El Embajador de Estados Unidos Debuta ante la AmChamU.S. Ambassador Makes AmCham Debut

01 Marzo 2008

La tradición sugiere que cada nuevo Embajador de Estados Unidos en Chile hace su debut en público en un evento de la AmCham. Y, cumpliendo con la tradición, el embajador Paul E. Simons fue el orador invitado al desayuno que la Cámara celebró el 23 de enero en el Hotel Marriott de Santiago.


Diplomático de carrera, el embajador Simons previamente estuvo designado en Washington, donde se desempeñó como subsecretario de Estado Adjunto para Energía, Sanciones y Bienes de la Oficina de Asuntos Económicos, Energía y Comercio del Departamento de Estado. Pero también cuenta con conocimiento empírico sobre América Latina, tras haber ocupado cargos tanto en Ecuador como en Colombia.


Describiendo a Chile como “un país realmente maravilloso” -visión influida a lo mejor por sus visitas a viñedos, las que según confesó visitó en promedio una vez por semana desde su llegada-, el embajador Simons indicó que había recibido una muy cálida acogida. Y añadió que sus hijas estaban bastantes satisfechas con los estándares de los centros comerciales de Santiago.


Para los miembros de la AmCham y sus invitados al desayuno, tuvo un mensaje claro. “Como embajador, una de mis principales prioridades será intensificar y profundizar los lazos comerciales y de inversión entre nuestros países”, sostuvo. “Ésa ha sido una de mis principales actividades –incluso una pasión personal- durante mis 16 años en el servicio exterior”.


Asimismo añadió que esperaba trabajar con el sector empresarial chileno. “Trabajar con el sector privado siempre me ha entusiasmado, inspirado e incluso ‘oxigenado’, de modo que tras seis años en Washington… la oportunidad de trabajar con ustedes en actividades productivas en un país tan atractivo como Chile es muy emocionante”, aseveró en el desayuno.


El Tratado de Libro Comercio (TLC) entre Chile y Estados Unidos provee una plataforma ideal para esas iniciativas, destacó. En los cuatro años que han transcurrido desde que el TLC entró en vigencia, Chile ha surgido como el cuarto mayor socio comercial de Estados Unidos en América Latina, con un intercambio comercial bilateral que llegó a los US$17.000 millones en el 2007, un alza notoria frente a los US$6.400 millones que se registraron en el 2003.


Las exportaciones forestales junto con las de mariscos y pescados de Chile a Estados Unidos han experimentado un auge, destacó el embajador Simons y, en los dos casos, ahora fluctúan en torno a los US$1.000 millones anuales, mientras que las exportaciones de frutas y verduras están avaluadas en unos US$1.500 millones. “Cuando las temperaturas están bajo cero, es un placer para los norteamericanos entrar a un supermercado y comprar kiwis, cerezas, frutillas y uvas chilenas”, enfatizó.


Pero el TLC no ha sido unilateral, añadió. Por primera vez, frutas cultivadas en Estados Unidos -damascos, duraznos, ciruelas y cerezas- están ingresando al mercado chileno durante el invierno del hemisferio austral.


Estados Unidos sigue siendo el mayor inversionista directo en Chile, pero el flujo ha decrecido en los últimos años. En respuesta a una pregunta del plenario, el embajador Simons atribuyó esta situación a las estrategias globales de las empresas en lo que respecta a las regiones del mundo en las que se concentran actualmente, pero indicó que la Embajada de Estados Unidos en Santiago intentará atraer nuevas inversiones a Chile en sectores, como el de energía, que ofrece muchas oportunidades interesantes.


Sin embargo, la relación de los dos países va más allá del comercio y la inversión, aseveró el embajador Simons, destacando la cooperación bilateral en materia de educación. “Compartimos el interés de Chile por mejorar la educación, que es vital para promover la innovación y el desarrollo del país como una sociedad basada en el conocimiento”.


Un resultado de esa cooperación es el Programa de Becas de Igualdad de Oportunidades, diseñado para ayudar a estudiantes que no han tenido la oportunidad de adquirir la necesaria competencia en inglés para realizar estudios superiores en Estados Unidos. En virtud del programa lanzado en el 2007, 63 estudiantes ya están cursando carreras de postgrado en Estados Unidos y, a futuro, se seleccionarán hasta 100 estudiantes por año.


