Reforzando las Exportaciones Chilenas de CarneBeefing up Chile’s Exports

01 Abril 2005


Lo Valledor, uno de los principales exportadores de carne de vacuno tiene sus ojos puestos en el Mercado de EE.UU., y está planificando introducir un nuevo sistema de alimentación diseñado especialmente para producir exactamente el tipo de carne que los consumidores estadounidenses prefieren.

Incentivado por la implementación del Tratado de Libre Comercio entre Chile y EE.UU., a inicios del año pasado, el matadero y planta de procesamiento de carnes Lo Valledor -núcleo del grupo AASA-, se prepara para construir una gran planta de engorde sobre la base del sistema de alimentación en confinamiento absoluto (en inglés denominado feedlot), diseñada específicamente para aprovechar las nuevas oportunidades que ofrece el mercado estadounidense.

Empequeñeciendo a las plantas de engorda existentes en Chile, las nuevas instalaciones de Lo Valledor ubicadas cerca de Melipilla, al sur oeste de Santiago, albergarán a 28.000 cabezas de ganado. Pero aún más importante, en línea con las preferencias de los consumidores de EE.UU., la planta -un joint venture con la subsidiaria argentina de una de las compañías ganaderas más grandes del mundo, Cactus Feeders, con base en Texas- producirá animales de feedlot para faenamiento, engordados con maíz en vez de pasto, que es como se estila tradicionalmente en Chile.

La producción de carne de vacuno cayó como promedio un 1,4% anual durante 10 años, hasta el 2003, pero Andrés Allende, presidente y patriarca de la familia propietaria de AASA, es optimista acerca de los problemas que ha enfrentado la industria localmente y está convencido de la necesidad de explotar nuevos mercados en el exterior.

“La velocidad a la cual las exportaciones de carne se han multiplicado es espectacular” manifiesta. “Hace cuatro años atrás, virtualmente no existían exportaciones de carne de vacuno, pero en el 2002 alcanzaron USD 6 millones; el 2005, Chile deberá exportar sobre USD 60 millones y, el próximo año, más de USD 100 millones”, predice.

Allende compró el matadero Lo Valledor -anteriormente de propiedad del Estado- en una licitación, en 1982. Éste y otros 15 negocios relacionados con la carne, emplean alrededor de 1.500 personas y forman actualmente las Empresas AASA. Pero, un aspecto singular es el hecho que las iniciales de la compañía que alberga toda esta moderna operación, tienen un significado que nada tiene que ver con las carnes; quiere decir Automotriz Arica Sociedad Anónima, una empresa de ensamblado de vehículos, que desde hace bastante tiempo ya no y que una vez fue de propiedad de Allende.

Actualmente Lo Valledor faena alrededor de 20.000 vacunos y 40.000 cerdos cada mes. Tomando en consideración este éxito, Allende -cuyas operaciones ganaderas están situadas en Temuco, al sur de Chile- dice “quizás tengo pasto en mis venas, aunque pienso que actualmente se necesita maíz”.

Hace cinco años, en el 2002, Allende estuvo a punto de vender Lo Valledor y su terreno de 10 hectáreas, ubicado la comuna de Cerrillos, al oeste de Santiago. Una solicitud de exportación hacia Israel fue lo que le hizo cambiar de parecer.

El Mercado de EE.UU.

Allende, un abogado de profesión, es cauteloso al momento de referirse a la posible idea de que la carne de vacuno podría repetir el crecimiento logrado por la industria del salmón. “Uno tiene que considerar la escala de tiempo”, manifiesta. “En comparación con otros productos, el ganado es lento, el salmón se reproduce rápidamente, pero en el caso de la carne bovina es más lento, ya que desde el momento del nacimiento de la hembra, hasta que ésta pasa a ser fértil y a producir un ternero, pueden pasar cuatro años”, aclara.

En la actualidad, Chile no puede exportar carne de vacuno a EE.UU., pero esta situación debería cambiar en el curso de este año. En Enero, el Departamento de Agricultura de EE.UU. envió a sus representantes del Servicio de Inspección de Alimentos y Seguridad, quienes acordaron certificar a Chile como país fuente. Los trámites deberían estar terminados en Septiembre. Con cuotas y aranceles que irán disminuyendo gradualmente, el ingreso ilimitado libre de aranceles al mercado estadounidense se iniciará el 2007, un año claramente marcado en la visión de Allende.

La construcción de la planta de feedlot se iniciará aproximadamente seis meses después de que el estudio de impacto ambiental haya sido terminado. Se eligió Melipilla como ubicación, debido a su proximidad tanto con la planta actualmente existente de Lo Valledor, como con el puerto de San Antonio.

