Una Educación a la Manera EstadounidenseAn American Education

04 Noviembre 2011

En momentos en que el sistema de educación superior de Chile está bajo la lupa, Estados Unidos tiene mucho que ofrecer como un modelo sobre la manera en que universidades y empresas pueden trabajar juntas para entregar oportunidades para los titulados y generar investigación innovadora.

Como Chile, Estados Unidos tiene una historia de protestas estudiantiles desde la década de los 60, la que generó positivos cambios al sistema de educación. Pero la drástica reducción del financiamiento público para las universidades en los últimos años redujo el acceso a una educación de alta calidad y elevó los aranceles para los estudiantes, muchos de los cuales se graduaron con deudas agobiantes.

En septiembre, el doctor Robert Berdahl, ex canciller de la universidad UC Berkeley y ex presidente de la Asociación de Universidades Americanas que agrupa a las 61 principales universidades de investigación de Estados Unidos, visitó Chile por invitación de la Universidad de Chile para referirse a los desafíos comunes que enfrenta la educación superior en ambos países.

“Reducir la relación entre el profesor y el estudiante a una transacción económica entre el proveedor y el consumidor está dañando al proceso educativo”, afirmó.

bUSiness CHILE consiguió hablar con el doctor Berdahl recientemente para saber de su visita y averiguar por qué, a su juicio, Chile necesita cambiar su enfoque impulsado por el mercado para hacer que la educación de calidad sea más accesible.

¿De que manera sirve la educación superior en Estados Unidos como un modelo para otros países?

Las universidades estadounidenses tradicionalmente han servido como modelos para el desarrollo de universidades de investigación en todo el mundo. La investigación que emana de Estados Unidos ha impulsado mucho del desarrollo económico de Estados Unidos durante los últimos 50 años; lugares como Silicon Valley y el crecimiento de las firmas de biotecnología en California han sido concebidos por universidades.

La combinación de estudios de licenciatura e investigación ha atraído a estudiantes universitarios de todo el mundo. Es esta amalgama de investigación de alta calidad, estudios de licenciatura y transferencia de tecnología lo que ha atraído a otros países a tratar de emular, en sus propias maneras, el modelo presentado por las universidades de Estados Unidos. Más aún, hasta hace muy poco, Estados Unidos estaba a la vanguardia de la educación de una amplia gama de su población y esta demanda de acceso a una educación de alta calidad es también un aspecto que está siendo imitado en democracias en desarrollo alrededor del mundo. En pocas palabras, mucho de la educación superior de Estados Unidos puede servir como un modelo instructivo en otras partes.

¿Qué pueden aprender el gobierno y las universidades de Chile de la experiencia de Estados Unidos?

El Gobierno de Chile puede aprender que el acceso a una educación superior de alta calidad es esencial para el desarrollo económico, social y político del país. Puede aprender que la inversión en sus jóvenes es importante para el futuro. Puede aprender que la inversión pública en educación e investigación es vital para el futuro de la nación. Chile debe ver sus universidades como agentes de movilidad social más que como de reproducción social.

Usted se reunió con líderes estudiantiles durante su visita, ¿le parecen razonables las demandas de una “educación gratuita para todos”?

No creo que sea posible para la mayoría de las naciones hoy en día. Puede ser posible en unos pocos países muy pequeños y ricos como Noruega, donde los ingresos del petróleo han permitido que el país entregue educación gratuita, pero probablemente no sea realista para la mayoría de los países. Además, no hay ninguna razón para que los estudiantes que provienen de familias muy adineradas no tengan que solventar una parte significativa del costo de su educación. No obstante, la educación debe ser vista como un bien público, que beneficie a la sociedad como un todo y, por tanto, merecedora de una significativa inversión pública.

Si la meta de la sociedad es un desarrollo económico y social, y si el país está comprometido con la justicia social, hará todo lo que pueda por asegurar que la educación superior esté disponible a un bajo costo o a ningún costo para quienes no pueden pagar altos aranceles. No creo que el enfoque de mercado laissez-faire que ha caracterizado la evolución de la educación superior chilena haya servido bien al país a medida que reconstruye sus cimientos democráticos y busca desarrollar su economía en un mundo dominado por el desarrollo basado en el conocimiento.

El Gobierno de Chile recientemente anunció un aumento del financiamiento de becas en el 2012, pero los estudiantes están insatisfechos. ¿Necesita el modelo de educación superior de Chile un cambio más radical?

