[:es]Entrevista con Juan Pablo Swett, Presidente de la Asociación de Emprendedores de Latinoamérica[:]

11 Octubre 2018
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Trabas para emprender, obtener financiamiento y acceder a mercados que hoy están regulados, junto a una industria de venture capital que es “ínfima”, son algunos de los desafíos que el ecosistema local enfrenta, pese a ser referente en la región. aunque hay buenas señales económicas y el gobierno tiene voluntad de impulsar el emprendimiento, Swett advierte sobre la necesidad de empezar a pensar, desde ya, en estrategias prolongadas que no queden anuladas en futuras administraciones.

Por Airam Fernández

La agenda de Juan Pablo Swett está copada desde hace meses. Cuando no está atendiendo asuntos relacionados a la Asociación de Emprendedores de Latinoamérica (Asela) o a la Multigremial Nacional de Emprendedores, organismos que preside, participa en discusiones que tienen que ver con medidas anunciadas por el gobierno hace algunos meses, como la Ley de Pago Oportuno o la nueva reforma tributaria que, en teoría, buscan mejorar las condiciones de las pymes.

De hecho, a principios de septiembre asistió a una reunión junto a otros dirigentes gremiales en el despacho del ministro de Hacienda, Felipe Larraín. El objetivo del encuentro era disminuir los puntos de discrepancia que existen en torno a este último proyecto, como los problemas de Régimen de Tributación Simplificada (14 Ter), la renta presunta y el cambio de agente retenedor.

En las oficinas de Trabajando.com, la bolsa de trabajo digital que cofundó junto a Felipe Hurtado, que empezó como un emprendimiento digital en pleno boom del “punto com” y que hoy tiene operaciones en 11 países, Swett conversó con Business Chile, días antes de su reunión con el gobierno. Habló sobre los desafíos y oportunidades que existen en el ecosistema de emprendimiento local, en un contexto regional que apunta a que la calidad está mejorando, con Chile como referente, pese a los existentes niveles dispares de crecimiento que indica el Índice Global de Emprendimiento 2018.

-A pesar de que Chile está alineado a la cantidad de empresas y a la generación de empleos a nivel mundial, cuando se trata del aporte que realizan las pequeñas empresas al PIB, las cifras son muy bajas. ¿Qué estrategias son necesarias para cambiar esta realidad?

-Efectivamente nosotros sostenemos que el PIB de las micro, pequeñas y medianas empresas no supera el 16% del total de la gran torta. Pero la solución a esto es de mediano y largo plazo porque, al final de cuentas, esta es una apuesta por el volumen. En la medida en que tengamos muchos más emprendedores, es necesario eliminar las trabas para emprender y tener un mayor acceso a mercados que hoy están regulados o tienen barreras de entrada muy altas. Así, más empresas pequeñas y medianas podrán competir con las grandes en las mismas condiciones. Y en este punto, todo tiene que ver con el acceso al financiamiento.

-Esa es la gran deuda que el sistema tiene con los emprendedores, ¿es posible saldarla?

-Es una deuda enorme, una de las grandes barreras. Esto ocurre, en parte, porque en Chile la industria de Venture capital es ínfima, muy pequeña, en relación a lo que debiera y pudiera ser. Actualmente tenemos un millón 700 mil emprendedores y las firmas de capital de riesgo son muy pocas. Tenemos proyectos que están partiendo sólo con una idea, que se enfrentan a un escenario muy difícil para conseguir ese capital. No están ni cerca de ser bancarizados y, por lo tanto, no cuentan con la banca para poder empezar. Esto es un conjunto de muchos retos y de ver cómo podemos llegar a tener una industria de venture capital más desarrollada.

-¿Qué opina del trabajo que hace Corfo en este ámbito?

