Es un honor para mi darles la bienvenida a esta octava versión del Premio AmCham al Buen Ciudadano Empresarial.
Desde sus inicios, este premio está relacionado con dos objetivos fundamentales,
· Ser un merecido reconocimiento a aquellas empresas socias que han desarrollado programas de RSE, que impactan positivamente a las comunidades en las que están insertas las empresas patrocinantes, y que poseen elementos de originalidad, sustentabilidad, asociatividad e impacto, y que son gestionados de manera excelente.
· Ser una plataforma para promover, capacitar y dar a conocer las mejores prácticas en gestión de RSE, a otras empresas de forma que las inspire a mejorar sus propias realidades, o a iniciarlas si no lo han hecho.
Nos sentimos satisfechos de ver que estos objetivos se van logrando, y que son cada vez más empresas las que toman acciones y proyectos de responsabilidad social o de sustentabilidad, incorporando esta dimensión de los negocios a los planes estratégicos, e incluso estableciendo áreas de responsabilidad específicas.
Como consecuencia del terremoto, este año 2010 las empresas han sido especialmente activas en materia de RSE, mostrando como pocas veces antes, el espíritu solidario de los empresarios. No sólo entregaron cuantiosos recursos, sino creatividad, mucho talento en la gestión y una gran capacidad de asociatividad y coordinación con el Estado para ayudar a los damnificados.
Confiamos que estas acciones dejen registro de las bondades de contar con una clase empresarial comprometida con el país, y del potencial que tiene la gestión privada en resolver problemas sociales. Hemos planteado en una columna del Diario Financiero de ayer, que con la eficacia de la gestión privada, se podrían licitar recursos públicos para solucionar con administración privada problemas sociales puntuales.
RSE y sustentabilidad de los negocios son conceptos que tienden a fusionarse, pues no sólo los clientes demandan cada vez más productos que hayan sido producidos y distribuidos de forma amigable con la comunidad y con el ambiente donde se originaron, sino que la mayor disponibilidad y flujo de información, genera comunidades más empoderadas, activas e influyentes, que pueden crear severos obstáculos a la actividad privada. La adecuada atención empresarial en estas dimensiones, generar capital social para la empresa, y una mayor sustentabilidad del negocio en el largo plazo.
El balance entre lo privado de las utilidades, por un lado, y los efectos que la empresa que las genera tiene sobre la comunidad que la rodea, constituida por un medio ambiente y por personas, es parte central de la gestión de una empresa moderna y exitosa. La sustentabilidad es justamente ese equilibrio que permite seguir siendo competitiva y exitosa en utilidades, y a la vez cuidar esa “amistad” con la comunidad que le permite seguir funcionando.
El futuro viene con desafíos cada vez más importantes en este campo, pues vemos que los ciudadanos y consumidores del mundo exigen, cada vez más, productos de empresas que actúan responsablemente con la sociedad. Tal como dice el Subsecretario de Asuntos del Hemisferio Occidental del Departamento de Estados, Walter Bastian en una carta que ustedes tienen en sus manos y que nos ha hecho llegar especialmente con motivo de esta 8ava versión del BCE, el aumento de la demanda por productos de empresas que son socialmente responsables, está cambiando los ejes básicos de cómo hacer negocios (trazabilidad del carbón y agua; cuidado de los trabajadores; gestión de residuos; entre otros).
A las palabras del Subsecretario Bastian se suman las del Secretario de Comercio, Gary Locke, quien visitó Chile el año pasado y se refirió así a este tema:
"Las empresas socialmente responsables invierten en infraestructura, salud, educación y programas de desarrollo de la fuerza de trabajo y de la comunidad, y entienden que su propio éxito crece a partir de una fuerza de trabajo y un mercado saludables y prósperos. Las compañías que incorporan el respeto y la equidad a sus operaciones diarias, hacen extensivos esos principios a cada una de las partes que intervienen en los negocios. Estas compañías tienen consideración por los consumidores, los trabajadores, las comunidades, los proveedores, los distribuidores, y el medioambiente. Al divulgar estos valores, las empresas socialmente responsables hacen más que sólo ofrecer bienes y servicios competitivos; contribuyen al incremento en la prosperidad y al estándar de vida en todo el mundo".
Vemos claramente también que en la cadena de distribución, esto se hará sentir cada vez más fuerte e impactará especialmente a los proveedores medianos y pequeños de las grandes empresas, las que consideran más y más que no sólo sus propios procesos internos deben ser amigables para con la comunidad, sino también aquellos de sus proveedores.
En la Cámara Chileno Norteamericana de Comercio nos hemos propuesto colaborar con nuestras empresas socias para traspasar conocimientos y experiencias que les permitan enfrentar mejor esta nueva etapa, y ayudar en capacitación sobre buena gestión de programas de RSE.
Con este último espíritu en mente, AmCham Chile busca identificar empresas que tienen programas de RSE, evaluarlos con una metodología estructurada y objetiva, y premiar a los que más se destacan. Este año, casi 40 programas se presentaron a esta versión del Premio con programas que abordan muy diversas materias. Aquí veremos programas que no sólo se preocupan....sino que se ocupan de entregar soluciones concretas a muchos problemas sociales.
Felicito una vez más a las empresas que están detrás de estos programas que se presentaron, por la calidad de éstos y por la valentía de hacerlos examinar por terceros, y abrirse a recibir sugerencias y capacitación para mejorarlos.
Agradezco también muy especialmente a Sustentarse, empresa que nos asesora con la metodología y expertise en la materia, al apoyo comunicacional de Diario Financiero y muy especialmente al jurado de excelencia y comprometido con este premio, y que nos acompaña hoy.
