Con el debido respeto, Sr. Presidente, al menos podría haber respondido la invitación que le extendí a usted y a la Sra. Obama (o Michelle como la mayoría de nosotros prefiere decirle) para tomar el té con la Sra. Eneldo y conmigo. Hicimos limpiar y pulir nuestro mejor juego de té, preparamos waffles para las niñas y la Sra. Eneldo incluso cocinó un queque (de naranja) que siempre es bastante delicioso aun cuando ella, con buenas razones, usualmente deja la cocina en manos de otros.
Nuestra decepción fue doble debido a que habíamos prometido a la “familia extendida” (cerca de 70 personas en total) que podrían acampar en el jardín y ver nuestro Tea Party a través de las ventanas del living. Nuestros nietos sólo anhelaban jugar con sus hijas absolutamente encantadoras.
Un amigo mío, que “conoce a personas en las altas esferas de AmCham”, me dijo que el hecho de que yo tuviera un generador iraní a energía nuclear en el jardín me pudo haber colocado en alguna Lista de Observación. Dado que aún estamos esperando nuestra primera entrega de uranio enriquecido, en realidad este no es una amenaza. Incluso llegué a contratar a 40 detectives retirados de la policía civil para resguardar el perímetro de seguridad. Esto, combinado con los agresivos instintos de nuestro labrador, Picasso, lo habrían mantenido a usted y a su familia a salvo de cualquier lunático, fanático o hooligan del fútbol en la escena local.
¡Pero usted nunca vino! Té Earl Grey preparado con agua recién filtrada, desperdiciado. Miel de mis propias abejas, de vuelta en el frasco. Cuando nos dimos cuenta de que usted no vendría tuvimos que explicar, con algo de vergüenza, a los vecinos que podían volver a sus hogares dado que la “crisis” se había controlado. Sé que está pensando ¿de qué “crisis” habla? Bueno, con el fin de garantizar la seguridad para su visita declaré una alerta de fuga de gas y fui casa por casa aconsejando a los vecinos que evacuaran hasta que fuera seguro volver a sus hogares.
Sin embargo, nuestra mayor decepción es que usted se dio el tiempo para desayunar con el Sr. Sebastián Piñera y con la Sra. Cecilia Morel, cuando sé que habría preferido comer tocino, huevos (pochados), salchichas southern sausage, tomates, salvado de maíz y pan casero de masa fermentada con la Sra. E y conmigo sin la necesidad de hablar de política. No fui a Harvard (bueno, he estado ahí, pero sólo de visita; ¡¡tengo la polera!!), pero habríamos estado felices sólo con oírlo contar historias de la familia. ¡Otra oportunidad perdida!
Esperamos que tenga éxito en su carrera por la reelección el próximo año. No hay ninguna garantía, por supuesto, tal como le dirán el Sr. Carter y el Sr. George Bush padre… Sin embargo, pensando positivo, nos sentimos seguros de que volverá pronto a Chile y la Sra. E y yo quisiéramos extenderle la invitación para tomar té (o desayuno si lo prefiere) ahora de manera que no haya ninguna excusa para no aceptar. De seguro a usted no le falta transporte, pero le recomendaría que use un taxi local (inténtelo y tome uno con buena suspensión y un conductor que haya vivido en Santiago por algunos años) porque nadie creería que usted anda por todos lados sin ¡¡100 agentes de seguridad!! Un taxi local, seguro como las casas. Hablando de lo cual, tenemos una bastante linda y usted estaría muy cómodo; una salón de juegos con un gran televisor en el segundo piso y sin daño por el terremoto.
Podrá ver cómo viven los chilenos de clase media reales y, si le gusta el té tanto como creo que le gustará, quédese y podemos compartir una botella de Merlot –un agradable vino tinto- mientras charlamos.
Espero saber de usted, esta vez.
Se despide decepcionado, pero confiado en que nuestra reunión sólo se ha pospuesto y que el destino lo traerán a usted y Michelle hasta puerta de entrada de nuestro hogar en un futuro no tan distante. ¡Ah, el queque de naranja estaba realmente delicioso!
Afectuosamente,
Santiago Eneldo
P.S. Para quienes no fueron invitados al té, dejen que sus sentimientos fluyan: escríbanme a [email protected]. Sus comentarios pueden ser útiles o totalmente inútiles, yo decidiré cuál es cuál.
With all due respect, Mr. President, you could at least have answered my invitation for you and Mrs. Obama (or Michelle as most of us like to call her) to have tea with Mrs. Eneldo and me. We had our very best tea service cleaned and polished, we made waffles for the girls and Mrs. Eneldo even baked a cake (orange sponge) which is always quite delicious even if she, with good reason, usually leaves the cooking to others.
Our disappointment was double as we had promised the “extended family” (about 70 in all) they could camp out in the garden and watch the Tea Party through our living room windows. Our grandchildren were just longing to play with your absolutely delightful daughters.
I was told by a friend, someone “who knows people in high places at AmCham,” that my having an Iranian nuclear powered generator in the garden may have put me on some Watch List. As we are still waiting on our first delivery of enriched uranium this really is not a threat. I had even gone so far as to hire 40 retired plainclothes detectives to take care of perimeter security. This, when combined with the aggressive instincts of our labrador, Picasso, would have kept you and your family safe from any lunatics, fanatics or local football hooligans.
But you never came!
Earl Grey tea made with freshly filtered water – wasted. Honey from my own bees – back in the jar. When we realized you would not be coming we had to explain, somewhat embarrassingly, to the neighbors that they could go back to their homes since the “crisis” was averted.
I know, you are thinking what “crisis”? Well, in order to ensure security for your visit I called in a gas leak warning and went house to house advising the neighbors to evacuate until it was safe to return home.
However, our biggest disappointment is that you made time to have breakfast with Mr. Sebastián Piñera and Mrs. Cecilia Morel, when I know you would have preferred to eat bacon, eggs (easy over), southern sausage, tomato, grits and homemade sourdough bread with Mrs. E and myself without the need to talk politics. I didn’t go to Harvard (well, I’ve been but just to visit – got the T shirt!!) but we would have been happy just to listen to you tell stories about the family. Another opportunity missed!
We hope you will be successful in your bid for re-election next year. No guarantees, of course, as both Mr. Carter and Mr. George Bush Senior will tell you… However, thinking positively, we feel sure you will be coming back to Chile and Mrs. E and I would like to extend the invitation for tea (or breakfast if you prefer) now so there will be no excuses for not accepting. You most certainly do not lack for transport, but I would recommend a local taxi (try and pick one with good suspension and a driver who has lived in Santiago for a few years) because no one would believe you are out and about without 100 SS agents!! Local cab – safe as houses. Talking of which, we have quite a nice one and you will be very comfortable; a rec room with a big TV upstairs and no earthquake damage.
You would be able to see how real, middle class Chileans live and, if you enjoy the tea as much as I think you will, stick around and we can share a bottle of Merlot – that’s an enjoyable red wine – while we shoot the breeze.
Looking forward to hearing back from you this time.
I remain disappointed, but confident that our meeting has only been postponed and that destiny will bring you and Michelle to our front door in the not too distant future. Gee, that orange sponge really was great!
Sincerely,
Santiago Eneldo
P.S. For those not invited for tea, let your feelings flow: write to me at [email protected]. Your comments could be useful or totally useless, I will decide which is which.