Columna de opinión escrita por Francisco Pecorella y Jimmy Larrauri, de Deloitte.

En las últimas semanas, hemos presenciado numerosas noticias en Chile cuestionando la asignación de fondos públicos a fundaciones sin fines de lucro y el potencial uso incorrecto de estos fondos. Lamentablemente, este tipo de situaciones también han ocurrido en diferentes naciones y no hay garantía de que no ocurran en el futuro, pero sí existen instrumentos valiosos que se pueden utilizar para prevenirlo.

 Blockchain, análisis de datos, cómputo en la nube, sistemas de e-procurement y plataformas de datos abiertos, son algunas de las tecnologías que pueden ayudar a evitar desviaciones de fondos públicos. La primera, funciona con registro distribuido, es segura, transparente e inmutable, lo cual dificulta ampliamente la manipulación de los registros un sistema basado en blockchain.

La segunda -el análisis de datos- es útil para identificar patrones de gasto que son sospechosos o inusuales. Por ejemplo, si una fundación recibe una gran cantidad de fondos públicos, pero no existe evidencia de que los fondos se estén utilizando para el propósito previsto, se podría gatillar una señal de alerta donde se sugiera, por ejemplo, una auditoría interna de manera preventiva.

El cómputo en la nube también es una buena opción para almacenar y compartir datos sobre el gasto público. Esta tecnología permite y facilita el rastrear el flujo de fondos para auditores y eventualmente funcionarios, de manera que estos puedan identificar problemas de manera preventiva.

Por último, los sistemas de e-procurement y las plataformas de datos abiertas, son fuertes aliados en términos de transparencia, su uso puede identificar compras de bienes y servicios, evitando adquisiciones fraudulentas. Además de facilitar el monitoreo.

Si bien la tecnología no es una solución mágica, es una herramienta útil y poderosa para la prevención y garantizar la transparencia y responsabilidad del gasto público. Aún así, debe usarse en conjunto con otras medidas, como controles internos fuertes -diseñados para prevenir potenciales fraudes- y supervisión independiente. Impulsar mecanismos transparenten, y que permitan accesibilidad por parte de los ciudadanos, también es importante.

Considerando estos factores, la tecnología y la digitalización pueden jugar un rol clave en el fortalecimiento del control de gastos de los fondos públicos y fomentar una mayor transparencia y confianza por parte de la ciudadanía.