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ESPECIAL COP25
Finalizó la Cumbre de las Naciones Unidas por el Cambio Climático, COP25, con la consecución de 7 de los 8 objetivos que estaban propuestos.
Los objetivos alcanzados fueron: el consenso por la ambición climática con el compromiso de los 197 países en la cumbre; el acuerdo por la carbono neutralidad para 2050; protección para los océanos; mayor equidad a nivel global para la acción climática porque el cambio climático también afecta a los países más vulnerables; el acuerdo para establecer el plan de equidad de género para impulsar la acción climática; el acuerdo por los fondos para combatir el calentamiento global aumentando los compromisos del sector privado y por último la integración de distintos sectores de los gobiernos para trabajar coordinados, sectores como finanzas, agricultura y transportes se incorporaron en la discusión.
No obstante, uno de los principales objetivos no se alcanzó, el que hace referencia al artículo 6 del Acuerdo de París y por el que se ha trabajado en las últimas 4 Conferencias de las Partes, la regulación de los mercados de carbono. Esta es una responsabilidad de todos los países que integran la Conferencia de las Partes, generar consensos con los distintos actores de la sociedad para llegar a acuerdo a nivel internacional que permitan limitar la temperatura de la tierra por debajo del 1.5º C.
Ahora que la COP25 terminó pareciera que los temas de sustentabilidad se quedaron sin agenda, sin embargo, hay mucho por hacer, otros desafíos en los que tenemos que enfocarnos generando consciencia medioambiental como la escasez de agua, la calidad del aire, todo el funcionamiento de la responsabilidad extendida del productor, las contribuciones nacionales determinadas, los objetivos de desarrollo sostenible, etc.
Particularmente en cuanto a la escasez de agua, si bien en la Conferencia de las Partes Nº21, se firmó el Pacto sobre Agua y Adaptación al Cambio Climático que busca construir sistemas resilientes a los efectos que genera el cambio climático sobre los sistemas hídricos alrededor del mundo, se necesitan esfuerzos aún mayores para enfrentar y darle mayor visibilidad a este inmenso desafío. La Fundación Chile, en su texto
Desafío del Agua para la región Metropolitana señala que es imperante buscar nuevas maneras de enfrentar la escases de agua, partiendo por generar conciencia a todo nivel social, para luego modificar los aspectos regulatorios, fortalecer el ámbito tecnológico y la educación. Para esto, de acuerdo con la investigación las soluciones solo se podrán implementar con la colaboración de la sociedad como actor central.
Por otra parte, volvemos a poner foco en la responsabilidad extendida del productor. La ley REP es uno de los objetivos medioambientales en el corto plazo para Chile y que por al menos desde hace un año ha comprometido el fuerte trabajo del sector privado que es fabricante de ciertos productos: neumáticos, envases y embalajes, pilas, aceites lubricantes, artículos electrónicos y baterías de vehículos. Como también ha comprometido a las municipalidades quiénes en conjunto deben crear sistemas integrados de gestión para la recolección y valorización de los residuos. La ley REP involucra al sector público y privado, no obstante, aún es muy desconocida a nivel ciudadano y en esto la experiencia internacional nos indica que la participación de los consumidores es fundamental para crear consciencia y ecosistemas que funcionen de manera virtuosa.
Para apuntar a un desarrollo sostenible y amigable con el medio ambiente, debemos involucrar en cada una de las medidas a los distintos sectores de la sociedad, público, privado, NGO’s nacionales e internacionales y por supuesto a la sociedad civil para poder conseguir nuestros objetivos.[:]