El año pasado marcó un récord para la inversión extranjera en Chile en todo sentido. No solo los ingresos de inversión extranjera directa alcanzaron un récord de US$30.320 millones, un alza del 32,2% respecto del 2011, sino que la inversión extranjera saliente –la inversión realizada por firmas chilenas en países distintos a Chile- también llegó a un máximo histórico de US$8.550 millones, lo que corresponde a un incremento del 47% respecto del 2011 y supera el récord previo de US$6.350 millones establecido 15 años antes.
Obligadas por el pequeño tamaño de Chile, y llenas de efectivo disponible a tasas de interés relativamente bajas, las firmas chilenas están buscando gangas en los mercados extranjeros. Tras la crisis financiera del 2008 en la eurozona, tales oportunidades son más fáciles de encontrar. Afectadas por un crecimiento miserable y problemas de deuda en sus mercados de origen, muchas firmas europeas están tratando de vender activos valiosos en América del Sur para impulsar sus débiles balances.
Pero si bien el tamaño y alcance de la inversión extranjera de Chile nunca ha sido más grande, las compañías chilenas siguen fuertemente concentradas en un puñado de vecinos sudamericanos. Brasil, Colombia y Perú corresponden a más del 70% de los US$27.690 millones que las firmas chilenas han invertido en el extranjero durante los últimos cinco años.
Ello no debería ser una sorpresa. Siguiendo a Chile en términos económicos, estos tres países han experimentado enormes transformaciones más o menos durante la última década, con el desarrollo de democracias estables y políticas económicas y sociales sensatas, que han permitido a sus economías expandirse al tiempo que ofrecen a los inversionistas, de Chile y de otras partes, un nivel de seguridad y oportunidad.
No obstante, ese nivel de concentración podría ser una causa de preocupación. Por ahora, crecientes ingresos y escenarios políticos estables hacen que Brasil, Colombia y Perú parezcan apuestas seguras para los inversionistas. Sin embargo, una desaceleración en el crecimiento global, una caída en los precios de los bienes básicos o un estallido de inflación rápidamente podrían reordenar la situación política y hacer que las cosas sean mucho menos cómodas para las firmas extranjeras.
Los inversionistas chilenos han hecho malas apuestas en el pasado. En la década previa a su debacle financiera del 2001, Argentina correspondía a más del 40% de la inversión chilena en el extranjero y el país aún representa casi un cuarto (23,6%) de toda la inversión extranjera chilena realizada entre los años 1990 y 2012.
Pero después del 2001, el ritmo de la inversión chilena en Argentina se desaceleró drásticamente, en gran medida como respuesta al cambiante panorama económico y político. Las compañías chilenas han sufrido las consecuencias de la creciente intervención del Estado en la economía. Límites a las tarifas eléctricas forzaron a Endesa Chile a descartar algunas de sus inversiones en centrales eléctricas, mientras que a Cencosud le tocó la parte más dura del intento de Buenos Aires por controlar los precios de los bienes de consumo.
La proximidad de Argentina y sus estrechos vínculos con Chile implican que siempre atraerá una inversión significativa. El año pasado, las firmas chilenas invirtieron US$540 millones en el país. No obstante, pese al fuerte crecimiento de Argentina en la última década, la inversión nunca se ha recuperado para alcanzar los niveles de la década de los 90 y ha correspondido a menos del 6% de la inversión chilena total desde el 2008.
En consecuencia, un creciente número de compañías chilenas está buscando oportunidades en otras partes de la región e incluso más lejos, impulsadas ya sea por las necesidades particulares de sus negocios, nuevas oportunidades o bien en la búsqueda de convertir sus negocios en operaciones verdaderamente globales.
El Riesgo Es que Te Quieras Quedar
Colombia ha despegado como un destino para la inversión extranjera en los últimos años a medida que el país se beneficia de la disminución del conflicto en contra del movimiento guerrillero -el que se ha extendido por décadas- y de un auge en la industria petrolera.
Con una población que casi triplica la de Chile (47 millones de habitantes) y una economía de rápido desarrollo, Colombia parece una apuesta segura para las compañías chilenas que buscan mercados de rápido crecimiento para sus productos. El año pasado, la nación correspondió a US$5.320 millones, o 62% de la inversión extranjera récord que registraron el año pasado las empresas chilenas.
