En alguna parte en los más de 2.400 kilómetros de túneles de la mina El Teniente en la Región de O’Higgins, en la zona central de Chile, un gigantesco camión pincha un neumático. Durante décadas, una falla tan simple era causa de preocupación. Los trabajadores tenían que apretujarse en el espacio entre el camión y la muralla del túnel. Un movimiento errado para liberar la rueda de una tonelada de peso podría hacerla rodar, aplastando potencialmente a un minero. Y la velocidad importa, dado que las minas no pueden tener túneles bloqueados todo el día. Hoy en día, un robot motorizado fabricado por la firma con sede en Santiago FMA Industrial hace gran parte del trabajo, reduciendo los riesgos.
"Nuestro truco fue buscar nichos", señala gerente general y copropietario de la empresa, Hernán Restini. "Las grandes compañías no entregan soluciones para este tipo de problemas, porque son caso a caso. No hay un equipo estándar".
FMA, que originalmente era un fabricante de implementos agrícolas, ahora está totalmente dedicada al sector minero. La compañía apunta a usar su presencia en terreno en uno de los principales países mineros del mundo para ayudarle a seguir creciendo a una tasa del 10 al 15 por ciento anual, señala Restini, quien destaca que se espera que las ventas alcancen cerca de US$11 millones este año, 10 veces más que hace una década.
El crecimiento se ha generado a partir de escuchar a los clientes, sostiene. La empresa emplea a ocho ingenieros de jornada completa en su personal de 110. Recientemente abrió un taller y una planta en Antofagasta para estar más cerca de las grandes minas, donde consigue las ideas. El ejecutivo señala que los nuevos diseños a menudo surgen a partir de escuchar a los gerentes de las minas describir qué causa heridas.
"Hay dos problemas mineros que necesitan resolverse urgentemente. Una es la seguridad de los trabajadores", afirma. Algunas tareas nunca se han automatizado, mientras que otras dejan a los trabajadores expuestos al peligro. "El segundo, es que hay operaciones que pueden automatizarse, mecánica o hidráulicamente, reduciendo la cantidad de personas que trabajan".
En su taller de 13.700 metros en un terreno de 30 acres en Santiago, la seguridad de los trabajadores y los procesos automatizados son evidentes. Un soldador con antiparras casi opacas y botines con punta de acero mira para allá y para acá entre la pantalla de un computador y la luz resplandeciente de un soplete de corte plasma controlado digitalmente. La máquina, cuando se le encaja su soplete más poderoso, puede cortar placas de acero tan gruesas como la coraza de un buque de guerra en finas curvas. Perforadoras y cortadoras robotizadas reciben órdenes directamente de los escritorios de los ingenieros.
Las especialidades de la compañía son dispositivos para ayudar a cambiar neumáticos de vehículos mineros pesados y herramientas para manejar los gruesos cables que proveen electricidad a las palas mineras. Además está vendiendo un nuevo dispositivo que recolecta los cables usados de acero que a menudo ensucian las faenas mineras. Anglo American, uno de los muchos clientes de la compañía en Chile, acaba de comprar una unidad para su mina Los Bronces cerca de Santiago, dice Restini. Las máquinas de manejo de neumáticos y cables corresponden a tres cuartas partes de los ingresos de la empresa, añade.
FMA además fabrica accesorios para cargadores, excavadoras y grúas horquilla producidas por firmas manufactureras más grandes.
"Usted puede comprar un equipo de Caterpillar y puede venir con un accesorio de FMA", afirma Restini. Representantes de marcas globales a veces compran herramientas especiales de FMA hechas a la medida para reducir los tiempos de entrega, comenta.
Cada mina tiene sus propias necesidades, sostiene. Un accesorio para sacar neumáticos de los camiones será distinto dependiendo del tipo de grúa horquilla o excavadora al que esté conectado y quizás habrá otras diferencias entre minas. Ese trabajo a medida es más sencillo para una empresa pequeña, asevera.
La compañía cuenta con tres certificaciones ISO, de calidad, seguridad y medio ambiente, las que renueva anualmente. Recibió la certificación hace tres años luego de casi un año y medio de esfuerzo "relativamente difícil", señala Restini.
