La alimentación es un tema crítico para la salud y el bienestar de los chilenos, así lo confirma el estudio Radiografía de la Alimentación en Pandemia, realizado en conjunto por la empresa socia de AmCham Chile Aramark y Cadem. Los resultados muestran que existe un alto consenso respecto al rol que cumple una buena alimentación en la calidad de vida y la salud de las personas: una gran mayoría, por sobre el 85% de los encuestados, considera que la alimentación tiene un impacto importante en la salud, asociándose la alimentación saludable a una serie de beneficios como sentirse mejor, prevenir enfermedades y alargar la vida.
Sin embargo, Chile continúa liderando los rankings sobre obesidad, pero el escenario se observa más positivo. Entre quienes consideran que no tienen un estilo de alimentación saludable, existe una alta disposición a cambiar, alcanzando un 75% de los encuestados, especialmente entre los más jóvenes. La percepción de alimentación saludable es mayor en la medida que aumenta la edad de los entrevistados y en los niveles socioeconómicos más altos.
“En Aramark decidimos llevar a cabo este estudio porque entendemos la alimentación saludable como un esfuerzo integral, que requiere de la colaboración de todos. Nos parece crítico levantar datos que nos permitan diseñar una oferta que sea atractiva, de fácil acceso y que aporte a la salud de las personas” explica Eduardo Rojas, presidente de Aramark Latinoamérica.
Aunque las pautas nutricionales han migrado a una mayor presencia de vegetales que de cereales o harinas, el alimento más consumido continúa siendo el pan, con un 66% de preferencia diaria de los encuestados. Luego vienen las verduras 48%, frutas 35% y lácteos 28%.
Entre los obstáculos para tener una alimentación saludable, se identifica un 72% que considera que comer sano es caro y un 49% dice que es difícil o complejo. “Esto refleja que aún existen brechas en el acceso que podemos mejorar a través de la educación y una mayor difusión de información respecto a la alimentación saludable” agrega Rojas.
La crisis sanitaria producto del COVID-19 y las medidas de confinamiento han tenido un impacto importante en la alimentación. Un 67% declara que ha comido por ansiedad y un 36% que ha comido más comida chatarra (especialmente menores de 35 años, C3 y D).
El teletrabajo y las medidas de confinamiento también han modificado algunos de los hábitos de los chilenos. Un 61% de los encuestados declara que ha tenido que cocinar más y un 35% ha tenido que aprender a cocinar.
Aunque ha sido una mayor preocupación el tema de la alimentación en el hogar, al mismo tiempo ha permitido que las familias puedan compartir más durante la hora de almuerzo, en ese sentido un 74% de los encuestados declara que el teletrabajo les ha permitido compartir más con la familia al momento de almorzar.
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