Empresas y comunidades: un desafío de confianzaBusiness and communities: a challenge of trust

02 Julio 2015
Por Kamila Cortez

Generar un vínculo con la comunidad se ha convertido en un desafío para las compañías en el desarrollo de sus proyectos. Por ello, los expertos apuntan a mejorar la gestión y trabajar para construir una relación de confianza tempranamente como factor clave para lograr lazos positivos entre ambos actores. 

El empoderamiento de las comunidades ha tomado un papel protagónico en el desarrollo de proyectos de inversión, particularmente en los sectores clave para la economía del país, como la energía y minería. Conocidos son los casos de las centrales termoeléctricas Castilla y Barrancones, en que la oposición de los habitantes de localidades aledañas afectó el desarrollo de las iniciativas.

Por ello, lograr una integración con la comunidad y generar una relación basada en la confianza, se ha convertido en una creciente necesidad para las empresas y el desarrollo de sus proyectos, una variable de corte socio-ambiental, que debe ser considerada por las distintas industrias para evitar generar conflictos territoriales que perjudican los proyectos de inversión.

En este sentido, según datos de la Sociedad de Fomento Frabril (Sofofa) publicados en el Catastro de Proyectos de Inversión, a diciembre de 2014 se contabilizaban 51 iniciativas con carácter de “detenidas”, es decir, que presentan algún grado de dificultad en su desarrollo, por ende, su estado puede ser paralizado, postergado o desistido.

El total de proyectos de inversión detenidos en 2014 suma US$ 76.232 millones, anotando un aumento de 7,6% respecto de 2013. De ellos, 22 proyectos tienen como posible causa la normativa de consulta indígena, equivalentes a una inversión de US$ 31.878 millones.

En detalle, 18, se han visto afectados por la judicialización, totalizando US$ 23.118 millones y otros cuatro, por incerteza jurídica, por US$ 8.760 millones. En ambos casos, la consulta indígena se encuentra presente, ya sea como la principal causa del litigio o porque la iniciativa es susceptible de una posible consulta.

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Carlos Gajardo, gerente de medio ambiente de Sonami.

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Carlos Morales, analista del Departamento de Asuntos Regulatorios de Sofofa.

Vínculo con la comunidad 

El analista del Departamento de Estudios y Asuntos Regulatorios de SOFOFA, Carlos Morales, comenta que, ciertamente, se observa un empoderamiento creciente de las comunidades y pueblos originarios. Esto, porque la consulta indígena se instauró junto al nuevo reglamento del Servicio de Evaluación de Impacto Ambiental (SEIA) a fines de 2013, perfeccionando la participación ciudadana o consulta a la comunidad ya existente, buscando –entre otros aspectos- hacerla más oportuna. De esta manera, se comenzó a aplicar la revisión de proyectos de inversión que se sitúan en lugares cercanos a comunidades indígenas o en territorios considerados ancestrales.

En particular, un estudio realizado por el organismo detectó que desde el año 2009, 46 proyectos de inversión han debido someterse a este proceso, totalizando US$ 28.485 millones. De ellos, 11 corresponden al rubro minero por US$ 20.022 millones, 25 están asociados a energía por US$ 5.123 millones y tres a iniciativas del sector industrial por US$ 2.175 millones, siendo los sectores más afectados por esta causa.

En el caso de la minería, el gerente de Medio Ambiente de la Sociedad Nacional de Minería, Sonami, Carlos Gajardo, explica que la detención de los proyectos de generación eléctrica por consulta indígena está afectando, a su vez, el desarrollo de los proyectos del sector minero. “Nuestra recomendación, y es una tendencia mundial, es una negociación temprana. Nosotros sugerimos que las empresas traten de llegar a acuerdos que puedan ser incorporados en el proyecto”, comenta.

Por ello, para enfrentar el complejo escenario en torno a proyectos, particularmente de estos dos rubros, los expertos recomiendan trabajar la confianza con la comunidad, a través de un vínculo previo a la instalación, pues contar con las autorizaciones ambientales no garantiza el desarrollo, ya que la oposición ciudadana puede desencadenar procesos judiciales, desalentando la inversión.