Con la excepción de inversiones importantes en centrales hidroeléctricas a mediados de la década de los 90 que realizaron las empresas chilenas de generación eléctrica Endesa Chile y AES Gener, Colombia ha estado casi completamente ausente de las inversiones extranjeras de Chile en las últimas dos décadas.
Hoy en día, no obstante, el sector minorista hace fuertes inversiones. La adquisición por US$2.630 millones que hizo Cencosud de los activos colombianos del gigante minorista francés Carrefour, la segunda mayor cadena del país, correspondió a casi la mitad de la inversión chilena en Colombia el año pasado. La cadena de tiendas por departamento Falabella y el operador de centros comerciales Parque Arauco ya están presentes en el país, mientras que Ripley -uno de los principales rivales de Falabella- inauguró en abril sus primeras tiendas ahí.
“Las tiendas en Colombia son extremadamente importantes para nuestros planes de crecimiento”, señaló Hernán Uribe, uno de los directores de Ripley, en la junta anual de accionistas de la compañía celebrada en abril.
La banca también es un sector prometedor que parece listo para beneficiarse de los crecientes ingresos de los colombianos. En el 2012, el grupo financiero chileno CorpBanca cerró un acuerdo para comprar la operación colombiana del español Banco Santander por US$1.230 millones.
El sector de energía es otro mercado interesante para las compañías chilenas. Los tres principales distribuidores de gas licuado de petróleo (GLP) de Chile -Lipigas, Abastible y Gasco- han establecido empresas en Colombia, en donde se espera que la demanda de combustibles aumente a medida que las familias buscan alternativas más limpias a las estufas a leña y la parafina. Los chilenos también esperan obtener utilidades de la consolidación de la industria local. Gasco, que ha adquirido siete firmas que controlan cerca de un quinto del mercado, ahora planea buscar sinergias entre ellas, mediante el cierre de ocho de sus dieciséis plantas de llenado.
Sin embargo, el movimiento más grande ha sido la toma de control gradual que ha hecho el conglomerado chileno Copec del distribuidor colombiano de combustibles Terpel. Limitado por las normas de competencia en Chile, en donde ya controla casi el 60% del mercado de estaciones de servicio, el acuerdo da al conglomerado forestal y de combustibles exposición no solo a Colombia, sino que también a Ecuador, Perú, Panamá y México.
Shopping en Perú
La avalancha de firmas chilenas que ingresan a Colombia se produce luego de su incursión durante la última década en el sector minorista del vecino Perú, donde Falabella, FASA y Cencosud ya son operadores establecidos. Ahora firmas de otros sectores de la economía chilena están apuntando a la creciente clase media de Perú.
Donde las firmas minoristas alguna vez llevaron la delantera, ahora hay otros que siguen su ejemplo. A Parque Arauco y al también operador de centros comerciales Mall Plaza se han unido compañías constructoras como Echeverría Izquierdo y SalfaCorp. Ahora Vidrios Lirquén, que fabrica cristal laminado para el sector de la construcción, está planeando invertir US$200 millones en una nueva planta de vidrio en Perú.
En abril, el operador de telefonía móvil Entel anunció la adquisición de Nextel Perú por US$400 millones. La compañía ha estado presente en el país desde el 2001, manejando un call-center y una operación de telecomunicaciones business-to-business, pero el acuerdo de Nextel incluye una licencia para proveer servicios de telefonía celular. Además de los crecientes ingresos de los peruanos, la compañía ve una oportunidad en romper el cómodo duopolio controlado por Claro y Movistar, sus rivales en Chile.
“Hay solo dos grandes operadores en el mercado y creemos que eso significa que hay espacio para nosotros”, dijo el presidente de Entel, Juan Hurtado, en la junta general anual 2013 de la compañía.
AFP Habitat, uno de las mayores administradoras privadas de fondos de pensiones de Chile, también entró a Perú, tras ganar recientemente una licitación por todos los nuevos afiliados que se unan al sistema de pensiones en los próximos dos años mediante la oferta de menores comisiones que la competencia.
Con alrededor de 350.000 personas uniéndose a la fuerza laboral cada año, los peruanos pronto podrían corresponder a cerca de un tercio de los afiliados de Habitat, sin contar a quienes sean persuadidos de cambiar de proveedores de pensión por las menores comisiones.
