Financiando a las Pequeñas Empresas

12 Agosto 2010

Las pequeñas empresas son un motor clave del crecimiento económico y la productividad de Chile, generando alrededor del 80% del empleo en el país. Sin embargo, las cosas han ido de mal en peor para miles de ellas en los últimos meses. Muchas recién estaban comenzando a recuperarse de la crisis económica del año pasado cuando fueron remecidas por el terremoto de febrero y el posterior maremoto, los que destruyeron instalaciones e inventarios.


De las 20.000 empresas que registraron pérdidas producto del terremoto, o de los posteriores saqueos, muchas enfrentan costosas reparaciones y se han visto obligadas a solicitar créditos para reconstruir. No obstante, para las pequeñas empresas con pocos o ningún activo fijo, obtener un crédito puede ser difícil y costoso.


Pero el Gobierno ha respondido. En abril, el presidente Piñera anunció un plan de US$
2.500 millones para dar respaldo a las pequeñas y medianas empresas (Pymes). La meta a corto plazo es ayudar a las empresas afectadas por el terremoto a reconstruir, pero el plan también incluye medidas para promover el emprendimiento y la innovación.


Una medida permanente es un incentivo tributario para las pequeñas empresa. Un proyecto de ley actualmente en el Congreso permitirá a las empresas con ventas anuales de hasta US$ 2 millones reducir su impuesto a la renta en la cantidad que hayan reinvertido de sus ganancias en su negocio, por un valor de hasta US$ 130.000.


“La reinversión de las ganancias es una manera para que las pequeñas empresas se financien y esta medida les dará un alivio tributario”, señala el subsecretario de Economía, Tomás Flores.


CORFO está entregando financiamiento a las Pymes para reconstruir después del terremoto a través de tres canales: el Fondo de Cobertura CORFO Reconstrucción de US$ 120 millones, que garantiza créditos emitidos por bancos; US$ 40 millones en subsidios para las micro y pequeñas empresas administrado por Sercotec, el servicio para pequeñas empresas de CORFO; y US$ 20 millones para las Sociedades de Garantía Recíproca, o SGR, que ayudan a las pequeñas empresas a obtener créditos a tasas más competitivas.


El fondo Reconstrucción de CORFO, que garantiza entre un 50% y un 80% del préstamo total, ha generado hasta ahora créditos para 4.500 pequeñas empresas y aspira a ayudar a cerca de 15.000 Pymes hacia fines de año.


“Esta es una medida de corto plazo para empresas cuyas instalaciones y maquinarias fueron destruidas en el terremoto”, señala Flores a bUSiness CHILE.


Las microempresas que no pueden obtener un crédito bancario pueden postular a un subsidio para la reconstrucción. Sercotec ya ha entregado 6.800 de estos subsidios, a un promedio de US$ 6.000 cada uno, o el doble del monto entregado en un año normal.


“La idea es hacer que las pequeñas empresas se vuelvan a poner de pie lo más rápidamente posible”, sostiene José Luis Uriarte, gerente general de Sercotec.


No obstante, la demanda por los subsidios ha superado con creces las expectativas. Sólo cerca de un tercio de los empresarios que han postulado a Sercotec han recibido un subsidio.


“Hay una larga lista de espera de modo que podríamos tener que aumentar el presupuesto de Sercotec”, afirma Flores.


Chile tiene cerca de 100.000 pequeñas y medianas empresas con ventas anuales de entre US$ 100.000 y US$ 4 millones y unas 600.000 microempresas con ventas por hasta US$ 100.000, lo que no considera las 800.000 empresas informales que no pagan impuestos.


“El problema son recursos limitados para necesidades ilimitadas, pero estamos trabajando para concentrar los recursos disponibles donde más se necesitan”, afrma Uriarte.


El Costo de los Créditos


El fondo Reconstrucción de CORFO está diseñado para que las pequeñas empresas obtengan créditos a tasas más competitivas, lo que es importante debido a que muchas pequeñas empresas no pueden costear préstamos a tasas de mercado.


