Un Paso a la Vez One Step at a Time

23 Junio 2011

Dos mil trescientos diecisiete… Esa es la cantidad de pasos, de muy diversa altura, profundidad y forma que escalé hace apenas tres días para llegar desde el valle del Río Madi en la zona occidental de Nepal hasta la villa de Chomrong. Y eso fue después de caminar durante seis horas para llegar al valle del río desde el campamento base Annapurna. ¿Qué cómo sé que eran 2.317? Muy simple: ¡Conté cada paso! ¿Loco? Quizás, pero qué sensación -un triunfo- cuando finalmente se llega con los muslos adoloridos y con las articulaciones de las rodillas crujiendo mucho y se mira hacia atrás para ver el lecho del río abajo a lo lejos.


La ironía es que en un momento estábamos en la sierra a la misma altitud que en Chomrong y mirando alrededor del valle con la sensación muy extraña de que podríamos acercarnos y en realidad tocar nuestro lodge, apropiadamente bautizado como Heavenly View (Visión Celestial). ¿Por qué conté los pasos? Bueno, para empezar me permitió concentrarme en algo y minimizar el esfuerzo del ascenso gradual, pero más importante quería saber la verdadera dimensión de la meta que nos habíamos impuesto. ¿Infantil? A lo mejor, pero luego pude aplicar este ejercicio hasta cierto punto insignificante a asuntos de mucha mayor importancia: la vida misma.


Durante varios días nos pusimos metas de caminata y, sin importar las condiciones climáticas (principalmente lluvias monzón o sol), la distancia o el nivel de dificultad, las íbamos logrando de manera constante: de a un paso a la vez. Llegar al Heavenly View Lodge me hizo pensar que, demasiado seguido, no nos aproximamos a los desafíos que nos presenta la vida de a un paso a la vez. Nuestra tendencia apunta a “atacar” el problema o la oportunidad y, la mayoría de las veces, no alcanzamos las expectativas en términos de la calidad de los resultados. El tiempo es el enemigo, porque debemos mostrar resultados positivos de manera casi inmediata...


Estoy muy consciente de que esta podría parecer una idea simplista para la mayoría de ustedes y por esta razón necesito hacerles una prueba…


Su próxima Reunión de Gerencia, sin importar el tamaño o la importancia de su negocio, se llevará a cabo cerca de la cumbre de un cerro muy alto; alguno como el Provincia o el Pochoco en Santiago. Digo cerca de la cumbre, no en la cumbre, de modo que no tengan que sufrir la humillación de ver las notas de su reunión volar por todos lados. Una vez ahí, pídale a cada asistente que examine en silencio su plan y presupuesto (¡suponiendo que estos existan!) para al próximo trimestre y que luego expliquen al grupo por turnos como estos se cumplirán: de a un paso a la vez.


Lo que descubrirán es que sin importar cuán exhaustos, llenos de ampollas, quemados por el hielo, hambrientos o cansados estén, sus compañeros de caminata aprenderán de una vez y para siempre que las metas de negocios, al igual que las metas de la vida, sólo se logran de a un paso a la vez. Por supuesto, es bastante probable que la mitad de su equipo de gerencia no logre llegar al área de refugio que usted escogió debido a la falta de entrenamiento físico, fortaleza mental o simplemente por no estar preparados para el desafío; usted tendrá que aprender de esto y encontrar formas de ¡ayudar a estas personas!


Pasé un mes en el Reino de Bután antes de llegar a Nepal y me encantó oír que el índice clave que se mide cada año es aún el de Felicidad Nacional Bruta (FNB). No todos están “felices” con su situación económica, de hecho distan mucho de ello, pero la búsqueda de la felicidad es real. Ahora bien, ¿cuál es la posición comparativa de Chile respecto de la “felicidad” o la teoría de “sentirse bien”? Mucho más abajo y compitiendo con países como Haití, Zimbabue, Nigeria y Corea del Norte; bueno, quizás estoy exagerando un poco…


Entonces, ¿podríamos desafiarnos a ser sólo un poco más felices, estar menos estresados y emocionados por estar vivos, de a un paso a la vez? Nos merecemos ser felices, ¿no? Yo creo que sí.


Próxima parada: Mongolia, un país extremadamente grande emplazado entre Rusia y China. Intentaré descubrir los secretos del pastor nómade para la felicidad sobre la marcha: de a un paso a la vez.


Se despide, totalmente relajado y disfrutando de sus divagaciones y andanzas,


Santiago Eneldo
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Two thousand three hundred and seventeen… That is the number of steps, of very varying height, depth and shape I climbed just three days ago to get from the valley of the River Madi in Western Nepal up to the village of Chhomrong. And this was after trekking for six hours to get to the river valley from the Annapurna Base Camp.
How do I know it was 2,317? Very simple – I counted every step! Mad? Maybe, but what a sensation - a triumph - when you finally arrive with aching thighs and very squeaky knee joints and look back down at the riverbed far below.


The irony is that at one point we were on a ridge at the same altitude as Chhomrong and staring across the valley with the very strange feeling we could reach out and actually touch our lodge, appropriately named Heavenly View. Why did I count the steps? Well for one thing it gave me something to concentrate on and minimize the strain of gradual ascent, but more important I wanted to know the true dimension of the goal we had set ourselves. Childish? Maybe, but then I was able to apply this somewhat meaningless exercise to matters of far greater significance – life itself.


Over a period of many days we had set ourselves trekking goals and, regardless of the weather (mostly monsoon rains or sunshine), distance or level of difficulty, we had consistently achieved these – one step at a time. Arriving at Heavenly View Lodge it dawned on me that, all too often, we do not approach life’s challenges one step at a time. Our tendency is to “attack” the problem or opportunity and, often as not, we come up short of expectations in terms of quality of result. Time is the enemy because we must show positive results almost immediately...


I am well aware this will seem like a simplistic idea to most of you and for this reason I need to give you a test…


Your next Management Meeting, regardless of the size or importance of your business, will take place near the top of a very large hill; something like the Provincia or Pochoco in Santiago. I say near the top, not on it, so you will not suffer the indignity of watching your meeting notes blow away. Once there, you ask each member to silently examine his or her Plan & Budget (assuming these exist!) for the next quarter and then take turns addressing the group to explain how these will be achieved – one step at a time.


What you will discover is that however exhausted, blistered, frostbitten, hungry or tired they are, your fellow trekkers will learn once and for all that business goals, like life goals, are only achieved one step at a time. Of course, it is quite probable that half your Management Team will not make it to the sheltered area you have chosen due to lack of physical fitness, mental fortitude or simply being unprepared for the challenge; you will need to learn from this and find ways to help these people!


I spent a month in the Kingdom of Bhutan before arriving in Nepal and was delighted to hear that the key index measured each year is still Gross National Happiness (GNH). Not everyone is “happy” with their economic situation, in fact far from it, but the search for happiness is real. Now, what is Chile’s comparative standing on “happiness” or the “feel good” theory? Way down low and competing with countries like Haiti, Zimbabwe, Nigeria and North Korea – well, perhaps I exaggerate just a bit… So, could we challenge ourselves to be just a little bit happier, less stressed and thrilled to be alive – one step at a time? We deserve to be happy, don’t we? I think so.


Next stop: Mongolia, an extremely large country which lies landlocked between Russia and China. I will attempt to discover the Nomadic herdsmen’s secrets for happiness on the move – one step at a time.


Yours, truly laid back and enjoying his wandering and wondering.


Santiago Eneldo
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