Otro Paso AdelanteOne More Step Forward

01 Octubre 2006


Chile recientemente acordó unirse a la Comunidad Andina de Naciones (CAN) como miembro asociado. Esta decisión se tomó en el marco de la política exterior del gobierno de Bachelet, centrada en una mejor integración regional.

Pero ¿qué significa esto en realidad para el país y para las empresas que operan en él?

A primera vista, no mucho. El pacto no contempla ninguna reducción arancelaria inmediata o normas más claramente definidas para las empresas. Es simplemente un acuerdo para trabajar juntos, con miras a desarrollar una relación más estrecha a futuro. Parece poco valioso, al menos superficialmente.

Sin embargo, la estrategia tiene un significado mucho mayor. Países que forman parte de la CAN, como Colombia y Perú, son mercados importantes para Chile y ofrecen interesantes oportunidades de inversión para las empresas chilenas. Ambas naciones han elegido a sus gobiernos democráticamente y sus economías han mejorado. Más aún, tanto Colombia como Perú concluyeron recientemente las negociaciones de tratados de libre comercio con Estados Unidos, los que entrarán en vigencia una vez que reciban las aprobaciones pertinentes. Junto con el tratado de libre comercio entre Chile y Estados Unidos, esto proporciona la base para una serie única de normas que permitan la negociación y el comercio dentro de este grupo de países. Estados Unidos es uno de los mercados más importantes para todos los países miembro de la CAN, lo que hace que este hecho sea aún más relevante.

Todo lo anterior significa que hay importantes valores comunes entre la CAN y Chile, y que la CAN ofrece a Chile importantes vínculos estratégicos de largo plazo, tanto políticos como económicos. El ser miembro asociado de la CAN es muy acorde con la estrategia del gobierno chileno de una mejorada integración regional y es particularmente interesante, dado que amplía el alcance de esta estrategia desde el Cono Sur de Sudamérica a todo el continente.

También es importante ya que vincula a países de la costa Pacífico del continente, mejorando las posibilidades de una relación más estrecha con la región del Asia-Pacífico. Perú, tal como Chile, es miembro del Foro de Cooperación Económica Asia Pacífico (APEC) y los países de la CAN tienen un interés común por desarrollar el intercambio comercial con Asia y por atraer inversiones de los países asiáticos.

Con el tiempo la capacidad de juntar todas estas piezas mejorará la competitividad global de Chile y la de los países de la CAN con Estados Unidos, mientras intentamos juntos, como un hemisferio, enfrentar el desafío que representa China y Asia en general. Para Chile, proporciona una posible nueva dimensión como país plataforma en la región. Es más, el exitoso modelo económico de libre mercado de Chile podría servir de ejemplo para otros países en el diseño de sus futuros programas económicos.

En resumidas cuentas, la participación de Chile en la CAN -a medida que se consolida y toma una forma más concreta con el tiempo- implicará mayores inversiones e intercambio comercial, además de un aumento en el crecimiento del país. Esto, a su vez, implica más oportunidades para el intercambio comercial y las inversiones entre Chile y Estados Unidos, y constituye un enfoque renovado respecto del crecimiento y el desarrollo en esa área.

En AmCham, respaldamos plenamente esta iniciativa y esperamos contribuir activamente a ella para así promover un hemisferio más integrado y competitivo, con mayor intercambio comercial y oportunidades de inversión. Esto representa otro paso adelante en la exitosa estrategia de Chile para abordar la globalización.

Chile has recently agreed to join the Community of Andean Nations (CAN) as an associate member. This decision was taken in the context of the Bachelet administration's foreign policy focus on improved regional integration.

But what does this really mean for the country and for businesses that operate here?

At first glance, not much. The agreement does not provide for any immediate tariff reductions or more clearly defined rules for business. It is simply an agreement to work together with the view of developing a closer relationship in the future. It appears to have little value - at least on the surface.

However, the strategy has a much more far-reaching significance. Countries which are part of the CAN, such as Colombia and Peru, are important markets for Chile and offer interesting investment opportunities for Chilean companies. Both countries have democratically elected governments and improving economies. Moreover, both Colombia and Peru have recently completed negotiations for free trade agreements with the United States, which will go into effect after appropriate approvals have been obtained. Together with the Chile-U.S. free trade agreement, this provides the basis for a single set of rules of the game for trade and commerce within this group of countries. The United States is one of the most important markets for all of the CAN countries, making this fact even more relevant.

All of the above means that there are important shared values between the CAN and Chile and that the CAN offers Chile important long-term strategic political and economic ties. Associate membership of the CAN is very much in line with the Chilean government's strategy of enhanced regional integration and is particularly interesting as it widens the scope of this strategy from the Southern Cone of South America to the broader continent.

It is also important as it ties together countries on the Pacific side of the continent, enhancing possibilities for a closer relationship with the Asia-Pacific region. Peru, like Chile, is a member of APEC and the CAN countries have a common interest in developing trade with Asia and attracting investment from Asian countries.

The ability to bring all of these pieces together over time will enhance the global competitiveness of Chile and of the CAN countries together with the United States as we look together, as one hemisphere, to face the challenge of China and of Asia in general. For Chile, it provides a potential new dimension as a platform country in the region. Moreover, Chile's successful free market economic model may serve as an example for other countries as they design their future economic programs.

The bottom line is that Chile's participation in the CAN, as it consolidates and takes a more concrete form over time, will mean increased trade and investment and increased growth for the country. This, in turn, means more opportunities for trade and investment between Chile and the United States and it means a renewed focus on growth and development for the area.

We at AmCham fully support this effort and look forward to contributing to the effort and, in this way, to promoting a more integrated and competitive hemisphere with increased trade and investment opportunities. It represents one more step forward in Chile's successful strategy of embracing globalization.
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