Tiempo para una Nueva AdministraciónTime for New Management

01 Junio 2008

Ni la situación de Chile hoy en día ni su panorama, dado su actual desempeño, se ven muy brillantes, sugirió el agente financiero y comentarista político David Gallagher en el desayuno de AmCham celebrado el 27 de mayo. Súmele a eso el menor crecimiento internacional y las perspectivas -de hecho- se vuelven lúgubres.


Luego de cinco años de un fuerte crecimiento económico en tres décadas, la economía mundial se está enfriando, destacó Gallagher. Europa, liderada por el Reino Unido, está lista para seguir la desaceleración estadounidense, mencionó a los miembros de la AmCham y sus invitados en el desayuno.


El resurgimiento de la inflación, encabezado por los precios de los alimentos y de la energía, sugiere que el mundo ha estado creciendo demasiado rápido, argumentó. “Y eso va a cambiar”, predijo.


China, que ha encabezado el crecimiento en la última década, comenzará a enfriarse una vez que concluyan los Juegos Olímpicos, sugirió. Y a medida que la construcción de infraestructura se desacelere también lo hará la creación de empleo y China podría volverse represiva al tiempo que los medios de comunicación del mundo vuelven su mirada hacia otra parte, indicó.


Eso enfriaría los altísimos precios de los bienes básicos, incluido el cobre, lo que tendrá importantes implicancias para Chile. Pero, aún cuando los precios del metal rojo han alcanzado niveles récord, Chile ha tenido un bajo desempeño y el crecimiento ha sido decepcionante, destacó Gallagher.


El Gobierno se ha jactado de la alta inversión, que llega a más del 25% del PIB, como un signo de fortaleza de la economía. Sin embargo, gran parte de este dinero se está utilizando para incorporar nuevas líneas de concentradores a las actuales minas para combatir las decrecientes leyes minerales. En otras palabras, dijo Gallagher, apenas servirá “para seguir produciendo más de lo mismo y no podemos quedar satisfechos con eso".


Gallagher identificó el estancamiento de la política en el país como el problema de fondo. Luego de las fanfarreas que acompañaron al anuncio de la agenda política de la presidenta Michelle Bachelet cuando asumió el mando de la nación hace dos años, se ha legislado muy poco a partir de la mencionada agenda, argumentó.


La reforma del Estado, por ejemplo, propuesta en abril por el ministro del Interior Edmundo Pérez Yoma, apenas fue mencionada en la cuenta pública a la nación que hizo la presidenta el 21 de mayo. “Y creo que todos aquí sabemos que en ese frente muy poco sucederá", destacó Gallagher.


Más que un problema del actual Gobierno, esto es sintomático de la clase política de Chile en general, según Gallagher. Esto es, a su juicio, el no abordar temas que son cruciales para el desarrollo del país tales como la necesidad de leyes laborales más flexibles, una reforma del profesorado y la participación privada en la cuprífera estatal Codelco.


La democracia chilena no es lo suficientemente competitiva debido al sistema electoral binominal del país, señaló en el desayuno de la AmCham. "Nos quejamos de que los profesores y los empleados del sector público tienen empleos vitalicios, pero hoy en día los políticos son el grupo con menor movilidad”.


La inscripción automática en el registro electoral, en lugar del actual sistema voluntario, sería una manera "obvia" de inyectar cierta frescura a la política cada vez más formal, indicó. Con más gente teniendo algo que decir en las elecciones, los políticos tendrían una mejor apreciación respecto de lo que la mayoría de los chilenos quiere, algo que no han logrado comprender en los últimos años, argumentó.


Por ejemplo, una reciente encuesta de opinión del Centro de Estudios Públicos (CEP), estudio de investigación en donde Gallagher es director, muestra que una aplastante mayoría de chilenos se opone a las manifestaciones violentas como una táctica de presión, sin embargo el Gobierno ha cedido rápidamente ante las protestas de los trabajadores subcontratistas de Codelco, remarcó.


