La Oscuridad Antes del AmanecerDarkest before Dawn

01 Julio 2009


En abril, la actividad económica de Chile registró una contracción interanual del 4,6%, su mayor descenso en 10 años. La lectura de abril fue la sexta contracción mensual consecutiva, con lo que oficialmente Chile entró en recesión.

La mayoría de los indicadores sectoriales muestran la extensión de la crisis: en abril, la producción industrial -según un informe de la Sociedad de Fomento Fabril (Sofofa)- cayó un 14% en la comparación interanual, su noveno descenso consecutivo y el más alto del que se tenga registro (desde enero de 1992), mientras que las ventas minoristas, medidas por el Instituto Nacional de Estadísticas (INE), registraron un caída interanual real del 5%, su menor lectura en seis meses.

La inflación anual a mayo cayó del 4,5% registrado en el mes previo a un 3%. El desempleo alcanzó el 9,8% en el trimestre móvil febrero-abril, al tiempo que hay señales de que las pérdidas de empleo se están acelerando a medida que el invierno se aproxima.

Estos indicadores económicos clave son una clara evidencia de que la economía chilena está sintiendo los efectos de la desaceleración mundial, derribando las esperanzas iniciales de mantenerse inmune a la agitación generada por la crisis global. En cambio, el impacto en la economía local ha sido mayor que el previsto a comienzos de año ya sea por las autoridades o bien por los analistas.

Sin embargo, pese a este escenario negativo, también hay señales de que lo peor podría estar muy cerca de haber terminado. El pánico de la debacle financiera que alcanzó su punto más alto durante la quiebra de Lehman ha disminuido sustancialmente en respuesta a las masivas y sincronizadas medidas tomadas por las autoridades económicas alrededor del planeta. Los precios de los bienes básicos tales como el petróleo y el cobre han repuntado desde sus niveles mínimos, lo que refleja las esperanzas de que algunas economías en desarrollo –de manera más evidente China- ya podrían estar en camino hacia la recuperación.

En el frente local, también están apareciendo las señales de un futuro más resplandeciente. El Indicador Mensual de Confianza Empresarial (IMCE) de mayo mostró mejoras -aunque aún pequeñas- en todos sus componentes: ventas minoristas, manufactura y construcción. En tanto, los sondeos de confianza de los consumidores, como el IPEC de Adimark GfK, muestran una interesante dicotomía. La confianza en la situación actual sigue muy débil, pero la percepción de los consumidores respecto del panorama a 12 meses ha mejorado sustancialmente.

La señal más impresionante de mejores expectativas ha sido la sorprendente solidez del mercado bursátil. El índice Ipsa de la Bolsa de Comercio de Santiago ha mostrado una impresionante recuperación desde los mínimos que registró el mercado en marzo y ha subido más de un 30% en términos de dólares. Los inversionistas, tanto nacionales como internacionales, se han visto atraídos por Chile debido a su robusta situación económica y sólida posición financiera.

Sin importar el aumento en las señales esperanzadoras de la recuperación económica, esta será un proceso lento. El presidente del Banco Central de Chile, José de Gregorio, recientemente nos recordó que, pese a la recuperación en los niveles de confianza, la magnitud de los desequilibrios económicos que causaron la recesión mundial permitirá sólo una recuperación gradual, en especial en las economías desarrolladas.

Si la actual crisis sigue el patrón de ciclos anteriores, la economía chilena probablemente se encuentre en las etapas iniciales de la recuperación. Esta fase se caracteriza por indicadores económicos contradictorios que tienden a generar confusión además de frustración sobre “falsos amaneceres”. Cifras de desempleo más altas contrastarán con mejoras en la actividad, en especial en los sectores relacionados con las exportaciones. Es muy probable que la impresionante alza de las acciones chilenas registre correcciones y los actuales cálidos vientos de optimismo podrían enfriarse durante el invierno.

Sin embargo, no debemos olvidar que la noche parece más oscura justo antes del amanecer y que, si bien este amanecer podría ser más prolongado que lo usual, no debería haber ninguna duda en cuanto a que el sol finalmente aparecerá.



In April, Chilean economic activity shrank by 4.6% on a year earlier, its largest drop in ten years. This was its sixth consecutive monthly contraction, officially putting Chile in recession.

Most sector indicators show the extent of the downturn: in April, industrial production, as reported by the Manufacturers’ Association (SOFOFA), fell by 14% year-on-year, its ninth consecutive decline and the largest on record (since January 1992) while retail sales, as measured by the National Statistics Institute (INE), posted a 5% year-on-year real drop, their lowest reading in six months.

Annual inflation to May fell to 3%, down from 4.5% the previous month. Unemployment reached 9.8% in the February-April period, with signs that job losses are accelerating as winter approaches.

These key economic indicators are clear evidence that the Chilean economy is feeling the pinch of the global slowdown, tearing down initial hopes of immunity to the turmoil of the world crisis. Instead, the impact on the local economy has been greater than either the authorities or analysts expected earlier this year.

However, despite this negative scenario, there are also signs that the worst may be very close to being over. The panic of the financial meltdown that peaked during the Lehman bankruptcy has receded substantially in response to the massive and synchronized measures taken by economic authorities around the globe. The prices of commodities such as oil and copper have bounced off their minimum levels, reflecting hopes that some developing economies - most noticeably China - might already be on the path to recovery.

On the local front, signs of a brighter future are also emerging. The IMCE business confidence survey for May showed improvements - albeit still small - across all its components: retail, manufacturing and construction. Meanwhile, consumer confidence surveys, like Adimark GfK’s IPEC, show an interesting dichotomy. Confidence in the current situation remains very weak but consumers’ perception of the 12-month outlook has improved substantially.

The most impressive sign of better expectations has been a surprisingly strong stock market. The Santiago Stock Exchange’s IPSA index has shown an impressive recovery from the market lows of March, gaining over 30% in U.S. dollar terms. Investors, both foreign and local, have been attracted to Chile by its strong economic situation and solid financial position.

Notwithstanding an increase in the “green shoots” of economic recovery, this will be a slow process. Chilean Central Bank governor, José de Gregorio, recently reminded us that, despite the recovery in confidence levels, the magnitude of the economic and financial imbalances that caused the global recession will allow only a gradual recovery, especially in developed economies.

If the current downturn follows the pattern of previous cycles, the Chilean economy is probably in the very early stages of recovery. This phase is characterized by conflicting economic indicators that tend to generate confusion as well as frustration over “false dawns”. Higher unemployment figures will contrast with improvements in activity, especially in export-related sectors. The impressive rally of Chilean stocks will most probably see corrections and the current warm winds of optimism may chill during the winter.

However, we must not forget that the night seems darkest just before dawn and, although this dawn may be longer than usual, there should be no doubt that the sun will finally appear.

Axel Christensen is an advisor to Barclays Global Investors and Cruz del Sur Inversiones, part of the Angelini Group. He also chairs the Finance Ministry’s Consultative Council on Capital Markets.
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