Softwares Libres dan Mayor Sabor a las TISpicing up IT with Open Source

01 Diciembre 2005


¿Qué es exactamente el software libre? ¿Por qué empresas como la multitienda Almacenes Paris y la aerolínea LAN lo están usando para accionar sus sitios web? ¿Es sólo para ahorrar en pago de licencias?

El hecho de que no haya que pagar regalías o derechos por las licencias ha derivado en la creencia popular de que el software libre es simplemente "gratuito". Pero la cuestión no es así de simple.

Lo que realmente distingue al software libre de los “tradicionales” o con licencia es que el denominado código fuente -el corazón del programa- se hace público, permitiendo que el software sea desarrollado y personalizado de acuerdo a las necesidades particulares de cada usuario. Eso ocurre a menudo producto de la colaboración entre distintos usuarios, pero también es un servicio que las empresas de softwares libres proveen junto con la capacitación, lo que explica cómo generan sus ingresos y por qué el software a menudo no es estrictamente “gratuito”.

Linux, el software libre más usado y un conocido rival de Windows, está teniendo un fuerte impacto en el mercado de servidores o de back-end y se convertirá en el modelo de negocios predominante, proyecta Tim Delhaes de Humano2, empresa que desarrolla softwares libres, ubicada en Santiago. “El código fuente abierto La fuente abierta hoy en día es como era Internet cuando Jeff Bezos de Amazon colocó libros en la web”, sostiene.

Las empresas que optan por el software de código abierto están en buena compañía, sostiene Delhaes. “Cerca del 70% de todos los sitios web -Google, Amazon, Hotmail- trabajan con softwares de código fuente abierto… ¿por qué pagar por una licencia de un paquete de comercio electrónico si puedes tener el mismo software que usa Google gratis?”, destaca.

Sin embargo, Eduardo Pooley, gerente regional de negocios y aplicaciones de Microsoft Cono Sur, tiene una respuesta. El software de código fuente abierto no es costo cero, señala, y de hecho puede ser más costoso si se toman en cuenta los costos de desarrollo, capacitación, respaldo y otros que cobran las empresas que brindan servicios relacionados a los softwares libres de código de fuente abierto. “En general, es más barato comprar softwares a una empresa como Microsoft”, afirma.

Paris.cl -la tienda online de comercio electrónico de Almacenes Paris- es una de las empresas que emplea software de código fuente abierto, trabajando con Netred, firma que desarrolla softwares de código fuente abierto. “Nuestros desarrolladores usan mucho herramientas de código fuente abierto como Eclipse (una serie de herramientas de desarrollo); es muy emocionante y nos permite hacer cosas que antes no podíamos hacer”, afirma Patricio Pérez, jefe de proyectos de desarrollo de ventas online de la matriz de Paris, Cencosud.

“El software libres de código de fuente abierto no es una alternativa todo el tiempo, pero si una empresa no la está considerando como opción, definitivamente está cometiendo un error”, advierte Delhaes. Si es o no apropiada para una compañía en particular depende parcialmente de la naturaleza de su negocio y del nivel de riesgo que esté dispuesta a aceptar.

Si bien forma parte de un grupo más grande, las características del negocio de Paris.cl le permiten aceptar cierto nivel de riesgo con el fin de explorar futuras tecnologías. “Las grandes empresas están atrapadas y no tienen libertad para cambiar (plataformas de software); no somos una compañía tradicional, tenemos más flexibilidad… y podemos emprender iniciativas tecnológicas a través del desarrollo de partes del negocio que no son sensibles al cambio”, indica Pérez.

No obstante, destaca que la flexibilidad tiene un costo. “Tenemos dos equipos de desarrollo y es costoso hacer desarrollos de manera paralela”, comenta. “El 2006, vamos a analizar seriamente si podemos hacer cambios (con respecto al software de código fuente abierto) en el corazón de la tienda online”, añade.

Ampliarse hasta el escritorio

Potencialmente Microsoft tiene mucho que perder si el software de código fuente abierto comienza a mermar su cartera de ingresos por concepto de licencias, pero la empresa parece confiada en que no va a perder en el mercado de servidores. La gente no cambia fácilmente Windows por Linux, argumenta Pooley. “Linux funciona bien, pero es sólo para computines; un 90% de la gente sólo quiere que el software funcione; ¿cuántas empresas realmente modifican el código?”, se pregunta.

