Recuperación en los Mercados EmergentesRecovery in Emerging Markets

19 Julio 2010

El Seminario de Proyecciones Económicas de AmCham, organizado en conjunto con la Cámara de Comercio de Estados Unidos, el Center for Hemispheric Policy de la Universidad de Miami y el diario El Mercurio, se llevó a cabo mientras el mundo sopesaba las implicancias de la crisis de deuda europea. Sin embargo, la conclusión general fue que las perspectivas para que América Latina logre una recuperación estable de la recesión del año pasado siguen siendo prometedoras.


En el seminario, el Ministro de Economía de Chile, Juan Andrés Fontaine, dio seguridad sobre el panorama para Chile, pese a sus dos recientes terremotos: el terremoto “verdadero” del 27 de febrero, con la destrucción de parte del stock de capital de Chile, y la crisis europea, con la consiguiente agitación financiera.


Hay una sólida recuperación en marcha desde el terremoto de febrero, dijo el ministro a los asistentes al seminario. Las cifras preliminares de abril mostraron que el crecimiento del PIB ya había vuelto los niveles en que se encontraba antes del terremoto, destacó.


Y, pese a la crisis europea, el contexto internacional sigue siendo favorable para Chile, añadió. La economía estadounidense se está recuperando mejor de lo esperado y el crecimiento en Asia es muy sólido, con altos precios de las exportaciones acompañados de bajas tasas de interés, sostuvo.


En otras palabras, según el Ministro Fontaine, no hay ninguna razón por la que Chile no debería “subir a esa cumbre del desarrollo de aquí al 2018” como ha prometido Sebastián Piñera, presidente de Chile desde marzo. A su favor, Chile tiene “riquezas escondidas” de potencial inexplorado de crecimiento, dijo a los presentes en el seminario.


Sin embargo, hay importantes desafíos, advirtió, destacando la reciente pérdida de productividad de Chile. Además, el país tendrá que abordar problemas, como la baja participación en el mercado laboral y los logros educacionales, donde necesariamente necesitará tiempo para lograr resultados.


Pero hay algunos riesgos en el corto plazo para la economía chilena, sugirió Oscar Landerretche, economista de la Universidad de Chile y ex asesor del senador Eduardo Frei, a quien el Presidente Piñera derrotó en la elección del año pasado. Con la economía volviendo a ganar impulso y el incremento posterremoto en la construcción aún por activarse, hay un potencial riesgo de sobrecalentamiento, señaló.


La inflación sobrepasará las expectativas del mercado y se empinará sobre el 4% -el límite superior del rango meta de mediano plazo del Banco Central- a fines de este año, anticipó. Ello, a su vez, significará tasas de interés mayores a las esperadas, añadió.


Y luego, según Landerretche, esta el tema de la tasa de cambio. En su opinión, Chile se mueve al borde de la denominada enfermedad holandesa, con los ingresos de divisas por la exportación del cobre fortaleciendo al peso en detrimento de otros sectores como la agricultura, la industria forestal y de agro negocios que son importantes tanto para el empleo además como para la recuperación de las áreas del sur de Chile, que se vieron más afectadas por el terremoto de febrero.


Panorama Regional


Un panorama de buenas noticias moderado por riesgos también prevalece en el resto de la región, según Claudio Loser, presidente de Centennial Group Latin America, firma de asesoría estratégica, y ex funcionario del Fondo Monetario Internacional (FMI). Una sensación de prosperidad, surgida a partir del sostenido crecimiento de la región entre el 2004 y el 2008, y la decreciente inflación no son motivo de autocomplacencia, advirtió durante una mesa redonda presidida por Marcela Vélez, coordinadora de la sección de Economía y Negocios del diario El Mercurio.


El ingreso per cápita en la región es mucho más alto que en China o India, destacó, pero está creciendo más lento que en los países desarrollados y mucho más lento que en China o India. De hecho, insistió, la participación de América Latina en el ingreso mundial está decayendo.


Más aún, si bien a la región, en general, le está yendo bien en este momento, hay algunos riesgos muy importantes, dijo al seminario. Uno de esos riesgos es China, el motor de los precios de los bienes básicos que son clave para su fortuna.


Según Loser, es improbable que continúe la reciente caída de los precios de los bienes básicos, generada por la crisis de deuda europea. Sin embargo, sería distinto si el crecimiento en China se desacelerara.