También está bajo discusión la posibilidad de construir un matadero e instalaciones frigoríficas al lado de la nueva planta. Las instalaciones de Lo Valledor quedarían en operación para las exportaciones a Japón, México y otros países, mientras que la planta de Melipilla será exclusivamente para los EE.UU., el principal importador de carne a nivel mundial.

“Hemos visto en México diversas plantas de feedlot que han sido construidas en conjunto con mataderos y plantas frigoríficas”, explica Allende. “Es un asunto de bienestar; significa que no es necesario transportar el ganado con grandes complicaciones; éste pasa de mejor forma a través de la planta, a lo mejor escuchando música y jamás están sometidos a tensión”. Esto es importante, porque la ta tensión produce una carne más negra, un producto que tiene menor aceptación en los mercados de exportación”.

En los meses venideros, la compañía también comenzará a utilizar embriones provenientes una nueva operación de acuerdo con técnicas de punta en Temuco, donde el sexo se determina antes de su implantación en las vacas. Actualmente las vacas pueden ser tratadas para que produzcan una mayor cantidad de huevos, explica Allende y a continuación estos son fertilizados ya sea con semen masculino o femenino. El ideal para carne de exportación sería producir machos, especialmente de las razas Angus y Hereford.

La importancia de las exportaciones

Durante largo tiempo, Chile ha sido un importador neto de carne. La producción local ha sido golpeada por importaciones baratas, libres de impuestos, provenientes de los países del MERCOSUR, especialmente de Argentina y Brasil. En el año 2004, las exportaciones de carne de vacuno chilenas totalizaron USD 23 millones, mientras que las importaciones ascendieron a US$ 258 millones.

"La carne local, proveniente de ganado alimentado con pasto, es buena”, expresa Allende. Es tierna y sabrosa, mientras que la carne importada no es de alta calidad”, manifiesta. Pero Allende sostiene que el hecho de ser un importador neto, no debería continuar poniendo en peligro las exportaciones. “De manera ideal, preferiríamos vender aún menos en el mercado local y exportar más, dado que los retornos son mayores”, agrega.

La idea de exportar la mayor cantidad que sea posible fue respaldada por un reciente informe de la industria de la carne bovina, elaborado como parte de Programa Pro Competitividad (PROCOM), en el cual participa Amcham, en conjunto con Mckinsey & Co., con la Sociedad de Fomento Fabril chilena (SOFOFA), la Corporación de Fomento de la Producción (CORFO) y el Centro de Transferencia Tecnológica (de la Fundación Chile), ubicado en Santiago.

En Chile, tanto el costo de la carne en vara y del procesamiento, son mas bajos que en muchos de los países competidores. Un kilo de carne en vara cuesta alrededor de USD 1, en comparación con USD 1,5 en México y UD 2 en los EE.UU.

No obstante, el informe destacó muchas áreas que podrían ser mejoradas en una industria que aún tiene grandes variaciones en escala y profesionalismo. En Chile los rebaños de vacuno tienen un promedio de 41 animales, comparado con los más de 200 que poseen los de la vecina Argentina, y la productividad por hectárea es baja, en relación a los estándares internacionales.

No obstante lo anterior, Chile tiene importantes ventajas sanitarias. Es el único país de la región que está libre de aftosa, de la Encefalopatía Espongiforme Bovina (EEB) o de la enfermedad de las vacas locas. Los brotes de estas dos enfermedades en otros países han conducido a estrictos requerimientos sanitarios para la importación de carne de vacuno. Por ejemplo, EE.UU. prohibió recientemente las importaciones desde Canadá, después del brote de un caso de EEB en dicho país.

De todo anterior, se concluye que si se logra obtener potenciales ganancias en competitividad y producir el tipo de carne de vacuno apropiado, los Tratados de Libre Comercio de Chile con Estados Unidos y con la Unión Europea, respectivamente, podrían revivir la industria. Sin duda, en este sentido, existe una gran oportunidad.

Lo Valledor, one of Chile’s largest beef exporters, has its eyes on the U.S. market and is planning to introduce a new feeding system tailored to produce exactly the type of meat that U.S. consumers prefer.

Encouraged by the implementation of the Chile-U.S. Free Trade Agreement at the beginning of last year, the Lo Valledor slaughterhouse and meat processing plant - the nucleus of Chile’s AASA group - is preparing to start construction of a giant feedlot cattle-fattening plant, designed specifically to take advantage of new opportunities in the U.S. market.

Dwarfing existing fattening plants in Chile, Lo Valledor’s new facility, located close to Melipilla, southwest of Santiago, will house 28,000 cattle. But, more importantly, in line with the preferences of U.S. consumers, the plant - a joint venture with the Argentine subsidiary of one of the world’s largest cattle feeding companies, Texas-based Cactus Feeders - will produce feedlot-finished animals, fattened on corn rather than the grass which is traditionally used in Chile.