No obstante, el software de código fuente abierto también está empezando a penetrar en los escritorios de los usuarios comunes de computadores. Según Delhaes, Firefox -navegador web de código fuente abierto, que recientemente celebró su primer aniversario en Chile- es tan bueno o mejor que Internet Explorer de Microsoft en lo que a seguridad, velocidad y funcionalidad se refiere. Firefox demuestra que la producción mediante la colaboración de distintos individuos puede conducir a productos de mayor calidad a un menor precio, señala.

El fabricante finlandés de teléfonos móviles Nokia respalda de manera clave a Firefox, porque cada teléfono celular pronto se conectará a Internet y -por lo tanto- necesitará un navegador, añade Delhaes. “Nokia tiene que elegir entre usar un navegador gratuito de código fuente abierto como Firefox o bien pagar millones de dólares en licencias a Microsoft”, advierte.

Paris.cl es una de las primeras empresas chilenas en haber respondido al crecimiento del uso de Firefox. El 2004, Internet Explorer correspondió al 99,6% del tráfico del sitio web, pero este año, la cifra bajó a 94,3% y Firefox aumentó de un 0,2% a un 4,9%, señala Pérez.

Eso puede parecer poco, pero es suficiente para que Paris.cl vea una oportunidad para diferenciarse, asegurándose al mismo tiempo de no perder potenciales clientes y, desde octubre, su sitio web se ha adaptado para funcionar con Firefox así como también con Internet Explorer. Mientras que en países como Alemania, donde la penetración del Nuevo navegador llega a un 25%, las empresas web simplemente no pueden darse el lujo de ignorarlo.

El crecimiento de Firefox es todo un tema, según Delhaes, quien considera que el navegador es el escritorio del futuro y la aplicación mediante la cual la gente tendrá acceso a todas las herramientas que necesitan, desde correo electrónico hasta aplicaciones de oficina. “Quienquiera que domine la interfaz con los clientes, de la cual el navegador es parte esencial, controla el acceso a la red y qué aplicaciones corren”, afirma.

En Paris.cl, Pérez dijo que Firefox compite bien con Internet Explorer. “Creo que Firefox es más seguro y más rápido que Internet Explorer, porque es menos popular y -por consiguiente- está menos sujeto a ataques”, sostiene.

Pero Pooley de Microsoft proyecta que a medida que la popularidad de Firefox aumente, los hackers comenzarán a interesarse más por atacarlo, destruyendo así su reputación como una aplicación segura. “Firefox era seguro mientras era desconocido, pero los ataques y virus empiezan a aumentar”, advierte.

Delhaes rebate tal idea argumentando que el hecho de que el software se produzca usando metodologías de código fuente abierto no significa que está abierto a hackers y virus. “Todos los software tienen fallas o vulnerabilidades pero mientras más y más gente esté viendo el código fuente, habrá menos y menos errores”, manifiesta.

Estrechar la brecha digital

Delhaes sostiene que, respecto del costo del software, Microsoft olvida el objetivo de fondo. “Hablan sobre el costo total de propiedad o TCO (por su sigla en inglés), pero no se trata de cuánto dinero sino de a dónde va a parar: ¿va a parar a Microsoft o se queda en tu país?”, pregunta.

De hecho, la cantidad de dinero gastado en licencias por los gobiernos de Latinoamérica es asombrosa: más de USD 120 millones al año sólo por parte del Gobierno Federal de Brasil y más de USD 100 millones anuales en Chile, según Delhaes. Los ahorros que se obtengan en licencias por el uso de software de código fuente abierto pueden liberar fondos para otros usos, tales como salud y educación, o bien para ayudar a acortar la brecha digital, agrega.

El imperativo de cerrar la brecha digital ocupa cada vez más espacio en la agenda de los gobiernos latinoamericanos, que no quieren quedarse atrás respecto del mundo industrializado. Y el tema ha estado ganando mayor fuerza este año con una iniciativa del fundador del Media Lab del MIT, Nicholas Negroponte, que planea fabricar un computador portátil de USD 100 con sistema operativo Linux.

Argentina ha sacado ventaja respecto de sus vecinos y se comprometió a fabricar hasta un millón de estos computadores. Delhaes atribuye el hecho de que Chile aún tenga que avanzar en la iniciativa, al lobby de los software. “En vez de gastar USD 100 millones en licencias de software, el gobierno podría entregar un millón de equipos de USD 100 a niños en las escuelas”, indica.

Sin embargo, Microsoft afirma que también está haciendo lo suyo, a través de su participación en la iniciativa Mi Primer PC, la cual -según Pooley- apunta a las tres barreras clave que impiden tener un computador: disponibilidad, precio y tecnofobia por parte de los consumidores.

