A fines de marzo, el presidente Barack Obama realizó su primera visita de estado a América Latina con paradas en Brasil, Chile y El Salvador. El viaje fue importante en lo simbólico como un intento por forjar una nueva alianza con la región, una alianza entre iguales basada en el crecimiento económico y democracias sólidas y estables.
En Brasil, el presidente Obama buscó una relación renovada con una nación que está desempeñando un rol cada vez más importante en la escena mundial, líder entre las economías emergentes que tiene una voz importante en temas globales clave, los que van desde el comercio en la ronda de negociaciones de Doha hasta el cambio climático. El presidente de Estados Unidos se reunió con la primera presidenta de Brasil e intentó establecer lazos más estrechos para Estados Unidos en el frente económico, en especial en el área energética.
En El Salvador, el presidente Obama quiso destacar el éxito del país en términos de avances económicos y políticos, así como también honrar las mejoras en materia de derechos humanos.
Chile también estuvo en la agenda del presidente de Estados Unidos. Su visita al país fue de particular importancia debido a que el mandatario decidió hablarle a la región desde Santiago.
¿Por qué Chile?
La elección refleja el sostenido éxito económico y político de Chile, así como también la capacidad del país para asegurar una amplia participación de su pueblo en los beneficios de una economía creciente y dinámica.
El presidente Obama habló de manera elocuente sobre la manera en que Chile pudo volver pacíficamente a la democracia hace dos décadas y, al mismo tiempo, se integró plenamente a la economía global. El mandatario se refirió a la fortaleza de las instituciones de Chile y su liderazgo modelo, tal como quedó reflejado hace muy poco en el manejo del país tras el terremoto de febrero del 2010 así como también en el rescate de los 33 mineros atrapados bajo tierra, el que mantuvo a todo el planeta cautivo en octubre pasado.
El presidente de Estados Unidos felicitó a Chile por estos éxitos y se refirió a la capacidad mostrada por el país, así como por otras naciones de la región, para manejar de manera efectiva sus propios desafíos, buscando ayuda cuando se necesitó, pero manejando el proceso general. En el caso de los mineros, por ejemplo, Chile solicitó la ayuda específica de Estados Unidos y Japón, entre otros países, pero manejó el proceso y tomó las decisiones difíciles por sí mismo.
Esta autodeterminación y liderazgo regional es la base de la esperanza del presidente Obama para una relación de Estados Unidos con América Latina en evolución. Esta nueva visión además refleja la realidad económica de Estados Unidos dado que será necesario que la asistencia internacional se concentre más profundamente en el futuro y los beneficiarios serán aquellos países, como Chile, que demuestren una capacidad para manejar sus propios desafíos.
Sin embargo, hubo otro mensaje importante en el discurso del presidente Obama: un desafío para que los países en la región asuman un liderazgo en temas que van más allá de las fronteras nacionales.
Este es el próximo paso para países como Brasil con poder político global, el que puede ser útil en construir una visión regional. Países exitosos como Chile también pueden entregar liderazgo y respaldo a otras naciones en América Latina y el Caribe.
En general, la visita del presidente Obama fue un éxito importante. AmCham alaba su reafirmación de las razones de por qué Chile es un buen lugar para invertir y negociar. Además respalda el llamado para que los distintos países incluido Chile asuman un rol más activo en asuntos regionales.
Finalmente, a AmCham le complace que apenas semanas después del viaje del presidente Obama, este nuevo espíritu de alianza ya ha quedado demostrado en las últimas medidas adoptadas por los gobiernos de Estados Unidos y Colombia hacia un acuerdo, las que deberían allanar el camino para la aprobación final de un Tratado de Libre Comercio, un hito para Estados Unidos y América Latina.
In late March, President Obama made his first state visit to Latin America stopping in Brazil, Chile and El Salvador. The trip was symbolically significant as an attempt to forge a new partnership with the region – a partnership of equals based on strong, stable democracies and economic growth.
In Brazil, President Obama sought a renewed relationship with a country that is playing an increasingly important role on the world stage – a leader among emerging economies and one which has an important voice in key global issues from trade in the Doha round of negotiations to climate change. The U.S. President met with Brazil’s first woman president and sought closer ties for the United States on the economic front, especially in the energy area.
In El Salvador, President Obama sought to highlight the country’s success in terms of economic and political progress, as well as to honor improvements in human rights.
Chile was also on the U.S. President’s agenda. His visit here was of particular importance as he chose to address the region from Santiago.
Why Chile?
The choice reflects the sustained political and economic success of Chile, as well as the country’s ability to ensure broad participation of its people in the benefits of a growing and dynamic economy.
President Obama spoke eloquently about the way Chile was able to peacefully transition back to democracy two decades ago and, at the same time, become fully integrated into the global economy. He spoke of the strength of Chile’s institutions and its model leadership as reflected most recently by the country’s management after the February 2010 earthquake, as well as the rescue of 33 trapped miners which held the globe captive last October.
The U.S. President congratulated Chile on these successes and spoke of the ability shown by Chile, as well as other countries in the region, in effectively managing its own challenges – seeking help when required but managing the overall process. In the case of the miners, for example, Chile sought specific assistance from the U.S. and Japan, among other countries, but managed the process and made the tough decisions on its own.
This self-determination and regional leadership is the basis of President Obama’s hope for the United States’ evolving relationship with Latin America. This new vision also reflects the economic reality of the United States since overseas assistance will need to be more sharply focused in the future and the beneficiaries will be those countries, such as Chile, which demonstrate an ability to manage their own challenges.
But there was another important message in President Obama’s speech - a challenge for countries in the region to assume leadership in issues which go beyond national boundaries.
This is the next step for countries such as Brazil with global political clout that can be helpful in building a regional view. Successful countries like Chile can also provide leadership and support to other nations in Latin America and the Caribbean.
Overall, President Obama’s visit was an important success. AmCham applauds his reaffirmation of the reasons why Chile is a good place to invest and to trade. It also supports the call for countries including Chile to take a more active role in regional affairs.
Finally, AmCham is pleased that just weeks after President Obama’s trip, this new spirit of partnership has already been demonstrated in the recent steps taken by the U.S. and Colombian governments towards an agreement that should pave the way to final approval of a Free Trade Agreement – a milestone for the U.S. and for Latin America.