Chile y Perú son los principales exportadores de aceite de pescado a nivel mundial. De hecho, muchos de los suplementos dietéticos Omega 3 de venta libre en Estados Unidos y Europa se elaboran a partir de aceite de pescado producidos en estos dos países. No obstante, la mayoría de las utilidades son captadas por empresas extranjeras como la noruega EPAX y la canadiense Ocean Nutrition, las que importan aceite de pescado chileno o peruano y lo purifican a fin de obtener concentrados de Omega 3.
El proceso de refinación de aceite de pescado es complejo y costoso, pero en abril de este año, Golden Omega -empresa chilena de riesgo compartido formada en el 2008 por las compañías pesqueras Orizon y Corpesca (con 35% cada una y ambas parte de la empresa holding Empresas Copec) y la firma de productos químicos Härting, que posee el 30%- terminaron la construcción de su planta de US$80 millones cerca de la nortina ciudad de Arica.
La instalación de vanguardia procesa aceite de pescado, principalmente a partir de anchoas, a fin de producir concentrados de Omega 3 para exportar a Estados Unidos y otros mercados. La compañía aspira a exportar 1.500 toneladas en el 2013, señala Claudio Aracena, gerente comercial tanto de Golden Omega como de Orizon, para alcanzar con el tiempo una capacidad de 2.000 toneladas e ingresos anuales por un total estimado en torno a los US$50 millones.
A futuro la planta también podría procesar jurel, sostiene Aracena, pero la despreciada anchoa -usada en Chile principalmente para elaborar harina de pescado y aceite de pescado para pienso animal- es abundante en la zona norte de Chile y está llena de EPA y DHA, los dos ácidos grasos responsables de los numerosos beneficios para la salud que presenta el Omega 3.
De hecho, los concentrados de Golden Omega contienen hasta un 60% de EPA y DHA, con niveles extremadamente bajos de contaminantes y metales pesados, lo que los hace de mejor calidad que los productos de la competencia, afirma Aracena.
Una gran ventaja es que las anchoas se pescan a unas pocas millas de la costa, destaca. Las embarcaciones pesqueras operadas por Orizon y Corpesca -los dos principales accionistas de Golden Omega- capturan el pescado, que luego es procesado en las instalaciones de las compañías para producir harina de pescado y aceite de pescado.
“Esta es la primera planta integrada verticalmente para producir concentrados de aceite de pescado Omega 3 en el mundo”, indica Aracena. “Usamos nuestra propia materia prima, lo que nos permite añadir valor al aceite y elaborar un producto de mayor calidad”.
En Chile, el mercado para el Omega 3, que puede encontrarse en las farmacias junto a los multivitamínicos, es relativamente pequeño, pero la demanda global se está disparando: se estima que el mercado mundial alcanzará un valor cercano a los US$2.000 millones en el 2012. En Estados Unidos en particular, los consumidores se lanzan a comprar suplementos de Omega 3 vendido bajo marcas como Nordic Naturals, Carlson y Barlean’s, debido a sus ampliamente reconocidos beneficios para la salud.
Estos incluyen la prevención de problemas cardiovasculares y propiedades antidepresivas además de una mejorada función cerebral y de vista. Si bien los mismos beneficios pueden obtenerse a partir del consumo de pescados grasos como el salmón, Aracena explica que muchos consumidores encuentran más conveniente ingerir un suplemento.
Para estar más cerca de sus clientes en Estados Unidos, Golden Omega abrió una oficina en Aliso Viejo, California, y los primeros siete contenedores -cada uno con 80 barriles con un contenido de 190 kilos de concentrados de aceite de pescado- ya arribaron al puerto de Los Angeles.
Golden Omega vende el producto a fabricantes estadounidenses que lo envasan ya sea en cápsulas o botellas bajo distintas marcas. Gracias al tratado de libre comercio de Chile con Estados Unidos, los productos de Golden Omega ingresan al mercado libre de aranceles, lo que les da una ventaja competitiva.
“Si todo sale según lo planeado, esperamos vender un 40% de nuestra producción en Estados Unidos y el resto en Europa, Australia, Nueva Zelanda y Asia”, dice Aracena.
La empresa también está estudiando posibilidades para desarrollar alianzas de largo plazo con algunas de las marcas renombradas en el mercado. Si bien los clientes estadounidenses de Golden Omega aún no asocian “Hecho en Chile” con una calidad superior, esto está cambiando lentamente a medida que se informan mejor. “Como en cualquier negocio, el toque personal es importante y necesitamos estar cerca de nuestros clientes para explicar los beneficios de nuestro producto”, afirma Aracena.
Y la estrategia parece estar funcionando. En Chile, la compañía está construyendo una segunda planta en Arica, la que debería comenzar a operar en el segundo semestre del próximo año y que producirá aceite con un contenido de EPA/DHA de hasta un 85%. “Este será un producto con un valor mucho más alto usando tecnología patentada desarrollada por Härting en Chile”.
Aracena admite que encontrar personal calificado en Arica inicialmente fue un desafío dado que Chile carece de experiencia en esta área, pero la empresa ha capacitado a trabajadores internamente y ahora emplea a 100 personas en su planta, que opera las 24 horas del día, los siete días de la semana.
A medida que la producción aumenta gradualmente, Golden Omega también está apuntando a la industria farmacéutica global. El próximo año, planea comenzar a vender sus productos a empresas farmacéuticas luego de obtener la aprobación de la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA, por su sigla en inglés).