Más aún, la encuesta muestra que la mayoría de los chilenos tiene poco interés en la política y no ve que el Gobierno o los políticos resuelvan sus problemas. En lugar de esperar que el Gobierno intervenga en su nombre, la mayoría de los chilenos en la actualidad espera que la sociedad recompense el esfuerzo individual.


Como el inglés no ideológico retratado en el famoso ensayo de tiempos de guerra de George Orwell "England Your England", los chilenos de los tiempos modernos, tras 30 años de importantes cambios económicos, están más interesados en avanzar en sus propios proyectos personales.


Y como en Gran Bretaña, Chile necesita un líder como Margaret Thatcher, sugirió Gallagher, que pueda interpretar estos deseos y salvar al país de ser capturado por los intereses de grupos violentos. "Hay una tremenda oportunidad para un político -Sebastián Piñera, si Dios quiere- que realmente pueda interpretar en qué se ha convertido este país", concluyó.



Neither Chile’s present situation nor, on current performance, its outlook are very bright, suggested investment banker and political commentator David Gallagher at an AmCham breakfast on May 27. Add to that slower international growth and the prospect becomes gloomy indeed.

After its strongest five-year period of economic growth in three decades, the world economy is already cooling, pointed out Gallagher. Europe, led by the United Kingdom, is set to follow the U.S. slowdown, he told AmCham members and their guests at the breakfast.

The re-surge in inflation, led by energy and food prices, suggests that the world has been growing too fast, he argued. “And that is going to change,” he predicted.

China, which has led growth over the last decade, will begin to cool once the Olympics are over, he suggested. And as infrastructure building slows so too will job creation, and China may turn repressive as the world's media focuses its gaze elsewhere, he said.

That would put a chill into red-hot commodity prices, including copper, with major implications for Chile. But, even while copper prices have been at record levels, Chile has been underperforming and growth has been disappointing, pointed out Gallagher.

The government has boasted of high investment, reaching over 25% of GDP, as a sign of the economy’s strength. However, much of this money is being used to add new concentrator lines at existing mines to combat falling ore grades. In other words, said Gallagher, it will merely serve “to carry on producing more of the same and we cannot be satisfied with that."

He identified stagnation in the country's politics as the underlying problem. After the fanfare that accompanied the announcement of President Michelle Bachelet's political agenda when she entered office two years, very little legislation of substance has come of it, he argued.

The reform of the state, for example, proposed in April by Interior Minister Edmundo Pérez Yoma, barely got a passing mention in the President's state-of-the-nation message on May 21. “And I think all of us here know that very little will happen on that front," Gallagher noted.

Rather than a problem of the current government, this is symptomatic of Chile's political class as a whole, according to Gallagher. It is, in his view, failing to address issues that are crucial for the country’s development such as the need for more flexible labor laws, a reform of the teaching profession and private participation in state copper company Codelco.

Chilean democracy is not competitive enough due to the country’s binominal electoral system, he told the AmCham breakfast. "We complain that teachers and public-sector employees have jobs for life, but politicians are the most immobile group today.”

Automatic inscription on the electoral register, rather than the present voluntary system, would be an "obvious" way of injecting some fresh air into increasingly staid politics, he said. With more people having a say in elections, politicians would have a better appreciation of what the majority of Chileans want, something they have failed to grasp in recent years, he argued.

For example, a recent opinion poll by the Centro de Estudios Públicos (CEP), a think-tank of which Gallagher is a director, shows that the overwhelming majority of Chileans oppose violent demonstrations as a pressure tactic, yet the government has been quick to cede to the protests of subcontracted workers at Codelco, he noted.

Moreover, the poll shows that most Chileans have little interest in politics and do not look to the government or politicians to resolve their problems. Instead of expecting the government to intervene on their behalf, most Chileans nowadays expect society to reward individual effort.

Like the non-ideological English portrayed in George Orwell's famous wartime essay "England Your England", modern-day Chileans, after thirty years of major economic changes, are most interested in advancing their own personal projects.

And like Britain, Chile needs a leader like Margaret Thatcher, suggested Gallagher, who could interpret these desires and save the country from capture by the interests of violent groups. "There's a tremendous opportunity here for a politician - Sebastián Piñera, God willing - who can really interpret what this country has become," he concluded.
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