Creo que Chile debiera cerciorarse de que cada joven que pueda cumplir con altos estándares académicos pueda recibir una educación sin hipotecar su futuro con una deuda agobiante.

Esto significa que a los estudiantes se les deberían otorgar becas según necesidad. Esto significa que las universidades públicas, como la Universidad de Chile, deberían tener los recursos para entregar a los estudiantes la educación de alta calidad que se merecen. El modelo educacional de Chile ha abierto la puerta a una serie de empresas educacionales “con
fines de lucro”, la mayoría de las cuales son empresas que cotizan en bolsa en Estados Unidos, al tiempo que la decreciente inversión pública, el limitado acceso, los sistemas inferiores de educación primaria y secundaria, y los altos aranceles han impedido que muchos estudiantes asistan a las universidades tradicionales.

Como en Estados Unidos, muchas de estas empresas educacionales "con fines de lucro" no ofrecen educación de alta calidad y obligan a los estudiantes a endeudarse fuertemente para asistir a ellas, a menudo sin adquirir las habilidades requeridas para las carreras a las que aspiran. Este no es, creo, un modelo exitoso para el sistema educacional de Chile y requerirá cambios sustanciales, incluidos controles de calidad más rigurosos para todas las instituciones.

El financiamiento estatal para las universidades chilenas está concentrado en unas pocas universidades públicas, pero algunas universidades privadas con fines de lucro también reciben financiamiento estatal. ¿Es sustentable este modelo?

Primero que todo, creo que Chile necesita entregar un respaldo público adecuado a sus universidades públicas tradicionales. Creo que para recibir dicho respaldo, deberían estar sujetas a estrictos estándares de calidad. Y los estudiantes que asistan a ellas deberían recibir toda la ayuda financiera que requieran. No creo que los fondos públicos deberían invertirse, ya sea a través de subsidios directos o de asistencia financiera para los estudiantes, en instituciones que no puedan cumplir rigurosos estándares de calidad.

Muchas universidades estadounidenses tienen una cultura bien desarrollada de donaciones de alumnos. ¿Qué puede hacer el Gobierno chileno para promover esto en Chile?

Creo que es necesario que los alumnos de las universidades reconozcan que las oportunidades que han tenido de disfrutar en sus vidas se deben, en gran medida, a la educación que recibieron y que tienen una obligación para asegurar que la próxima generación de jóvenes tenga todas las oportunidades para mejorar sus vidas y la de su sociedad. El Gobierno puede ayudar a fomentar la filantropía a través de su política tributaria e igualando las donaciones de los alumnos.

¿Cómo se puede alentar a las universidades chilenas y las empresas para que se asocien en materia de investigación y desarrollo, que es un tema tan importante para Chile?

Las conexiones de investigación e innovación con la industria privada pueden ser alentadas por el Gobierno a través de sus políticas de impuestos y propiedad intelectual así como también a través del financiamiento colaborativo de la investigación entre el Gobierno, las universidades y la industria. También puede desarrollar incentivos para que el profesorado y la industria colaboren.

¿Puede la cooperación entre las universidades de Chile y Estados Unidos mejorar la calidad de la educación en Chile?

La colaboración entre las universidades es vital a ambos lados de la ecuación. Las políticas de Gobierno, como las de Singapur que financia los estudios de los licenciados en el extranjero, principalmente en Estados Unidos, con importantes incentivos para que regresen a Singapur, pueden ayudar a las facultades chilenas a desarrollar investigación de alta calidad.

Debido a su posición geográfica relativamente aislada, Chile debería entregar los medios para que sus licenciados y profesorado viajen al extranjero a conferencias y estudien en universidades extranjeras. También creo que las universidades deberían hacer que sus programas sean evaluados de manera periódica por facultades pares de fuera de Chile y que deberían solicitar asesoría de las mejores escuelas y científicos en otras partes.

With Chile’s higher education system under scrutiny, the United States has much to offer as a model for how universities and companies can work together to provide opportunities for graduates and produce ground-breaking research.

Like Chile, the United States has a history of student protests since the 1960s that have generated positive changes in the education system. But the drastic reduction in public funding for universities in recent years has reduced access to high-quality education and increased tuition fees for students, many of whom graduate with crippling debts.

In September, Dr. Robert Berdahl, a former chancellor of UC Berkeley and former president of the Association of American Universities which groups the 61 major research universities in the United States, was invited by the University of Chile to speak about the common challenges facing higher education in both countries.