“El nivel de afiliación aún es bajo comparado con el tamaño de la fuerza laboral de modo que
sistema de pensiones aún está en la etapa de desarrollo que, junto con el nivel de crecimiento económico y empleo, ofrece un panorama interesante”, sostuvo el presidente de AFP Habitat, José Antonio Guzmán.
No obstante, para las compañías chilenas que buscan un crecimiento espectacular, Brasil sigue siendo el objetivo. Con una población cercana a los 194 millones de personas y con la sexta mayor economía del mundo, el país ofrece a los inversionistas chilenos oportunidades y desafíos de otro nivel.
Hasta ahora, entre las firmas minoristas chilenas solo Cencosud se ha atrevido a lanzarse, lo que ha incrementado su negocio de supermercados en el país desde el 2007. Su adquisición de la cadena de supermercados Prezunic en el 2011 lo convirtió en el cuarto mayor operador de Brasil, muy cerca de los gigantes Carrefour, Walmart y Pão de Açúcar.
Otra compañía que está tratando de crecer en Brasil es la gigante forestal Empresas CMPC. A fines del año pasado, la firma aprobó una inversión de US$2.100 millones para construir una segunda planta de celulosa en Rio Grande do Sul, la más grande en la historia de la compañía. El proyecto Guaiba II incrementará la producción de celulosa de la empresa a más de cuatro millones de toneladas al año, lo que convertirá a CMPC en el segundo mayor productor mundial de celulosa superando al rival local Arauco.
Dulces Uvas
Empresas cada vez más globalizadas también están apuntando a oportunidades fuera de la región y hoy en día el destino más popular para la inversión extranjera chilena fuera de América del Sur es Estados Unidos.
Desde 1990, la inversión chilena en Estados Unidos ha sumado un total de US$4.820 millones, o un 7% del total, mientras que el año pasado el país superó a Argentina para ubicarse en el cuarto lugar después de Colombia, Brasil y Perú. La reciente crisis financiera en Estados Unidos también ha ofrecido a los inversionistas chilenos la oportunidad de hacerse de activos a precios competitivos.
Una de las mayores adquisiciones ha sido la compra de por US$238 millones que hizo Concha y Toro de Fetzer Vineyards, uno de los más grandes productores de vino en Estados Unidos.
La mayor viña de Chile vio una oportunidad en Fetzer debido a que, si bien es una marca reconocida en Estados Unidos, había perdido su brillo a manos de los antiguos dueños Brown-Forman, firma que es más conocida por producir su whiskey Jack Daniel’s.
“Encontramos una compañía que había perdido un poco su impulso y nuestra misión es demostrar nuestro compromiso con la industria y recuperar a los clientes de Fetzer”, dice Blanca Bustamante, gerente de comunicaciones corporativas de Concha y Toro.
Durante el 2012, la compañía se concentró en desarrollar un exclusivo equipo de ventas a nivel nacional para la viña y modernizó sus marcas. Y los resultados están siendo claros. Las ventas en el último trimestre del año pasado registraron un incremento interanual del 12,3%, lo que se compara con la caída del 23,1% de los primeros tres meses del 2012 respecto del mismo lapso de un año antes.
Si bien Estados Unidos puede ser el mayor mercado del mundo para el vino, está lejos de alcanzar la madurez, afirma Bustamante. La demanda anual ha crecido más de un 50% desde el 2000 a 360 millones de cajas.
Más aún, en lugar de canibalizar las ventas de Concha y Toro en Estados Unidos, Fetzer las complementa. Mientras que las exportaciones de Concha y Toro se concentran en el noreste de Estados Unidos, Fetzer es más conocido en California - su estado natal- y los mercados vecinos.
Unirse a Concha y Toro, uno de los mayores grupos vitivinícolas del mundo, también ha abierto nuevos mercados de exportación para la gama de productos de Fetzer. La marca Bonterra de vinos orgánicos de la compañía ha tenido particular éxito entre los amantes del vino con conciencia ambientalista de Escandinavia, destaca Bustamante.
Construyendo Presencia en Estados Unidos
El año pasado también fuimos testigos de dos de las más grandes inversiones de la historia realizadas por compañías chilenas en la mayor economía del mundo. La gigante forestal Arauco continuó expandiendo su negocio maderero norteamericano con la adquisición por US$242 millones de la canadiense Flakeboard, firma que controla cinco plantas en Estados Unidos, luego de comprar en 2011 una planta de aglomerado en Moncure, Carolina del Norte, por US$56 millones de manos de Uniboard.
