Una Carrera de Largo AlientoThe Long Haul

01 Agosto 2008


La mayor atención en la eficiencia energética, una conversación sobre la posibilidad de explotar la energía nuclear y la propuesta para un nuevo marco medioambiental para Chile, todos esos temas explora este mes bUSiness CHILE. ¿Qué tienen los tres en común y qué significa su creciente importancia en el debate nacional en Chile?


Nadie negaría que en un mundo en donde los precios del petróleo han crecido más de un 200% en los últimos años, el enfoque a nivel nacional en la conservación energética, fuentes alternativas de energía -incluida la energía nuclear- y un marco eficiente para la gestión ambiental son todos elementos clave para la prosperidad y seguridad a largo plazo de un país. Más aún, para una nación como Chile que importa la mayor parte de sus requerimientos energéticos y que tiene tan lindos paisajes que proteger -una fuente de empleo y riqueza como destino turístico- estos temas parecen cada vez más relevantes y apremiantes.


Sin embargo, si miramos lo que ocurría hace sólo un año cuando el panorama energético para Chile era igualmente claro -el país importaba casi la misma cantidad de sus necesidades energéticas, los precios habían subido sustancialmente y el turismo era entonces, tal como ahora, uno de los sectores de más rápido crecimiento de la economía- el debate nacional era bastante diferente.


Las conversaciones entre funcionarios de Gobierno y representantes empresariales así como en la prensa se centraban en las quejas respecto a los cortes de suministro de gas de Argentina a Chile, la necesidad de contar con terminales de gas natural licuado (de seguro una respuesta inmediata a la crisis argentina, pero no una solución a la amenaza central a la seguridad energética), o el draconiano discurso “medio ambiente versus desarrollo”. Lo más importante, según parecía, era repartir la culpa.


Hoy en día se da un diálogo mucho más sofisticado que reconoce que nadie -al menos en Chile- tiene la culpa. De manera más importante, hay conciencia en cuanto a que los desafíos son de carácter permanente y requieren un compromiso nacional unificado a fin de desarrollar un plan de largo plazo para un tema que es necesario abordar en el futuro cercano. Más aún, hay un reconocimiento en cuanto a que las soluciones involucran a todos: la sociedad civil, las empresas y el Gobierno.


En este contexto, seminarios sobre energía nuclear -como el seminario sobre el tema que organizó la AmCham en julio- que reúnen a expertos nacionales e internacionales de los sectores público, privado y de ONG; las nuevas empresas que se forman para concentrarse en la obtención de ahorros energéticos significativos y cuantificables; y el debate sobre la implementación de un marco medioambiental que permita tanto la protección del medio ambiente como el tan necesario crecimiento para continuar mejorando la calidad de vida de los chilenos, son todas medidas constructivas que debieran hacer que Chile avance hacia una estrategia de seguridad ambiental y energética.


Aún hay mucho por hacer. Sin embargo, Chile ha avanzado mucho más en esta materia que otros países, incluidos algunos de los países más desarrollados del mundo. El debate debe traducirse en acciones concretas y medibles. El hecho de que todos los actores de la sociedad estén involucrados es un buen augurio para el éxito a largo plazo y una vez más es un tributo a la fortaleza de las instituciones de Chile.


Chile irá hasta las últimas consecuencias. En AmCham, incluidas nuestras 700 empresas miembro, nos complace que el diálogo se esté desarrollando y que las estrategias estén progresando. Esto implica un mejor ambiente para la planificación y la inversión: el corazón de nuestra misión. Seguimos firmemente comprometidos con el respaldo de estas iniciativas y con el logro de resultados.



Increased focus on energy efficiency, a dialogue regarding the nuclear energy option, and a proposal for a new environmental framework for Chile - this month, bUSiness CHILE explores all three subjects. What do they all have in common, and what does their increasing weight in the Chilean national dialogue mean?

No one would deny that in a world where oil prices have risen more than 200% in the past few years, a national focus on energy conservation, alternative energy sources - including nuclear power - and an efficient framework for environmental management are all key elements for a country’s long-term security and prosperity. Moreover, for a country such as Chile which imports the lion’s share of its energy requirements and which has such beautiful landscapes to protect - a source of employment and wealth as a tourist destination - these issues seem even more relevant and pressing.

However, if we look back just a year ago when the energy picture for Chile was equally clear - the country imported roughly the same amount of its energy needs, prices had risen substantially and tourism was then, as it is now, one of the fastest growing sectors of the economy - national debate was very different.

Talk among government officials and business representatives and in the press centered on complaints about Argentina cutting off gas supplies to Chile, the need for LNG terminals (an immediate response to the Argentine crisis for sure - but not a solution to the underlying energy security threat), or the draconian discourse regarding “environment versus development”. What was most important, it seemed, was to parcel out the blame.

Today there is a much more sophisticated dialogue taking place which recognizes that no one - at least in Chile - is to blame. Most importantly, there is awareness that the challenges are permanent in nature and require a unified national commitment to develop a long-term plan for an issue which will need to be managed into the foreseeable future. Moreover, there is recognition that the solutions involve everyone - civil society, business and the government.

In this context, seminars on nuclear energy, such as July’s AmCham seminar on the subject, which bring together Chilean and international experts from the public, private and NGO communities; new businesses being formed to focus on obtaining significant and measurable energy savings; and debate about implementing an environmental framework which allows for both environmental protection and much-needed growth to continue improving the lives of the Chilean people - are all constructive actions which should move Chile towards a strategy of energy and environmental security.

Much has yet to be done. However, Chile is much farther along on this matter than many countries, including some of the most developed countries in the world. The dialogue must translate into concrete and measurable actions. The fact that all players in the society are involved bodes well for long-term success and once again is a tribute to the strength of Chile’s institutions.

Chile is in for the long haul. We at AmCham, including our 700 member companies, are pleased that the dialogue is taking place and that strategies are being developed. This means a better environment for planning and for investment - the heart of our mission. We remain firmly committed to supporting these initiatives and to producing results.
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