Lecciones desde EuropaLessons from Europe

03 Enero 2014

Con su cabello cano, barba ondulada y lentes, Eduardo Aninat se parece al Viejito Pascuero. Pero el economista chileno no estuvo en el desayuno que celebró AmCham el 19 de diciembre para repartir regalos. Más bien, desde su saco de notas sacó algunas buenas noticias, pero también una advertencia y un llamado de atención.

Aninat, quien tiene un doctorado en economía de la Universidad de Harvard, fue ministro de Hacienda de Chile en la década de los 90 bajo el mandato del ex presidente Eduardo Frei Ruiz-Tagle. Posteriormente trabajó en el Fondo Monetario Internacional y recientemente regresó a Santiago tras un largo período en Francia como gerente de la Fundación de la Unión Internacional de Empresarios Cristianos. El economista comenzó su charla con una cita del estadista británico Winston Churchill:

"La prosperidad, esa hija errante que se descarrió, está en nuestro umbral. Ha levantado su mano hasta la aldaba de la puerta. ¿Qué debemos hacer? ¿La dejaremos pasar? ¿O la ahuyentaremos?"

Churchill, cuya cita es de 1926, se refería a la incipiente recuperación económica que experimentaba Reino Unido con posterioridad a la guerra, pero Aninat sostuvo que la cita se aplica a la América Latina actual. El ex ministro señaló que la prosperidad está tocando a la puerta, pero que si la región la dejará pasar depende de cuánto éxito tengan los países en manejar las demandas sociales, al tiempo que evitan las trampas que llevaron a las naciones europeas por mal camino.

A juicio de Aninat, la crisis económica europea se fue forjando durante al menos una década y, contrario a la creencia popular, no fue detonada por el colapso de Lehman Brothers en el 2008. Posteriormente explicó que la raíz del problema radica en el modelo “mixto” de Europa, que según dijo ha llevado a un sistema económico inflexible con altos niveles de endeudamiento y desempleo, en especial en países como España y Francia.

Por supuesto hay excepciones como Alemania, que sigue siendo la economía más sólida de Europa. “Una potencia tal que construye su desarrollo en base a educación, alta tecnología, innovación y campeón de las exportaciones mundiales como proporción de su economía”, dijo Aninat. El Reino Unido también tiene un nivel de deuda relativamente bajo, añadió, pero su economía se basa fuertemente en servicios financieros, los que se han visto afectados desde el 2008.

En general, el modelo de Europa, basado en una protección social desde arriba, ha cargado al sector privado con altos impuestos y una engorrosa burocracia, indicó Aninat. En Francia, por ejemplo, las compañías tienen que pagar 44 puntos por encima de los salarios base de sus empleados en impuestos y beneficios. Contratar o despedir trabajadores también tiende a ser muy costoso, con la excepción del Reino Unido donde los costos son similares a los de Estados Unidos, afirmó.

El resultado de ello durante el último siglo ha sido una fuerte disminución de la participación de Europa en el PIB mundial y de su relativo poder tanto económico como político. “Las cosas son más lentas, más burocráticas, más conservadoras y con poca flexibilidad”, sostuvo Aninat.

Ese difícilmente sea el tipo de modelo que Chile debería tratar de importar en el Siglo XXI, dijo. “Nosotros tenemos que ir por un camino mixto, diferente, pero no de excesivos costos”, sostuvo. El desafío hoy, sugirió Aninat, es cómo mejorar la protección social, en especial para la clase media, sin alejar a la prosperidad de la puerta.

Chile debería considerar cuatro temas principales a la luz de la experiencia de Europa, afirmó. En primer lugar, ¿cuánta protección social desde arriba se necesita y para quiénes? Si bien existe un consenso en Chile en cuanto a que la inequidad social debe reducirse, y la presidenta electa Michelle Bachelet ha propuesto medidas en esta dirección, la gran pregunta es cuánta protección debería provenir del estado y cuánta “bottom up”, indicó Aninat.

Un segundo tema se relaciona con el empleo. El estado chileno ha hecho grandes avances en reducir la pobreza en los últimos 30 años y Chile está cerca del pleno empleo, pero el sector privado tiene un rol importante que desempeñar en la creación de empleo y mayores salarios, afirmó.

Lo tercero es cómo equilibrar los derechos sociales con las responsabilidades sociales. “Si hay algo que me ha sorprendido desde que he regresado a Chile (…) es que todos exigen derechos y me ha faltado un poco ver quién ofrece obligaciones o soluciones”, sostuvo. “Está como descompensada la balanza”.

El cuarto tema es la profundización del sector financiero en términos de emprendimiento e innovación. En este tema Chile está bien encaminado, dijo, destacando el auge en la creación de nuevas empresas, muchas de ellas iniciadas por jóvenes y respaldadas por inversionistas ángeles. “Y es algo que por lo menos yo -como hombre público o privado- no lo había visto con esa fuerza en Chile”, manifestó.

Y hay más buenas noticias. Usando como referencia el PIB per cápita por trabajador en Estados Unidos, Chile ha tenido un desempeño relativamente bueno en América Latina. Si bien aún hay una gran brecha comparada con los trabajadores de Estados Unidos, especialmente en términos de productividad y capital físico, Chile lo está haciendo mucho mejor que muchos de sus vecinos, destacó.

Dicho esto, el nuevo gobierno de Chile -que asume en marzo- enfrentará dos desafíos importantes: cómo lidiar con las crecientes demandas sociales y cómo mantener el dinamismo económico pese al fin del auge de los bienes básicos en los próximos tres a cuatro años.

Aninat planteó la pregunta de si Chile quiere parecerse más al antiguo modelo continental europeo o si quiere algo diferente.