Otra firma forestal que está apuntando a oportunidades en Estados Unidos es el productor de tableros de madera Masisa. Tras la reciente adquisición del productor mexicano Rexcel, planea triplicar su producción anual de tableros en México a cerca de 450.000 metros cúbicos en los próximos años, no solo para satisfacer la demanda local donde el consumo per cápita sigue siendo históricamente bajo, sino que también para exportar dentro de América del Norte.
“[México] es una buena plataforma desde donde atender otros mercados tales como el de Estados Unidos, en donde la demanda está creciendo de manera estable”, afirma el gerente general de Masisa, Roberto Salas.
Otro importante inversionista en Estados Unidos ha sido Molymet. Siendo ya una de las compañías más globalizadas de Chile con plantas en Bélgica, China, Alemania y México, la firma anunció el año pasado una inversión de US$390 millones en la minera con sede en Colorado Molycorp. Molymet, que controla un tercio de la oferta mundial de molibdeno, espera que el acuerdo le dé exposición al creciente mercado de tierras raras, el que es estrechamente controlado por China.
La reciente caída de las acciones mineras y los cambios en la política comercial china hundieron el precio de las acciones de Molycorp, lo que forzó a Molymet a dar por perdida parte de la inversión. No obstante, ha redoblado su apuesta en tierras raras, aprovechando el precio más barato de las acciones para aumentar su participación en la firma al 20%.
Otro posible inversionista chileno en Estados Unidos es Antofagasta Minerals, que está tratando de desarrollar el yacimiento de cobre y níquel Twin Metals en el noreste de Minnesota. Sin embargo, el proyecto se encuentra en una etapa inicial de desarrollo y cualquier oportunidad descubierta en Estados Unidos tendrá que competir por inversión con proyectos de exploración en Chile y alrededor del mundo.
La cartera de proyectos de Antofagasta refleja una tendencia entre las empresas chilenas
de buscar oportunidades a nivel mundial. A medida que las compañías chilenas se han expandido, han superado su limitado mercado local y buscado cada vez más oportunidades a lo largo de América. La próxima etapa verá a un creciente número expandirse más allá de la región para convertirse en empresas verdaderamente globales.
Last year was a record for foreign investment in Chile in every sense. Not only did inflows of foreign direct investment hit a record US$30.32 billion, up 32.2% from 2011, but outbound foreign investment – investment by Chilean firms in countries other than Chile – also hit a historic high of US$8.55 billion, a rise of 47% from 2011 and beating the previous record of US$6.35 billion set 15 years earlier.
Constrained by Chile’s small size, and flush with cash available at relatively low interest rates, Chilean firms are seeking bargains in foreign markets. Following the 2008 financial crisis and the debt crisis in the Eurozone, such opportunities are easier to find. Hit by miserable growth and debt problems at home, many
European firms are looking to sell valuable assets in South America to bolster their weak balance sheets.
But while the size and scope of Chilean foreign investment has never been larger, Chilean companies remain heavily concentrated in a handful of South American neighbors. Brazil, Colombia and Peru account for more than 70% of the US$27.69 billion that Chilean firms have invested abroad during the last five years.
That should come as no surprise. Trailing Chile economically, these three countries have undergone huge transformations over the last decade or so, with the development of stable democracies and sensible economic and social policies, which have allowed their economies to expand while offering investors, from Chile and elsewhere, a new level of security and opportunity.
But that level of concentration could be cause for concern. For now, rising incomes and stable political scenes make Brazil, Colombia and Peru look like safe bets for investors. But a slowdown in global growth, a slump in commodity prices or a burst of inflation could quickly reorder the political situation, and makes things a lot less comfortable for foreign firms.
Chilean investors have had their fingers burnt before. In the decade before its 2001 financial meltdown, Argentina accounted for more than 40% of Chilean investment abroad and the country still represents almost a quarter (23.6%) of all Chilean foreign investment undertaken between 1990 and 2012.
But after 2001, the pace of Chilean investment in Argentina slowed dramatically, largely in response to the changing economic and political outlook. Chilean companies have found themselves suffering the brunt of growing state intervention in the economy. Caps on electricity tariffs have forced Endesa Chile to write off some of its investment in power plants while Cencosud has found itself on the sharp end of Buenos Aires’ attempt to control consumer prices.