La directora ejecutiva de SustentaRSE, Maia Seeger, expresa que las empresas que tienen un impacto socio-ambiental, deben sincerar su condición desde el principio. “Desarrollamos un modelo de negocio que se basa en el cumplimiento irrestricto de la ley, la incorporación de las mejores tecnologías disponibles, para que el impacto sea lo menos significativo y tras superar esas dos variables, se deben trabajar las confianzas, lo que requiere mucho tiempo, por lo que hay que ser consistente y demostrar buenas prácticas”, afirma.

Para la ejecutiva este desafío permitirá demostrar que el desarrollo sustentable es posible y que las empresas pueden trabajar de manera armoniosa, complementando la función del Estado en los territorios. “En esta colaboración intersectorial se construirá un país mejor, pero hay que innovar y creer en los temas socio-ambientales, hoy no puedes hacer negocios sin esa variable", comenta.

La clave está en desarrollar proyectos que beneficien a los demás actores y sus intereses. Según Seeger, para lograrlo es necesario "estudiar a la comunidad, oírla, trabajar con ellos y buscar lo que se conoce como la ´creación de valor compartido´”. De ahí que el mayor desafío que enfrentan las empresas en la actualidad sea la gestión y Chile está en deuda en el desarrollo de modelos de gestión respecto de la relación con las comunidades.

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Maia Seeger, directora ejecutiva de SustentaRSE.

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Roberto Matus, gerente general de AmCham Chile.

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Iván Chamorro, gerente de responsabilidad social corporativa de Arauco.

Experiencia en Estados Unidos 

En el ámbito de la Responsabilidad Social Empresarial (RSE), las empresas estadounidenses se han orientado, principalmente, a la creación de condiciones de no discriminación y al mantenimiento de la igualdad de oportunidades, lo que ha significado una mejor gestión y una gobernabilidad corporativa eficiente.

“Estados Unidos ha sido pionero al integrar a la sociedad civil, el rol de las ONG´s y a las empresas en el trabajo con comunidades en un círculo virtuoso con mejores resultados. Lo que se explica en el concepto de share value o valor compartido, principio por el cual el valor generado, a lo largo del proceso productivo, es compartido de forma proporcional con sus participantes. Ésta es una visión que asegura la sustentabilidad de las empresas en el tiempo, siendo un factor clave en la transformación social. Las empresas estadounidenses han comprendido que este trabajo debe liderarse de manera voluntaria, a partir de una visión de trabajo de largo plazo”, expresa el gerente general de AmCham Chile, Roberto Matus.

Indica que el trabajo con las comunidades se ha profesionalizado por medio de la creación de áreas autónomas y que disponen de importantes recursos para dedicarse a esta tarea, con foco en grupos étnicos e inmigrantes.

En este contexto, Matus apunta a dos factores clave a considerar por las empresas en Chile. El primero, es el trabajo permanente y sostenido con la comunidad, mediante un diálogo con los grupos de interés, planificando de forma estratégica y considerando las necesidades de las empresas y comunidades.

El segundo elemento es que las comunidades identifiquen una contraparte permanente de la empresa, personas dedicadas a esta labor, ya que sólo de esta forma se reforzarán las confianzas.

“En Estados Unidos se ha comprendido que la relación de empresas con las comunidades debe ser parte del core business de cada organización para el desarrollo sustentable e integral del negocio en el largo plazo”, sostiene. Un modelo que el Comité de Sustentabilidad de Amcham busca fomentar en el accionar de sus socios.  “Buscamos promover la relación de colaboración de las empresas con las comunidades locales en los territorios en que desarrollan sus actividades de negocio, compartiendo y analizando mejores prácticas y tendencias en RSE. Acciones con las que se busca analizar modelos de asociatividad entre la empresa, el Estado y la sociedad civil, junto con modelos y métricas de retorno de la inversión social”, comenta Matus.

Casos de éxito

Algunas compañías ya han comenzado a estrechar vínculos con la comunidad a través de diversas iniciativas. Una de ellas es Arauco, que mediante Acerca Redes, impulsada en 2011, como un proyecto de innovación, que posteriormente se convirtió en una fundación, permitió que la firma se adjudicara el Premio Buen Ciudadano AmCham en 2014.

