José Goñi no es ningún desconocido en el mundo de la diplomacia. Ha sido embajador de Chile en Suecia, Italia y México y ahora, tras un periodo como ministro de Defensa del país, comanda la Embajada de Chile en Estados Unidos.
“Este es un momento muy especial para estar en Washington con el cambio de Gobierno, políticas y énfasis”, afirma el embajador Goñi, “y también está la crisis económica y financiera, lo que significa que tenemos que ser muy cuidadosos para que Chile no pierda presencia en el mercado estadounidense”.
Claramente –y como a muchos otros- el presidente Barack Obama lo encantó. El mandatario lo recibió de manera oficial en mayo. “Tiene un enorme carisma y es muy espontáneo; te hace sentir cómodo”, señala el embajador Goñi.
¿De qué habló con el presidente Obama? ¿Cuánto sabe realmente sobre Chile?
Está muy bien informado y muy al tanto de los logros económicos de Chile. También pude confirmar su enorme admiración y estima por la presidenta Michelle Bachelet, con quien se reunió durante la Cumbre de las Américas celebrada en abril en Trinidad y Tobago.
Su visita acá (el 23 de junio) es un gran honor para nosotros. Fue una invitación especial que el presidente Obama le hizo durante sus conversaciones telefónicas. Ella es uno de los primeros mandatarios mundiales en reunirse con él y el segundo líder de América Latina en ser invitado a la Casa Blanca después del presidente brasileño, Lula.
Hay una gran similitud entre sus preocupaciones, valores y prioridades, en especial en temas sociales. Ambos asignan una gran importancia al acceso de los menos privilegiados a la salud, al cuidado de los niños y la educación en general; y ambos están comprometidos con el fortalecimiento de las organizaciones multilaterales, el trabajo por la paz y la defensa de los derechos humanos.
¿Qué efecto cree que tendrá el nuevo Gobierno de Estados Unidos en las relaciones en América?
El Gobierno de Obama quiere establecer un nuevo tipo de relación con el mundo en general y eso incluye a América Latina. El respaldo unánime en la Organización de Estados Americanos (OEA) para levantar la resolución de 1962 que excluía a Cuba es sólo un signo de su nuevo enfoque inclusivo. Implica una agenda hemisférica más amplia que incluye temas como medio ambiente y energía, y pone más énfasis en el fortalecimiento de la democracia, los derechos humanos y la autodeterminación.
La designación en la Organización de las Naciones Unidas del ex presidente Bill Clinton como su enviado especial para Haití es una señal del interés del presidente Obama en esta causa en la que Chile también está profundamente comprometido.
Esencialmente, lo que tenemos es un nuevo comienzo y eso significa grandes oportunidades. El desafío está en aprovecharlas. En Trinidad y Tobago, el presidente Obama propuso una alianza entre su país y el resto del hemisferio, pero también subrayó que esto exige que cada país desempeñe su rol.
¿Qué significa eso para Chile?
Está claro que nuestras relaciones seguirán desarrollándose en el ámbito político, económico, comercial y cultural. También esperamos fortalecer la colaboración en áreas como ciencia y tecnología, y capital humano; en otras palabras, tenemos una agenda para el siglo XXI.
¿Qué pasa con el libre comercio? ¿Cuán comprometido está el presidente Obama con eso?
Ese es un tema delicado aquí en Estados Unidos, pero el Gobierno está trabajando en la dirección correcta.
¿Cómo ve el panorama para los propuestos tratados de libre comercio de Estados Unidos con Colombia y Panamá? ¿Cuál veremos primero?
Mi sensación es que Panamá se aprobará primero, aunque Colombia es más importante. Depende del Congreso, pero el Gobierno está trabajando en eso, aunque –por cierto- se aproxima el receso estival. Chile continuará respaldando la aprobación de estos acuerdos. Mostrando cuán exitoso ha sido el TLC entre Chile y Estados Unidos es una manera en la que podemos contribuir a su aprobación.
¿Cuáles son sus objetivos pare este año?
Promover los productos chilenos es siempre importante, pero aún más durante una crisis económica. Con ProChile, estamos analizando nuevos mercados nicho para nuestras exportaciones. En tiempos de crisis, los hábitos de los consumidores cambian; por ejemplo, la gente sale menos a restaurantes, pero compra más comida congelada de manera que es una oportunidad para introducir productos que seguirán comprando aún cuando la crisis haya terminado.
También estamos trabajando para consolidar el Plan Chile-California y para crear nuevas instituciones que faciliten la implementación de programas para el desarrollo de capital humano, transferencia tecnológica, energía renovable, etcétera. Dado el tamaño de Estados Unidos, también quisiéramos tener planes similares con otros estados. Aún no puedo decir con cuáles, pero estamos hablando con varios.
¿Qué papel puede desempeñar AmCham Chile?
Ha sido extremadamente importante en el crecimiento de la inversión y el comercio bilateral y, en particular, (ha servido) como un puente entre grupos empresariales de los dos países. Esa es la labor que debería continuar haciendo.
En general, ¿cómo ve la imagen de Chile en Estados Unidos?
A nivel del ciudadano estadounidense promedio es superficial y esa es un área en la necesitamos trabajar con más fuerza, pero en los sectores donde Chile es conocido -entre políticos, empresarios y académicos- es excelente. Nuestro desafío ahora es ‘vender’ los bienes y servicios de Chile y sus atractivos turísticos a un público más amplio.
¿Cuánto daña la reputación de Chile en Estados Unidos el estar en la Lista de Vigilancia Prioritaria sobre Propiedad Intelectual de la Oficina del Representante Comercial de Estados Unidos (USTR, por su sigla en inglés)?
Ese informe no refleja el esfuerzo que Chile ha hecho por mejorar la protección de la propiedad intelectual. Es además una decisión unilateral que no corresponde a los mecanismos establecidos en virtud del TLC entre Chile y Estados Unidos. Sin embargo, independientemente de esto, el Gobierno de Chile ha reiterado su compromiso para lograr continuas mejoras a la protección de la propiedad intelectual. Pero quisiera ser muy claro en un punto: estar en la Lista de Vigilancia Prioritaria no ha tenido consecuencias negativas de ningún tipo para la inversión de Estados Unidos en Chile. Chile es un país serio y los inversionistas estadounidenses lo saben.
Ruth Bradley es editora general de bUSiness CHILE además de corresponsal en Santiago de The Economist.