Chile tiene la bendición de contar con diversos ecosistemas que sustentan una rica variedad de vida animal y vegetal, desde bosques, lagos y arroyos hasta habitantes marinos a lo largo de su borde costero de casi 2.000 kilómetros.
Esta diversidad es la base de una economía dinámica además de una fuente de empleo tanto directa -a través de la producción de recursos, como por ejemplo en su industria forestal de clase mundial- como indirecta a través de la entrega de paisajes variados y únicos para que industrias como el turismo crezcan.
Y proteger esta biodiversidad puede ir de la mano con el desarrollo. Entonces, ¿por qué esta relación se caracteriza tan frecuentemente como un lucha entre lo uno o lo otro? ¿Hay siempre ganadores y perdedores en esta ecuación?
Estas son preguntas importantes en momentos en que Chile intenta regular su industria pesquera o desarrollar una ley que proteja la biodiversidad, ambos temas cubiertos en la edición de este mes de bUSiness CHILE.
Por fortuna, hay casos en los que Chile ha podido lograr un equilibrio entre la sustentabilidad ambiental y las metas de desarrollo. La industria forestal es un ejemplo de esto.
Hace unos años, las principales empresas forestales de Chile acordaron proteger los bosques nativos a cambio del reconocimiento por parte de la comunidad ambiental de la manera sustentable en que se manejaban los bosques plantados. Como resultado, los mercados internacionales siguen abiertos a los productos forestales del país, lo que ayuda a asegurar la viabilidad de la industria en el largo plazo.
En momentos en que Chile intenta renovar sus regulaciones pesqueras o desarrollar un nuevo servicio para proteger la biodiversidad, hay algunas lecciones que considerar. Primero, el caso forestal muestra claramente que la conservación de la biodiversidad y el desarrollo no son metas incompatibles.
En segundo lugar, se requiere un diálogo entre todas las partes involucradas para garantizar que se alcance el mejor equilibrio posible. La comunidad científica desempeña un papel importante en este sentido y es un nexo que, si se usa de manera efectiva, puede llevar a soluciones innovadoras. El diseño de regulaciones para la pesca artesanal en Chile que data de la década de los 90 y que divide
las aguas costeras
entre unas 5 millas delimite hacia las áreas concesionadas para bivalvos como abalones; es un ejemplo de clase mundial de cómo las ciencias aplicadas pueden promover la sustentabilidad de largo plazo.
Tercero, la conservación no es exclusiva: no es un cerco alrededor de un terreno que nunca va a ser tocado por el hombre. Más bien, exige una planificación cuidadosa para determinar cómo intervenir de la mejor manera, lo que nuevamente apunta a la necesidad de un fuerte nexo entre las comunidades científica, empresarial y encargada del desarrollo de políticas.
Las discusiones importantes que están en curso respecto de la regulación pesquera y la protección de la biodiversidad no deberían ser vistas como conflictos inmanejables, sino más bien como oportunidades para que Chile innove y, por tanto, gane una ventaja competitiva que asegure el desarrollo sustentable y la creación de empleo.
Nosotros en AmCham elogiamos la visión de Chile para abordar estos temas y trabajaremos con nuestros socios para apoyar y promover mejores prácticas de desarrollo sustentable basados en la firme convicción de que la protección de la biodiversidad y el desarrollo son socios naturales.
Chile is blessed with diverse ecosystems that support a rich variety of plant and animal life from its forests, lakes and streams, to the marine habitats along its nearly 3,000-mile coastline.
This diversity is the basis of a dynamic economy and a source of employment both directly through resource production, for example in its world-class forestry industry, and indirectly by providing a varied and unique landscape for industries such as tourism to grow.
And protecting this biodiversity can go hand in hand with development. So why then is this relationship so frequently characterized as an either-or struggle? Are there always winners and losers in this equation?
These are important questions as Chile looks to regulate its fishing industry or develop a law to protect biodiversity – both subjects covered in the month’s edition of bUSiness CHILE.
Fortunately, there are cases in which Chile has been able to strike a balance between environmental sustainability and development goals. The forestry industry offers an example of this.
A few years ago, Chile’s major forestry companies agreed to protect native forests in exchange for recognition by the environmental community of the sustainable way in which planted forests are managed. As a result, international markets remain open to the country’s forestry products, helping to ensure the viability of the industry in the long-term.
As Chile looks to renew its fishing regulations or develop a new service to protect biodiversity, there are a couple of lessons to consider. First, the forestry case shows clearly that conserving biodiversity and development are not incompatible goals.
Second, dialogue is needed between all stakeholders to ensure the best possible balance is achieved. The scientific community plays an important role here and is a link which, if used effectively, can lead to innovative solutions. The design of artisanal fishing regulations in the 1990s, which divided coastal waters within a 5-mile limit into concession areas targeting shellfish such as abalone, is a good example of how applied science can promote long-term sustainability.
Third, conservation is not exclusive – it is not a fence around a piece of land that is never to be touched by man. Rather, it requires careful planning to determine how best to intervene, which again points to the need for a strong link between Chile’s scientific, business and policymaking communities.
The important discussions underway regarding fishing regulation and biodiversity protection should not be viewed as unmanageable conflicts, but rather as opportunities for Chile to innovate and thereby gain a competitive advantage that ensures sustainable development and job creation.
We at AmCham applaud Chile’s vision in addressing these issues and will be working with our member companies to support and promote best practices in sustainable development based on the firm conviction that biodiversity protection and development are a natural partnership.