En los primeros tres meses de la iniciativa en Chile, se vendieron 60.000 PC a un costo de 249.000 pesos (unos USD 470) cada uno, los que se podían pagar en 36 cuotas. Estos PC usan Windows, pero una versión simplificada y más barata que cuesta un tercio del precio tradicional de Windows.

Pese a ello, estrechar la brecha digital no sólo se refiere a computadores baratos, también tiene que ver con desarrollar fábricas y capacidades de TI a nivel local.

Y los defensores del software de código fuente abierto sostienen que éste también tiene que hacer su aporte en esta área permitiendo a las empresas locales desarrollar y modificar programas, en vez de depender simplemente de la instalación de productos patentados. “Al ofrecer la posibilidad de desarrollar y arreglar cosas por sí mismo, a través del software de servidor Linux, los países pueden desarrollar sus propia capacidad para cerrar la brecha digital”, insiste Delhaes.

Sin embargo, informes de China, donde el gobierno ha respaldado iniciativas de código fuente abierto, señalan que el entusiasmo está disminuyendo. Zou Bian, investigador de la Asociación China de la Industria de Software, culpó al respaldo de un sistema operativo gratuito de haber perjudicado al desarrollo de productos de software en el país, debido a su negativo impacto en los flujos de ingreso, según lo citó recientemente el China Daily, periódico escrito en inglés.

Pero, en esta etapa aún temprana, parece claro que el software de código fuente abierto llegó para quedarse y se diseminará por Internet, creando nuevas oportunidades, no sólo para las empresas sino también para los gobiernos y los consumidores. El truco va a estar en diseñar el modelo para su uso -tal como el propio software- según las necesidades tanto de los distintos actores como de las empresas de TI.

What exactly is “open source” software? And why are companies like the Almacenes Paris department store chain and the LAN airline using it to power their websites? Is it just to save on license fees?

The fact that no royalties or license fees are required has led to a popular belief that “open source” software is just “free” software. But it’s not as simple as that.

What really distinguishes open source software from the “traditional” or licensed variety is that the so-called source code - the heart of a program - is made public, enabling the software to be developed and tailored to a user’s particular needs. That often happens collaboratively among different users, but is also a service - together with training - provided by open source software companies, explaining how they make their money and why the software is often not strictly “free”.

Open source software, mostly using Linux, the open source rival to Windows, is having a big impact on the server or back-end market and will become the dominant business model, predicts Tim Delhaes at Humano2, a Santiago-based open source company. “Open source today is like the Internet was the moment that Amazon’s Jeff Bezos put books on the web,” he says.

Businesses that opt to use open source software for their websites are in good company, argues Delhaes. “About 70% of all websites - Google, Amazon and Hotmail - run on open source software…why pay a license for an e-commerce package when you can get for free the same software that Google uses?” he asks.

But Eduardo Pooley, Microsoft’s regional business and applications manager, has an answer. Open source software is not zero cost, he argues, and can, indeed, be more expensive if the development, training, support and other costs charged by open source companies are taken into account. “Overall, it is still cheaper to buy from a company like Microsoft,” he says.

Paris.cl - the online e-commerce store of retailer Almacenes Paris - is one enterprise that uses open source software, working with Netred, a Santiago-based open source company. “Our developers use open source tools such as [development toolset] Eclipse a lot; it’s very exciting and allows us to do things we couldn’t do before,” says Patricio Pérez, head of development projects for online sales at Paris’ parent company, Cencosud.

“Open source is not an alternative all the time but if a business is not considering it as an option, it is definitely making a mistake,” warns Delhaes. Whether it is suitable or not for a particular company depends partly on the nature of its business and the level of risk it is willing to accept.

Although part of a larger group, the characteristics of Paris.cl’s business allow it to accept a certain degree of risk in order to explore future technologies. “Big companies are trapped and have no liberty to change [software platforms]; we are not a traditional company, we have more flexibility…and we can take technological initiatives through developing the parts of the business that are not sensitive to change,” says Pérez.

However, he notes that flexibility comes at a price. “We have two development teams and it is costly to develop in parallel,” he says. “In 2006, we are going to seriously analyze whether we can make [open source] changes in the heart of the e-store,” he adds.

Expanding to the desktop

Microsoft potentially has a lot to lose if open source software starts to erode its license revenue base, but the company appears confident that it is not going to lose out in the server market. People don’t easily change Windows for Linux, argues Pooley. “Linux does well, but it is only for techies; 90% of people just want software to function - how many companies really modify code?” he asks.

