¿Alguna vez ha estado en una situación difícil y ha necesitado de manera urgente hacer una llamada o enviar un mensaje de texto, pero su teléfono de prepago no tiene suficiente crédito? Si esa situación no le resulta familiar, lo que usualmente ocurre después es un febril arranque hacia la tienda más cercana para recargar.
Sin embargo, para los clientes latinoamericanos del operador de telefonía móvil Movistar, la siguiente llamada es tan simple como marcar.
“Cubriremos la siguiente llamada telefónica o el próximo ringtone y, la próxima vez que el usuario recargue, recuperaremos ese dinero”, sostiene Felipe Valdés, fundador de Tiaxa, empresa con sede en Chile que proporciona sistemas de facturación y cobro a operadores inalámbricos.
Tiaxa patentó un nuevo sistema que permite que los usuarios de prepago a los que no les queda crédito hagan algunas cosas más antes de que no el teléfono se bloquee.
Uno de los servicios que Tiaxa provee a los operadores móviles es impedir que los clientes que no tienen crédito hagan llamadas, pero ahora la firma presta dinero a estos usuarios de modo que puedan seguir llamando.
Valdés y Olav Carlsen, director general de finanzas de Tiaxa, creen que la capacidad de dar crédito a millones de usuarios de prepago es el futuro de la tecnología de los teléfonos móviles. La empresa ya tiene un contrato con la firma española Telefónica, que es dueña de Movistar, el que cubre a sus 135 millones de usuarios de prepago en América Latina, pero Tiaxa ha fijado su vara un poco más alto.
Tiaxa actualmente opera en cinco países de la región, incluido Chile, a través de su acuerdo con Telefónica y espera tener operaciones en otras ocho naciones para abril de 2011.
“Queremos llevar esta idea al mundo”, afirma Valdés. “Ya hemos tenido mucho éxito en América Latina, pero queremos llevarla a otros mercados emergentes y para ello necesitamos capital”.
Para cumplir su ambicioso objetivos de expansión, Tiaxa está buscando inversionistas en Estados Unidos con el fin de recaudar entre US$ 15 millones y US$ 20 millones en capital de riesgo.
Valdés viajó recientemente a Silicon Valley en California con el presidente Sebastián Piñera; el ministro de Economía, Juan Andrés Fontaine; y una docena de otras empresas muy prometedoras como parte de una misión comercial diseñada para mostrar la innovación y el emprendimiento chileno.
“Silicon Valley es único en que combina capital de riesgo, académicos y tanto conocimiento respecto a cómo hacer crecer una empresa fuera de su mercado regional”, señala Valdés. “Es extremadamente valioso tener contactos en Silicon Valley, en el negocio de tecnología es casi un deber”.
El tur de la comisión Fontaine por Berkeley y Stanford fue muy bueno para abrir los ojos, afirma Valdés. Además de Tiaxa, profesionales chilenos de los sectores de tecnologías de la información, biotecnología, tecnologías limpias y conservación se pusieron su mejor cara para atraer inversiones a Chile.
El grupo se reunió con renombrados catedráticos, investigadores y emprendedores como ellos y cada equipo tuvo 20 minutos para impresionar a cerca de una docena de inversionistas de capital de riesgo.
“(El viaje) fue una gran sorpresa y superó mis expectativas”, asevera Valdés. “El gobierno está haciendo un gran trabajo con su programa Start-Up Chile para ayudarnos a pensar de manera global, acceder a talento tecnológico maduro y abordar el mercado mundial”.
Tiaxa fue fundada en 2000 con US$ 6 millones en capital de riesgo y pasó por varios cambios en el modelo de negocios antes de asentarse finalmente en su modelo actual.
Tiaxa procesa cerca de mil millones de transacciones al mes para sus clientes. Para poner eso en perspectiva, en Chile se procesan cada mes cerca de 30 millones de transacciones de tarjetas de crédito: Tiaxa procesa esa cantidad en un solo día.