Asimismo, gracias a una alianza con la Universidad de Harvard, la compañía está estudiando otros potenciales beneficios para la salud de los aceites de pescado Omega 3. En el 2010, Golden Omega y Harvard crearon una filial con otros inversionistas denominada Bioambar a fin de estudiar las propiedades anti-cancerígenas del EPA y DHA. Aun cuando los detalles son incompletos en esta etapa, con pruebas clínicas aún pendientes, Aracena insinúa que estos podrían reducir de manera significativa el riesgo de desarrollar cáncer.
En el largo plazo, por supuesto, el negocio de Golden Omega depende de la sustentabilidad de los recursos pesqueros de Chile y, en este sentido, la nueva Ley de Pesca será esencial. Sin embargo, la clave para el éxito de la compañía, explica Aracena, es la innovación. Golden Omega no solo ha identificado un nicho creciente para el Omega 3 en Estados Unidos, sino que también ha demostrado que añadir valor a los productos pesqueros podría ser bueno para la salud a largo plazo de la gran industria pesquera de Chile.
Julian Dowling es el editor de bUSiness CHILE
Chile and Peru are the world's major exporters of fish oil. In fact, many of the Omega 3 dietary supplements sold over the counter in the United States and Europe are made from fish oil produced in these two countries. But most of the profits are captured by foreign companies like Norway’s EPAX and Canada’s Ocean Nutrition, which import Chilean or Peruvian fish oil and purify it to obtain Omega 3 concentrates.
The process of refining fish oil is complex and costly, but in April this year, Golden Omega - a Chilean joint venture formed in 2008 by fishing companies Orizon and Corpesca (both part of the holding company Empresas Copec with 35% each) and chemical firm Härting, which owns 30% - completed construction of its US$80 million plant near the northern city of Arica.
The state-of-the-art facility processes fish oil, mainly from anchovies, to produce Omega 3 concentrates for export to the United States and other markets. The company aims to export 1,500 tons in 2013, says Claudio Aracena, commercial director at both Golden Omega and Orizon, eventually reaching capacity of 2,000 tons, with total annual revenues estimated at around US$50 million.
In the future the plant could also process jack mackerel, says Aracena, but the underrated anchovy - mainly used in Chile to make fishmeal and fish oil for animal feed – is abundant in northern Chile and full of EPA and DHA, the two fatty acids responsible for Omega 3’s numerous health benefits.
In fact, Golden Omega’s concentrates contain up to 60% of EPA and DHA, with extremely low levels of contaminants and heavy metals, which makes them better quality than competing products, says Aracena.
A big advantage, he points out, is that the anchovies are caught just a few miles from the coast. Fishing vessels operated by Orizon and Corpesca, the two main shareholders of Golden Omega, catch the fish, which is then processed in the companies’ facilities to produce fishmeal and fish oil.
“This is the first vertically integrated plant to produce Omega 3 fish oil concentrates in the world,” says Aracena. “We use our own raw material, which allows us to add value to the oil and produce a higher quality product.”
In Chile, the market for Omega 3, which can be found in pharmacies alongside containers of multivitamins, is relatively tiny, but global demand is soaring – the world market is projected to be worth nearly US$2 billion in 2012. In the United States in particular, consumers are rushing to buy Omega 3 supplements sold by brands such as Nordic Naturals, Carlson and Barlean’s, because of its widely touted health benefits.
These include the prevention of cardiovascular problems and anti-depression properties as well as improved brain function and eyesight. While the same benefits can be obtained by eating fatty types of fish like salmon, explains Aracena, many consumers find it more convenient to take a supplement.
To be closer to its clients in the United States, Golden Omega has opened an office in Aliso Viejo, California, and the first seven containers, each with 80 barrels containing 190 kilos of fish oil concentrates, have already arrived at the Port of Los Angeles.
Golden Omega sells the product to US manufacturers that package it in capsules or bottles under different brand names. Thanks to the Chile-U.S. Free Trade Agreement, Golden Omega’s products enter the market duty free, which gives it a competitive advantage.
“If all goes to plan, we expect to sell 40% of our production in the U.S., and the rest in Europe, Australia, New Zealand and Asia,” says Aracena.
The company is also studying possibilities to develop long-term partnerships with some of the well-known brands in the market. Although Golden Omega’s US clients do not yet associate ‘Made in Chile’ with superior quality, this is slowly changing as they become better informed. “As in any business, the personal touch is important and we need to be close to our clients to explain the benefits of our product,” says Aracena.
And the strategy appears to be working. Back in Chile the company is building a second plant in Arica, due to start up in the second half of next year, which will produce oil with EPA/DHA content up to 85%. “This will be a product with much higher value using patented technology developed by Härting in Chile.”
Aracena admits that finding qualified people in Arica was initially a challenge since Chile lacks experience in this area, but the company has trained workers internally and now employs 100 people at its plant, which operates 24 hours a day, seven days a week.
As production ramps up, Golden Omega is also eyeing the global pharmaceutical industry. Next year, it plans to begin selling its products to pharmaceutical companies after obtaining approval from the US Food and Drug Administration (FDA).
In addition, thanks to an alliance with Harvard University, the company is studying other potential health benefits of Omega 3 fish oils. In 2010, Golden Omega and Harvard created a subsidiary with other investors called Bioambar to study the anti-cancer properties of EPA and DHA. Although details are sketchy at this stage, with clinical trials still pending, Aracena hints that these could significantly reduce the risk of developing cancer.
In the long run, of course, Golden Omega’s business depends on the sustainability of Chile’s fisheries resources and, in this, the new Fishing Law will be essential. But the key to the company’s success, explains Aracena, is innovation. Not only has Golden Omega identified a growing niche for Omega 3 in the United States, but it has also shown that adding value to fish products could be good for the long-term health of Chile’s large fishing industry.
Julian Dowling is Editor of bUSiness CHILE