Argentina’s proximity and close ties with Chile mean that it will always attract significant investment. Last year, Chilean firms invested US$540 million in the country. But despite Argentina’s strong growth over the last decade, investment has never recovered to 1990s levels and accounted for less than 6% of total Chilean investment since 2008.
As a result, a growing number of Chilean companies are seeking opportunities elsewhere in the region and even further afield, either driven by the unique needs of their businesses, new opportunities or in the quest to turn their businesses into truly global operations.
The risk is wanting to stay
Colombia has taken off as a foreign investment destination in recent years as the country benefits from the winding down of the decades-long conflict against guerilla movements and a boom in its oil industry.
With a population almost three times that of Chile (47 million inhabitants) and a rapidly developing economy, Colombia seems a sure bet for Chilean companies seeking rapidly growing markets for their products. Last year, it accounted for US$5.32 billion, or 62% of last year’s record foreign investment by Chilean firms.
Barring major investments in hydroelectric plants in the mid-1990s by Chilean power generation companies Endesa Chile and AES Gener, Colombia has been almost completely absent from Chile’s foreign investments over the last two decades.
Today, however, retail is the biggest spender. Cencosud’s US$2.63 billion acquisition of the Colombian assets of French retail giant Carrefour, the country’s second largest chain, accounted for almost half of Chilean investment in Colombia last year. Department store chain Falabella and mall operator Parque Arauco are already present in the country, while Ripley, one of Falabella’s main rivals, opened its first stores there in April.
“The stores in Colombia are extremely important to our growth plans,” said Hernán Uribe, one of Ripley’s directors, at the company’s annual shareholders’ meeting in April.
Banking is also a promising sector that looks set to benefit from Colombians’ rising incomes. In 2012, Chilean financial group CorpBanca closed a deal to buy the Colombian business of Spain’s Banco Santander for US$1.23 billion.
Energy is another interesting market for Chilean companies. All three of Chile’s main LPG distributors - Lipigas, Abastible and Gasco - have built up businesses in Colombia, where demand for the fuel is expected to rise as families seek cleaner alternatives to woodstoves and paraffin. The Chileans also hope to profit from the consolidation of the local industry. Gasco, which has acquired seven firms controlling around a fifth of the market, now plans to seek synergies between them, by closing eight of its 16 filling plants.
But the largest move has been Chilean fuel and forestry conglomerate Copec’s gradual takeover of Colombian fuel distributor Terpel. Limited by competition rules at home, where it already controls almost 60% of the service station market, the deal gives Copec exposure not only to Colombia, but also to Ecuador, Peru, Panama and Mexico.
Shopping in Peru
The rush of Chilean firms into Colombia follows their incursion into neighboring Peru’s retail sector over the last decade, where Falabella, FASA and Cencosud are already established operators. Now firms from other sectors of the Chilean economy are eyeing Peru’s growing middle class.
Where retailers once led, others are following. Parque Arauco and fellow mall operator Mall Plaza been have joined by construction firms like Echeverría Izquierdo and SalfaCorp. Now Vidrios Lirquen, which produces sheet glass for the construction sector, is planning to invest US$200 million in a new glass plant in Peru.
In April, mobile phone operator Entel announced the acquisition of Nextel Peru for US$400 million. The company has been present in the country since 2001, operating a call-center and a business-to-business telecommunications operation, but the Nextel deal includes a license to provide cellular telephony services.
As well as Peruvians’ rising income, the company sees an opportunity in breaking the cozy duopoly controlled by Claro and Movistar, its rivals in Chile.
“There are just two big operators in the market and we think that means there is space for us,” said Entel President Juan Hurtado at the company’s 2013 annual general meeting.
AFP Habitat, one of Chile’s largest private pension fund administrators, has also broken into Peru, recently winning a tender for all new affiliates who join the pensions system over the next two years by offering lower commissions than the competition.
With around 350,000 individuals joining the workforce annually, Peruvians could soon represent around a third of Habitat’s affiliates, not counting those who are enticed to switch pension providers by the lower tariffs.
“The level of affiliation is still very low compared to the size of the workforce so the pension system is still in the development stage which, together with the level of economic growth and employment, offers an interesting outlook,” said AFP Habitat President José Antonio Guzmán.
But for Chilean companies seeking stellar growth, Brazil remains the target. With a population of almost 194 million and the world’s sixth largest economy, the country offers Chilean investors opportunities and challenges on another scale.