FMA comenzó a trabajar en equipos mineros en una empresa de riesgo compartido con Imac Design Group de Canadá en la década de los 90. Ese período dio a la empresa más experiencia técnica en soldadura y en cómo ajustar los accesorios a una variedad de maquinaria pesada. Los dueños chilenos compraron la parte de Imac en el 2003 y desde entonces se han concentrado en desarrollo herramientas de nicho. Ahora la firma exporta el 70 por ciento de su producción y registra ventas en lugares tan lejanos como Mongolia, Botswana y Francia.
En Estados Unidos, Ray Operations de Asarco en Arizona, Luminant Mining en Dallas y Drummond Co. en Alabama han comprado equipos de FMA, sostiene Restini.
Trabajar desde Chile es una ventaja para un exportador, dice. El tratado de libre comercio de Chile con China significa que los clientes ahí no pagan aranceles de importación, una ventaja respecto de los fabricantes estadounidense de equipos mineros que están sujetos a aranceles chinos.
FMA tiene tres patentes, señala Restini. Pero la mayor parte de su trabajo ha estado en adaptar ideas existentes para nuevas demandas. Las adaptaciones podrían no calificar para patentes, sostiene. En lugar de depender de la protección de la propiedad industrial, FMA trata de usar la confiabilidad, la pronta entrega y las soluciones innovadoras a fin de mantener clientes.
La última invención de la compañía sigue dentro de sus áreas primordiales de manejo de neumáticos y cables. Ingenieros de FMA escucharon que remover tuercas de los neumáticos de vehículos mineros puede ser peligroso. Al liberar la última tuerca, un neumático que puede pesar hasta tres toneladas podría rodar libremente y lesionar o matar a los trabajadores. La compañía desarrolló una herramienta que suelta las tuercas mientras al mismo tiempo mantiene la rueda en su lugar. Restini planea mostrar el dispositivo en la feria MinExpo, que se celebrará en Las Vegas en septiembre.
La necesidad de los clientes de mantenimiento inmediato a nivel mundial puede representar un desafío, dice Restini. Cuando una máquina de FMA tiene problemas, a menudo es la única de su tipo en una mina, y necesita repararse de inmediato. Un reciente viaje de mantenimiento a Mongolia demoró dos semanas debido a que los técnicos tuvieron que conseguir una visa y volar a través de una serie de otros países para poder arribar.
Al mismo tiempo, el ejecutivo afirma que el mantenimiento es la esperanza de la empresa para sobrevivir al ciclo del negocio. Si los precios de los minerales declinan y las compras de equipos nuevos se desaceleran, Restini espera que el mantenimiento y soporte del stock colocado de la compañía proporcione ingresos durante los tiempos de vacas flacas.
Otro riesgo en alza es la oposición pública a las grandes minas. La maquinaria de FMA ha sido elegida por la mina Conga en Perú, por ejemplo. Sin embargo, el desarrollo de la mina ha estado paralizado desde noviembre debido a protestas sobre posibles impactos en la agricultura. La mina Pascua Lama de Barrick Gold, ubicada en la frontera de Chile y Argentina, otro cliente de FMA, se postergó por años mientras los dos países decidían si aceptaban los impactos ambientales.
Por ahora, las grandes minas siguen comprando. En el terreno de la compañía hay una remolcador equipado con una máquina de manejo de cables capaz de enrollar 900 metros de cable de dos pulgadas. Está por salir rumbo a Botswana.
Steven Bodzin trabaja como periodista freelance en Santiago
Somewhere in the 1,500 miles of tunnels at the El Teniente mine in Chile’s central O’Higgins Region, a mammoth truck gets a flat tire. For decades, such a simple breakdown was cause for worry. Workers had to squeeze into the space between truck and tunnel wall. A wrong move in freeing the one-ton wheel could let it slip, potentially crushing a miner. And speed counts, as mines can't leave tunnels blocked all day. Today, a wheel-hoisting robot made by Santiago-based FMA Industrial does much of the work, reducing risks.
"Our trick was to look for niches," says CEO and co-owner Hernán Restini. "Big companies don't provide solutions for these sorts of problems, because they are case-by-case. There's no standard equipment."
FMA, originally a maker of agricultural implements, is now entirely dedicated to the mining sector. The company aims to use its presence on the ground in one of the world's top mining countries to help it keep growing at 10 to 15 percent per year, Restini says, noting that sales are expected to reach around US$11 million this year, 10 times more than a decade ago.
