Qué le espera a las PYMEs en el Bicentenario
El país, además, necesita poder cristalizar todo el potencial productivo de las PYMEs en aportes que sean sustantivos en valor agregado, tecnología, ventas internas y exportaciones.
23.08.2007
Economía y Negocios Online
Juan Carlos Scapini S., Director Ingeniería Comercial Universidad Central Chile, para poder avanzar en su desarrollo necesita cambiar su estructura “dual” de hacer negocios, donde la gran empresa aparece favorecida, en detrimento de PYME que no logra insertarse adecuadamente en los mercados globalizados. Se requiere implementar de una vez por todas una Política Nacional destinada a integrar a las PYMEs en la tan nombrada “era de la globalización”. El país, además, necesita poder cristalizar todo el potencial productivo de las PYMEs en aportes que sean sustantivos en valor agregado, tecnología, ventas internas y exportaciones.
Se debe consignar que hasta ahora los gobiernos de la concertación han optado por mitigar los problemas de las PYMEs con instrumentos de fomento productivo que si bien necesarios para corregir algunas fallas del mercado, no han sido suficientes para equilibrar la enorme asimetría de poder contractual existente entre la gran Empresa globalizada y el resto del sistema productivo.
Las medidas de “Chile Emprende Contigo”, anunciadas por la Presidenta Bachelet en mayo pasado, ciertamente fueron muy significativas. Y también fueron significativos los recursos involucrados que alcanzan los 850 millones de dólares que, por lo demás, incluyen la promesa de enviar al Congreso un proyecto de Ley para crear un Estatuto especial para el desarrollo de las Pequeñas Empresas.
Las medidas, también, deberían “empoderar” a las regiones y muy especialmente a sus Agencias Regionales de Desarrollo Productivo para que sean capaces de liderar las propias estrategias de desarrollo productivo.
Para finalizar, hay que insistir hasta el cansancio la urgencia de redoblar los esfuerzos público privados por construir una política nacional para el desarrollo de las PYMEs. La PYME del Bicentenario no sólo debe ser importante por la cantidad de empleos que genere, sino que también por la calidad de los mismos y sus efectos en el ingreso de las familias. En otras palabras, los empleos que ofrezca la PYME deben ser “decentes” y “éticos” para cumplir así con los criterios establecidos por la OIT y por la Iglesia Católica, respectivamente.
El entorno del desarrollo productivo de los próximos años deberá ofrecer posibilidades reales para que las PYMEs desplieguen todo el potencial emprendedor que ellas tienen y que en estos momentos se encuentra desaprovechado. Las PYMEs chilenas deberán estar capacitadas para competir con éxito no sólo con la gran empresa nacional, sino también con las demás PYMEs del mundo desarrollado.El país, además, necesita poder cristalizar todo el potencial productivo de las PYMEs en aportes que sean sustantivos en valor agregado, tecnología, ventas internas y exportaciones.
23.08.2007
Economía y Negocios Online
Juan Carlos Scapini S., Director Ingeniería Comercial Universidad Central Chile, para poder avanzar en su desarrollo necesita cambiar su estructura “dual” de hacer negocios, donde la gran empresa aparece favorecida, en detrimento de PYME que no logra insertarse adecuadamente en los mercados globalizados. Se requiere implementar de una vez por todas una Política Nacional destinada a integrar a las PYMEs en la tan nombrada “era de la globalización”. El país, además, necesita poder cristalizar todo el potencial productivo de las PYMEs en aportes que sean sustantivos en valor agregado, tecnología, ventas internas y exportaciones.
Se debe consignar que hasta ahora los gobiernos de la concertación han optado por mitigar los problemas de las PYMEs con instrumentos de fomento productivo que si bien necesarios para corregir algunas fallas del mercado, no han sido suficientes para equilibrar la enorme asimetría de poder contractual existente entre la gran Empresa globalizada y el resto del sistema productivo.
Las medidas de “Chile Emprende Contigo”, anunciadas por la Presidenta Bachelet en mayo pasado, ciertamente fueron muy significativas. Y también fueron significativos los recursos involucrados que alcanzan los 850 millones de dólares que, por lo demás, incluyen la promesa de enviar al Congreso un proyecto de Ley para crear un Estatuto especial para el desarrollo de las Pequeñas Empresas.
Las medidas, también, deberían “empoderar” a las regiones y muy especialmente a sus Agencias Regionales de Desarrollo Productivo para que sean capaces de liderar las propias estrategias de desarrollo productivo.
Para finalizar, hay que insistir hasta el cansancio la urgencia de redoblar los esfuerzos público privados por construir una política nacional para el desarrollo de las PYMEs. La PYME del Bicentenario no sólo debe ser importante por la cantidad de empleos que genere, sino que también por la calidad de los mismos y sus efectos en el ingreso de las familias. En otras palabras, los empleos que ofrezca la PYME deben ser “decentes” y “éticos” para cumplir así con los criterios establecidos por la OIT y por la Iglesia Católica, respectivamente.
El entorno del desarrollo productivo de los próximos años deberá ofrecer posibilidades reales para que las PYMEs desplieguen todo el potencial emprendedor que ellas tienen y que en estos momentos se encuentra desaprovechado. Las PYMEs chilenas deberán estar capacitadas para competir con éxito no sólo con la gran empresa nacional, sino también con las demás PYMEs del mundo desarrollado.