El 4 de JulioFourth of July

01 Julio 2008

Theodore White, el elogiado escritor estadounidense dedicado a la política presidencial, dijo “No hay emoción en ninguna parte del mundo, a excepción de la guerra, que se compare con la emoción de la campaña presidencial estadounidense”.


Este 4 de julio, Estados Unidos, una vez más, está próximo a comprometerse en el ritual de elegir a su presidente, vicepresidente, un tercio del Senado y al 100% de los 435 miembros de la Cámara de Representantes. El proceso está bien encaminado. Con las primarias cerradas, los dos principales candidatos a la Presidencia ya se conocen y avanzamos hacia la “batalla” final de la elección general.


La televisión, la radio y los medios escritos nos han estado bombardeando desde noviembre pasado con un sinfín de comentarios, opiniones y proyecciones diseñados para hacernos saber, antes de la elección, quién ganará y por qué. Se han estrechado miles de manos de trabajadores en la entrada de fábricas e incontables bebés han sido besados… todo bajo la atenta mirada de las cámaras. Este bombardeo sólo aumentará en intensidad cuando nos presenten el espectáculo de las decepcionantes convenciones de los partidos políticos .


Más allá de esta atmósfera “festiva”, el proceso eleccionario en Estados Unidos es un proceso de renovación única que da a todos, independientemente de la nacionalidad, la oportunidad de tener un efecto sobre lo que está sucediendo. Llegado enero del 2009, veremos un nuevo ocupante de la Casa Blanca. Surgirán nuevas políticas, nueva retórica, nuevos enfoques hacia la resolución de temas nacionales. Estamos siendo testigos del traspaso de poder, -el traspaso pacífico del poder, no apunta de pistola o de fuerza bruta de parte de los actuales gobernantes, sino por la voluntad del electorado-, que ejerce un derecho protegido por la Constitución para escoger a quién gobernará.


Cuando George Washington fue convencido para ir por un segundo período como el primer presidente de Estados Unidos, aceptó a regañadientes y señaló que, cualquiera fuera la circunstancia, se rehusaría a ir por un tercer mandato. El rey Jorge III comentó: “Si lo hace, señor, él será el hombre más grande del mundo”. La historia confirma que, de hecho, no fue tras un tercer período. El país estaba severamente dividido y se necesitaron 36 votaciones en la Cámara de Representantes y casi una guerra civil antes de que John Adams, el rival político de Washington, fuera elegido. Las consecuencias fueron importantes.


Cuando Estados Unidos celebra el aniversario número 232 de su Independencia, nuestro enfoque debiera concentrarse en la renovada oportunidad que el proceso de elección nos entrega a todos y cada uno de nosotros. Que no nos deje cometer el error de dar por sentado las libertades y derechos garantizados por la Constitución que hoy disfrutamos: libertad de culto, libertad de expresión o de prensa, el derecho de la gente a reunirse pacíficamente y a solicitar al Gobierno la indemnización de agravios.


El momento actual en la historia nos presenta desafíos únicos: desde la amenaza a la vida y a la libertad que representa el terrorismo internacional, hasta la necesidad de ayudar a sacar a una parte significativa de la población del mundo de las garras de la pobreza. Esto nos obligará a encontrar el equilibrio correcto de los derechos universales individuales mientras que, al mismo tiempo, abordamos la seguridad y las necesidades de la sociedad como un todo.


Este 4 de julio, celebramos el renovado proceso de elección democrática que es ahora, afortunadamente, la norma a nivel internacional. Es un proceso para la transmisión del mando que nos ha servido bien.


Los invitamos a todos, independientemente de su nacionalidad o país de origen, a aprovechar la oportunidad para reflexionar sobre la importancia de construir una sociedad mejor, más justa y más segura. ¡Feliz 4 de julio!



This 4th of July, the United States, once again, is on the eve of engaging in the ritual of electing its President, Vice-President, one third of the Senate, and 100% of the 435 Members of the House of Representatives. The process is well under way. With the primary season concluded, the two principal candidates for the office of President are now known, and we proceed to the final “battle” of the general election.

Television, radio and the printed media have been bombarding us since last November with unending commentary, opinion and forecasts designed to let us know, before the election, who will win and why. Thousands of workers’ hands are being shaken at the entrance to factories and countless babies are being kissed…all under the watchful eye of the camera. This bombardment will only increase in intensity until we are presented with the spectacle of the anti-climatic Political Party Conventions.

Beyond this “festival” atmosphere, the election process in the United States is a unique renewal process that gives all, irrespective of nationality, the opportunity to reflect upon just what is happening. Come January 2009, we will see a new occupant in the White House. New policies, new rhetoric, new approaches to the resolution of national issues will emerge. We are witnessing the transfer of power - the peaceful transfer of power, not at the end of a gun or by the brute strength of current rulers, but by the will of the electorate exercising a constitutionally-protected right to choose who will govern.

When George Washington was persuaded to run for a second term as the 1st President of the United States, he agreed grudgingly and indicated that, whatever the circumstances, he would refuse a third term. King George III commented, “If he does that, sir, he will be the greatest man in the world”. History bears out that, in fact, he did not run for a third term. The country was severely divided and it took 36 ballots in the House of Representatives and almost a civil war before Washington’s political rival John Adams was elected. The implications are huge.

As the United States celebrates its 232nd Independence Day, our focus should be the renewal opportunity that the election process provides for each and every one of us. Let us not make the mistake of taking for granted the simple constitutionally-guaranteed liberties and freedoms that we enjoy: freedom of religion, freedom of speech or the press, the right of the people peaceably to assemble, and to petition the Government for a redress of grievances.

The current moment in history presents us with unique challenges: from the threat to life and liberty embodied in international terrorism to the need to help lift a significant part of the world population from the grips of poverty. This will force us to find the right balance of individual universal rights while, at the same time, addressing security and the needs of society taken as a whole.

This 4th of July, let us celebrate the democratic election renewal process that is now, happily, the norm internationally. It is a process for the transfer of power that has served us well.

We invite all, regardless of nationality or country of origin, to take the opportunity to reflect on the importance of building a better, fairer, safer society.

Happy Fourth of July!
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