Como parte de los esfuerzos de Chile por promover la investigación y el desarrollo, la nación sudamericana debiera mejorar su protección de los derechos de propiedad intelectual, instó Simons. “Esto mejoraría mucho el ‘PowerPoint’ que usaré para atraer inversiones a Chile”, destacó


Respecto de la energía, el embajador Simons identificó este tema como un desafío que es similar en Estados Unidos y Chile -“quizás el mayor desafío de nuestra generación”- a medida que los dos países intentan incrementar y diversificar el suministro. La Universidad de Concepción, en el sur de Chile, ya está trabajando con universidades de Estados Unidos en el desarrollo de biocombustibles de segunda generación producidos a partir de celulosa y desechos forestales, anunció.


No obstante, ésta es un área en la que el embajador Simons quisiera incrementar la colaboración bilateral. “Estamos trabajando intensamente, hablando con las autoridades, el sector privado y las universidades para desarrollar un plan de cooperación en este sector”, manifestó.





Ruth Bradley es editora general de bUSiness CHILE. Además trabaja como corresponsal en Santiago de The Economist.



Entrevista con el Embajador Simons


Tras el desayuno de la AmCham, bUSiness CHILE tuvo la oportunidad de conversar con el embajador Simons y de conseguir más detalles de algunos de los temas planteados en su discurso.


Embajador, una pregunta inevitable dado los recientes acontecimientos: ¿está Estados Unidos en una recesión?


Sólo diré que tenemos una economía muy sólida, diversificada y flexible. Nuestra fuerza laboral ha cambiado y la economía estadounidense en el 2007 es bastante distinta a la de, digamos, 15 años atrás, porque las expectativas de la gente sobre cuánto tiempo se mantendrá en un trabajo son distintas y la recapacitación continúa todo el tiempo. De modo que hay mucho dinamismo y flexibilidad, y creo que tenemos una mayor capacidad para adaptarnos a los shocks que la que teníamos en el pasado. Ello no quiere decir que no estemos en un período desafiante, pero creo que hay mucha estabilidad incorporada en nuestra economía.


En el desayuno de la AmCham, usted mencionó nuevas oportunidades en Chile para las empresas energéticas estadounidenses. ¿En qué áreas ve esas oportunidades?


Las empresas estadounidenses han estado extremadamente activas en este sector en Chile durante muchos años, especialmente en el área termal del negocio. Somos actores importantes y, por ejemplo, una empresa estadounidense tiene el contrato de construcción de la planta de gas natural licuado en Quintero. Pero podemos ver otras áreas tales como las energías alternativas: geotérmica -donde Estados Unidos cuenta con la experiencia técnica-, solar y eólica. Con los precios tan altos como están en Chile, algunas de estas alternativas que incluso podrían no ser competitivas en Estados Unidos, podrían ser competitivas aquí.


¿Puede Chile beneficiarse de las experiencia de Estados Unidos en materia de eficiencia energética?


Definitivamente y eso es algo que estamos analizando. El Departamento de Energía está interesado en trabajar con Chile en esta materia y forma parte del plan de trabajo que estamos desarrollando. El tema con estas tecnologías es dónde se vuelven competitivas en términos de costos.


¿Cuán optimista está respecto a lograr que la protección a la propiedad intelectual esté en ese ‘PowerPoint’ que está preparando?


Veo esto como un tema en que se gana por todos lados. Para un país con la infraestructura, ingreso per capita e interés en desarrollar la industria de servicios como Chile, la protección a la propiedad intelectual va de la mano con sus demás atributos.


No obstante, no creo que sea algo que necesariamente va a ser influido por la comunidad internacional. Mucho depende de que surjan voces locales sobre este tema que sean escuchadas. El pueblo chileno, los líderes de opinión, los investigadores y la gente de negocios tienen que decidir que esto forma parte de sus intereses.



Tradition dictates that a new U.S. ambassador to Chile make his public debut at an AmCham event. And, true to tradition, that is what Ambassador Paul E. Simons did on January 23 when he was the guest speaker at a Chamber breakfast in the Santiago Marriott Hotel.

A career diplomat, Ambassador Simons was previously based in Washington where he served as Deputy Assistant Secretary of State for Energy, Sanctions and Commodities. But he also has hands-on knowledge of Latin America, having held posts in both Ecuador and Colombia.

Describing Chile as “a truly marvelous country” - a view perhaps influenced by visits to vineyards which, he confessed, had averaged one a week since his arrival - Ambassador Simons said he had received a very warm welcome. His daughters were, he added, quite satisfied with the standards of Santiago’s shopping malls.

For AmCham members and their guests at the breakfast, he had a clear message. “As ambassador, one of my highest priorities will be to intensify and deepen commercial and investment ties between our countries,” he said. “That has been one of my main activities - a personal passion even - during my sixteen years in the foreign service.”

