Punto de quiebreA Turning Point
Creemos que la economía mundial ha llegado a un punto de quiebre fundamental y, aunque Chile está bien preparado, esto tendrá importantes implicancias para su desempeño.
Los cuatro años de crecimiento del PIB mundial sobre la tendencia están llegando a su fin. Esto aún es un pronóstico, pero que ahora está respaldado por las medidas tomadas por las autoridades monetarias. Específicamente, las palabras y el actuar de los bancos centrales de Estados Unidos, Europa, el Reino Unido y algunos mercados emergentes, tales como el de Turquía, han enviado un mensaje simple: el crecimiento debe desacelerarse antes de que la inflación se convierta en una preocupación más seria.
Esto significa que las fuerzas cíclicas que conducen la “era dorada” de la rentabilidad, tan destacada en prácticamente todas las economías del mundo durante los últimos cuatro años, llegan a su fin. Se aproxima un período, quizás prolongado, de menor crecimiento tanto de la economía como de las ganancias corporativas. La era de una política monetaria acomodaticia, con su sello de tasas de interés real muy bajas, ha terminado. Las tasas reales podrían no subir a niveles particularmente altos en este ciclo si se hace una comparación histórica, pero apuntarán -por un tiempo- a rangos más altos de lo que ha sido la norma en el último quinquenio.
Consideramos además que la próxima desaceleración –incluso si resulta ser un ajuste gradual- podría no ser sucedida por un despegue gradual de la actividad. La economía mundial probablemente enfrentará problemas en los años venideros mientras intenta contrarrestar la contracción en la demanda interna de Estados Unidos. Los candidatos para reemplazar el consumo estadounidense como un “agente de gasto de último recurso” son los consumidores de Asia o de Europa o bien el sector corporativo de cualquier parte (incluso de Estados Unidos). Sin embargo, no vemos a ninguno de estos candidatos con suficiente potencial de gasto para contrarrestar la baja en el consumo de Estados Unidos.
Nuestra proyección central para el crecimiento mundial no ha cambiado, pero los riesgos para nuestros pronósticos han pasado de alcistas a bajistas. Todavía esperamos que el crecimiento del PIB mundial caiga bajo la tendencia y la tasa de consenso del 3,5% en el 2007 (inferior al promedio del 4,3% de los últimos 18 meses). Proyectamos que el crecimiento de Estados Unidos encabezará la baja, desacelerándose a una tasa anualizada del 2,7% durante los próximos 18 meses. Europa y Asia probablemente mantendrán un impulso más sólido, pero sólo por algún tiempo. Es probable que cada región grande experimente en cierta forma un crecimiento más débil en el segundo semestre del 2007. En esencia, la pérdida de demanda final estadounidense y el ajuste asistido de las exportaciones netas no se compensarán totalmente en estas regiones por un consumo o gasto de inversión más sólido en Europa, Asia o, más notablemente, China.
El impacto sobre Chile será significativo, pero no debiera exagerarse. Chile sigue siendo la más abierta de las principales economías latinoamericanas, con una alta relación exportaciones/PIB y bajas barreras arancelarias. Ello hace que el país esté más expuesto que la mayoría a las tendencias del PIB a nivel mundial. Esto se contrarresta sólo parcialmente por los flujos comerciales ampliamente diversificados en términos geográficos. Sin embargo, el precio del cobre -la exportación chilena clave- debiera mantenerse sobre los niveles históricos. Aunque el menor crecimiento mundial afectará la demanda de cobre, cuyos precios se proyecta caerán de manera significativa, desde el punto de vista de la oferta debiera mantenerse ajustado y esto servirá para dar soporte a los precios. Adicionalmente, las sólidas finanzas públicas de Chile, mínima deuda externa y flujos de inversión extranjera directa protegen al país significativamente contra las mayores tasas de interés a nivel mundial y la volatilidad de los flujos de capital a nivel regional.
We believe that a fundamental turning point for the world economy has arrived and, although Chile is well-prepared, this will have important implications for its performance.
The four-year run of above-trend global GDP growth is drawing to a close. This is still a forecast, but one that is now backed by the actions of monetary authorities. Specifically, the words and deeds of central banks in the U.S., Europe, the UK and some emerging markets, such as Turkey, have sent a simple message: growth must slow before inflation becomes a more serious concern.
This means that the cyclical forces driving the ‘golden era’ of profitability, so prominent in virtually all the world’s economies over the past three to four years, are coming to an end. A period, perhaps prolonged, of slower economic and corporate-earnings growth lies ahead. The era of accommodative monetary policy, with its hallmark of very low real interest rates, is over. Real rates may not peak in this cycle at particularly high levels by historical comparison, but they will -for a time - travel in higher ranges than the norms of the past half-decade.
We further believe that the coming slowdown - even if it proves to be a ‘soft landing’- may not be followed by a ‘soft take-off’. The global economy is likely to struggle in the years ahead as it gropes to offset the loss of U.S. domestic demand. Candidates to replace the U.S. consumer as ‘spender of last resort’ are consumers in either Asia or Europe, or the corporate sector everywhere (including the U.S.). However, we do not see any of these candidates with sufficient spending potential to offset the loss of the U.S. consumer.
Our central projections for global growth have not changed, but the risks to our forecasts have shifted from the upside, to downside. We still expect world GDP growth to slow to a sub-trend and sub-consensus rate of 3.5% in 2007 (down from an average of 4.3% over the last 18 months). We forecast U.S. growth to lead the way down, slowing to an annualized 2.7% over the next 18 months. Europe and Asia will probably maintain stronger momentum, but only for a while. Every major region is likely to be experiencing somewhat weaker growth by the second half of 2007. In essence, the loss of U.S. final demand and the attendant softening of net exports will not be fully offset in these regions by stronger consumption or investment spending in Europe, Asia or, most notably, China.
The impact on Chile will be significant, but should not be exaggerated. Chile remains the most open of the major Latin American economies, with a high exports/GDP ratio and low tariff barriers. This makes the country more exposed than most to global GDP trends. This is only partially offset by Chile’s very geographically diversified trade flows. However, the price of copper - the key Chilean export - should remain at above historic levels. Although slowing global growth will impact copper demand, with prices forecast to fall significantly, the supply side should remain tight, and this will work to support prices. Additionally, Chile’s sound public finances, negligible external debt, and foreign direct investment flows give the country significant protection against higher global interest rates and regional capital-flow volatility.