El problema es que las pequeñas empresas representan un riesgo mayor para los bancos, que cobran tasas de interés más altas sobre los préstamos que tienen una alta probabilidad de que no se paguen.


“Las tasas de interés en general están mucho más bajas que hace 18 meses, pero tenemos que estudiar la solvencia de cada cliente para determinar su riesgo”, explica Rodrigo Tonda, gerente de Banca Pyme, la división para pequeñas empresas del Banco Chile.


Banco Chile ha ayudado a 300 pequeñas empresas a refinanciar créditos desde el terremoto y ha sido “pro activo” en la pre-aprobación de 3.000 clientes al mes para créditos de hasta US$ 30.000 cada uno, sostiene Tonda.


Además en julio comenzó a ofrecer créditos garantizados por CORFO, pero los bancos no están haciendo suficiente para satisfacer la demanda de préstamos de las pequeñas empresas, afirma Jorge Araya, presidente de la Confederación Nacional de la Micro, Pequeña y Mediana Empresa de Chile (Conapyme).


Según Araya, muchas pequeñas empresas no pueden obtener préstamos bancarios debido a su falta de activos fijos o su historial crediticio a menudo irregular.


“Los bancos sólo le prestan dinero a empresas con una sólida situación financiera, lo que deja afuera a la mayoría de las pequeñas empresas”, indica Araya.


E incluso si una compañía puede conseguir un crédito, se ve afectada durante años por tasas de interés exorbitantes, asevera.


No obstante, las empresas son libres de cotizar en busca de la mejor tasa y la competencia en el sector bancario es “fuerte”, refuta Tonda.


El gubernamental Fondo de Garantía para Pequeños Empresarios, o FOGAPE, administrado por BancoEstado y que opera de manera similar al fondo de Reconstrucción de CORFO, ha permitido a Banco Chile ofrecer a sus clientes menores tasas y cuadruplicar la cantidad de créditos aprobados en los últimos cinco meses, señala Tonda.


Sin embargo, las tasas para las Pymes siguen siendo más altas que para las grandes empresas. “Estamos viendo tasas de interés que son más altas que las de los créditos de consumo”, manifiesta Araya, quien destaca que las grandes empresas consiguen tasas del 2,4% al 3,6% anual, mientras que las pequeñas empresas pagan hasta un 20%.


Ello se debe en parte a que casi la mitad de las pequeñas empresas han tenido problemas de deuda. Cerca del 40 por ciento de ellas están, o han estado, en la lista negra de DICOM, la principal oficina de crédito de Chile, que recaba información sobre personas y empresas con deudas pendientes.


“Una vez que uno está en DICOM, es imposible conseguir un crédito”, afirma Araya.


Una de las razones por la que muchas empresas terminan endeudadas es que, en virtud de la legislación chilena, las empresas tienen 90 días para pagar a sus proveedores, pero las Pymes tienen que pagar los impuestos a las ventas y los salarios mensualmente.


“En consecuencia, muchas empresas se han ido a quiebra (…) es un círculo vicioso”, comenta Araya.


Una solución para ello es un proyecto de ley que se encuentra en el Congreso, el que permitiría que las Pymes difieran el pago del impuesto IVA sobre las ventas hasta que sus clientes les paguen. Esto es posible debido al Estatuto Pyme de Chile, que entró en vigencia en febrero y permite al Gobierno legislar de manera diferente para empresas de distinto tamaño.


No obstante, incluso aquellas microempresas que no tienen ningún historial de problemas crediticios tienen problemas para conseguir financiamiento. “Más que un problema de acceso, es un problema de información”, comenta Tonda.


Las microempresas son demasiado informales y deberían entregar mejor información en el momento en que postulan a un crédito, señala, destacando que Banco Chile ofrece servicios de asesoría y cursos de capacitación para ayudar a sus clientes a postular al financiamiento.