“Reducing the relationship between the professor and student to an economic transaction between the provider and consumer is harming the education process,” he said.

bUSiness CHILE caught up with Dr. Berdahl to find out why, in his view, Chile needs to change its approach to make high-quality education more affordable.

How does higher education in the United States serve as a model for other countries?

The research emanating from US universities has fuelled much of the economic development of the United States over the past half century; places like Silicon Valley and the growth of the bio-tech firms in California have been spawned by universities. The combining of research and graduate education has attracted students from around the world. It is this amalgam of high-quality research, graduate education, and transfer of technology that has attracted other countries to seek, in their own ways, to emulate the model presented by US universities.

Moreover, the United States has, until quite recently, been in the forefront of educating a broad spectrum of its population and this demand for access to high-quality education is also an aspect that is being copied in evolving democracies around the world. In short, much of US higher education can serve as an instructive model elsewhere.

What can the Chilean government learn from the US experience?

That access to high-quality higher education is essential to the economic, social, and political development of the country. It can learn that investment in its young people is important to the future. It can learn that public investment in education and research is vital to the nation's future. Chile must view its universities as agents of social mobility rather than social reproduction.

You met with student leaders during your visit, does their demand for “free education” seem reasonable to you?

I do not think it is possible for most nations today. It may be possible in a few small, wealthy countries like Norway, where oil revenues have enabled the country to provide free education, but it is probably not realistic for most countries. Also, there is no reason that students coming from very affluent families should not bear a significant share of the cost of their education. Nevertheless, education must be seen as a public good, benefiting society as a whole, and therefore worthy of significant public investment.

If the goal of society is economic and social development, and if the country is committed to social justice, it will make certain that higher education is available at low cost or no cost to those who cannot afford to pay high fees. I do not believe that the laissez-faire, market-driven approach that has characterized the evolution of Chilean higher education has served the country well as it rebuilds its democratic foundations and seeks to develop its economy in a world dominated by knowledge-based development.

Chile’s government recently announced more funding for scholarships but students are unsatisfied. Does Chile’s higher education model need a radical change?

I believe that Chile should make certain that every young person who is able to meet high academic standards can receive an education without mortgaging his or her future with back-breaking debt.

This means that need-based scholarships should be provided to students. It means that public universities, like the University of Chile, should have the resources to provide students with the high-quality education they deserve. Chile's educational model has opened the door to a number of “for-profit” educational enterprises, most of which are publicly-traded companies in the United States, while declining public investment, limited access, inferior elementary and secondary public systems, and high tuition have prevented many students from attending traditional universities.

As in the United States, many of these "for-profit" educational enterprises do not offer high-quality education and force students to borrow heavily to attend them, often without acquiring the requisite skills for the careers they aspire to. This is not, I believe, a successful model for Chile's educational system and will require substantial changes, including more rigorous quality controls for all institutions.

State funding for Chilean universities is concentrated in a few public universities, is this model sustainable?

First and foremost, Chile needs to provide adequate public support for its traditional public universities. I believe that to receive such support, they should be subjected to strict quality standards. And students attending them should receive whatever financial aid they require. Public funds should not be invested, either through direct subsidies or financial assistance to students, in institutions which cannot meet rigorous quality standards.

Many US universities have a well-developed culture of alumni donations. What can the Chilean government do to develop such a culture in Chile?

University alumni need to recognize that the opportunities they have enjoyed in their lives are due, in large part, to the education they received and they have an obligation to make certain that the next generation has every chance to improve their lives and that of their society. The government can assist in encouraging philanthropy through its tax policy and by matching endowment gifts from alumni.

How can Chilean universities and companies be encouraged to partner on research and development projects?

Research and innovation connections to private industry can be encouraged by the government through its tax and intellectual property policies as well as through collaborative funding of research by the government, universities, and industry. It can also develop incentives for faculty and industry to collaborate.

Can cooperation between Chilean and US universities improve the quality of education in Chile?

Collaboration between universities is vital on both sides of the equation. Government policies, like those of Singapore which funds graduate students to study abroad, largely in the United States with substantial incentives to return to Singapore, can help Chilean faculty develop high-quality research.

Because of its relatively isolated geographical position, Chile should provide the means for its graduate students and faculty to travel abroad to conferences and to study at foreign universities. Universities should also have their programs periodically evaluated by peer faculty from outside Chile and they should seek advice from the best scholars and scientists elsewhere.

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