Desarrollando Fármacos en ChileDeveloping Drugs in Chile

15 Junio 2012

De no ser por la seguridad y las placas de identificación, el laboratorio en el segundo piso de un edificio de concreto en la comuna de Ñuñoa, en Santiago, da la sensación de una clase de química de secundaria. Una docena de investigadores en batas de laboratorio observan con detención a través de microscopios o colocan líquidos de colores brillantes en racks de tubos de ensayo. Pero cierre las persianas que dan a la majestuosa cordillera de los Andes visible a través de las grandes ventanas orientadas el este, y el laboratorio podría estar en cualquier parte de Estados Unidos o de India.

“Aquí es donde todo ocurre, acá es donde nos entretenemos”, señala Sebastián Bernales, bioquímico chileno y director de investigación de la compañía biofarmacéutica estadounidense Medivation.

Pese a estar encerrados en una soleada tarde de abril, Bernales y su equipo son todo sonrisas. Eso es porque Medivation y su socio estadounidense Astellas Pharma están a punto de lanzar una droga contra el cáncer de próstata que ellos ayudaron a desarrollar llamada Enzalutamide (alias MDV 3100). Se espera que el fármaco, que podría extender la expectativa de vida de los pacientes en un 40%, obtenga la aprobación regulatoria de Estados Unidos en los próximos meses, afirma Bernales.

Y eso potencialmente significa enormes ganancias. Luego que los positivos resultados de las pruebas clínicas se anunciaran en noviembre pasado, las acciones de Medivation (NASDAQ:MDVN), cuya sede se encuentra en San Francisco, se dispararon de US$16 a US$88 en mayo y la valuación de mercado de la compañía escaló a más de US$3.000 millones.

El fármaco no fue creado en Chile -el director general y presidente ejecutivo de Medivation, David Hung, obtuvo una licencia de un profesor de la Universidad de California hace cinco años–, pero el equipo de Bernales desempeñó un papel clave en reunir datos sobre cómo funciona la droga, los que son necesarios para conseguir su aprobación, explica.

Descubrieron que el fármaco funciona, a nivel molecular, actuando como un tapón que impide que la testosterona actúe sobre los “receptores andrógenos” y causen tumores malignos.

Pero ¿por qué Medivation vino a Chile para esto? Todo comenzó en California, recuerda Bernales, quien tiene un doctorado en bioquímica de la Universidad de California y trabajó como practicante en la firma biofarmacéutica Chiron, cofundada por el bioquímico chileno de renombre mundial Pablo Valenzuela.

Cuando Valenzuela volvió a Chile y formó en 1997 la Fundación Ciencia para la Vida, entidad sin fines de lucro, se mantuvo en contacto con ex colegas en California incluido David Hung, quien pensó en él cuando estaba tratando de externalizar la investigación de Medivation a locaciones más baratas.

En el 2007, Hung le pidió a Bernales que liderara el primer laboratorio de Medivation fuera de Estados Unidos, utilizando instalaciones proporcionadas por la Fundación Ciencia para la Vida de Valenzuela, la que cobra un pequeño cargo fijo. Bernales no dejó pasar la oportunidad y nunca miró atrás.

“Abrir un laboratorio en Chile para una empresa estadounidense era una locura, pero uno nunca sabe de dónde vendrá el próximo descubrimiento”, sostiene.

La principal ventaja de Chile, según Bernales, es la alta calidad y el bajo costo de sus científicos. “Hay una cantidad limitada de personas a las cuales contratar y los suministros son más caros, pero los recursos humanos son mucho más baratos y nuestros científicos están realmente bien preparados”, afirma.

El propio Bernales pasa poco tiempo en el laboratorio en estos días. Pasa la mitad de su día en el teléfono y en Skype hablando con colegas en Estados Unidos e India.

“La diferencia horaria con Chile no es una excusa, trato de estar en línea todo el tiempo”, sostiene. Pero enfatiza que las relaciones personales son importantes y explican en buena parte por qué Medivation escogió a Chile: “Todo es virtual de modo que uno tiene que confiar en las personas al otro lado del mundo”.