Sin embargo, mientras las transacciones con tarjeta de crédito son, en promedio, de entre US$ 30 y US$ 40, las transacciones de Tiaxa promedian no más de 10 centavos. Si bien esto bien podrían parecer monedas de cambio, mantener el registro de cada transacción es igualmente complejo.
Navegar el enorme volumen de datos es una tarea tremenda, pero Valdés, ingeniero aeroespacial que cursó estudios en Princeton, tiene una afición por procesar datos numéricos. Así fue como hace casi dos años en medio de un flujo de cifras vislumbró el futuro de la empresa.
“Estábamos procesando miles de millones de transacciones y vimos que muchas de ellas fallaban debido a que los fondos eran insuficientes”, recuerda Valdés. “Entonces se nos ocurrió la idea de financiar transacciones para el usuario y de suscribimos los créditos con terceros, tal vez con bancos u otras instituciones”.
Para hacer esto posible, Tiaxa emplea tecnología hecha en Chile conectada al sistema del operador que notifica cuándo un usuario se quedó sin dinero y da crédito a su cuenta en cuestión de segundos.
La tecnología además decide cuánto prestar -mucho o poco- basado en el perfil del cliente. No obstante, hay una trampa.
“Cuando (los clientes) no recargan, no (lo) recuperamos”, señala Carlsen. “De modo que tenemos que ser muy cuidadosos sobre a quién le prestamos dinero, porque estamos perdiendo un alto porcentaje de clientes cada mes”.
Tiaxa no es la única compañía que ofrece este tipo de servicio, Entel -el competidor de Movistar- ofrece un servicio similar denominado PrestaLuka, pero el software de microfinanciamiento de Tiaxa es el más innovador, según Carlsen.
“Estás hablando por teléfono y te quedas sin dinero (como crédito)”, explica Carlsen. “En el mundo real, se cortaría el servicio, pero con nuestro servicio no pasa nada”.
Tiaxa además da a los operadores la flexibilidad de ofrecer nuevos e innovadores planes incluidos servicios como envío de mensajes de texto, correo electrónico y fotos. Estos planes representan el mayor crecimiento en los ingresos de los operadores de telefonía móvil hoy en día, pero es difícil para ellos cobrar por diferentes servicios, de modo que el software de Tiaxa lo hace por ellos.
“Permitimos que el operador ofrezca complejos esquemas de facturación por nuevos servicios de datos”, sostiene Valdés. “Pero donde realmente añadimos valor es con los usuarios de prepago”.
Con 3.500 millones de usuarios de prepago en todo el mundo quienes descargan ringtones, navegan por Internet o suben fotos a Facebook usando sus teléfonos móviles, Tiaxa se ve en la cúspide de algo potencialmente enorme.
Sin embargo, a medida que la empresa aumenta su presencia en América Latina, la pregunta es si puede recaudar suficientes recursos para llevar su negocio a mercados emergentes en Asia y África.
“La tecnología de teléfonos móviles se ha vuelto enormemente importante en el mundo en desarrollo”, asevera Carlsen. “Nos encontramos en la convergencia de esta tecnología y el microfinanciamiento”.
Aaron Nelsen trabaja como periodista freelance en Santiago.
Ever been in a bind and desperately needed to place a call or send a text, but your prepaid phone had insufficient funds? If you aren’t familiar with this situation, what usually happens next is a feverish dash to the nearest corner store to top up.
But for Latin American clients of mobile phone operator Movistar, the next call is as easy as dialing.
“We’ll spot the next phone call or the next ringtone and, the next time the user tops up, we’ll recover that money,” said Felipe Valdés, founder of Tiaxa, a Chile-based company which provides billing and charging systems for wireless operators.
Tiaxa has patented a new system that lets prepaid users with zero balance do a few more things before running out.
One of the services Tiaxa provides mobile operators is to stop clients with no credit from making calls, but now it lends money to these subscribers so they can keep talking.
Valdés and Olav Carlsen, chief financial officer of Tiaxa, believe the ability to extend credit to millions of prepaid users is the future of mobile phone technology. The company already has a contract with Spanish firm Telefónica, which owns Movistar, covering its 135 million prepaid users in Latin America, but Tiaxa has its sights set a little higher.
