sure that the important achievements of the system are maintained and that the goals outlined by President Bachelet are achieved.

Chile has done well when it has intelligently taken on risks. It is now playing another high stakes game and we expect the country and its people to come out as winners.
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