Algunos analistas creen que hay una burbuja de exceso de inversión en China, destacó Loser. Y, si el Gobierno decide enfriar la economía de manera significativa o si la burbuja simplemente deja de crecer, ello tendría importantes consecuencias para las economías latinoamericanas.


El crecimiento de China y otros países asiáticos significan que Estados Unidos ya no es tan determinante para América Latina, pero aún es importante, en particular para las exportaciones de valor agregado. Y a Estados Unidos no le está yendo tan bien, según Susan Kaufman, directora del Center for Hemispheric Policy de la Universidad de Miami.


“Se dispone a crecer de un 2% a un 3%, que no es terrible, particularmente si se compara con Europa”, dijo a los asistentes al seminario. “Pero es esencialmente una recuperación del desempleo”.


Esa visión fue compartida por John Murphy, vicepresidente de relaciones internacionales de la Cámara de Comercio de Estados Unidos. “La recuperación está bien encaminada, pero es decepcionante comparada con otras recuperaciones previas”, señaló.


Las recesiones de principios de las décadas de los 70 y de los 80 fueron sucedidas por un par de años de crecimiento a una tasa del 6%, recuerda. Pero, sin considerar un trimestre al 5,6%, eso no está ocurriendo esta vez.


El consumo, el mayor componente del PIB de Estados Unidos, se ha visto afectado por la destrucción del patrimonio familiar durante la recesión, mientras que la aún baja utilización de la capacidad en las industrias es un disuasivo para la nueva inversión. Más aún, el desempleo se ubica cerca del 10% -su mayor nivel en varias décadas, destacó Murphy – y las proyecciones sugieren que demorará “años en recuperarse”.


Mirando a futuro, Walter Bastian -subsecretario para el Hemisferio Occidental del Departamento de Comercio de Estados Unidos- identificó a la educación como un desafío clave en América Latina. “El panorama es bastante abismante”, dijo en el seminario.


Bastian destacó que la tecnología está cambiando a un ritmo vertiginoso y que sin educación, América Latina no podrá sacar partido de los cambios. “Nadie sabe exactamente hacia dónde nos llevará la tecnología”, admitió, “pero necesitamos estar preparados”.


Relaciones en el Hemisferio


Distintos oradores en el seminario hicieron hincapié en que, mediante el aumento de las barreras al comercio, la reciente recesión internacional tuvo un efecto negativo sobre las perspectivas para el crecimiento a más largo plazo. “En la recesión, los países siguieron aumentando las barreras proteccionistas para inclinar el campo de juego a su favor”, destacó Murphy.


La política comercial de Estados Unidos está en “un estado de animación suspendida, con muchas buenas negociaciones, pero carente de mucha acción”, sostuvo. Al igual que Susan Kaufman, responsabilizó de esta situación a los trabajadores organizados y su oposición a los tratados de libre comercio.


No obstante, es “inexcusable que el Congreso y el Gobierno estén sentados encima de tres excelentes acuerdos de libre comercio con Colombia, Panamá y Corea del Sur”, se lamentó. Los beneficios, después de todo, son abundantemente claros.


El intercambio comercial entre Chile y Estados Unidos sustenta más de 270.000 puestos de trabajo en Estados Unidos, informó, y 44.000 de esos empleos pueden atribuirse de manera directa al mayor intercambio comercial producto del acuerdo de libre comercio de ambos países. “Desafío a cualquiera a nombrar otra iniciativa que no afecte el presupuesto que haya generado algo parecido a esa cantidad de empleo”, dijo en el seminario.


Las elecciones legislativas, que se llevarán a cabo en noviembre, podrían tener importantes implicancias, para la política de comercio de Estados Unidos, sugirió Kaufman. Los demócratas, que en general son menos entusiastas sobre el libre comercio que los republicanos, podrían perder el control de ambas Cámaras, indicó.


No obstante, ese no es el único desafío para las relaciones de Estados Unidos con América Latina. En una mesa redonda presidida por Karen Poniachik, ex Ministra de Minería de Chile, Peter Hakim – presidente del Centro de Estudios Estadounidense Inter-American Dialogue- sostuvo que se deben reconocer los cambios que han tenido lugar en una región que aún es percibida como pobre e inestable en términos políticos.


Uno de esos cambios, señaló, es la emergencia de Brasil como una potencia global. Ahora que corresponde a más del 40% del PIB regional, Brasil ha superado con creces a México y, según Hakim, Estados Unidos necesita reconocer su rol e influencia y abordar las relaciones bilaterales y regionales en concordancia.