And, he added, he was looking forward to working with the Chilean business sector. “Working together with the private sector has always enthused, inspired and even ‘oxygenized’ me, so after spending six years in Washington… the opportunity to work here with you in productive activities in a country as attractive as Chile is very exciting,” he told the breakfast.

The Chile-U.S. Free Trade Agreement (FTA) provides an ideal platform for those efforts, he pointed out. In the four years since it came into effect, Chile has emerged as the fourth largest trading partner of the U.S. in Latin America, with bilateral trade reaching US$17 billion in 2007, up from US$6.4 billion in 2003.

Chile’s forestry and seafood exports to the U.S. have boomed, noted Ambassador Simons, and in both cases, now reach around US$1 billion annually while exports of fruit and vegetables are worth some US$1.5 billion. “When temperatures are below zero, it is a special treat for North Americans to enter a supermarket and buy Chilean kiwis, cherries, strawberries and grapes,” he remarked.

But the FTA has not been one-way traffic, he added. For the first time, U.S.-grown fruit - apricots, peaches, plums and cherries - are entering the Chilean market during the southern hemisphere winter.

The U.S. is still the largest single direct investor in Chile but the inflow has dropped in recent years. In answer to a question from the floor, Ambassador Simons attributed this to companies’ global strategies as regards the regions of the world on which they are currently focusing, but indicated that the U.S. Embassy in Santiago will be seeking to attract new investment to Chile in sectors, such as energy, that offer many interesting opportunities.

But the two countries’ relation is about more than just trade and investment, said Ambassador Simons, highlighting bilateral cooperation on education. “We share Chile’s interest in enhancing education, which is vital for promoting innovation and the country’s development as a knowledge-based society.”

One result of that cooperation is the Equal Opportunities Scholarship Program, designed to help students who have not had the opportunity to acquire the English proficiency needed for graduate study in the United States. Under the program launched in 2007, 63 students are already taking postgraduate courses in the U.S. and, in future, up to 100 per year will be selected.

As part of Chile’s efforts to promote research and development, it should improve its protection of intellectual property rights, urged Simons. “This would much improve the ‘PowerPoint’ that I will be using to attract investment to Chile,” he noted

Turning to energy, Ambassador Simons identified this as a challenge that is similar in the U.S. and Chile - “perhaps the biggest challenge of our generation” - as the two countries seek to increase and diversify supply. Already, the University of Concepción in southern Chile is working with U.S. universities on the development of second-generation biofuels from cellulose and forest waste, he reported.

However, this is an area in which Ambassador Simons would like to step up bilateral collaboration. “We’re working intensely, talking to the authorities, the private sector and universities to develop a plan of cooperation in this sector,” he reported.

Ruth Bradley is general editor of bUSiness CHILE. She is also the Santiago correspondent for The Economist.

Interview with Ambassador Simons

After the AmCham breakfast, bUSiness CHILE had an opportunity to talk to Ambassador Simons, obtaining more details of some of the points raised in his speech.

Ambassador, an inevitable question given recent events - is the U.S. in recession?

Well, I would just say that we have a very strong, diversified and flexible economy. Our workforce has changed and the U.S. economy in 2007 is quite a bit different to as recently as, say, 15 years ago because people’s expectations about how long they will stay in a job are different, and retraining goes on all the time. So there’s a lot of dynamism and flexibility and I think we have a greater capacity to adapt to shocks than in the past. That’s not to say that we’re not in a challenging period but I think we have a lot of stabilization built into our economy.

At the AmCham breakfast, you mentioned new opportunities in Chile for U.S. energy companies. In what sort of areas do you see those opportunities?

U.S. companies have been extremely active in this sector in Chile for many years, especially in the thermal side of the business. We’re major players and, for example, a U.S. company has the construction contract for the liquid natural gas plant in Quintero. But we can look at other areas such as alternative energy: geothermal - where the U.S. has expertise - solar and wind. With prices as high as they are in Chile, some of these alternatives that might not even be competitive in the U.S. may be competitive here.

Can Chile benefit from the experience of the U.S. in energy efficiency?

Definitely and that’s something we’re looking into. The Department of Energy is interested in working with Chile on this and it’s part of the work plan we’re developing. The issue with these technologies is where do they become cost-competitive.

How optimistic are you of getting intellectual property protection on that ‘PowerPoint’ you’re preparing?

I see this as a win-win issue. For a country with Chile’s infrastructure, per capita income and interest in developing service industries, protection of intellectual property goes along with the rest of its attributes. However, I don’t think it’s something that will necessarily be swayed by the international community. A lot depends on whether there are domestic voices heard on this issue. The Chilean public, opinion makers, researchers and businessmen have to decide that it’s in their interest.
Compartir