Innovación: acelerar para la excelencia o mantener el tranco hacia la mediocridad

29 Junio 2006
"Aunque Chile goza hoy de una buena posición relativa en la región, cuando nos comparamos con el resto del mundo nos damos cuenta que estamos de la mitad para abajo y que progresivamente nos vamos quedando atrás en nuestro desarrollo". Bajo este sugerente título, Gonzalo y Marcelo Larraguibel, Socios McKinsey & Company, presentan su opinión al respecto en Diario Financiero
El gobierno ha expresado públicamente que la innovación es uno de los cuatro pilares fundamentales de su programa, ya que esta fortalecerá la competencia, la productividad y un mayor crecimiento económico para Chile. Celebramos esta aspiración, que refleja una necesidad urgente en nuestro país y una tendencia de países que, a través de la innovación, han alcanzado un amplio progreso económico de manera acelerada. Aunque Chile goza hoy de una buena posición relativa en la región, cuando nos comparamos con el resto del mundo nos damos cuenta que estamos de la mitad para abajo y que progresivamente nos vamos quedando atrás en nuestro desarrollo. Por esto, compartimos esta aspiración y la debemos hacer una realidad a alta velocidad - cualquier otra opción nos mantendrá en la mediocridad a nosotros, y más grave aún, a las futuras generaciones.

Nuestra experiencia en Chile y en el mundo en esta materia, nos indica que un liderazgo enfocado de la autoridad y un trabajo conjunto público-privado son dos aspectos críticos primordiales para transformar esta aspiración en resultados concretos en un plazo adecuado.

En primer lugar, es necesario entender qué es innovación. Cuando hablamos de innovación se debe hacer de una manera amplia, desde la conocida innovación en tecnología y productos a la de procesos de negocios y de gestión.

Segundo, es crítico entender que la competencia es fundamental para la innovación, ya que asegura que ésta sea impulsada en gran escala. Una falta de intensidad competitiva debilita el proceso -las empresas no tienen ninguna razón para mejorar si sus resultados no están en juego y por lo tanto la productividad disminuye. Cuando se desregula, protegiendo adecuadamente la competencia leal y al consumidor, se produce un incremento notable en la productividad y crecimientos acelerados del sector. Esto genera más empleos, particularmente para los más jóvenes y el consumidor recibe beneficios como caídas de precios, mejores calidades o ampliación de accesos de otros grupos de consumidores.

Tercero, nuestra experiencia sugiere que el principal obstáculo para la competencia es la regulación innecesaria. Esto es aún más crítico en un mundo global, de cambio acelerado, en que las regulaciones se vuelven obsoletas, que muchas veces, y puede ser en parte el caso de Chile, por una velocidad insuficiente de cambio regulatorio, por ejemplo nuestro famoso MKII en el sector financiero – las instituciones locales no se modernizan a la realidad global.

En este contexto, y para incentivar la innovación a gran escala, única que realmente lleva a beneficios estructurales en un país, los gobiernos deberían generar las condiciones para remover las barreras a la competencia, en especial en clusters – grupos de empresas en torno a una actividad económica.

Mejorar las condiciones que promueven la innovación y el crecimiento no es sólo un desafío que el gobierno debe liderar con mano firme sino que, además, es necesario que entidades públicas y privadas trabajen conjuntamente para capturar las oportunidades creadas – Chile necesita unir fuerzas para alcanzar un crecimiento acelerado y bienestar y empleo para todos.

En todo lo dicho hasta este punto, parece haber consenso en Chile, pero sin embargo las cosas no ocurren y el nivel de avance es frustrante.

Un ejemplo de primera mano es el esfuerzo Procom en Chile, que ilustra los desafíos para que el plan de innovación sea una realidad. En el año 2004, en conjunto con Corfo, Sofofa y AmCham, realizamos un piloto de mejora de productividad en el cluster de carnes bovinas. El resultado fue una oportunidad significativa “insospechada” de multiplicar por seis la productividad del sector primario y de duplicar la productividad en el sector de faena y elaboración.

Hoy, de una manera u otra, esta agenda en bovinos se está implementando. Sin embargo, está ocurriendo a una velocidad lenta y, además el diagnóstico de otros clusters no se ha continuado.

¿Por qué ha ocurrido esto? En nuestra opinión por un elemento de gestión tremendamente simple: no ha existido en Chile un líder que sea responsable y “accountable” por hacer efectiva la agenda de innovación a la velocidad requerida por el país. No sólo no hay líder, sino que consecuentemente no hay plan, metas e indicadores de éxito al respecto - lo que no se mide no es prioridad y no se logra nunca – aquí es donde también debemos innovar en gestión publica.

En base a lo anterior, creemos que en Chile existen dos áreas en las que podría tener un tremendo impacto una innovación a gran escala, provisto que haya un liderazgo claro: desregulación - enfocada en clusters específicos - y re-impulsar la innovación en el sector público.

1. Desregulación en clusters críticos. Bajo el liderazgo del gobierno y con un trabajo conjunto publico-privado, simplificar la desregulación en clusters críticos que conduzca a mayor productividad y crecimiento.

2. Continuar la transformación del sector público a paso más acelerado. Los gestores del sector público deben tener en cuenta que este es el cliente más importante en muchas industrias y que debería usar su poder y escala para promover la innovación, tal como lo hizo el SII o Chilecompras, incluyendo su propia transformación de una manera mucho mas acelerada que la actual.

En definitiva, necesitamos un líder claro, que haga realidad las aspiraciones ya prometidas en el programa de gobierno, que se la juegue por las transformaciones realmente importantes para salir de la “segunda división”.





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