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Columna de la presidenta de AmCham Chile, Kathleen Barclay, en Diario Financiero sobre la relevancia de la economía del conocimiento para el desarrollo y posicionamiento del país.
Existe un amplio consenso respecto de la necesidad del país de avanzar hacia una economía del conocimiento. Esto es un importante requisito para asegurar un sostenido y alto crecimiento económico en el tiempo, y no quedar atrapado en la trampa de los países de ingreso medio. De este modo, el país podrá hacer frente a la exposición ante una economía globalizada.
¿Qué identifica a una economía del conocimiento? Según el Banco Asiático para el Desarrollo, unificando las definiciones de la OCDE y del Banco Mundial, es aquélla que posee incentivos económicos y un régimen institucional que estimula la adquisición, creación, difusión y uso del conocimiento y de la información para mejorar su crecimiento y bienestar. Lo anterior se refleja en la existencia de sistemas eficaces de educación, tecnologías de la información y comunicación, investigación y desarrollo e innovación.
Con el fin de medir y monitorear el avance de los países en este aspecto, el Banco Mundial desarrolló el Knowledge Economic Index (KEI), que mide cuán preparado está un país para competir en la economía del conocimiento. El índice se sustenta en 4 pilares: incentivos económicos y régimen institucional, educación, tecnologías de la información y comunicación, y sistema de innovación.
En su última medición (2012), los países nórdicos lideraban el ranking, mientras que Chile ocupaba el lugar 40 entre 145 países, y el primero entre los latinoamericanos. Incluso superando a Rusia, India y China.
Chile ha demostrado tener un régimen institucional y económico sólido, con capital humano de alta calidad y un claro liderazgo en índices asociados a penetración de las TICs. Sin embargo, Chile aún no ha podido desarrollar un sistema de innovación que permita desprenderse del modelo de producción de las últimas décadas y articular su inserción en una economía global que se caracteriza por la aceleración de los cambios tecnológicos y en la forma en la cual los países producen y comercializan.
Diversos organismos internacionales coinciden que los principios de la economía del conocimiento pueden aplicarse no sólo a la industria, sino que también a los servicios, y sectores específicos como agricultura, minería, acuicultura y otros.
En una reciente conferencia, el presidente de la iniciativa de fomento integrada de biotecnología de CORFO, Fernando Martínez, señalaba cómo un sistema de innovación aplicado a la biotecnología puede constituirse en el elemento decisivo para avanzar en este proceso. Destacó el contraste que se genera entre los resultados del estudio KEI y los de un estudio sobre eficiencia técnica en el ámbito de la agricultura de 8 países sudamericanos, en el cual Chile resulta con un nivel equivalente a la de los países vecinos. Lo anterior implica que estas naciones son más eficientes que Chile, pese a estar menos preparadas para alcanzar la economía del conocimiento.
La diferencia radica en la capacidad de estos países para articular un sistema de innovación, donde el gasto en investigación en agricultura, así como el número de personas dedicadas a ella es muy superior al nacional. En este contexto pareciera que Chile tiene las condiciones para dar este salto, pero necesita instalar una estrategia de corto y mediano plazo que establezca un sistema de innovación.
Desde la Cámara Chileno Norteamericana de Comercio, AmCham Chile, queremos contribuir en el proceso de avanzar hacia la economía del conocimiento compartiendo la experiencia estadounidense, cuyas industrias basadas en el conocimiento emplean casi el 34% de la fuerza laboral. Con este objetivo, hemos estado programando misiones empresariales destinadas a fortalecer el vínculo con Estados Unidos, a compartir los aprendizajes y buenas prácticas, así como modelos de negocios que promuevan la inserción internacional de los desarrollos tecnológicos nacionales. Este año tenemos planificado un conjunto de actividades para vincular a nuestros emprendedores del área de la biotecnología con el ecosistema estadounidense en esta materia.
Confiada en que Chile puede alcanzar un paso exitoso hacia la economía del conocimiento, los invito a reflexionar en torno a la evidencia internacional y a las lecciones de naciones que tienen un liderazgo en este ámbito, así como de aquellos países en desarrollo que han logrado dar un salto sustantivo en esa dirección.
Fuente: Diario Financiero.[:]