La iniciativa se materializó a través de un centro en San José de la Mariquina -donde se realizó el piloto- y se extendió a las ciudades de Constitución y Curanilahue con dos nuevos hubs, diseñados para propiciar el trabajo colaborativo, impactando en 15 comunas.

El gerente de responsabilidad social corporativa de Arauco, Iván Chamorro, señala que “Acerca Redes busca generar un modelo o espacio que permita conectar actores en comunidades vulnerables, generar redes e incorporar metodologías que fomenten emprendimientos locales, no solo en sentido productivo, sino también culturales o deportivos”.

En lo que va del año, la fundación ha impactado a más de cinco mil personas y ha trabajado con 300 emprendedores en los tres centros, por ello la meta para 2015 considera el trabajo con 20 líderes empresariales y 150 emprendedores, en cada hub.

El ejecutivo plantea que en Chile el trabajo con las comunidades es un tema bastante nuevo. “En Arauco llevamos más de 10 años trabajando fuerte con las comunidades, pero no es un tema desarrollado aún. Se requiere comprender la forma en que las empresas y las comunidades se deben relacionar”, comenta y resalta la importancia de tener una mirada en el largo plazo, desarrollando iniciativas permanentes en el tiempo.

Por su parte, en 2012, Colbún lanzó un proyecto piloto a través del programa Asociación de Regantes del Maule Sur: Creando valor compartido mediante un uso eficiente, integrado y responsable del agua. Una iniciativa, que según el subgerente de desarrollo de recursos hídricos de esta compañía, Juan Solís, “nació por la necesidad de buscar un uso óptimo de los recursos hídricos y ver mecanismos para mitigar los efectos del cambio climático”.

El primer paso fue establecer sistemas de trabajo conjunto para lograr un ahorro de agua, el que se estima alcanzó a 60%, compensado económicamente por la compañía. Esto generó un incentivo para hacer un uso óptimo del recurso, de forma que el agua que no necesitaban la dejaban en el embalse de Colbún, explica Solís. Luego, se abocaron a la tarea de desarrollar conjuntamente centrales hidroeléctricas, además de buscar soluciones para mejorar las técnicas de riego del sector.

Hoy, el programa se encuentra en su segunda fase y se planea expandirlo territorialmente, gracias a la buena recepción por parte de la comunidad. 

Premio Buen Ciudadano Empresarial AmCham

Reconocer a los programas de RSE que beneficien a la comunidad y que sean referentes, motivando a otras compañías a adoptar las mejores prácticas en este ámbito es el objetivo del premio Buen Ciudadano Empresarial AmCham.

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La instancia reconoce las iniciativas en la categoría Grandes Empresas y considera menciones en Innovación, Medio Ambiente y Asociatividad. En la versión 2014, Arauco fue la firma ganadora por su programa Acerca Redes.

El gerente general de AmCham, Roberto Matus, destaca que desde 2003 “se reconoce públicamente a las mejores prácticas e iniciativas de RSE implementadas en comunidades, mediante programas que buscan mejorar su calidad de vida y que sirvan de incentivo para ser replicados por otras empresas con operaciones en Chile”.

En esta nueva versión 2015, el inicio de postulaciones es el 6 de julio a través del sitio web www.amchamchile.clGenerating links with the community has become a challenge for many companies implementing different types of projects. Experts highlight improvements to both management and work practices for establishing early relationships based on trust as a key component in achieving positive ties between the two actors. 

By Kamila Cortez

Foto portada

Empowerment of communities has played an important role in the development of investment projects, particularly in key national economic sectors, such as energy and mining. Well known among these are the cases of Castilla and Barrancones thermal power plants, in which opposition by local residents directly impacted on the implementation of the respective projects.

Accordingly, achieving integration with the community and generating a relationship based on trust have become increasingly important for businesses and the development of their projects. This issue represents a socio-environmental variable that must be taken into account by different sectors in order to avoid territorial conflicts which can hinder investment projects.

