Nuevo Polo de Atracción de InversionesThe New Magnet for Attracting Investment

01 Octubre 2014

La literatura cuenta que en 1850 una expedición dela Armadade Estados Unidos arribó al país. Dos años más tarde el Estado chileno decidió comprar su instrumentación para establecer en territorio local uno de los primeros observatorios de Latinoamérica, el que se transformó en el más activo del siglo. Se trata del Observatorio Astronómico Nacional en plena cumbre del Cerro Santa Lucía en Santiago. Escapando del crecimiento y mayor luminosidad de las ciudades, se traslada a la Quinta Normal y, posteriormente, a Cerro Calán, su ubicación actual. Pero fue la instalación del Observatorio Cerro Tololo dela Asociaciónde Estados Unidos de Universidades para la Investigación en Astronomía (AURA), en la Cuarta Región, en 1962, lo que marcó el puntapié inicial de la carrera astronómica nacional y de una industria en torno a la materia.

A 2020, los ojos del mundo estarán puestos en Chile. La construcción de cinco proyectos astronómicos, que contemplan inversiones por más de US$4.400
millones, según el último catastro de la Sociedad de Fomento Fabril (Sofofa), determinarán que más de 70% de la observación mundial se concentre en el país. Un panorama más que auspicio no sólo desde el punto de vista científico, sino también desde la vereda empresarial. Se están generando impulsos públicos y privados que permitirán contar con las condiciones para formar y convocar una industria proveedora astronómica local potente, que pueda -en el futuro- hacer aportes reales a otros sectores de la economía, como minería, telecomunicaciones, informática, construcción, entre otras. Y también, como un polo de atracción para empresas internacionales.

La calidad y ubicación de los cielos nacionales se ha transformado en el principal ingrediente para la instalación de estos instrumentos. A la fecha, se contabilizan 37 instalaciones, 18 de ellas científicas y 19 turísticas y de observación amateur. El último en entrar en operación fue el Atacama Large Millimeter/submillimeter Array, más conocido como ALMA, en 2013. Es de hecho, el más costoso -con US$ 1.300 millones (US$ 500 millones fueron aportados por EE.UU.)- y potente del mundo, ubicado en el llano de Chajnantor, cerca de San Pedro de Atacama. Está compuesto por 66 antenas de alta precisión, que operan a longitudes de onda de0,3 a9,6 mm., que permiten una visión del universo hasta diez veces más nítida que el telescopio espacial Hubble. Detrás, está el principal consorcio del sector a nivel mundial: el Observatorio Europeo Austral (ESO), compuesto por 15 países, pero que para este proyecto se trabajó en alianza entre Europa, Asia Oriental y América del Norte. De hecho, la fracción de Estados Unidos está a cargo dela Associated Universities(AUI), que opera el Observatorio Radioastronómico Nacional, ligada ala FundaciónNacionalde Ciencia de Estados Unidos (NSF).

Chile, de a poco, ha logrado sacar ventaja. Si bien cede los terrenos para la construcción de los proyectos, ha establecido cláusulas que contemplan que
10% de la observación debe quedar en manos de chilenos, lo que ha ayudado a consolidar en los últimos 50 años la masa crítica y proyectos de ciencia básica a nivel nacional, explicaMario Hamuy, director del Instituto Milenio de Astrofísica y académico dela Universidadde Chile. De hecho, Eduardo Hardy, director en Chile de AUI, explica que incluso se tiene más tiempo de observación que los países miembros, como en el caso de Alma, que tiene 18 socios. El país tiene el mejor acceso a la infraestructura de observación del mundo.

Esto ha incidido en los recursos que la Comisión Nacional de Investigación Científica y Tecnológica (Conicyt), por ejemplo, ha entregado para su estudio. Si en 2006 contemplaba un financiamiento total para astronomía de $ 1.074 millones para concursos, investigación, formación de especialistas y creación de consorcios universitarios, a 2014 esa cifra llegó a $ 4.460 millones.