Beef production in Chile fell at an average of 1.4% annually in the ten years to 2003 but Andrés Allende, president and patriarch of the family that owns AASA, is sanguine about the problems faced by the industry locally and convinced of the necessity to exploit new markets overseas.

"The speed with which meat exports have multiplied is spectacular," he says. "Four years ago, there were virtually no exports of beef but in 2002, they reached US$6 million, and this year Chile should export over US$60 million and more than US$100 million in 2006," he predicts.

Allende purchased the previously state-owned Lo Valledor slaughterhouse at an auction in 1982. This and 15 other meat-related businesses, employing around 1,500 people, now make up Empresas AASA. A curious anomaly in this modern operation is that the company’s initials stand for Automotriz Arica Sociedad Anónima, a long-defunct vehicle assembly operation once owned by Allende.

Today, Lo Valledor handles around 20,000 cows and 40,000 pigs every month. Considering his success, Allende, who farms near Temuco in southern Chile, says, "perhaps I have grass in my veins, although I think that these days you need corn."

Only five years ago, in 2000, Allende was at the point of selling Lo Valledor and its ten-hectare site in the Cerrillos district of western Santiago. It was a request for exports to Israel that changed his mind.

The U.S. market

A lawyer by training, Allende is cautious about the notion that beef could repeat the exponential growth achieved by the salmon industry. "You have to consider the time scale," he says. "In comparison with other products, beef is slow; salmon reproduce rapidly, but for meat, from the time a female is born, becomes fertile and then produces a calf, it takes four years."

Currently, Chile cannot export beef to the U.S. but that should change this year. In January, the U.S. Department of Agriculture sent over representatives from the Food and Safety Inspection Service, who agreed to certify Chile as a source country.

The paperwork could be complete by September. With quotas and tariffs being gradually phased out, unlimited duty-free entry into the U.S. market will begin in 2007, a year that Allende has clearly in his sights.

Construction of the feedlot plant will begin in around six months after an environmental impact study is completed. Melipilla was chosen as a location on account of its proximity to both the existing Lo Valledor plant and the port of San Antonio.

Also under discussion is the possibility of building a slaughterhouse and refrigeration facilities alongside the new plant. Lo Valledor’s existing plant would remain in use for exports to Japan, Mexico and other countries, while the operation in Melipilla would be exclusively for the United States, the biggest importer of meat in the world.

"In Mexico, we have seen various feedlot plants built alongside slaughterhouses and refrigeration plants," explains Allende. "It is a welfare issue; it means there is no need to transport the live cattle and they pass through the plant happily, perhaps even with music playing - they are never stressed." Stress leads to darker meat - a product that is less acceptable in export markets.

In the next few months, the company will also begin to use embryos from a new state-of-the-art operation in Temuco, where their sex will be determined before they are implanted into cows. Cows can now be treated to produce a large quantity of eggs, explains Allende, and these are then fertilized with either male or female semen. For export meat, the ideal would be to produce males, principally Angus and Hereford.

The importance of exports

For a long time, Chile has been a net importer of beef. Domestic production has been hit by cheap, tariff-free imports from the Mercosur countries, especially Argentina and Brazil. In 2004, Chile's beef exports totaled US$23 million, whereas imports were worth US$258 million.

"The local Chilean meat, which comes from grass-fed cattle, is good," says Allende. "It’s tender and tasty, whereas imported meat is not high-quality," he argues.

But Allende maintains that being a net importer should no longer hinder exports. "Ideally, we would prefer to sell even less domestically and to export more, where the returns are greater," he notes.

The ideal of exporting as much as possible was backed up by a recent report on the beef industry produced as part of the Pro Competitiveness Program (PROCOM), in which AmCham is participating along with McKinsey & Co., Chile’s Manufacturers’ Association (SOFOFA), the Chilean Economic Development Agency (CORFO) and Fundación Chile, a Santiago-based technology transfer institute.

In Chile, both the costs of meat on the hoof and of processing are lower than in many competitor countries. Here, a kilo of meat on the hoof costs around US$1 as compared to US$1.5 in Mexico and US$2 in the U.S.

However, the report highlighted many areas that could be improved in an industry that still has huge variations in scale and professionalism. The average herd size in Chile is just 41, as compared to over 200 in Argentina, and productivity per hectare is low by international standards.

Despite this, Chile has significant sanitary advantages. It is the only country in the region to be free from both foot-and-mouth disease and Bovine Spongiform Encephalitis (BSE), or mad cow disease. Outbreaks of both these diseases in other countries have led to stringent sanitary requirements for beef imports and the U.S., for example, recently banned beef imports from Canada following a case of BSE there.

As a result, if the potential gains in competitiveness can be achieved and the right sort of beef can be produced, Chile’s Free Trade Agreements with the United States and the European Union could revive the industry. There is, without doubt, a window of opportunity.
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