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Chile enfrenta diversos desafíos en salud, dos de ellos prioritarios para nuestro sistema de salud pública: el envejecimiento de la población y el alza de enfermedades crónicas prevenibles (diabetes y problemas cardiacos y respiratorios), que son la causa de la mitad de las muertes que se producen cada año.
Uno de los grandes desafíos es avanzar hacia los Public Private Partnership (PPP), es decir, alianzas público-privadas para la optimización en la gestión eficiente en salud, la creación e implementación de nuevas tecnologías, y la identificación de nuevas oportunidades de mejora en la relación con pacientes. Recientemente, AmCham lideró con el apoyo del BID la misión Avanzando Hacia un Estándar en Gestión en Salud en Washington D.C., la que incluyó encuentros con organizaciones y recintos hospitalarios líderes a nivel mundial. En este viaje identificamos la relevancia de los PPP y su utilidad en la selección de proyectos y en la implementación de modelos de gestión eficientes, cuyo centro es el bienestar del paciente.
Mejorar los sistemas de salud exige otras propuestas de gestión que impulsa la academia, como la que lidera la Universidad de Harvard a través de su School of Public Health y su Value Based Healthcare. Este es un modelo de prestación de servicios de salud en el que los proveedores, incluidos los hospitales y los médicos, reciben un pago en función de los resultados de salud del paciente. Se trata de una visión innovadora y disruptiva, ya que se sustenta en acuerdos de atención en la generación de valor que recompensan a los proveedores que ayudan a reducir las incidencias de enfermedades crónicas y a mantener a las personas sanas con un énfasis en la prevención. Gracias al Value Based Healthcare, los proveedores son más eficientes al contar con pacientes más satisfechos, los pagadores controlan costos y reducen riesgos, y se reduce el gasto total en atención médica.
Modelos basados en el Value Based Healthcare incluyen otros ámbitos que son prioritarios para Chile, como nuevas tecnologías sanitarias, programas de control de enfermedades y plataformas interoperables para la recolección de datos. Hemos avanzado en cuanto al análisis de antecedentes, si bien todavía nos quedan por superar brechas tecnológicas como el rol de la inteligencia artificial, la digitalización y la telemedicina, herramienta fundamental dado nuestro contexto geográfico. En esta misma línea, tenemos como gran meta el desarrollo de una ficha clínica digital universal que promueva un mejor acceso a información de los pacientes, la aplicación de tratamientos oportunos y el ahorro de tiempo en exámenes. La ficha única implicará un cambio de paradigma en temas de salud, para lo cual es necesario adoptar buenas prácticas de otros países (como Estados Unidos), así como políticas de protección de datos atingentes a las necesidades de pacientes y de recintos hospitalarios. Encontrándose en discusión parlamentaria el proyecto de ley que regulará los datos personales, es aconsejable considerar estas nuevas realidades en dicho cuerpo legal.
Es clave eliminar las barreras regulatorias que impidan situar a los pacientes como foco prioritario de la gestión en salud. Hemos progresado en ello, pero para continuar es un requisito indispensable generar alianzas entre el sector público y el privado, teniendo como principal énfasis el acceso a la salud y el bienestar de todos nosotros.
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