So far, among Chilean retailers only Cencosud has dared to take the plunge, which has been building up its supermarket business in the country since 2007. Its acquisition of the Prezunic supermarket chain in 2011 made it Brazil’s fourth largest operator, close on the heels of giants Carrefour, Walmart and Pão de Açúcar.
Another company seeking scale in Brazil is forestry giant Empresas CMPC. Late last year, the firm approved a US$2.1 billion investment to build a second pulp mill in Rio Grande do Sul, the largest in its history. The Guaiba II project will increase the company’s pulp output to over four million tons a year, making CMPC the world’s second biggest pulp producer ahead of local rival Arauco.
Sweet grapes
Increasingly globalized companies are also eyeing opportunities beyond the region, and today the most popular destination for Chilean foreign investment outside South America is the United States.
Since 1990, Chilean investment in the US has totaled US$4.82 billion, or 7% of the total, while last year it overtook Argentina to rank fourth behind Colombia, Brazil and Peru. The recent financial crisis in the US has also offered Chilean investors the opportunity to snap up assets at competitive prices.
One of the biggest acquisitions has been Concha y Toro’s US$238 million purchase of Fetzer Vineyards, one of the biggest wine producers in the US.
Chile’s biggest wine producer saw an opportunity in Fetzer as, although it is a well-known brand in the US, its star had faded at the hands of former owners Brown-Forman, which is best known for producing Jack Daniel’s whiskey.
“We found a company that had lost its momentum a little and our mission is to prove our commitment to the industry and win back Fetzer’s clients,” said Blanca Bustamante, head of corporate communications at Concha y Toro.
During 2012, the company focused on developing a dedicated nationwide sales team for the winery and overhauling its brands. And the results are becoming clear. Sales in the final quarter of last year were up 12.3% year-on-year, against a decline of 23.1% in the first three months of 2012 compared to the same period a year earlier.
Although the US may be the world’s largest market for wine, it is far from reaching maturity, says Bustamante. Annual demand has grown by more than 50% since 2000 to 360 million cases.
Moreover, rather than cannibalize Concha y Toro’s sales to the US, Fetzer compliments them. While Concha y Toro’s exports are focused on the US Northeast, Fetzer is best known in its home state of California and neighboring markets.
Teaming up with Concha y Toro, one of the world’s biggest wine groups has also opened new export markets for the Fetzer stable of products. The company’s Bonterra brand of organic wines has been a particular hit among Scandinavia’s environmentally minded wine lovers, points out Bustamante.
Building a US presence
Last year also saw two of the biggest ever investments by Chilean companies in the world’s largest economy. Forestry giant Arauco continued to expand its North American timber business with the US$242 million acquisition of Canada’s Flakeboard, which controls five plants in the US, and followed its 2011 purchase of a board plant in Moncure, North Carolina, for US$56 million from Uniboard.
Another forestry firm eyeing opportunities in the US is wood board producer Masisa. After the recent acquisition of Mexican producer Rexcel, it plans to triple annual board production in Mexico to around 450,000 cubic meters over the coming years, not only to meet the domestic demand where per capita consumption remains historically low, but also to export within North America.
“[Mexico] is a good platform from which to serve other markets such as the United States, where demand is growing steadily,” said Masisa CEO Roberto Salas.
Another major investor in the US has been Molymet. Already one of Chile’s most globalized companies with plants in Belgium, China, Germany and Mexico, the company last year announced a US$390 million investment in Colorado-based mining firm Molycorp. Molymet, which controls a third of the world’s supply of molybdenum, hopes the deal will give it exposure to the growing market for rare earths, which is tightly-controlled by China.
The recent slump in mining stocks and changes in Chinese trade policy have sunk Molycorp’s share price, forcing Molymet to write off some of the investment. But it has doubled down its wager on rare earths, taking advantage of the cheaper share price to increase its stake in the firm to 20%.
Another potential Chilean investor in the US is Antofagasta Minerals, which is looking to develop the Twin Metals copper and nickel deposit in Northeast Minnesota. The project, however, is at an early stage of development and any opportunities uncovered in the US will have to compete for investment with exploration projects in Chile and around the world.
Antofagasta’s portfolio of projects reflects a trend among Chilean companies to seek opportunities worldwide. As Chilean businesses have expanded, they have outgrown their limited domestic market and increasingly sought opportunities throughout the Americas. The next stage will see a growing number expand beyond the region to become truly global businesses.