Hoy, el país está en condiciones de dar nuevos pasos. Así lo saben también desde el Gobierno e instituciones públicas y privadas. A la hora de analizar los datos de la inversión total de los proyectos, sólo 20% lo ejecutan empresas nacionales, principalmente, en obras civiles e infraestructura. De hecho, la última licitación para la construcción del camino y aplanamiento de la cumbre del cerro Armazones del European Extremely Large Telescope (E-ELT) por
US$ 200 millones (correspondiente a 20% del monto total del proyecto) quedó en manos de Icafal.

Sin embargo, el país está condiciones de superar ese 20% de participación en las inversiones, explican enla Oficinade Enlace Industrial (ILO), dependiente del Ministerio de Economía, ya que existe un abanico de opciones de nuevos negocios: proyectos de IT (tecnologías de la información), redes de conexión, gestión de big data, software de ingeniería sísmica, son algunas de las áreas que más proyecciones tienen, comenta Andrés Zahler, jefe dela Divisiónde Innovación de esta cartera. A la fecha, hay tan sólo diez empresas chilenas que trabajan como proveedoras, como es el caso de Axys, Gismac, Astronorte; por ello es que urge aumentar la oferta.

De ahí que la hoja de ruta dela ILOestá concentrada en estrechar lazos con los directores de los proyectos instalados (que requieren mantención y/o modernización) o que están por
instalarse en Chile, de manera de monitorear los desafíos tecnológicos y de ingeniería de las estructuras, en la cual pueda participar la industria chilena. Y también apostar por losjoint venturecon empresas internacionales, ya que existen varias licitaciones que están restringidas a los países miembros de los observatorios, aunque en algunas de ellas, las empresas deben tener presencia en Chile, explica Fernando Comerón, representante de ESO en el país. Destaca eso sí, que Chile tendría más opciones si fuera miembro permanente del consorcio.

Sin embargo, el Ministerio de Economía desecha esa opción, prefieren continuar con 10% de la observación y buscar alianzas por otros caminos.

Karen Molina, subdirectora de Energía, Ciencia y Tecnología e Innovación y Emprendimiento del Ministerio de Economía, explica que hoy el interés está en generar un mayor vínculo con quienes toman las decisiones en los observatorios, para ver dónde Chile puede aportar. Aclara, que la astronomía no permite trabajar a escala, por lo que la idea es que dichos desarrollos puedan ser aplicados a otras industrias. Por ese motivo es que han sido las universidades las que están dando los primeros pasos, donde ya están conversando las facultades de astronomía con ingeniería, por ejemplo, para el desarrollo de instrumentación y nuevas tecnologías.


Importancia de las universidades

La academia ha sido la que más se ha vinculado en el último tiempo con los observatorios. Han logrado, caso a caso, ser partícipes de la creación de nuevos instrumentos. Eduardo Hardy, dela AUI, comenta que, por ejemplo, una parte del software que se utiliza para controlar las antenas y extraer información, fue desarrollado, en parte, porla UniversidadTécnicaFederico Santa María (USM). Tiene uso en la astronomía, pero también se puede destinar a la industria chilena, ya que puede enfocarse en el uso industrial de robots.

Desde la vereda de los responsables de los observatorios se está valorando cada vez más el trabajo de las universidades. Por ejemplo, Chris Smith, representante de Aura en Chile, y que está detrás del Large Sinoptic Survey Telescope (LSST) que involucra recursos por US$ 600 millones, revela que su construcción fue realizada en suelo nacional, y pese a que considera que al país le falta aún avanzar en el desarrollo de alta tecnología, tendrá participación en la parte de instrumentación. Por ello, ya están en contacto con instituciones como el centro de modelamiento matemático de la Universidad de Chile para el desarrollo de algoritmos para el manejo de datos y con la USM.