Los sólidos lazos forjados por Valenzuela en California, estado que ahora tiene un acuerdo de cooperación con Chile, son otra razón. La Fundación Ciencia para la Vida continúa promoviendo su relación a través del programa Science and Friendship, que trae a Chile a graduados de universidades de California para trabajar y estudiar.

Algo que Bernales aprendió en California es que las empresas necesitan la libertad de fracasar. Por ejemplo, el fármaco contra el Alzheimer de Medivation Dimebon recientemente fracasó en pruebas clínicas avanzadas, pero la compañía no se dio por vencida y ahora está en buena forma.

La libertad para innovar es otro ingrediente crucial. En Chile, hay financiamiento público disponible para la investigación y la innovación, por ejemplo la Fundación Ciencia para la Vida recibe fondos del Fondo de Fomento al Desarrollo Científico y Tecnológico (FONDEF) y el Programa de Financiamiento Basal para Centros Científicos y Tecnológicos de Excelencia. Sin embargo, continuamente debe volver a postular y hay demasiadas reglas que inhiben el desarrollo de nuevas ideas, comenta Bernales.

“Pablo Valenzuela nos ha liberado de las regulaciones, lo que uno necesita para la innovación, porque uno tiene que poder trabajar muy rápido”, asevera.

Esta necesidad de resultados rápidos es la razón por la que Medivation trabaja con una docena de Organizaciones de Investigación por Contrato (OIC) en Taiwán, Francia, Estados Unidos e India, entre otros países. La ventaja de estas organizaciones, básicamente laboratorios a contrata, es que pueden hacer experimentos específicos de manera rápida, confidencial y eficiente, pero a menudo a un alto precio, señala Bernales.

Es más fácil si las OIC están cruzando la calle, como ocurre con el laboratorio de Medivation en India, pero Chile no existen tales organizaciones de investigación, lo que presenta una oportunidad comercial, destaca Bernales.

Empresas con una oficina en Estados Unidos para recibir las órdenes y un laboratorio de investigación en Chile podrían ofrecer este tipo de servicio con un descuento, sugiere. Enviar las muestras al extranjero puede ser costoso y demandar mucho tiempo para empresas como Medivation, pero el Tratado de Libre Comercio entre Chile y Estados Unidos podría acelerar el proceso.

Luego está el tema de la propiedad intelectual. Algunas empresas en Chile producen y venden fármacos genéricos por menos valor que el del original, lo que es un tema delicado en las relaciones con Estados Unidos. Pero empresas como Medivation están preocupadas principalmente de proteger sus productos en mercados clave, que es la razón por la que firma patenta cualquier producto desarrollado en Chile en Estados Unidos.

La propiedad intelectual es especialmente importante dado que Medivation continúa buscando nuevas oportunidades farmacológicas, o lo que Bernales denomina “senderos biológicos”, que podrían ser descubiertas en Chile. “Es importante para nosotros tener nuevos programas, no podemos vivir de un solo fármaco”, sostiene.

La experiencia de Medivation en Chile ha sido un éxito rotundo, pero Bernales tiene cuidado de no mirar mucho más adelante o de exagerar la importancia del trabajo arduo, donde quiera que se realice. “Demasiada publicidad no es buena; primero hay que hacer el trabajo”.

Julian Dowling es editor de bUSiness CHILE

Except for the security and ID badges, the lab on the second floor of a concrete building in Santiago’s Ñuñoa neighborhood has the feel of a high school chemistry class. A dozen researchers in lab coats are peering through microscopes or squirting brightly colored liquids into racks of test tubes. But close the blinds on the majestic Andes Mountains visible through the large east-facing windows, and you could be anywhere in the United States – or India.

“This is where it all happens, this is where we have fun,” says Sebastián Bernales, a Chilean biochemist and director of research at US biopharmaceutical company Medivation.

Despite being stuck indoors on a sunny afternoon, Bernales and his team are all smiles. That’s because Medivation, and its US partner Astellas Pharma, are on the verge of launching a prostate cancer drug they helped to develop called Enzalutamide (a.k.a. MDV 3100). The drug, which could extend the lifespan of patients by 40%, is expected to get US regulatory approval in the coming months, says Bernales.

