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Los próximos años verán un avance significativo en la adopción de pagos móviles y digitales a medida que la penetración llegue a más zonas geográficas y a más consumidores.
En los países de América Latina, la penetración de los teléfonos inteligentes ha sido mucho menor que en otras regiones, pero eso está cambiando rápidamente.
Como sucede en todas las regiones del mundo, cada país opera en un ecosistema único y en constante evolución, y América Latina y el Caribe no es una excepción. El efectivo predomina en países que tienen una economía informal ampliamente extendida, y donde, por lo tanto, solamente un pequeño porcentaje de las compras realizadas por los consumidores —apenas un 27% de las transacciones— se procesan por medio de tarjetas de crédito y débito. Lo que, es más, una enorme proporción de la población (casi un 70%) no tiene afiliación con ningún banco. *
Aún no hemos visto surgir un sistema alternativo de pagos digitales como Alipay en China, PaytM en India o M-Pesa en Kenia, que opere fuera del modelo tradicional de cuatro partes.
La adopción de los pagos móviles va en aumento.
En 2016, un 50% de las ventas móviles se realizaron con teléfonos inteligentes, mientras que el comercio electrónico creció más rápidamente que las transacciones presenciales. * Es probable que en los próximos años veamos un repunte en la adopción de opciones de pagos móviles y digitales a medida que la penetración llega a más zonas geográficas y a más consumidores, y particularmente entre los millennials.
El mayor desafío para la innovación en una región que presenta esta dinámica es impulsar la aceptación en las áreas urbanas y rurales que aún están dominadas por pequeños comercios locales. Los ecosistemas de pago aún dependen en gran medida de pequeños comercios que cuenten con infraestructura alámbrica; las pequeñas tiendas operadas por familias y los comercios que operan en ubicaciones remotas dependen de las terminales alámbricas para asegurar la conectividad. Este modelo se hace económicamente insostenible para alcanzar a los comercios más pequeños.
Sin embargo, la tecnología está disponible: el punto de venta móvil o mPOS, el código de respuesta rápida o QR, y otros tipos de infraestructuras de aceptación que no requieren una terminal, son opciones atractivas. Prácticamente todo teléfono se puede convertir en un punto de venta, lo cual brinda una oportunidad masiva para prestar servicio en toda la región a nichos que aún carecen de pleno acceso a los servicios financieros. El valor agregado que representa añadir un nuevo comercio en América Latina y el Caribe es muchas veces superior al valor de añadir a un nuevo tarjetahabiente.
América Latina y el Caribe es una región heterogénea en términos de los diferentes modelos operativos que existen debido a las regulaciones, estructuras de propiedad y capacidades de procesamiento. No hay un tamaño que le sirva a todo el mundo, y cuando de ganar escala en plataformas innovadoras se trata, la flexibilidad para adaptarse a las realidades del mercado es clave.
Un sector de fintech aún pequeño, pero en proceso de crecimiento.
Está surgiendo un sector de fintech fuerte, pero estas firmas aún no cuentan con suficiente inversión. Varias publicaciones indican que la inversión está por debajo de los $600 millones de dólares de un fondo global de inversiones que asciende a $24,000 millones de dólares (Fintech Scan de CB Insights Inc. al mes de junio de 2017). De muchas maneras, América Latina no está recibiendo la debida atención, dados su tamaño y potencial. En otros mercados como Asia ya existen grandes compañías de fintech que han establecido un ambiente serio y competitivo.
En los países de América Latina y el Caribe, Visa está comenzando a interactuar muy activamente con las compañías del sector fintech, conectándose con startups prometedoras, asegurando asociaciones con jugadores establecidos, y participando en la comunidad por medio de programas de mentoría y patrocinios. Nuestro mayor interés es conectar las ideas provenientes del sector de fintech con la ejecución de los bancos. También esperamos convertirnos en un punto de referencia entre las agencias reguladoras, los bancos y el sector de fintech emergente.
En el Centro de Innovación de Visa en Miami y en el Estudio de Co-Creación en São Paulo nos concentramos en proporcionar un espacio creativo y una metodología a las compañías que estén buscando abrir nuevas vías para el comercio y nuevas experiencias para el consumidor. Nuestra participación puede ir desde definir problemas críticos hasta proporcionarles a los socios prototipos que pueden apalancar para construir la nueva generación de pagos.
Hemos asistido en la integración de Bradesco y ShopFácil con plataformas Chatbot que facilitan las interacciones de comercio. Con Aeroméxico, la mayor línea aérea de México, combinamos la inteligencia artificial con el comercio conversacional en Facebook Messenger para ayudar a los viajeros a reservar espontáneamente su próximo viaje en una interfaz de usuario que no es de uso tradicional para las aerolíneas. Los viajeros pueden chatear con Aeroméxico en la app de Messenger para averiguar los horarios y precios de los vuelos. Incluso pueden iniciar el proceso de reservar su boleto y comprarlo directamente dentro de la app para sí mismos o para otras personas mientras interactúan con amigos y colegas.
Para una región como América Latina y el Caribe, la participación en la economía digital definirá otros índices de desarrollo humano, posiblemente ejerciendo un efecto positivo en la participación de más y más personas en la economía formal; aliviando la pobreza; expandiendo el acceso a los servicios bancarios; y permitiendo que el comercio alcance a las pequeñas y micro empresas. Nuestros Centros de Innovación se convierten en catalizadores de nuevas ideas que ayudan a los bancos, los comercios, las compañías del sector de fintech y los gobiernos a moldear el futuro del comercio y de los pagos.
Por Ruben Salazar Genovez, Vicepresidente Senior de Productos y Soluciones Visa América Latina y el Caribe.[:]