Cristina Bitar escribe sobre Los Grandes Desafíos Energéticos

19 Febrero 2008
"La posibilidad de tener racionamiento en marzo ha traído nuevamente al primer plano de la noticia el tema energético. El ministro de Energía, Marcelo Tokman, dijo que 2008 es el tercer año más seco en el último medio siglo". Así encabeza Bitar la columna publicada en La Segunda.


Es por eso que el Gobierno ha anunciado las siguientes medidas: reducción de voltaje a través de un decreto de racionamiento con carácter preventivo, prórroga del horario de verano hasta el último sábado de marzo y flexibilización de convenios de uso de agua a partir del 15 de febrero.


Adicionalmente, el ministro de Energía anunció que se lanzará la segunda parte de la campaña comunicacional de eficiencia energética y se iniciará la entrega de ampolletas eficientes. También el sector público se comprometerá a implementar iniciativas que apunten a ahorrar energía, con una meta de ahorro mínimo en el sector de 5%.


Todo esto es muy positivo y muestra la proactividad de la autoridad para enfrentar la crisis de corto plazo, pero no resuelve el tema de fondo y de largo plazo. Es un hecho que Chile no cuenta con una matriz energética suficientemente fuerte para satisfacer la demanda interna en los años que vienen.


Es por eso que también, en estos días, han surgido comentarios relativos al proyecto hidroeléctrico de Aysén y al desarrollo de energía nuclear, que se enfocan a buscar soluciones a la crisis energética que podemos enfrentar en los próximos años si no hacemos las inversiones necesarias a tiempo.


Por eso es que el apoyo explícito que ha hecho el ministro del Interior, Edmundo Pérez Yoma, al proyecto Aysén es una clara y buena señal para el futuro desarrollo de Chile.


No porque esté dando el proyecto por aprobado pero porque, por fin, hay una señal política y no sólo técnica de que tenemos que hacernos cargo de esta crisis de abastecimiento energético que se nos viene. Es obvio que cualquier inversión debe cumplir con las reglas medioambientales vigentes, pero no podemos juzgar a priori que no lo harán.


Como dijo Alan García, Presidente de Perú, no caigamos en “el síndrome del perro del hortelano”, al destacar toda la riqueza que el país tiene, pero no utilizarla por razones ideológicas o burocráticas.


Todo indica que se avecina un cambio radical en la forma de consumir energía, porque los recursos energéticos fósiles sobre los que se sustenta el desarrollo económico actual son finitos y el planeta no soporta el uso indiscriminado de ellos. Un artículo de “La Vanguardia” de España, del 30 de septiembre de 2007, ilustra algunos de los tremendos cambios que viviremos en el mundo en los próximos años:


“...Antes de 2020, las ‘clases medias’ chinas pasarán de los 100 millones de consumidores actuales, hasta unos 600 millones... Y tenemos el problema de la sostenibilidad del actual crecimiento, con sus tremendos dilemas energéticos… Actualmente, el uso energético vinculado al consumo representa 24% del total. Cada nuevo miembro de la clase media china consume 3,5 veces más energía que su anterior ‘encarnación social’, rural campesina.


 El pronosticado boom del consumo requerirá un boom energético (y contaminante) extraordinario. …Según la Agencia Internacional de la Energía, China superará en 2010 a Estados Unidos como primer emisor de gases de efecto invernadero y para 2030, China responderá de más del 25% del incremento global de esa emisión…”.


Si estos pronósticos se cumplen, nosotros quedaremos rezagados como receptores de recursos energéticos. Si no apuntamos a tener autonomía energética que nos permita autoabastecernos es posible que estemos en problemas más graves que los de hoy.


No podemos olvidar que dependemos de las decisiones que los privados y las autoridades tomen hoy para saber qué tan bien preparados estaremos para afrontar los desafíos energéticos del futuro de Chile.


"La posibilidad de tener racionamiento en marzo ha traído nuevamente al primer plano de la noticia el tema energético. El ministro de Energía, Marcelo Tokman, dijo que 2008 es el tercer año más seco en el último medio siglo". Así encabeza Bitar la columna publicada en La Segunda.


Es por eso que el Gobierno ha anunciado las siguientes medidas: reducción de voltaje a través de un decreto de racionamiento con carácter preventivo, prórroga del horario de verano hasta el último sábado de marzo y flexibilización de convenios de uso de agua a partir del 15 de febrero.

 

Adicionalmente, el ministro de Energía anunció que se lanzará la segunda parte de la campaña comunicacional de eficiencia energética y se iniciará la entrega de ampolletas eficientes. También el sector público se comprometerá a implementar iniciativas que apunten a ahorrar energía, con una meta de ahorro mínimo en el sector de 5%.

 

Todo esto es muy positivo y muestra la proactividad de la autoridad para enfrentar la crisis de corto plazo, pero no resuelve el tema de fondo y de largo plazo. Es un hecho que Chile no cuenta con una matriz energética suficientemente fuerte para satisfacer la demanda interna en los años que vienen.

 

Es por eso que también, en estos días, han surgido comentarios relativos al proyecto hidroeléctrico de Aysén y al desarrollo de energía nuclear, que se enfocan a buscar soluciones a la crisis energética que podemos enfrentar en los próximos años si no hacemos las inversiones necesarias a tiempo.

 

Por eso es que el apoyo explícito que ha hecho el ministro del Interior, Edmundo Pérez Yoma, al proyecto Aysén es una clara y buena señal para el futuro desarrollo de Chile.

 

No porque esté dando el proyecto por aprobado pero porque, por fin, hay una señal política y no sólo técnica de que tenemos que hacernos cargo de esta crisis de abastecimiento energético que se nos viene. Es obvio que cualquier inversión debe cumplir con las reglas medioambientales vigentes, pero no podemos juzgar a priori que no lo harán.

 

Como dijo Alan García, Presidente de Perú, no caigamos en “el síndrome del perro del hortelano”, al destacar toda la riqueza que el país tiene, pero no utilizarla por razones ideológicas o burocráticas.

 

Todo indica que se avecina un cambio radical en la forma de consumir energía, porque los recursos energéticos fósiles sobre los que se sustenta el desarrollo económico actual son finitos y el planeta no soporta el uso indiscriminado de ellos. Un artículo de “La Vanguardia” de España, del 30 de septiembre de 2007, ilustra algunos de los tremendos cambios que viviremos en el mundo en los próximos años:

 

“...Antes de 2020, las ‘clases medias’ chinas pasarán de los 100 millones de consumidores actuales, hasta unos 600 millones... Y tenemos el problema de la sostenibilidad del actual crecimiento, con sus tremendos dilemas energéticos… Actualmente, el uso energético vinculado al consumo representa 24% del total. Cada nuevo miembro de la clase media china consume 3,5 veces más energía que su anterior ‘encarnación social’, rural campesina.

 

 El pronosticado boom del consumo requerirá un boom energético (y contaminante) extraordinario. …Según la Agencia Internacional de la Energía, China superará en 2010 a Estados Unidos como primer emisor de gases de efecto invernadero y para 2030, China responderá de más del 25% del incremento global de esa emisión…”.

 

Si estos pronósticos se cumplen, nosotros quedaremos rezagados como receptores de recursos energéticos. Si no apuntamos a tener autonomía energética que nos permita autoabastecernos es posible que estemos en problemas más graves que los de hoy.

 

No podemos olvidar que dependemos de las decisiones que los privados y las autoridades tomen hoy para saber qué tan bien preparados estaremos para afrontar los desafíos energéticos del futuro de Chile.

 

 
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