Including Chile, Tiaxa currently operates in five countries in the region through its agreement with Telefónica and hopes to be up and running in eight more by April 2011.
“We want to take this idea to the world,” Valdés said. “We’ve already been very successful in Latin America, but we want to take it to other emerging markets and for that we need capital.”
To meet its ambitious expansion goals, Tiaxa is looking to investors in the United States to raise between US$15 million and US$20 million in venture capital.
Valdés recently traveled to California’s Silicon Valley with President Sebastián Piñera, Economy Minister, Juan Andrés Fontaine, and a dozen other up and coming businesses as part of a trade mission designed to showcase Chilean innovation and entrepreneurship.
“Silicon Valley is unique in that it combines venture money, academics and so much knowledge about how to grow a company outside its regional market,” Valdés said. “It’s extremely valuable to be connected in Silicon Valley – in the tech business it’s almost a must.”
The Fontaine commission’s tour of Berkeley and Stanford was eye-opening, Valdés said. In addition to Tiaxa, Chilean professionals from the IT, biotech, cleantech and conservation sectors put on their best faces to lure investment to Chile.
The group met with renowned professors, researchers and fellow entrepreneurs, and each team had 20 minutes to make an impression on around a dozen venture capitalists.
“[The trip] was a great surprise and exceeded my expectations,” said Valdés. “The government is doing a great job through their Start-Up Chile program to help us think globally, access seasoned tech talent and address the world market.”
Tiaxa was founded in 2000 with US$6 million in venture capital, and went through several business model permutations before finally settling on its current model.
Tiaxa processes about a billion transactions per month for its clients. Putting that into perspective, around 30 million credit card transactions are processed in Chile every month – Tiaxa processes that number in a single day.
But where credit card transactions are, on average, between US$30 and US$40, Tiaxa’s transactions average no more than 10 cents. While this might seem like pocket change, keeping track of each transaction is just as complex.
Navigating the sheer volume of data is a daunting task, but Valdés, a Princeton-educated aerospace engineer, has a penchant for number crunching. So, it was about two years ago amid the flow of numbers that he glimpsed the future of the company.
“We were processing billions of transactions and we saw that many of them failed because of insufficient funds,” Valdés said. “Then we came up with the idea of financing transactions for the user, and we underwrite the loans with third parties, possibly banks or other institutions.”
To make this possible Tiaxa uses made-in-Chile technology connected to the operator’s system that notices when a user runs out of money and credits their account in seconds.
The technology also decides how much or how little to lend based on the customer’s profile. However, there is a catch.
“When [customers] don’t recharge we don’t recover,” Carlsen said. “So we have to be very careful who we lend money to because we are losing a high percentage of customers every month.”
Tiaxa isn’t the only company to offer this type of service, Movistar’s competitor Entel offers a similar service called PrestaLuka, but Tiaxa’s micro-finance software is the most innovative, according to Carlsen.
“You’re talking on the phone and you run out of money,” Carlsen explained. “In the real world you would be cut off, but with our service nothing happens.”
Tiaxa also gives operators the flexibility to offer new and innovative plans including services like texting, email and photos. These plans represent the greatest revenue growth for mobile phone operators today, but it’s hard for them to charge for different services, so Tiaxa’s software does it for them.
“We allow the operator to offer complex billing schemes for new data services,” said Valdés. “But where we really add value is with the prepaid user.”
With 3.5 billion prepaid users worldwide who download ringtones, surf the Internet or upload photos to Facebook using their mobile phones, Tiaxa sees itself on the cusp of something potentially very big.
But as the company grows its presence in Latin America, the question is whether it can pool enough resources to take its business to emerging markets in Asia and Africa.
“Mobile phone technology has become enormously important in the developing world,” Carlsen said. “We are at the convergence of this technology and micro-finance.”
Aaron Nelsen is a freelance journalist based in Santiago.