Por otro lado, la comunidad científica es la más interesada en participar, cuenta Mario Hamuy. El año pasado se formó el Instituto Milenio de Astrofísica al alero de cinco universidades, para abordar el estudio del análisis de grandes volúmenes de datos, donde, por primera vez, confluyen en un lugar astrónomos, matemáticos, informáticos e ingenieros. Es la apuesta del futuro, de hecho, el LSST producirá 15 terabyte (un tera son mil gigas) por noche, por lo que hay que prepararse para procesar tal cantidad de información.

El Centro de Astronomía y Tecnologías Afines (CATA), en tanto, lleva siete años de trabajo en instrumentación astronómica y recién hoy están empezando a ver algunos logros, como la construcción de uno de los detectores para ALMA, Banda 1, en alianza con laboratorios extranjeros.

Estos son los primeros pasos del país, que está cimentando el camino para ser unhubde atracción astronómica. Para los expertos, Chile tiene potencial, sólo falta que los privados estrechen lazos con la industria e incursionen en nuevos proyectos.

REC: Crece imagen país

La astronomía también está permeando la imagen del país en el mundo. Segúnla FundaciónImagende Chile, desde 2012 se ha transformado en un tema emergente y relevante en la difusión internacional. La inauguración de ALMA en 2013, posicionó al país como una de las fuentes principales en el estudio del cosmos y protagonista de vanguardia en la ciencia, comentan.

Está creciendo fuerte el turismo astronómico propiamente tal. La subsecretaria de Turismo, Javiera Montes, reconoce que el país es uno de los pocos que puede apostar a ello. La Región de Coquimbo es la que lidera, ya que tiene la mayor concentración de observatorios científicos
y turísticos de todo el mundo, lo que implica que al año reciba más de un millón de turistas que no sólo buscan el sol y playas, generando así una línea de negocios asociada a la hotelería, tour operadores, gastronomía, entre otros.

Nuevos observatorios

NombreInversiónOperaciónUbicaciónAño funcionamiento

European Extremely Large Telescope
(E-ELT)

US$ 1.400 millonesESOCerro Armazones, Región de Antofagasta2022
Giant Magellan Telescope (GMT)
US$ 900 millones

Consorcio internacional: universidades Nacional de Australia,
Texas, Arizona, Chicago, entre otras.

Cerro Las Campanas, Región de Coquimbo2018
Large Sinoptic Survey Telescope (LSST)US$ 600 millonesAURACerro Pachón, Región de Coquimbo2022

Cornell Caltech Atacama
Telescope (CCAT)

US$ 100 millones

Consorcio internacional: Universidad de Cornell, Instituto de Tecnología de
California y Laboratorio de Propulsión
Jet, entre otros.

Cerro Chajnantor, Región de Antofagasta2017
University of Tokyo Atacama Observatory (TAO)US$ 100 millonesUniversidad de TokioCerro Chajnantor, Región de Antofagasta2018

History tells us that in 1850 a US Navy expedition landed in Chile. Two years later, the Chilean state took the decision to purchase the expedition’s instrumentation and subsequently established the first observatories in Latin America on its national territory. In the process, it became the most astronomically active nation in the nineteenth century. The site in question was the National Astronomical Observatory located on the summit of Cerro Santa Lucía in Santiago. To escape from the encroaching intensity of the city center and its lights, the observatory was first moved to Quinta Normal and, at a later date, to Cerro Calán, where it remains located today. Nevertheless, it was the construction of Cerro Tololo Observatory in Chile’s Fourth Region in 1962 by the US Association of Universities for Research in Astronomy (AURA), which marked the beginning of Chilean astronomy and its associated industry.

In the run-up to 2020, the eyes of the world will be on Chile. The construction of five astronomical projects, with investment totaling more than US$4.4 billion, according to the latest figures from the Chilean Federation of Industry (SOFOFA), will mean that over 70% of global observation is concentrated in Chile.
Significantly, this is not just an auspicious outlook from the scientific point of view, but also from that of business. These projects are driving public and private impetus, helping to generate the conditions necessary for a strong domestic sector based on the supply of astronomy. In the future, such an industry will be genuinely capable of contributing to other sectors of the economy, including mining, telecommunications, IT, construction and others. In addition, it will act like a magnet for international business.