According to data from the Chilean Federation of Industry (SOFAFA) published in the Registry of Investment Projects, up to December 2014, 51 initiatives had been recorded as “detained”. This means the projects are faced with a certain degree of difficulty in terms of their implementation. Consequently, their current status may be paralyzed, postponed or desisted.

The monetary total relating to detained investment projects in 2014 was US$76.232 billion, which represents a 7.6% increase on 2013.  Of these, the probable cause of 22 of the detained projects relates to the indigenous consultation law, equivalent to investments of US$31.878 billion.

Furthermore, 18 projects have been affected by legal proceedings, totaling US$23.118 billion and another four due to legal uncertainty, accounting for US$8.76 billion. In both cases, indigenous consultation is prevalent, either as the primary cause of the litigation or because the initiative is susceptible to possible consultation.

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Carlos Gajardo, gerente de medio ambiente de Sonami.

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Carlos Morales, analista del Departamento de Asuntos Regulatorios de Sofofa.

Links with the community 

Carlos Morales, analyst at the Research and Regulatory Affairs Department of SOFAFA, says that increasing levels of empowerment can be seen among communities and indigenous peoples. This is due to indigenous consultation forming part of the new regulations of the Environmental Impact Assessment System (SEIA) at the end of 2013. This process seeks to enhance public participation or community consultation regarding affected people. Its aim, among other aspects, is to ensure such procedures are conducted more opportunely. As such, review processes began to be applied to investment projects located in areas close to indigenous peoples or on land considered ancestral.

In particular, research conducted by SOFAFA has found that since 2009, 46 investment projects have been subjected to this process, amounting the US$28.485 billion. Of these projects, 11 relate to the energy sector, worth US$5.123 billion, and three to the industrial sector, worth US$2.175 billion. These are the two sectors most affected by indigenous consultation procedures.

Regarding the mining sector, Carlos Gajardo, Environment Manager at the Chilean National Mining Society (SONAMI), explains that the detention of electricity generation projects due to indigenous consultation is, in turn, affecting the progress of projects in the mining sector. He notes that, “Our recommendation, and this is a global trend, is early negotiation. We suggest businesses try to reach agreements that can then be incorporated into the project”.

In addressing the complex situation facing investment projects, particularly in the two aforementioned sectors, experts recommend working on building trust with communities by establishing ties before project installation. After all, the securing of environmental authorization does not necessarily guarantee implementation, as public opposition can trigger legal proceedings and discourage investment.

Maia Seeger, Executive Director of SustentaRSE, believes that due to their socio-environmental impact, businesses should clearly outline their positions from the beginning. “We are devising a business model based on unconditional legal compliance and the incorporation of the best available technology, so that the impact is as small as possible… (and once) these two variables have been overcome, work should be done on trust, which requires a lot of time, and which is why being consistent and adopting good practices is so important”, she says.

This challenge, according to Seeger, will demonstrate that sustainable development is possible and that companies can work harmoniously, complementing the role of the State in the territories in question. She believes that, “With this cross-sector collaboration, a better country can be built, but innovation and belief in socio-environmental issues is needed, (and) today it’s impossible to do business without (recognizing) this variable”.

The key is the implementation of projects which benefit other actors and their wider interests. According to Seeger, achieving this requires, “Studying the community, listening to it, working with it and seeking what is known as ‘creating shared value’”. Consequently, the biggest challenge facing businesses at present is management, and Chile is lagging behind in the development of management models regarding community relations.

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Maia Seeger, directora ejecutiva de SustentaRSE.

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Roberto Matus, gerente general de AmCham Chile.



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Iván Chamorro, gerente de responsabilidad social corporativa de Arauco.

Experience from the United States

Within the field of Corporate Social Responsibility (CSR), businesses in the United States have mainly focused on creating conditions of non-discrimination and maintaining equal opportunities. This process has required improved management and efficient corporate governance.

Roberto Matus, General Manager of AmCham Chile, notes that, “The United States has led the way in integrating civil society, the role of NGOs and businesses in the work being done with communities, in a virtuous circle with improved results. This explains the concept of shared value, in which value generated throughout the productive process is shared proportionally with its participants. This vision ensures the sustainability of businesses over time, representing a key factor in social transformation. US businesses have understood that this approach must be implemented voluntarily, based on a long-term work outlook”.