La respuesta parece clara, pero a menos que Chile desarrolle una cultura de “co responsabilidad” -en otras palabras, de obligaciones así como también de derechos- el nuevo gobierno tendrá problemas para implementar sus propuestas, dijo.

Eso se aplica a las empresas también. Más compañías en Chile, incluidas empresas socias de AmCham, están implementando iniciativas de responsabilidad social empresarial (RSE), pero la mayoría de estas son solo marketing, según Aninat. En cambio, la RSE debería incorporarse a los planes de negocios de las compañías, afirmó.

El economista indicó que si las empresas no toman seriamente la RSE ahora debilitarán el modelo interno, añadiendo que la responsabilidad social -junto con la trazabilidad- es importante para la competitividad de las exportaciones.

Eso no quiere decir que las compañías no deberían asumir riesgos. De hecho, la toma de riesgo ha impulsado el éxito de Chile y es clave para su competitividad en el largo plazo, destacó. Pero si Chile quiere evitar ahuyentar la prosperidad, las compañías necesitan hacer de la responsabilidad social un pilar y no solo un eslogan.

Julian Dowling es editor de bUSiness CHILE

With his white hair, flowing beard, and spectacles, Eduardo Aninat resembles Santa Claus. But the Chilean economist did not come to an AmCham breakfast on December 19 to deliver presents. Instead, from of his sack of notes he pulled some good news but also a warning and an admonition.

Aninat, who holds a PhD in Economics from Harvard University, served as Chile’s Finance Minister in the 1990s under former President Eduardo Frei Ruiz-Tagle. Later he worked for the International Monetary Fund and recently returned to Santiago after a spell in France as manager of the International Christian Union of Business Executives. He began his speech with a quote from British statesman Winston Churchill:

"Prosperity, that errant daughter who went astray, is on our threshold. She has raised her hand to the knocker on the door. What shall we do? Shall we let her in? Or shall we drive her away?"

Churchill, speaking in 1926, was referring to Britain’s incipient post-war economic recovery, but Aninat said the quote applies to present-day Latin America. He said that Prosperity is at the door, but whether the region lets her in depends on how successful countries are in managing social demands, while avoiding the pitfalls that have led European countries astray.

According to Aninat, the European economic crisis has been at least a decade in the making and was not, contrary to popular belief, triggered by the collapse of Lehman Brothers in 2008. He went on to explain that the root of the problem is in the European “mixed” model, which he said has led to an inflexible economic system with high levels of debt and unemployment, especially in countries like Spain and France.

Of course there are exceptions such as Germany, which remains the strongest economy in Europe. “It based its development on education, high technology, innovation and exports,” said Aninat. The UK, he added, also has relatively low debt, but its economy is heavily based on financial services that have suffered since 2008.

In general, Europe’s model, based on top-down social protection, has burdened the private sector with high taxes and cumbersome bureaucracy, said Aninat. In France, for example, companies have to pay the equivalent to 44% of their employees’ salaries in taxes and benefits. Hiring or firing workers also tends to be very costly, with the exception of the UK where costs are more similar to the US, he said.

The result over the last century has been a steep decline in Europe’s share of world GDP, and its relative economic and political power. “Things are slower, more bureaucratic, more conservative and with limited flexibility,” said Aninat.

That is hardly the type of model Chile should look to import in the 21stCentury, he said. “We need to choose a mixed path but not with excessive costs,” he said. The challenge today, Aninat suggested, is how to improve social protection, especially for the middle class, without turning Prosperity away at the door.

Chile should consider four main issues in light of Europe’s experience, he said. Firstly, how much social protection is needed and for whom? Although there is a consensus in Chile that social inequality must be reduced, and President-elect Michelle Bachelet has proposed measures in this direction, the big question is how much protection should come from the state and how much from the “bottom up”, said Aninat.

A second issue is related to employment. The Chilean state has made great strides in reducing poverty in the last 30 years and Chile is close to a situation of full employment, but the private sector also has an important role to play through job creation and higher salaries, he said.

A third is how to balance rights with social responsibilities. “One thing that has surprised me since being back in Chile is that everyone asserts their rights, but no one offers duties or solutions,” he said. “The balance is off.”

The fourth issue is the strengthening of the financial sector in terms of entrepreneurship and innovation. In this regard Chile is well on track, he said, noting the boom in the creation of new businesses, many of them started by young people backed by angel investors. “This is something I’ve never seen before in Chile,” he said.

And there is more good news. Using the benchmark of per capita worker productivity in the US, Chile has performed relatively well in Latin America. Although there is still a big gap compared to US workers, especially in terms of productivity and physical capital, Chile is doing much better than many of its neighbours, he pointed out.

That said, Chile’s new government, which takes office in March, will face two main challenges: how to deal with growing social demands and how to maintain economic dynamism despite the end of the commodities boom in the next 3-4 years.

“Do we want to be more like the old European continental model or do we want to do something different?” asked Aninat.

The answer seems clear, but unless Chile develops a culture of “co-responsibility” – in other words, of duties as well as rights – the new government will struggle to implement its proposals, he said.

That applies to companies as well. More companies in Chile, including AmCham members, are implementing Corporate Social Responsibility (CSR) initiatives but most are “just marketing”, said Aninat. Instead, CSR should be incorporated into companies’ business plans, he said.

“If companies don’t take CSR seriously now it will weaken the internal model,” he said, adding that social responsibility, along with traceability, is important for export competitiveness.

That is not to say companies should not take risks. In fact, risk-taking has fuelled Chile’s success and is key to its competitiveness in the long term, he pointed out. But if Chile is to avoid driving Prosperity away, companies need to make social responsibility a pillar and not just a slogan.

Julian Dowling is Editor of bUSiness CHILE

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