And that means potentially huge profits. After positive results of clinical trials were announced last November, shares for Medivation (NASDAQ:MDVN), which is based in San Francisco, rocketed from US$16 last November to US$88 in May and the company’s market valuation has soared to over US$3 billion.

The drug wasn’t created in Chile – it was licensed by Medivation’s president and CEO, David Hung, from a professor at the University of California five years ago – but Bernales’ team played a key role in gathering data on how the drug works, which is required for its approval.

They discovered that it works, at a molecular level, by acting as a plug to block testosterone from acting on “androgen receptors” and causing malignant tumors.

But why did Medivation come to Chile for this? It all started in California, recalls Bernales, who has a PhD in biochemistry from the University of California and worked as an intern at the biopharmaceutical firm Chiron, co-founded by world-renowned Chilean biochemist Pablo Valenzuela.

When Valenzuela returned to Chile and established the non-profit Life Sciences Foundation (Fundación Ciencia Para La Vida) in 1997, he stayed in touch with former colleagues in California. Years later, when Medivation’s Hung was looking to outsource research to cheaper locations, he thought of Valenzuela.

In 2007, Hung asked Bernales to lead Medivation’s first lab outside the United States – using facilities provided by Valenzuela’s Life Sciences Foundation which charges a small overhead. Bernales jumped at the chance and has never looked back.

“Opening a lab in Chile for a US company was a crazy idea, but you never know where the next discovery will come from,” he says.

Chile’s main advantage, according to Bernales, is the high quality and low cost of its scientists. “There is a limited pool of people to hire from and supplies are more expensive, but human resources are much cheaper and our scientists are really well prepared,” he says.

Bernales himself doesn’t spend much time in the lab these days. He spends half his day on the phone and Skype talking to colleagues in the United States and India.

“The time difference with Chile is no excuse, I try to be online all the time,” he says. But he stresses that personal relationships are important and are a big part of the reason why Medivation chose Chile: “It’s all virtual so you have to trust people on the other side of the world.”

The strong ties forged by Valenzuela in California are another reason. The Foundation continues to promote this relationship through its Science and Friendship program that brings graduates from California’s universities to Chile to work and study.

One thing Bernales learned in California is that companies need the freedom to fail. For example, Medivation’s Alzheimer drug Dimebon recently fizzled in advanced clinical trials, but the company did not give up and now it is in good shape.

Innovation is another crucial ingredient. Public funding for research and innovation is available in Chile, for example the Foundation receives funds from the Scientific and Technological Development Fund (FONDEF) and the Basal Program, but it must continually reapply and there are too many rules that inhibit the development of new ideas, says Bernales.

“Pablo Valenzuela has given us freedom from regulations, which you need for innovation because you have to be able to work very fast,” he says.

This need for quick results is why Medivation works with a dozen Contract Research Organizations (CROs) in Taiwan, France, the United States and India amongst other countries. The advantage of these organizations, basically labs-for-hire, is that they do specific experiments quickly, confidentially and efficiently, but often at a high price, says Bernales.

It’s easier if the CRO is across the road, as in the case of Medivation’s lab in India, but in Chile there are no such research organizations. This presents a business opportunity for Chilean companies, points out Bernales.

With an office in the United States to receive orders, a Chilean research lab could offer this type of service at a discount, he suggests. Sending samples abroad can be expensive and time-consuming for companies like Medivation, but the Free Trade Agreement between Chile and the United States could help speed up the process.

Then there is the issue of intellectual property. Some companies in Chile produce and sell generic drugs for less than the original, which is a sore point in relations with the United States. But companies like Medivation are mainly concerned about protecting their products in key markets, which is why it patents any product developed in Chile in the United States.

Intellectual property is especially important as Medivation continues to look for new drug opportunities, or what Bernales calls “biological pathways”, that could be discovered in Chile. “It’s important for us to have new programs, we cannot live on one drug alone,” he says.

Medivation’s experience in Chile has been a striking success, but Bernales is careful not to look too far ahead or to overstate the importance of hard work, wherever it is done. “Too much publicity is not good; you have to do the work first.”

Julian Dowling is Editor of bUSiness CHILE

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