[:es]El efecto Trump[:en]The Trump Effect[:]

07 Diciembre 2016
[:es]Donald Trump sorprendió al mundo, más específicamente a expertos en el mercado, en estudios de opinión y medios de comunicación, al ganar las elecciones presidenciales de Estados
Unidos el mes pasado. Quizás aún más sorprendente para muchos ha sido la respuesta después de las elecciones. A pesar de los temores de que un triunfo del señor Trump podría resultar en una importante crisis financiera y económica mundial, los mercados y el sentimiento son más altos, mientras que las expectativas económicas para Estados Unidos están aumentando debido a las esperadas iniciativas pro mercado. Algunos incluso lo llaman un importante cambio de paradigma.

Mientras tanto, el tono post electoral del señor Trump se ha vuelto más conciliador, lo que sugiere que la retórica de la campaña no se traducirá en programas directos y altamente polémicos, sino en políticas más amplias y sensatas. Aunque los mercados se han tranquilizado con
esto, la incertidumbre permanece, especialmente en lo que se refiere a la política comercial y la ejecución de iniciativas de crecimiento, incluyendo recortes de impuestos y gastos en infraestructura, lo que los cálculos actuales sugieren que ampliará el déficit fiscal.

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Hasta ahora Chile ha sido un inesperado beneficiario de las políticas proyectadas de Trump. Los precios del cobre han subido a sus niveles más altos en más de un año, probablemente por la debilidad del renminbi chino, que comenzó a principios de octubre y que sólo ha avanzado con la retórica dura del señor Trump, mientras que las expectativas de aumento del gasto en infraestructura en Estados Unidos quizá también haya contribuido a esta alza. Esto ha ayudado a frenar la depreciación del peso chileno, que ha caído menos que otras monedas importantes en LatAm y mercados emergentes. Además, con la expectativa de políticas comerciales más nacionalistas en Estados Unidos, China se ha convertido en el motor clave de la globalización, buscando fortalecer las relaciones comerciales con socios clave, como Chile, según fue reiterado en la reciente conferencia APEC en Lima, Perú.

Aunque por ahora Chile parece estar bien posicionado, los riesgos se mantienen presentes. Lo más notable es que el incremento del precio del cobre parece insostenible, ya que las bolsas chinas
toman medidas para frenar la especulación -mientras que los análisis fundamentados aún sugieren un superávit en 2017-, incluso considerando un auge de la infraestructura estadounidense que no se ve muy intensivo en uso de cobre. Una corrección probablemente pondría presión sobre el peso chileno, lo que podría frenar el poder adquisitivo de los consumidores, que ha sido la única fuente de crecimiento en los últimos meses. Al mismo tiempo, pondría al Banco Central en una posición difícil en cuanto a la política monetaria, especialmente con las expectativas del mercado de un recorte de tasas a principios de 2017. El aumento de las tasas en Estados Unidos sólo complicaría aún más este escenario, impactando el costo del capital y potencialmente los precios de los activos.

Además, aunque a veces se pasa por alto, Estados Unidos sigue siendo un socio comercial relevante, como destino de 14% de las exportaciones chilenas y fuente de 18% de sus importaciones. Como lo indican las cifras, Chile mantiene un déficit comercial con Estados Unidos que ha llegado a más de US$1.000 millones en lo que va del año, lo que lo convierte en uno de los mayores déficits comerciales bilaterales que mantiene el país. Mientras tanto, las principales exportaciones chilenas a Estados Unidos no son commodities, sino bienes industriales y agrícolas, que
son más susceptibles a los ajustes tarifarios.

Esta dinámica pone a Chile en una posición más precaria que lo que sugieren los principales datos, especialmente si el señor Trump se vuelve más agresivo en la política comercial. Cualquier materialización de estos riesgos sólo complicaría un escenario ya precario para Chile en 2017, con el desempleo en alza, las condiciones crediticias más estrictas, los recursos monetario y fiscal limitados y con una elección presidencial que podría resultar muy reñida.

POR BRIAN P. CHASE
Portfolio Manager Head of Andean Equities
Itaú Asset Management[:en]Donald Trump surprised the world, most specifically market pundits, pollsters and the media, by winning the US presidential election last month.  Perhaps even more surprising to many has been the post-election response.  Despite fears that a Trump win could spark a major global financial and economic crisis, markets and sentiment are higher, while economic forecasts for the US are rising on the back of expected pro-market initiatives.  Some are even calling it an important paradigm shift.

Meanwhile, Mr. Trump’s post-election tone has become more conciliatory, suggesting that the campaign rhetoric will not translate into direct and highly controversial programs, but rather broader, more sensible policies.  Although markets have taken comfort in this, uncertainty remains, especially as it relates to trade policy and the execution of pro-growth initiatives, including tax cuts and infrastructure spending, which current calculations suggest will widen the fiscal deficit.

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Thus far, Chile has been an unexpected beneficiary of projected Trump policies.  Copper prices have soared to their highest levels in more than a year, likely on Chinese Renminbi weakness, which began in early October and has only advanced through Trump’s tough rhetoric, while expectations for increased infrastructure spending in the US may have also contributed to the rally.  This has also helped curb depreciation of the Chilean Peso, which has fallen less than other major currencies in LatAm and Emerging Markets.  Furthermore, with the expectation of more nationalistic trade policies in the US, China has emerged as the key engine of globalization, looking to enhance trading relationships with key partners, including Chile, as reiterated during the recent APEC conference in Lima, Peru.

Although Chile appears well positioned for now, risks remain.  Most notably, the copper price rally appears unsustainable as Chinese exchanges take measures to curb speculation, while fundamentals still suggest a surplus heading into 2017, even considering a US infrastructure boom, which is unlikely to be very copper intensive.  A correction would likely put pressure on the Chilean Peso, which could curb purchasing power for consumers, which have been the only source of growth in recent months, while putting the Central Bank in a tough position when it comes to monetary policy, especially with the market forecasting at least one rate cut in early 2017.  Rising rates in the US would only further complicate this scenario, while also affecting the cost of capital and potentially asset prices.

Furthermore, although sometimes overlooked, the US is still a relevant trade partner, as the destination of 14% of Chile’s exports and the source of 18% of its imports.  As the figures imply, Chile maintains a trade deficit with the US, which has grown to over US$1bn year-to-date, making it one of the largest bilateral trade deficits that Chile maintains.  Meanwhile, Chile’s principal exports to the US are not commodities, but rather industrial and agricultural goods, which are more susceptible to tariff adjustments.  These dynamics put Chile in a more precarious position than the headline data suggests, especially if Mr. Trump becomes more aggressive on trade policy.

Any materialization of these risks would only complicate an already precarious scenario for Chile heading into 2017, with unemployment on the rise, credit conditions tighter, limited monetary and fiscal firepower, and what could turn out to be its own contentious presidential election.[:]
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