The quality and location of Chilean skies have become the main ingredients in building such instruments in the country. To date, there are 37 recorded sites, 18 of which are for scientific observation and 19 for tourism and amateur star-gazing purposes. The latest to become operational was the Atacama Large Millimeter/submillimeter Array, known as ALMA, in 2013. At present, it is the most expensive, at US$1.3 billion (with US$500 million coming from the US) and the most powerful telescope in the world. Located on the plain of Chajnantor, near San Pedro de Atacama, it is composed of 66 high precision antennas which operate at wavelengths of 0.3 to 9.6 mm. This allows for views of the universe up to ten times sharper than those available from the Hubble space telescope. Behind the scenes, this is the industry’s main consortium at the global level. The European Southern Observatory (ESO), which is composed of 15 countries, plays a key role in the site. However, work on the project was undertaken by an alliance between Europe, East Asia and North America. The US section of the observatory is controlled by the Associated Universities (AUI), which operates the National Radio Astronomy Observatory, in association with the US National Science Foundation (NSF).

Little by little, Chile has managed to make the most of this situation. While it cedes land for the construction of the projects, it has established clauses guaranteeing that 10% of all observations pertain to Chilean scientists. Over the last 50 years, this has helped to consolidate the critical mass and basic science projects at the national level, as explained by Mario Hamuy, Director of the Millennium Institute of Astrophysics and academic from the University of Chile. In fact, Eduardo Hardy, Director of the AIU in Chile, explains that, in addition, the country actually has greater observation time than the consortium’s constituent countries, as is the case with ALMA, which has 18 members. As a consequence, Chile has the best access to observation infrastructure in the world.

This has had an impact on the amount of funding provided by the National Commission for Scientific and Technological Research (CONICYT), for example with regard to its investigations. While in 2006, total astronomy funding for competitions, research, specialist training and the creation of university consortia was CLP$1.074 billion, in 2014 this figure reached CLP$4.46 billion.

The country is now ready to take the next step, and the Government, its public institutions and the private sector know it. Analysis of data from total project investment shows that only 20% is being implemented by domestic companies, mainly in civil engineering works and infrastructure. In fact, the latest tender for the construction of the road and surface levelling of Cerro Armazones, for the European Extremely Large Telescope (E-ELT), for US$200 million (representing 20% of the total project amount) was won by the local engineering and construction firm Icafal.

However, the country is well-positioned to surpass its 20% participation in the investments process, as explained by the Industrial Liaison Office (ILO), a subsidiary of the Ministry of Economy. This is largely due to the plethora of options available to new businesses. Andrés Zahler, Head of the ILO Innovations Division, lists Information Technology projects, network connections, big data management, and earthquake engineering software as just some of the areas with the biggest projections. To date, there are only ten Chilean businesses working as suppliers, including Axys, Gismac and Astronorte. This relatively low number is the reason why an increase in supply is being sought with such urgency.

As such, the roadmap of the ILO is focused on strengthening ties with the directors of the completed projects (those requiring ongoing maintenance and/or modernizing) or those due for construction in Chile. In this way, the body can monitor the technological and engineering challenges of the facilities, and seek opportunities in which Chilean industry can participate. Furthermore, this enables the domestic sector to position itself for joint ventures with international businesses, given that certain tenders are limited to observatory member countries only. Although, in some such cases, as Fernando Comerón, Chilean representative of the ESO explains, in order to submit their tenders certain companies must have business presence in Chile. Nonetheless, he points out that Chile would have more options open to it if it were a permanent member of the consortium.

The Ministry of Economy, however, is opposed to this option, preferring to maintain its 10% observation stake and instead seeking alternative paths.