-Lo ha hecho muy bien y junto al Ministerio de Economía están enfocados en brindar más apoyo. Por ejemplo, hace poco más de un mes, el vicepresidente ejecutivo de Corfo, Sebastián Sichel, organizó un encuentro público-privado específicamente para esto, para tener la visión de primera mano de los emprendedores con respecto a la gestión que llevan a cabo. Ahí salió el tema de los intermediarios que existen en el sector para “ayudar” a los emprendedores a cumplir con todos los trámites, llevándose cierto porcentaje del dinero que pone Corfo para los proyectos. Y lo hacen solamente porque son expertos en cumplir con estos trámites burocráticos para los cuales el emprendedor no tiene tiempo. En esa reunión también se habló de los programas que proponen y hacia dónde están yendo. Creo que todo fue muy productivo.

-Instancias como estas llegan a potenciar la colaboración público-privada. ¿Cómo evalúa este tema en general?

-Los caminos están confluyendo pero tienen que hacerlo mucho más porque históricamente esto ha funcionado como una orquesta donde cada quien toca su instrumento por su lado, sin seguir una dirección. Podríamos poner el ejemplo de los productores de leche en el sur, que ni siquiera son pequeños empresarios en términos de facturación y que, en promedio, tienen entre 50 y 200 vacas para producir leche. Por sí solos, no son negocios rentables. Pero si juntamos a estos cinco mil productores en una cooperativa, como el caso de Colun, para que se integren y empiecen a generar productos de mayor valor agregado, se hace rentable. Ese es el tipo de colaboración que se debe potenciar con el sector público. Es necesario y estratégico.

-Recientemente el gobierno creó una Oficina de Productividad y Emprendimiento. ¿Qué opina del foco que están poniendo ahí?

-Todo es bienvenido. Creo que acá hay mucho de prueba y error, de ver qué funciona y qué no. Innovar con una iniciativa así nos parece muy potente, pero lo que falta es un poco más de trabajo público-privado. De nuevo, y aquí no voy a hablar de gobierno sino de Estado: hace falta una política de Estado a largo plazo con respecto al emprendimiento. No puede ser que un “gobierno azul” haga algo y luego un “gobierno blanco” haga otra cosa. Hay que dar continuidad a las políticas y eso era algo que acá no pasaba. Ahora, al menos, tengo entendido que el ministro de Economía, José Ramón Valente, ha seguido con políticas que venían de la época de la presidenta Michelle Bachelet. Es algo que aplaudo porque es parte de la estrategia correcta.

Buenas prácticas

Desde el trabajo que hace en la Asela para promover mejores ecosistemas de emprendimiento, ¿qué buenas prácticas han traído a Chile o pueden traer, y cuáles se podrían exportar?

-Un caso importante es lo que acaba de hacer Argentina con su nueva ley de emprendimiento, que recogió lo mejor que tenían muchos países en distintas leyes para aplicarlo en el país y que, entre otras cosas, contempla que hasta cierto monto del capital y en determinados casos, las compañías grandes puedan invertir en una empresa pequeña y deducir esa inversión. Se trata de generar inversiones en pequeños empresarios. Otro ejemplo importante es lo que se está haciendo en México en temas de beneficios para empresas que invierten en capital de riesgo. Allá ya tienen una ley Fintech y es un modelo que queremos traer a Chile. Los mexicanos también replicaron nuestra ley para constituir empresas en un día a costo cero. Allá también tuve la oportunidad de reunirme con el alcalde de Puebla, que alguna vez tuvo un programa muy potente de microemprendimiento, con los municipios como canales de fomento. Por otro lado, nuestra próxima reforma tributaria y la ley de pagos a 30 días, una vez que estén listas, queremos proponerlas a nivel regional.

-¿Han visto experiencias en Estados Unidos?

-Sí, pero allá los beneficios para la industria de capital de riesgo están a años luz de lo que tenemos acá. Es un ámbito muchísimo más desarrollado. Traer una experiencia similar a Latinoamérica es como traer una camisa que le quedará enorme. Por supuesto que el norte es llegar a tener industrias como en Silicon Valley o contar con el acceso al financiamiento que logran las empresas en ese país. Es un sueño poder lograr un ecosistema similar, pero es un camino que hay que recorrer poco a poco. En Chile todavía tenemos el problema de que no podemos acceder al sistema financiero, con el requisito de tener 12 IVAS para poder abrir una cuenta corriente. Por eso es difícil avanzar hacia allá, cuando acá no tenemos ni un piso mínimo.[:]
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