Bueno, finalmente ocurrió. Los chilenos votaron por un cambio de dirección. Tras 20 años en el poder la coalición de centro izquierda de Chile, la Concertación, perdió las elecciones presidenciales y, el 11 de marzo, nos movimos hacia la centro derecha. Hemos puestos nuestro destino y fe (al menos por los próximos cuatro años) en las manos del presidente Sebastián Piñera y los ministros que designó. La Concertación pasa a ocupar el rol de oposición constructiva, que es una novedad para todos los involucrados.
Personalmente, estoy en favor del cambio y creo que la Constitución debiera modificarse para garantizar un cambio de Gobierno en cada mandato, si bien haría que cada período durara cinco años en lugar de cuatro. Un cambio a la derecha seguido por un cambio a la izquierda, luego de vuelta a la derecha y después de nuevo a la izquierda nos mantendría en esencia en algún punto en el medio, que probablemente es donde debiéramos estar. La única forma de dirigir el país de manera justa es haciendo turnos.
Piense en todo el dinero de campaña que se ahorraría junto con reducir el estrés de los candidatos. Para ser honesto, admiro a todos los candidatos presidenciales: la enorme energía para luchar en una larga y ardua campaña que, en el caso de Piñera y el candidato de la Concertación Eduardo Frei, requirió un segundo nuevo aire para la segunda vuelta de la elección realizada en enero. Yo no podría hacerlo, eso de seguro. Siempre listo con una sonrisa, un beso, un apretón de manos y la respuesta apropiada a la más extraordinaria de las preguntas. No tener absolutamente nada de privacidad uno o su familia, a menos que se encierre en un complejo privado. Ninguna posibilidad de eliminar gases o escarbarse la nariz sin captar la atención de la prensa o conseguir una deshonrosa fotografía en el diario del día siguiente.
Es una MARATÓN y, como en todas las carreras, hay un solo ganador. Sin embargo, el ganador, Piñera, tiene apenas cuatro años para cumplir sus promesas de campaña o de lo contrario habrá un nuevo cambio a la centro izquierda en el 2014. Debe cumplir sin importar la influencia de factores externos sobre la economía de Chile. El dólar podría subir o caer y con él los precios del cobre y la energía. Realmente no sólo tiene que ser brillante sino increíblemente afortunado si ha de conseguir sus metas y todo esto sin una clara mayoría ni en la Cámara de Diputados ni en el Senado.
“Crear un millón de empleos”, quizás sea la promesa más emblemática de la campaña de Piñera. En lenguaje sencillo eso equivale a 1.000 NUEVOS EMPLEOS POR DÍA EN SÓLO 1.000 DÍAS (eso es 4 años x 52 semanas x 5 días a la semana, menos días feriados y unas breves vacaciones cada año). Ahora verdaderamente espero que eso ocurra, pero espero los detalles para evaluar sus probabilidades. Estoy seguro de que esta cifra incluye “mejorar” empleos que pagan muy poco (regar y limpiar el pasto a los costados de las autopistas) o aquellos de “bajo prestigio” (profesores y políticos, quizás).
Si cada nueva empresa o servicio iba a emplear 250 personas sólo necesitaremos 4.000 nuevas empresas... Estados Unidos tendrá el desafío mayor de crear un millón de NUEVOS empleos durante el (primer) Gobierno de Obama, pero Chile tendrá éxito, de alguna forma…
Mi recomendación al presidente es simple, práctica y probablemente garantizará la continuación de la centro derecha en el poder: construir por cientos hospitales, escuelas e instituciones para personas mayores que necesitan asistencia. El Gobierno financia la infraestructura y las empresas privadas luego operan estos “servicios”, pero deben producir resultados. Después de todo, todos sabemos que el futuro depende de la educación y la calidad del sistema público de salud que son derechos básicos de todos los chilenos, y sabemos que la población está envejeciendo (¡me incluyo!). ¡Es así de fácil, Sr. Presidente!
Póngase a construir Sr. Presidente. ¡Ah y el Costanera Center no cuenta porque este proyecto no se reinició en su mandato! ¡Mala suerte!
Sigo energizado, con un chuzo y una pala listos,
Santiago Eneldo
(Solicitudes para Propuestas de Crecimiento se pueden enviar a [email protected])
Nota del Editor: Este artículo fue escrito antes de la horrorosa destrucción que causó el terremoto del 27 de febrero. La ironía es que la recomendación del Sr. Eneldo “Póngase a construir, Sr. Presidente” ahora cobra más significado que nunca.
Well, it finally happened. Chileans voted for a change of direction. After 20 years in power Chile’s center-left coalition, the Concertación, lost the presidential elections and, on March 11th, we moved to the center-right. We have placed our fate, and faith (at least for the next four years), in the hands of President Sebastián Piñera and the ministers he has appointed. The Concertación moves into the role of constructive opposition – which is a novelty for all for concerned.
Personally, I am all for change and believe the Constitution should be amended to guarantee a change of government every term, though I would make the term five instead of four years. A move to the right followed by a move to the left, back to the right and then back to the left would, essentially, keep us somewhere in the middle – which is probably where we should be. The only way to run the country fairly is by taking turns.
Think of all the campaign money saved as well as reducing the stress on the candidates. To be honest, I admire all the presidential candidates: the sheer energy to fight a long, hard campaign which, for Piñera and Concertación candidate Eduardo Frei, required a strong second wind for the January run-off election. I couldn’t do it, that’s for sure. Always ready with a smile, a kiss, a handshake and the appropriate answer to the most extraordinary of questions. Absolutely no privacy for self or family, unless locked up in a private compound. No chance to pass wind or scratch your nose without gathering press attention or a demeaning photograph in next day’s paper.
It is a MARATHON and, as with all races, there is only one winner. However, the winner, Piñera, has just four years to deliver on his campaign promises or else there will be a swing back to the centre-left in 2014. He must deliver regardless of the influence of external factors on Chile’s economy. The dollar could rise or fall and with it copper and energy prices. He really has to be not only brilliant but incredibly fortunate if he is to achieve his goals, and all this without a clear majority in either the Chamber of Deputies or the Senate.
“Create one million new jobs” – perhaps the most emblematic promise of the Piñera campaign. In simple language that is 1,000 NEW JOBS A DAY IN JUST 1,000 DAYS (that’s four years x 52 weeks x five days a week – less public holidays and a brief vacation each year). Now I truly hope this happens but I await the blueprint to assess probability. I am sure this number includes “upgrading” jobs which pay very little (watering and cleaning the grass beside the motorways) or those of “low prestige” (teachers and politicians, perhaps).
If each new business or service was to employ 250 people we will only need 4,000 new businesses... The United States will be much challenged to create one million NEW jobs during the (first) Obama administration – but Chile will succeed, somehow…
My recommendation to the president is simple, practical and would probably guarantee the center-right’s continuation in power: build hospitals, schools and assisted living facilities for the elderly by the hundreds. The government finances the infrastructure and private enterprise then operates these “services” but must produce results. After all, we all know that the future depends on education and quality public healthcare that are the birthright of all Chileans, and we know the population is getting older (which includes me!). It’s that easy, Mr. President!
Go build Mr. President. Oh, and the Costanera Center doesn’t count as this project was not restarted on your watch; bad luck!
I remain energized, with pick and shovel at the ready,
Santiago Eneldo
(Requests for other Growth Proposals can be sent to [email protected])
Editor’s Note: This article was written before the horrific destruction of the February 27 earthquake. The irony is that Mr. Eneldo’s recommendation “Go build, Mr. President” now has more significance than ever.