Reestructurando CORFO


CORFO es el principal instrumento del Gobierno para dar respaldo a las micro y pequeñas empresas, pero es necesario que la entidad sea más eficiente con el fin de satisfacer sus necesidades.


“CORFO solía ser muy pasiva en términos de promover sus mecanismos de financiamiento y no había coordinación con los bancos”, indica Tonda.


Pero eso está cambiando. Hoy en día, los bancos tienen una relación mucho más cercana con CORFO y ayudaron con el diseño del fondo Reconstrucción de CORFO, destaca Tonda.


Aún así, hay espacio para hacer mejorías. CORFO cuenta con cerca de 70 programas, pero el Gobierno aspira a reducirlos a sólo 10 que sean administrados de manera más eficiente.


“Muchos programas de CORFO están obsoletos y son burocráticos”, afirma Flores.


Las pequeñas empresas tienen que contratar un experto para postular al financiamiento debido al papeleo que implica, pero el futuro proceso de postulación será “mucho más simple”, promete Flores.


Según Araya, CORFO está fallando en ayudar a las microempresas a obtener financiamiento, pero más allá de sus necesidades inmediatas de reconstrucción esto no es deber del Gobierno, argumenta Flores.


“La vieja forma de prestar dinero sin ningún seguimiento o posibilidad de que se pague no es aceptable”, sostiene.


En cambio, los emprendedores con una idea brillante deberían buscar financiamiento del sector privado, que es la razón por la que CORFO está promoviendo el desarrollo de un incipiente mercado de capital de riesgo de Chile.


“Los inversionistas de capital de riesgo invierten en una cartera de proyectos (…) saben que el 90% de los proyectos no va a funcionar y que el 8% podría alcanzar el punto de equilibrio, pero que el 2% producirá retornos sustanciales”, afirma Flores.


No obstante, los programas de CORFO aún se necesitarán y el Ministerio de Economía planea medir sus resultados para determinar qué áreas necesitan mejorarse. “Eso nos ayudará a saber dónde colocar los recursos para que se aprovechen mejor”, añade Flores.


Esto es importante dado que, si bien CORFO tiene un mayor presupuesto este año debido al terremoto, su presupuesto volverá a los niveles normales el próximo año.


Sercotec planea además recabar información sobre las empresas que reciban subsidios para cuantificar su impacto. “Podemos ser mucho más eficientes con los mismos recursos”, indica Uriarte.


Esto significa aprender de las experiencias de otros países como Estados Unidos. Uriarte se reunió hace poco con funcionarios de la Small Business Association (SBA), el equivalente estadounidense de Sercotec, y aspira a implementar algunos de los programas de SBA en Chile.


Por ejemplo, la SBA ha establecido centros de desarrollo de pequeñas empresas en distintas ciudades de Estados Unidos y Sercotec podría abrir centros en ciudades de Chile fuera de Santiago, comenta Uriarte.


No obstante, el flujo de ideas no va en un solo sentido. “Ellos (SBA) están muy interesados en saber de los programas que hemos implementado tras el terremoto”, señala Uriarte.


Capacitación para el Éxito


Una cosa es que Sercotec entregue subsidios a pequeñas empresas afectadas por el terremoto, pero otra es ayudarlas a volverse exitosas por sí mismas.


Muchos dueños de pequeñas empresas carecen de las capacidades, el tiempo o la motivación para hacer que su negocio sea más productivo, pero la ayuda está disponible. Sercotec ofrece un programa de capacitación que beneficia a cerca de 10.000 pequeñas empresas anualmente, el que enseña técnicas en áreas como marketing y diseño web.


“El principal problema a menudo no es la falta de recursos, sino más bien el enseñar a los administradores a ser más eficientes y a aprovechar las oportunidades”, dice Uriarte.


Otro programa de Sercotec ayuda a las pequeñas empresas a volverse más competitivas mediante la asociación con otras firmas de la misma área dado que pueden obtener mejores precios trabajando de manera mancomunada, señala Uriarte.