Growth has come from listening to customers, he says. The company employs eight full-time engineers in its staff of 110. It recently opened a workshop and yard in Antofagasta to be closer to the big mines, where it gets ideas. He says new designs often come from hearing mine managers describe what causes injuries.
"There are two mining problems that urgently need to be solved. One is worker safety," he says. Some tasks have never been automated, while others leave workers exposed to peril. "The second is that there are operations that can be automated, mechanically or hydraulically, cutting the number of people who are working."
In its 45,000-foot workshop on a 30-acre Santiago lot, worker safety and automated processes are apparent. A welder in nearly opaque goggles and steel-toed boots glances back and forth between a computer screen and the blazing light of a digitally controlled plasma cutting torch. The machine, when fitted with its most powerful torch, can slice steel plates as thick as battleship armor into smooth curves. Robotic drills and cutters take orders straight from engineers' desks.
The company's specialties are devices to help change tires on heavy mining vehicles and tools to handle the fat cables that feed electricity to mining scoops. It is also selling a new device that collects the used steel cables that often litter mine sites. Anglo American, one of the company's many clients in Chile, just bought a unit for its Los Bronces mine near Santiago, Restini says. Cable and wheel-handling machines account for three quarters of the company's receipts he adds.
FMA also makes attachments for loaders, excavators and forklifts made by bigger manufacturers.
"You can buy a piece of equipment from Caterpillar and it might come with an FMA attachment," Restini says. Representatives of global brands sometimes buy made-to-order specialty tools from FMA to reduce delivery time, he says.
Each mine has its own needs, he says. An attachment to extract truck wheels will differ depending on what kind of forklift or earthmover it's connected to, and there may be other differences between mines. Such bespoke work is easier for a smaller company, he says.
The company has three ISO certifications, for quality, safety and environment, which it renews annually. It got certified three years ago after about a year and a half of "relatively difficult" effort, Restini says.
FMA started working on mining equipment in a joint venture with Imac Design Group of Canada in the 1990s. That period gave the company more expertise in welding and how to fit attachments on a variety of heavy machinery. The Chilean owners bought out Imac in 2003, and have since focused on developing niche tools. It now exports 70 percent of its production, registering sales as far afield as Mongolia, Botswana and France.
In the United States, Asarco's Ray Operations in Arizona, Luminant Mining in Dallas and Drummond Co. in Alabama have all bought FMA equipment, Restini says.
Working out of Chile is an advantage for an exporter, he says. Chile's free trade agreement with China means that his customers there pay no import duties - an advantage over US manufacturers of mining equipment that are subject to Chinese duties.
FMA holds three patents, Restini says. But most of its work has been in adapting existing ideas for new demands. Adaptations may not qualify for patents, he says. Rather than relying on industrial property protection, FMA tries to use reliability, prompt delivery and innovative solutions in order to keep clients.
The company's latest invention remains within its core areas of handling wheels and cables. FMA engineers heard that removing lug nuts from the wheels of mining vehicles can be dangerous. With the release of the final nut, a wheel that could weigh as much as three tons could roll free and injure or kill workers. The company developed a tool that unfastens nuts while holding the wheel in place. Restini plans to show the device at the MinExpo show in Las Vegas in September.
Customers' need for immediate worldwide service can pose a challenge, Restini says. When an FMA machine has trouble, it is often the only one of its kind at a mine, and it needs to be fixed at once. A recent service trip to Mongolia took weeks as the technician had to get a visa and fly through a series of other countries in order to arrive.
All the same, he says service is the company's hope for surviving the business cycle. If mineral prices decline and purchases of new equipment slow, Restini hopes service and support on the company's installed stock will provide income through lean times.
Another growing risk is public opposition to big mines. FMA machinery has been selected for the Conga mine in Peru, for example. But mine development has been halted since November because of protests over possible impacts on agriculture. Barrick Gold’s Pascua Lama mine on the Chile-Argentina border, another FMA client, was delayed for years as the two countries decided whether to accept environmental impacts.
For now, the big mines keep buying. On the company's lot is a flatbed fitted with a cable handling machine able to spool 900 meters of 2-inch cable. It's about to ship to Botswana.
Steven Bodzin is a freelance journalist based in Santiago