As a result, work with communities has become professionalized through the creation of autonomous areas. These areas have made resources available which can be dedicated to this particular task, with emphasis being placed on ethnic and immigrant groups.

In this context, Matus points to two key factors worthy of consideration by businesses in Chile. Firstly, permanent and ongoing work with communities, via stakeholder dialogue, strategic planning and taking account of the needs of businesses and communities.

Secondly, that communities identify a permanent company counterparty, i.e. individuals dedicated to this particular task. Only through this approach will trust be strengthened.

Matus comments that, “In the United States, the relationship between businesses and communities has been understood as part of the core business of each organization, for the sustainable and comprehensive development of the company in the long-term”. This is a model which the Sustainability Committee of AmCham Chile is seeking to strengthen in the actions of its members. “We are looking to promote the relationship of business collaboration with local communities in the areas in which activities are implemented, sharing and analyzing best CSR practices and trends. (We are seeking) actions with which analysis can be made of partnership models between businesses, the State and civil society, as well as models and metrics for the return on social investment”, he adds.

Successful cases

Some companies have already begun to form links with communities via different initiatives. One of these is Arauco, which through the innovation project Acerca Redes (meaning ‘Closer Networks’), implemented in 2011, and which subsequently became a foundation in 2014, won first prize in the AmCham Good Corporate Citizenship Award in 2014.

The initiative began in one center located in San José de la Mariquina, where the pilot was launched. It was later extended to two new hubs in the cities of Constitución and Curanilahue, which were designed to promote collaborative work. The scheme successfully impacted 15 districts.

The Corporate Social Responsibility Manager of Arauco, Iván Chamorro, explains that, “Acerca Redes seeks to generate a model or space for connecting actors in vulnerable communities, generating networks and incorporating methodologies to strengthen local entrepreneurship, not only in the productive sense but also the cultural and sporting one”.

So far this year, the foundation has impacted more than 5,000 people and worked with 300 entrepreneurs in three centers. As such, the target for 2015 is to work with 20 business leaders and 150 entrepreneurs in each hub.

Chamorro believes that working with communities is a fairly new issue in Chile. He notes that, “At Arauco, we have been working closely with communities for over ten years, but it remains an underdeveloped issue. The way in which businesses and communities relate to one another needs to be understood”. He also reiterates the importance of a having a long-term view, in addition to devising ongoing initiatives.

Similarly, in 2012, Colbún launched a pilot project through the program Asociación de Regantes del Maule Sur (Irrigators Association of South Maule). This scheme creates shared value through the efficient, integrated and responsible use of water. According to Juan Solís, the Deputy Manager of Water Resources Development at Colbún, this initiative, “Began in response to the need to look for optimal uses of water resources and to find mechanisms for mitigating the effects of climate change”.

The first phase was to establish joint working systems to save water. It is estimated that 60% savings were achieved, thereby providing the company with significant economic compensation. Solís explains how this incentivized the search for optimal uses of water, so that any water not required could be left in the Colbún reservoir. Subsequently, they focused on the joint development of hydroelectric power plants, as well as seeking solutions to improve irrigation techniques in the local area.

Currently, the program is in its second phase and, thanks to the positive reception of the local community, there are plans to expand its reach.

AmCham Good Corporate Citizenship Award 

The aim of this award is to recognize CSR programs that benefit communities and which act as benchmarks for motivating other companies to adopt best practices in this area.

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The scheme recognizes initiatives in the category of Big Businesses, as well as special mentions for the areas of Innovation, the Environment and Community Development. At the 2014 event, Arauco was the winning company for its
Acerca Redes program. 

Roberto Matus, General Manager of AmCham Chile, notes that since 2003, the award has, “Publicly recognized the best CSR practices and initiatives implemented in communities, through programs which seek to improve their quality of life and that act as an incentive for replication by other businesses operating in Chile”.

For the 2015 version, applications can be submitted from 6 July onwards via our website: www.amchamchile.cl
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