Araya de Conapyme concuerda en que la formación de asociaciones empresariales y la capacitación son clave para hacer que las pequeñas empresas sean más dinámicas e innovadoras.


“Los dueños de pequeñas empresas están tan ocupados con las cosas del día a día que no tienen idea de lo que está ocurriendo en su industria”, afirma Araya.


Las grandes empresas chilenas deberían invertir además en capacitar a sus proveedores y subcontratistas para ayudarles a volverse más productivos y a entregar un mejor servicio, afirma Araya.


Miñera Escondida, por ejemplo, ha invertido en programas de capacitación para las más de 1.000 Pymes que abastecen a su mina en el norte de Chile.


“La Responsabilidad Social Empresarial se trata de ayudar a nuestros proveedores a crecer con nosotros”, indica Araya.


Atrayendo Emprendedores


El presidente Piñera aspira a duplicar el crecimiento económico de Chile a un promedio del 6% anual durante los próximos cuatro años, lo que significa crear 100.000 nuevas empresas y generar 800.000 empleos en el proceso.


Pero Chile aún no es un paraíso para los emprendedores. En la categoría Apertura de un Negocio del informe Doing Business 2010, Chile ocupó el lugar 69, con costos y tiempos asociados mucho más altos que en los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).


Sin embargo, el Ministerio de Economía apunta a convertir a Chile en uno de los cinco principales países del mundo para los emprendedores, partiendo por un proyecto de ley que reducirá a la mitad el tiempo que demora iniciar un nuevo negocio de 32 a 16 días.


“Observamos a Nueva Zelanda, que es un referente en esta área, y Colombia que ha introducido una serie de reformas rápidamente”, señala Flores.


Comenzar un negocio en Chile puede costar hasta US$
2.000 dependiendo de la industria, pero reducir estos costos ayudaría a muchas empresas informales a convertirse en firmas que pagan impuestos.


“Tenemos que hacer que iniciar un nuevo negocio sea más simple y más barato”, comenta Araya.


Chile también necesita hacer más fácil que los emprendedores fracasen. En el informe Doing Business, Chile ocupa el lugar 114 en la categoría Cierre de una Empresa en parte porque demora 4,5 años, que es más del doble del tiempo que se requiere en los países desarrollados.


“Si uno quiebra en Chile es como una muerte social (…) pero en otros países un emprendimiento comercial fallido sirve como experiencia para intentarlo de nuevo”, asevera Flores.


El Gobierno apunta a cambiar esto mediante la presentación de un proyecto de ley para reformar la ley de quiebras de Chile más adelante este año, señala Flores.


Además de hacer más fácil el abrir y cerrar un negocio, el Gobierno planea importar emprendedores a Chile.


El programa Startup Chile del Ministerio de Economía aspira a traer este año 25 emprendedores a Chile desde Estados Unidos como parte del plan de la cartera de Gobierno para promover el emprendimiento. El ministerio dará a cada uno US$ 40.000 en capital semilla para crear empresas en áreas como genética y bioingeniería.


“Estas empresas emergentes requerirán servicios y bienes locales de manera que habrá oportunidades comerciales”, indica Flores.


No es un accidente que Chile esté mirando a Estados Unidos en busca de emprendedores e ideas. Después de todo, Estados Unidos es la mayor economía del mundo en parte debido a su inversión en innovación y productividad, destaca Uriarte.


La buena noticia para las pequeñas empresas es que el énfasis del nuevo Gobierno en eficiencia debería hacer que sea más sencillo relacionarse con CORFO y volver más fácil el camino para los emprendedores.


Las pequeñas empresas necesitan ayuda para recuperarse del terremoto, pero los subsidios y garantías crediticias son un parche curita y no una solución permanente a sus necesidades de financiamiento.


Chile necesita que sus pequeñas empresas crezcan y creen empleo, pero también necesita que ellas sean más productivas. Esto implica entregar capital semilla y capacitación, pero también un mayor acceso a créditos bancarios y a los mercados de capital de riesgo.


Julian Dowling es editor de bUSiness CHILE

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