Es probable que por primera vez, Estados Unidos también tenga adversarios reales en la región, añadió. “Pueden llamarlos antidemocráticos si quieren; me refiero a Venezuela, Ecuador, Bolivia, Nicaragua, etc.”.


Hernán Felipe Errázuriz, presidente del Consejo Chileno para las Relaciones Internacionales, concordó con Hakim en identificar la emergencia de Brasil como potencia mundial como el último evento más importante en América Latina, pero no estuvo de acuerdo con la influencia de Venezuela. Esta se ha visto socavada por el empobrecimiento y el fracaso del Gobierno de Chávez, afirmó.


“No puede ser un modelo cuando no hay alimentos, electricidad o suministros vitales de agua,”, argumentó. Errázuriz añadió que el régimen cubano se sustenta “sólo por la longevidad de los dos hermanos”.


Declarándose muy optimista sobre las perspectivas para América Latina, declaró a los asistentes al seminario que la región sólo ha generado buenas noticias en el último tiempo. Se trata de un caso en que el no tener noticias es una buena señal, sugirió, “la falta de sorpresas en realidad vuelve a la región más bien aburrida”.


Errázuriz destacó además que no hay ningún riesgo previsible de conflicto armado en América Latina. Y, como demuestra la elección de Juan Manuel Santos como el próximo presidente de Colombia, combatir a los movimientos guerrilleros es popular, añadió.


De manera provocadora, también sostuvo que Estados Unidos ahora no juega “ningún papel en la región, ninguno en lo absoluto”. Si eso es una buena noticia, por supuesto, es un asunto discutible, pero es acorde con la visión general de los oradores en el seminario en cuanto a que América Latina está haciendo un trabajo razonablemente bueno con el fin de encontrar su propio camino para salir de la reciente recesión.


Ruth Bradley es corresponsal en Santiago de The Economist.

In other words, according to Minister Fontaine, there is no reason why Chile should not “reach the summit of development by 2018” as promised by Sebastián Piñera, Chile’s president since March. On its side, Chile has the “hidden wealth” of unexploited growth potential, he told the seminar.


However, there are important challenges, he warned, highlighting Chile’s recent loss of productivity. In addition, it will have to tackle problems, such as low labor market participation and educational attainment, where it will necessarily take time to achieve results.


But there are some short-term risks for the Chilean economy, suggested Oscar Landerretche, an economist at the University of Chile and former advisor to Senator Eduardo Frei whom President Piñera defeated in last year’s election. With the economy regaining momentum and the post-earthquake surge in construction yet to kick in, there is a potential risk of overheating, he argued.


Inflation will run ahead of market expectations and reach over 4% - the upper limit of the Central Bank’s medium-term target range - at the end of this year, he anticipated. That will, in turn, mean higher-than-expected interest rates, he added.


And then, according to Landerretche, there is the issue of the exchange rate. In his view, Chile is hovering on the verge of the so-called Dutch disease, with foreign-exchange income from copper strengthening the peso to the detriment of other sectors such as agriculture, forestry and agribusiness that are important for jobs as well as for the recovery of the areas of southern Chile that were worst hit by the February earthquake.


Regional Outlook


A picture of good news tempered with risks also prevails in the rest of the region, according to Claudio Loser, president of Centennial Group Latin America, a strategic advisory firm, and a former official at the International Monetary Fund (IMF). A feeling of prosperity, born of the region’s sustained growth from 2004 to 2008, and declining inflation are not grounds for complacency, he warned during a roundtable chaired by Marcela Vélez, coordinator of the economics and business section of El Mercurio.


Per capita income in the region is a lot higher than in China or India, he noted, but it is growing more slowly than in developed countries and far more slowly than in China or India. Indeed, he insisted, Latin America’s share of world income is dropping.


Moreover, although the region is, in general, doing well at the moment, there are some very important risks, he told the seminar. One of those risks is China, the driver of the commodity prices that are key to its fortunes.


According to Loser, the recent drop in commodity prices, triggered by the European debt crisis, is unlikely to continue. It would, however, be a different matter if growth in China were to slow.


Some analysts believe there is a bubble of over-investment in China, noted Loser. And, if the government decides to cool the economy significantly or the bubble simply stops growing, that would have major consequences for Latin American economies.