But open source software is also starting to penetrate the desktop of ordinary computer users. According to Delhaes, Firefox, an open source web browser, which recently celebrated its first anniversary in Chile, is as good as or better than Microsoft’s Internet Explorer in terms of security, velocity and functionality. Firefox demonstrates, he argues, that collaborative production can lead to higher quality products at a lower price.

Finnish cell phone producer Nokia is a key supporter of Firefox because every cell phone will soon connect to the Internet and therefore need a browser, adds Delhaes. “Nokia has a choice between shipping a free open source browser like Firefox or paying millions of dollars in license fees to Microsoft,” he says.

Paris.cl is one of the first Chilean companies to have responded to growth in the use of Firefox. In 2004, Internet Explorer accounted for 99.6% of the website’s traffic, but this year, the figure has dropped to 94.3%, with Firefox increasing from 0.2% to 4.9%, reports Pérez.

That may not sound much, but it is enough for Paris.cl to see an opportunity for differentiation while ensuring it does not lose potential customers and, since October, its website has been adapted to work with Firefox as well as Internet Explorer. And in countries like Germany, where the new browser’s penetration reaches 25%, web businesses simply cannot afford to ignore it.

The growth of Firefox is a big deal, according to Delhaes, who believes the browser is the desktop of the future and the application through which people will access all the tools they need, from e-mail to office applications. “Whoever dominates the client interface, of which the browser is an essential part, controls access to the network and what applications run,” he says.

At Paris.cl, Pérez says that Firefox competes well with Internet Explorer. “I think Firefox is more secure and quicker than Internet Explorer because it is less popular and so is less subject to attack,” he maintains.

But Microsoft’s Pooley predicts that, as Firefox’s popularity increases, hackers will take more interest in ransacking it, destroying its reputation as a secure application. “Firefox was secure while it was unknown but attacks and viruses start with volume,” he warns.

Delhaes counters by arguing that the fact that software is produced using open source methodologies does not mean it is open to hackers and viruses. “All software has failures or vulnerabilities but, as more and more people are looking at the source code, there will be fewer and fewer errors,” he says.

Bridging the digital gap

Delhaes argues that, on the cost of software, Microsoft misses the point. “They talk about total cost of ownership or TCO, but it is not a question of how much money but of where the money goes; does it go to Microsoft or stay in your country?” he asks.

Indeed, the money spent on license fees by Latin American governments is staggering: over US$120 million a year just by Brazil’s federal government and more than US$100 million a year in Chile, according to Delhaes. Savings on license fees through open source software can release funds for other uses, such as health and education, or to help bridge the digital divide, he adds.

The imperative of closing the digital gap is increasingly on the agenda of Latin American governments, which do not want to get left behind by the industrialized world. And the topic has been given added impetus this year with an initiative by MIT Media Lab founder Nicholas Negroponte, with a plan to build a US$100 Linux-operated laptop.

Argentina has stolen a march on its neighbors and committed to manufacture up to one million of these laptops. Delhaes attributes the fact that Chile has yet to move on the initiative to the software lobby. “Instead of spending US$100 million on software licenses, the government could give one million US$100 laptops to kids in schools,” he says.

But Microsoft says it is doing its part too, through its participation in the My First PC initiative which, according to Pooley, targets all three key barriers to computer ownership - availability, price and consumer technophobia.

In the first three months of the initiative in Chile, 60,000 PCs have been sold at a cost of 249,000 pesos (some US$470) each, payable in 36 installments. These PCs use Windows, but a simplified, cut-down version that costs one third of the price of traditional Windows.

But bridging the digital divide is not only about cheap computers. It is also about developing local IT skills and industries.

And open source software advocates maintain that it also has a contribution to make in this area by allowing local firms to develop and modify programs, instead of simply relying on installing proprietary products. “By offering the possibility of developing and fixing things yourself through Linux server software, countries can develop their own capacity to fill the digital divide,” insists Delhaes.
However, reports from China, where the government has supported open source initiatives, say that enthusiasm is waning. Zou Bian, a researcher at the Chinese Software Industry Association, was recently quoted by China Daily, an English-language newspaper, as blaming support for a free operating system for having hampered the development of software products in the country, due to its negative impact on income streams.

But, at this still early stage, it seems clear that open source software is here to stay and will spread through the Internet, creating new opportunities, not only for businesses, but also for governments and consumers. The trick will be to tailor the model for its use - like the software itself - to the needs of these different players and of IT companies.
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