Karen Molina, Deputy Director of Energy, Science and Technology, and Innovation and Entrepreneurship at the Ministry of Economy, explains that interest today is in generating greater links with decision-makers at the observatories, in order to gauge the best areas in which Chile can contribute. She clarifies that, as astronomy is not a scalable industry, the idea is for the aforementioned projects to be applied to other industries. That is why the universities are the ones to have taken the initial steps. Indeed, astronomy faculties are already in discussions with the engineering sector, for example, in order to develop instrumentation and new technologies.

Importance of the universities

Academia has been the area most closely linked to the observatories over recent years. They have managed, case by case, to become participants in the creation of new instruments. Eduardo Hardy from AUI mentions that, for example, part of the software used for controlling the antennas and extracting the relevant information was developed, in part, by the Federico Santa María Technical University (USM). The software is used in astronomy, but it can also be applied to Chilean industry, with a special focus on the industrial use of robots.

Those in charge of running the observatories are placing increasing value on the work being done by the universities. For example, Chris Smith, AURA representative in Chile and the man behind the Large Synoptic Survey Telescope (LSST), which accounts for US$600 million in resources, explains that the construction of the telescope took place in Chile. Although he believes the country is still lacking in the development of highly advanced technology, he says that it will be involved in terms of instrumentation. Indeed, AURA is already in contact with different institutions, such as the USM, as well as the Center for Mathematical Modelling of the University of Chile regarding the development of algorithms for data management.

On the other hand, the scientific community is the most eager of all sectors to participate in the process, says Mario Hamuy. Last year, the Millennium Institute of Astrophysics was formed under the auspices of five universities. The Institute looks into the analysis of large quantities of data and provides a space in which, for the first time, astronomers, mathematicians, IT programmers and engineers can come together. In fact, it is anticipated that the LSST will produce 15 terabytes (one terabyte is 1000 gigabytes) of data every night. The processing of such large quantities of information is the reason behind ongoing preparations.

The Center for Astronomy and Associated Technologies (CATA), meanwhile, has spent seven years working on astronomical instrumentation, and only recently has it begun to see some success stories. For example, it has succeeded is constructing one of its receivers for ALMA, Banda 1, in partnership with international laboratories.

So the first steps are being taken, paving the way for the country to secure its place as an astronomical hub. Experts agree that Chile has great potential. It simply needs the private actors to strengthen ties with industry and venture into new projects.

Enhancing the national image

Astronomy is also helping to enhance Chile’s reputation around the world. According to the Imagen de Chile Foundation, since 2012 it has become an increasingly relevant issue for promoting the country at the international level. As the Foundation notes, the inauguration of ALMA in 2013 positioned the country as one of the primary sources for studying the cosmos, ensuring its place at the cutting edge of science.

Astronomy tourism is also undergoing significant growth. The Undersecretary of Tourism, Javiera Montes, explains that Chile is one of the only countries which can actually rely on this type of industry. The leading national player is the Coquimbo Region, with the largest concentration of scientific and tourist observatories in the word. Every year the Region receives more than a million tourists, and they do not simply seek out sun and beaches. This phenomenon, in turn, generates a range of businesses associated with hotels, tour operators and gastronomy, among others.

NameInvestmentOperated byLocationYear entering into operation

European Extremely Large Telescope
(E-ELT)

US$1.4 billionESOCerro Armazones, Antofagasta Region2022
Giant Magellan Telescope (GMT)
US$900 millionInternational consortium: Australian National University, Texas A&M University, University of Arizona, University of Chicago, among others.
Cerro Las Campanas, Coquimbo Region2018
Large Synoptic Survey Telescope (LSST)US$600 millionAURACerro Pachón, Coquimbo Region2022

Cornell Caltech Atacama
Telescope (CCAT)

US$100 millionInternational consortium: Cornell University, California Institute of Technology and its Jet Propulsion Lab, among others.Cerro Chajnantor, Antofagasta Region2017
University of Tokyo Atacama Observatory (TAO)US$100 millionUniversity of TokyoCerro Chajnantor, Antofagasta Region2018
Compartir