Es un honor para mi darles la bienvenida a esta octava versión del Premio AmCham al Buen Ciudadano Empresarial.
Desde sus inicios, este premio está relacionado con dos objetivos fundamentales,
· Ser un merecido reconocimiento a aquellas empresas socias que han desarrollado programas de RSE, que impactan positivamente a las comunidades en las que están insertas las empresas patrocinantes, y que poseen elementos de originalidad, sustentabilidad, asociatividad e impacto, y que son gestionados de manera excelente.
· Ser una plataforma para promover, capacitar y dar a conocer las mejores prácticas en gestión de RSE, a otras empresas de forma que las inspire a mejorar sus propias realidades, o a iniciarlas si no lo han hecho.
Nos sentimos satisfechos de ver que estos objetivos se van logrando, y que son cada vez más empresas las que toman acciones y proyectos de responsabilidad social o de sustentabilidad, incorporando esta dimensión de los negocios a los planes estratégicos, e incluso estableciendo áreas de responsabilidad específicas.
Como consecuencia del terremoto, este año 2010 las empresas han sido especialmente activas en materia de RSE, mostrando como pocas veces antes, el espíritu solidario de los empresarios. No sólo entregaron cuantiosos recursos, sino creatividad, mucho talento en la gestión y una gran capacidad de asociatividad y coordinación con el Estado para ayudar a los damnificados.
Confiamos que estas acciones dejen registro de las bondades de contar con una clase empresarial comprometida con el país, y del potencial que tiene la gestión privada en resolver problemas sociales. Hemos planteado en una columna del Diario Financiero de ayer, que con la eficacia de la gestión privada, se podrían licitar recursos públicos para solucionar con administración privada problemas sociales puntuales.
RSE y sustentabilidad de los negocios son conceptos que tienden a fusionarse, pues no sólo los clientes demandan cada vez más productos que hayan sido producidos y distribuidos de forma amigable con la comunidad y con el ambiente donde se originaron, sino que la mayor disponibilidad y flujo de información, genera comunidades más empoderadas, activas e influyentes, que pueden crear severos obstáculos a la actividad privada. La adecuada atención empresarial en estas dimensiones, generar capital social para la empresa, y una mayor sustentabilidad del negocio en el largo plazo.
El balance entre lo privado de las utilidades, por un lado, y los efectos que la empresa que las genera tiene sobre la comunidad que la rodea, constituida por un medio ambiente y por personas, es parte central de la gestión de una empresa moderna y exitosa. La sustentabilidad es justamente ese equilibrio que permite seguir siendo competitiva y exitosa en utilidades, y a la vez cuidar esa “amistad” con la comunidad que le permite seguir funcionando.
El futuro viene con desafíos cada vez más importantes en este campo, pues vemos que los ciudadanos y consumidores del mundo exigen, cada vez más, productos de empresas que actúan responsablemente con la sociedad. Tal como dice el Subsecretario de Asuntos del Hemisferio Occidental del Departamento de Estados, Walter Bastian en una carta que ustedes tienen en sus manos y que nos ha hecho llegar especialmente con motivo de esta 8ava versión del BCE, el aumento de la demanda por productos de empresas que son socialmente responsables, está cambiando los ejes básicos de cómo hacer negocios (trazabilidad del carbón y agua; cuidado de los trabajadores; gestión de residuos; entre otros).
A las palabras del Subsecretario Bastian se suman las del Secretario de Comercio, Gary Locke, quien visitó Chile el año pasado y se refirió así a este tema:
"Las empresas socialmente responsables invierten en infraestructura, salud, educación y programas de desarrollo de la fuerza de trabajo y de la comunidad, y entienden que su propio éxito crece a partir de una fuerza de trabajo y un mercado saludables y prósperos. Las compañías que incorporan el respeto y la equidad a sus operaciones diarias, hacen extensivos esos principios a cada una de las partes que intervienen en los negocios. Estas compañías tienen consideración por los consumidores, los trabajadores, las comunidades, los proveedores, los distribuidores, y el medioambiente. Al divulgar estos valores, las empresas socialmente responsables hacen más que sólo ofrecer bienes y servicios competitivos; contribuyen al incremento en la prosperidad y al estándar de vida en todo el mundo".
Vemos claramente también que en la cadena de distribución, esto se hará sentir cada vez más fuerte e impactará especialmente a los proveedores medianos y pequeños de las grandes empresas, las que consideran más y más que no sólo sus propios procesos internos deben ser amigables para con la comunidad, sino también aquellos de sus proveedores.
En la Cámara Chileno Norteamericana de Comercio nos hemos propuesto colaborar con nuestras empresas socias para traspasar conocimientos y experiencias que les permitan enfrentar mejor esta nueva etapa, y ayudar en capacitación sobre buena gestión de programas de RSE.
Con este último espíritu en mente, AmCham Chile busca identificar empresas que tienen programas de RSE, evaluarlos con una metodología estructurada y objetiva, y premiar a los que más se destacan. Este año, casi 40 programas se presentaron a esta versión del Premio con programas que abordan muy diversas materias. Aquí veremos programas que no sólo se preocupan....sino que se ocupan de entregar soluciones concretas a muchos problemas sociales.
Felicito una vez más a las empresas que están detrás de estos programas que se presentaron, por la calidad de éstos y por la valentía de hacerlos examinar por terceros, y abrirse a recibir sugerencias y capacitación para mejorarlos.
Agradezco también muy especialmente a Sustentarse, empresa que nos asesora con la metodología y expertise en la materia, al apoyo comunicacional de Diario Financiero y muy especialmente al jurado de excelencia y comprometido con este premio, y que nos acompaña hoy.