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El presidente de AmCham Chile, Guillermo Carey, reflexiona en Diario Financiero sobre la importancia de abordar hoy la inteligencia artificial dado el impacto que tendrá en el crecimiento económico y en el mercado laboral.
En los últimos años hemos tenido amplias discusiones en torno al futuro de la educación, las relaciones laborales y los niveles de productividad, entre otros relevantes temas. Lo que llama mi atención y me preocupa es que estas reflexiones están enmarcadas en lo que podríamos definir como discusión “analógica” y nos estamos olvidando de proyectarnos hacia lo que viene.
Las tendencias que llegarán a Chile son realidades en naciones desarrolladas como EE.UU. Por ello, es muy valioso poder incorporar esta mirada a las reflexiones en torno a los temas país, pues ello nos permitirá acelerar nuestro desarrollo.
En este sentido, propongo incorporar una variable altamente relevante a estas conversaciones como lo es la inteligencia artificial (IA). Tal vez nos puede parecer que es un tema de futuro y algo lejano, pero la verdad es que está “a la vuelta de la esquina”. De a poco la tecnología se ha ido introduciendo en las distintas industrias con un impacto positivo, pero hoy seguimos discutiendo en torno, por ejemplo, a aspectos de capital humano y relaciones laborales orientadas a bienes físicos y financiamiento en un mundo que está cambiando más rápido de lo que nos damos cuenta.
Hoy los énfasis están más centrados en construir infraestructura que en cambiar mentalidades y preparar a las nuevas generaciones para los desafíos que se vienen, en especial en el mundo de la inteligencia artificial. Si no nos subimos rápido a esta micro, nos podemos quedar rezagados irrevocablemente, generando una brecha competitiva y de conocimiento.
Si las cifras nos resultan más ilustrativas, bien vale citar el informe “Cómo la Inteligencia Artificial Puede Generar Crecimiento en Sudamérica”, de Accenture, el cual indica que la IA tiene el potencial de aumentar las tasas de crecimiento económico anual en Sudamérica en hasta un punto porcentual en términos de valor agregado bruto para 2035. Ello resulta altamente atractivo si se considera que en las últimas décadas se han reducido los índices de crecimiento del PIB mundial. Particularmente las economías de la región han mostrado un estancamiento en los últimos años, así como una disminución en los indicadores de eficiencia económica y en el crecimiento de la mano de obra. En este contexto resulta altamente interesante la cifra que arroja este reporte, el cual indica que a 2035, la IA podría contribuir US$ 63.000 millones al Valor Agregado Bruto (VAB) de Chile.
Por ello es tan relevante abordar hoy varias temáticas de IA que debiésemos estar considerando como país. Por ejemplo, la variable ética que se desprende de este desarrollo tecnológico: cómo debiesen regularse las programaciones que se incorporen en los “cerebros” de inteligencia artificial a medida que vayan desarrollándose. ¿Qué ocurre con un accidente de un auto autónomo?, ¿choca y lesiona al conductor o se desvía y lesiona a los peatones para resguardar al conductor?
Asimismo, debiéramos comenzar a trabajar en torno a aspectos regulatorios. ¿La inteligencia artificial debiera tener un propietario o debiese ser compartida? Imagínese una empresa que genere un avance tan importante respecto del resto y se torne inalcanzable para quienes usan medios convencionales. ¿Es lógico que el pequeño grupo de personas que manejan esa empresa adquiera una ventaja que les permita controlar el mundo o es conveniente que los algoritmos de IA autónoma sean depositados en un repositorio con acceso público?
También está el alto impacto de la IA y la automatización en el mercado del trabajo. A futuro los humanos no tendrán cabida en muchos trabajos que hoy conforman la oferta laboral. Un ejemplo de ello puede ser el uso de camiones autónomos en minería, lo que ya es una realidad en Chile. Es necesario generar las bases de conocimiento y la educación que nos permita enfrentar este desafío futuro.
En la Cámara Chileno Norteamericana de Comercio, AmCham Chile, queremos ahondar en estas discusiones y generar conciencia sobre los desafíos que en el país parecen de futuro, pero que son presente en Estados Unidos.
Guillermo Carey
Presidente de AmCham Chile
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