The growth of China and other Asian countries means that the United States is no longer so pivotal for Latin America, but it is still important, particularly for value-added exports. And the U.S. is not doing so well, according to Susan Kaufman, director of the University of Miami’s Center for Hemispheric Policy.


“It’s set to grow at 2-3% which isn’t terrible, particularly as compared to Europe,” she told the seminar, “but it is essentially a jobless recovery.”


That view was echoed by John Murphy, vice-president of international affairs at the U.S. Chamber of Commerce. “Recovery is well underway but it’s disappointing compared to other previous recoveries,” he said.


The recessions of the early 1970s and 1980s were followed by a couple of years of 6% growth, he recalled. But, despite one quarter at 5.6%, that’s not happening this time.


Consumption, the largest component of GDP in the U.S., has been hit by the destruction of household wealth during the recession while still low capacity utilization in industries is a deterrent for new investment. Moreover, unemployment is running at close to 10% - its highest level in several decades, noted Murphy - and projections suggest that it will take “years to recover.”


Looking further ahead, Walter Bastian, deputy assistant secretary for the western hemisphere at the U.S. Department of Commerce, identified education as a key challenge for Latin America. “The picture is pretty abysmal,” he told the seminar.


Technology is changing at a dizzying pace, he pointed out, and, without education, Latin America won’t be able to take advantage of the changes, he pointed out. “No-one knows exactly where technology will take us,” he admitted, “but we need to be prepared.”


Hemispheric Relations


Different speakers at the seminar noted that, by raising barriers to trade, the recent international recession has had a negative effect on the prospects for longer-term growth. “In the recession, countries have continued to raise protectionist barriers to tilt the playing field to their advantage,” noted Murphy.


U.S. trade policy is in “a state of suspended animation, with a lot of good talk but not a lot of action,” he said. Like Susan Kaufman, he blamed organized labor and its opposition to free trade agreements for this situation.


Still, it is “inexcusable for Congress and the administration to be sitting on three excellent free trade agreements with Colombia, Panama and South Korea,” he complained. The benefits are, after all, abundantly clear.


Chile-U.S. trade supports over 270,000 jobs in the United States, he reported, and 44,000 of those jobs can be attributed directly to increased trade as a result of the two countries’ free trade agreement. “I defy anyone to name another budget-neutral initiative that has generated anything like that number of jobs,” he told the seminar.


For U.S. trade policy, mid-term Congressional elections, due to take place in November, could have important implications, suggested Kaufman. The Democrats, who are generally less enthusiastic about free trade than the Republicans, could lose control of both houses, she said.


But that is not the only challenge for U.S. relations with Latin America. Speaking in a roundtable chaired by Karen Poniachik, a former Chilean mining minister, Peter Hakim, president of Inter-American Dialogue, a U.S.-based think tank, argued that it has yet to recognize the changes that have taken place in a region that is still perceived as poor and politically unstable.


One of those changes, he said, is the emergence of Brazil as a global power. Now accounting for over 40% of regional GDP, it has far outgrown Mexico and, according to Hakim, the U.S. needs to recognize its role and influence and approach bilateral and regional relations accordingly.


Probably for the first time, the U.S. now also has real adversaries in the region, he added. “You can call them anti-democratic if you like - I’m talking about Venezuela, Ecuador, Bolivia, Nicaragua, etc.”


Hernán Felipe Errázuriz, president of the Chilean Council for International Relations, agreed with Hakim in identifying the emergence of Brazil as a world power as the most important recent event in Latin America but disagreed on the influence of Venezuela. This has, he said, been undermined by impoverishment and the failure of the Chávez government.


“It can’t be a model when there isn’t food, electricity, or vital water supplies,” he argued. And, he added, the Cuban regime is sustained “only by the longevity of two brothers.”


Declaring himself very optimistic about Latin America’s prospects, he told the seminar that the region has recently produced only good news. It is, he suggested, a case of no news being good news - “the lack of surprises actually makes the region rather boring.”


There is, he pointed out, no foreseeable risk of armed conflict in Latin America. And, as the election of Juan Manuel Santos as Colombia’s next president demonstrates, fighting guerrilla movements is popular, he added.


Provocatively, he also argued that the United States now plays “no role in the region, none at all.” Whether that is good news is, of course, a moot point but it is in line with the general view of speakers at the seminar that Latin America is making a reasonably good job of finding its own way out of the recent recession.


Ruth Bradley is the Santiago correspondent of The Economist.

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