Criterios para avanzar en educación

11 Julio 2006

El Diario Financiero publica esta opinión
Ernesto Tironi B.,
Director y asesor de empresas, que por su actualidad reproducimos a continuación.


La
opinión pública debe estar confundida ahora con tantas opiniones distintas sobre qué hacer para mejorar la educación. En estas columnas he abordado muchas veces el tema, porque hace tiempo lo considero crucial para Chile. Intentaré resumir algunos criterios para hoy.



1.- Escuchemos el malestar de los estudiantes, pero no corramos a encontrarles razón. Ellos lo expresaron como su molestia con relación a la Jornada Escolar Completa. Pero están expresando un malestar más general. Alto nivel de exigencia, stress y falta de sentido de lo que les enseñan y cómo les enseñan. Pero sus dirigentes se aprovechan de esto y dicen que la causa es la Ley de Educación (LOCE) y que existan colegios particulares subvencionados. No necesariamente. Es que sus profesores hacen clases demasiado aburridas, porque saben poco y muchos ya deberían haber jubilado dignamente. Tampoco la causa es una “educación de mercado y orientada por el lucro”, como dicen los dirigentes estudiantiles más politizados que buscan aprovechar el descontento de los demás alumnos. Aquí se nota cómo se ha metido la politización, la ideología y la demagogia de los grupos políticos que desean aprovecharse de ellos para sus objetivos. No seamos ingenuos; exijamos racionalidad y evidencia empírica.


2.- ¿Qué hacer?: Hacerse cargo. Chile ha vivido casi todo el último año un período de elecciones centrada en promesas de más igualdad. El debate era cuál candidato presidencial era más capaz para reducir las desigualdades. Y ambos prometieron que alcanzarían ese anhelo poniendo énfasis en mejorar la educación. Sin embargo cuando se inicia el nuevo gobierno, el compromiso se reduce a elevar el número de salas cunas y jardines infantiles. Poca consecuencia, dirán después los estudiantes.


3.- Mantener desigualdades es inaceptable, pero prometer corregirlas con leyes es pura demagogia y será peor. Pretender que las desigualdades sociales se van a eliminar con una reforma que eleva el status constitucional del Derecho a la Educación es una ingenuidad. Insinuar que se logrará volviendo todos los colegios al control del Estado es un engaño. Decir que las diferencias sociales se reducirán si los colegios particulares subvencionados dejan de seleccionar los mejores estudiantes es un insulto a la inteligencia. Atribuir las desigualdades en educación a la existencia de colegios particulares subvencionados “con fin de lucro” es demagogia pura. Las desigualdades se empiezan a corregir con mejores profesores y más recursos para CADA alumno pobre (no sólo para los colegios municipales de comunas pobres). Así habrá un estímulo para que los mejores colegios (privados o municipales) integren y matriculen a más alumnos pobres.


4.- El mercado es cruel y el lucro puede llevar a engaño, pero la burocracia estanca. El mundo avanza hacia la diversidad de formas de asociación del sector público con privados para conseguir el desarrollo económico y social: las concesiones de obras públicas, las viviendas sociales construidas por empresas privadas y subsidios públicos son sólo algunos ejemplos. La bipolaridad entre estatismo y capitalismo puro terminó con el desastre que dejó ver la caída del muro de Berlín. Reconozcámoslo claramente: al usar la palabra “colegios con fines de lucro” se les intenta descalificar. Una forma encubierta, pero clara, de decir:”no deben existir”.


Las necesidades de invertir más en educación es algo que reconocen todos. Sin embargo, algunos rechazan encubiertamente que se use capital privado en educación. ¿Qué les importa más de verdad entonces, mejorar la educación o conseguir puntos para su pelea ideológica? Es cierto que algunos empresarios privados de la educación cometen abusos; el Estado debiera impedirlo. Es verdad que puede haber engaños por promesas de servicios educacionales que no se cumplen; lo mismo. Pero también los cometen los colegios públicos. Debe regularse más, dicen algunos simplistas. No; debe regularse mejor. Debe regularse lo que importa; es decir, lo que están aprendiendo los alumnos, lo bien o mal que se está educando cada niño y cada colegio. Evaluar aprendizaje y poner estándares mínimos. Y deben cerrarse los colegios malos y permitir que se expandan los buenos (= que logran mayor aprendizaje); sean públicos o privados.


Los colegios particulares subvencionados son el medio escogido por la clase media para progresar socialmente. Impedirle a los padres el derecho a escoger el colegio que prefieren para sus hijos viola un derecho humano fundamental. Negarles la facultad de destinar parte de sus ingresos a pagar para que reciban una mejor educación, es un atentado contra la clase media chilena y sus aspiraciones. ¿Quién les da derecho a algunos pocos en una Comisión u organismo público a dictaminar que alrededor de un millón de padres y madres no saben ni pueden escoger qué es mejor para sus hijos?


5.- Los mejoramientos de calidad, con su beneficio sobre la equidad, son tareas principalmente del profesor en la sala de clases. La demanda por educación de calidad es una demanda por mayor equidad; “que cualquiera pueda tener una educación tan buena como la de los colegios particulares pagados de Santiago”, ha dicho una alta autoridad educacional actual. Bien. Trabajemos entonces para eso. Pero eso no se conseguirá descalificando empresarios que están dispuestos a invertir en educación; tampoco pretendiendo que se logrará sólo con más dinero, reformas legales o más regulación estatal. Lo conseguiremos con cambios en las prácticas en las salas de clases y un trabajo conjunto de profesores, directivos de colegios y funcionarios públicos. Con la evaluación simultánea y periódica de profesores y alumnos por el aprendizaje que éstos obtienen de aquellos. Con estándares mínimo para esos aprendizajes en cada nivel y evaluaciones de excelencia con consecuencias.


6.- Una educación de calidad es tarea compartida. El primer responsable de la educación de los niños y niñas chilenos son sus familias -sus padres y madres. Su rol es insustituible para cultivar las actitudes y valores que permiten lograr los aprendizajes deseados. Actitudes de disciplina y trabajo; así como responsabilidad y respeto. Los colegios deben trabajar más cerca de los padres y viceversa, para cultivar esos valores y hábitos. El segundo responsable es el colegio o escuela -sus profesores y directivos. Ellos deben vivir esos valores y conocer las materias que deben enseñar. Si no, ¿qué van a enseñar? ¿y cómo van a aprender los estudiantes? Finalmente educar es tarea de toda la sociedad -del Estado y los particulares. No sólo del Estado. El desafío es trabajar todos juntos por una sociedad con mejor educación, mayor igualdad y más libertad.

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