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Líderes de opinión y académicos señalan que hoy estamos experimentando la cuarta revolución digital, concepto que también se conoce como Industria 4.0. El momento en que vivimos dejó de ser análogo hace muchos años. Transitar hacia el próximo nivel, hacia el futuro, hoy es sinónimo de digitalización, inteligencia artificial, big data y cambios sociales que exigen una mirada global, además de la necesidad de relacionarnos y colaborar entre diversos actores.
Las Redes Sociales y modelos como la economía colaborativa han producido nuevos paradigmas de los cuales es importante hacernos cargo. A través de Business Chile hemos abordado durante 2017 ámbitos que muestran la conformación de un país con nuevas inquietudes, las que se vinculan con la energía, capital humano, innovación y la detección de oportunidades de negocio que de alguna forma implican una modernización en nuestra relación con Estados Unidos.
En abril abordamos la importancia del litio desde el desafío de generar una nueva industria, ya que el también denominado “oro blanco” elevará su demanda anual en 8% según la Comisión Nacional de Energía.
En julio profundizamos en la regulación de la inmigración, que en el país se quintuplicó, llegando desde 83 mil a 465 mil personas entre los años 1982 y 2015. Lo hicimos a partir de un punto de vista positivo, ya que los extranjeros en Chile han significado un importante aporte y profesionalización para los sectores relacionados con servicios. Este cambio social también lo hemos abordado desde otras perspectivas, puntualmente, en torno a la incorporación de los adultos mayores a la fuerza laboral. Este segmento de la sociedad es clave, ya que aporta con experiencia al desarrollo de empresas y organizaciones.
En este último número decidimos explorar otro desafío y que es el avance del país en la gestión de situaciones de emergencia. Lo anterior, al considerar que catástrofes naturales como el terremoto de 2010, y según cifras de Gobierno, produjeron pérdidas en infraestructura pública y privada por casi US$21 mil millones de dólares. Como nación nos interesa ser competitivos y con estándares internacionales. Por eso, nuestra preparación para enfrentar emergencias también debería ser sinónimo de un país cada vez más moderno.
En Business Chile hemos ahondado en estas temáticas y también en otras vinculadas a la salud, la robótica, la transformación digital de la banca y en la visión de representantes del sector público sobre desafíos que son transversales. Está claro que los mecanismos y herramientas no son únicos, sino que variados, siempre teniendo presente el diálogo y la incorporación de nuevas prácticas.
Estamos viviendo un momento en que es clave mirar hacia el futuro, sin descalificaciones y con una mirada integral. Estados Unidos se mantiene como uno de los principales socios comerciales de Chile, pero dicha relación tiene que seguir fortaleciéndose y en diferentes ámbitos.
Contamos con emprendedores que se han abierto espacio en el extranjero, pero también tenemos que promover instancias más abiertas de colaboración. Sólo de esta forma seremos capaces de trabajar para el desarrollo de nuevas oportunidades, las que serán primordiales en el futuro que deseamos construir como un país perteneciente a un mundo cada vez más globalizado.[:en]
Leading opinion makers and academics claim that modern society is experiencing a forth industrial revolution, a concept that is also known as Industry 4.0 or the Digital Revolution. The world in which we previously lived ceased to be analogue a number of years ago. Progress towards the next level and to the future is now synonymous with digitalization, artificial intelligence, big data and social changes that require a global outlook, as well as a need to relate to and collaborate with a diverse range of stakeholders.
Social media and concepts such as the sharing economy have generated new paradigms which require close attention. At Business Chile, we have covered distinct aspects during 2017 that demonstrates the willingness of a nation to address new concerns, such as those related to energy, human capital, innovation and the identification of new business opportunities. Accordingly, all of these aspects, in some way or another, imply the modernization of Chile’s relationship with the United States.
In April, we looked into the importance of lithium and the challenge of generating a new industry from the metal known as ‘white gold’. This metal will prove important moving forward, with its annual demand expected to grow by 8% according to the Comisión Nacional de Energía (National Energy Commission).
In July, we covered the issue of regulating immigration, a phenomenon which has increased by a factor of five over 35 years, from 83,000 in 1982 to 465,000 in 2015. Our coverage of this issue has been undertaken from a positive point of view, since foreigners have provided significant support to Chile over the years, particularly in the professionalization of sectors related to services.
In September, we tackled other important social changes occurring in Chile, including the incorporation of senior citizens into the national labor force. This particular segment of society is key because of the level of experience that older persons are able to bring to the development and growth of companies and organizations.
In this, the final edition of Business Chile of 2017, we have decided to explore another challenge facing the country, which relates to achieving progress in the area of emergency management. This is an important concern in Chile given the country’s propensity for natural disasters, such as the 2010 earthquake and tsunami. Indeed, that disaster alone generated losses to public and private infrastructure worth almost US$21 billion. As a nation, Chile enjoys the element of competition and reaching international standards across the board. That is why our preparedness to confront distinct types of emergencies should also be seen as a reflection of an increasingly modern country.
At Business Chile, we have delved into these issues and many others regarding health, robotics, digital transformation in the banking sector, and different viewpoints on cross-cutting challenges from public sector representatives. It is clear that the mechanisms and tools are varied and include the constant presence of dialogue and the incorporation of new practices.
It is becoming increasingly important in current times to look to the future, in a positive, inclusive and comprehensive manner. While the United States remains one of Chile’s most important trade partners, this bilateral relationship must continue to be strengthened in a number of areas.
Finally, it should be noted that there are a number of Chilean entrepreneurs who have successfully developed new business spaces abroad. Moving forward, it is imperative that we continue to promote increasingly open spaces of our own for ongoing collaboration. It is only in that way that we will be able to work towards the establishment of new opportunities; opportunities that will be fundamental for building the future we want, where Chile is a nation that belongs to an increasingly globalized, outward-looking world.[:]