El Vicesecretario de Comercio Adjunto para Asuntos del Hemisferio Occidental de la Administración Internacional de Comercio (ITA) del Departamento de Comercio de Estados Unidos, Walter Bastian, tiene años de experiencia laboral en temas de comercio, competitividad e innovación en América Latina. Él ayudó a establecer el Centro para el Desarrollo de los Negocios en América Latina y el Caribe creado por el gobierno de Estados Unidos. Bastian supervisó la creación de la Iniciativa para la Cuenca del Caribe, la Ley de Preferencias Arancelarias Andinas, y la Iniciativa para las Américas; programas que han ayudado a la prosperidad tanto de empresas de Estados Unidos como de la región. En vísperas de su retiro, viajó por ultima vez a Chile (2 y 3 de diciembre). Antes de llegar a Santiago compartió con Business Chile sus pensamientos sobre la región.
-¿Cómo ha cambiado el clima comercial en América Latina y el Caribe durante su tiempo trabajando con la región?
Cuando comencé a trabajar en la región en los años setenta, estábamos enfocados estrictamente hacia las exportaciones de Estados Unidos, pero debido a que el mundo cambió, nosotros cambiamos nuestro enfoque y ahora también tenemos un mayor interés hacia las inversiones. Con los años hemos podido apreciar que ha habido un avance progresivo hacia una mayor globalización.
Hemos creado la Iniciativa para la Cuenca del Caribe y la Ley de Preferencias Arancelarias Andinas que, en esencia, son tratados de libre comercio (TLC) unidireccionales con Estados Unidos. Y tenemos otros acuerdos, el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (NAFTA, en su sigla en inglés), el Tratado de Libre Comercio de Centroamérica (CAFTA, en su sigla en inglés), y por supuesto nuestros TLC bilaterales con Chile, Colombia y Perú. De manera que todo esto va en la dirección de lograr un acuerdo comercial a nivel hemisférico. Cuando hablamos de TLCs, las personas a menudo creen que estamos hablando simplemente de reducción de aranceles, pero estos acuerdos van más allá. Cubren de todo, desde liquidaciones de pagos, inversiones, etiquetados, embalajes, hasta la protección de los derechos de propiedad intelectual. Son más bien acuerdos generales de negocios. Hoy, nos enfocamos hacia todos los aspectos comerciales. Esto es bastante más que una simple organización de promoción de exportaciones.
-En la década de 1990, el Centro estableció la Ley de Preferencias Arancelarias Andinas con Colombia, Ecuador, Perú y Bolivia para ayudarlos a combatir el tráfico de drogas. ¿Cómo ayudó ese instrumento a esos países y… tuvo acaso algún beneficio para Chile en cuanto país andino vecino?
La referida ley dio a esos países un acceso libre de impuestos a los mercados de Estados Unidos para casi todo lo que ellos fabricaban. Ayudó a diversificar sus economías. Un buen ejemplo de lo anterior es el mercado de flores de corte fresco de Colombia. En ese entonces, ese país ya exportaba flores a Estados Unidos, pero esta ley realmente ayudó a acelerar su negocio. Y no fue sólo Colombia la beneficiada. Nosotros también nos beneficiamos. Las flores se cultivan y cortan en Colombia, pero luego son recibidas en Estados Unidos y transportadas a florerías alrededor del país. Se trata de una industria que emplea de tres a cuatro veces más personas en Estados Unidos que en Colombia. En cuanto a eventuales beneficios para Chile… es posible haya tenido algunos, porque la gente al mirar el mapa advierte que Chile está ubicado ahí mismo junto a Perú y Bolivia. Pero, en verdad, Chile ha hecho un muy buen trabajo de autopromoción. Tiene una muy buena reputación y los extranjeros se sienten cómodos haciendo negocios con ese país.
-La Iniciativa para las Américas también surgió en la década de los noventa con un objetivo muy ambicioso: establecer una zona de libre comercio que se extienda a través de América del Norte y del Sur. ¿Cuán lejos estamos en el camino a cumplir con ese objetivo? ¿Qué más debe hacerse?
Ciertamente era un noble objetivo, pero las condiciones han cambiado desde entonces. Tenemos otros esfuerzos de integración en la región en estos días: el Mercosur, la Alianza del Pacífico, y el Acuerdo Estratégico Transpacífico (TPP, en su sigla en inglés). Por desgracia no todos estuvieron de acuerdo con lo que estábamos tratando de hacer con la Iniciativa para las Américas. Fue un proyecto hemisférico y aunque hay varios otros países de la región que coinciden con esa línea de acción, no todos en América Latina están igualmente abiertos al comercio internacional. En algunos casos ha habido un reatrincheramiento y una vuelta al proteccionismo, y eso es lo contrario de lo que queremos ver; a saber: acuerdos de libre comercio de amplio espectro. Pero aún así, hemos hecho algunos progresos. De los 20 TLCs que tenemos con todos los países del mundo, 11 de ellos son con países de América Latina.
-¿Cuál es su visión de la Alianza del Pacífico y del Mercosur, y cómo ve usted el futuro del Acuerdo Estratégico Transpacífico (TPP)?
Nuestra presencia en la Alianza del Pacífico es en calidad de país observador. Consideramos que los países miembros tienen ideas afines y están interesados en abrir sus economías porque creen en el valor de la globalización. En realidad con frecuencia me sorprende comprobar que algunos de esos países han suscrito muchos más acuerdos de libre comercio que Estados Unidos. Estamos, por lo tanto, interesados en lo que la Alianza del Pacífico está tratando de lograr y creo que compartimos los mismos objetivos. Ese no es, sin embargo, el caso con el Mercosur. Nosotros no estamos asociados a este bloque de manera alguna. Cuando vemos transgredida la integridad de los contratos, como lo observamos en algunos países, y cuando vemos el abuso que se comete con los inversionistas extranjeros; estamos claros que eso no es lo que queremos. En cuanto al Acuerdo Estratégico Transpacífico (TPP), todavía esperamos tenerlo finalizado hacia finales de este año. Si bien todavía queda trabajo por hacer, podríamos llegar a un acuerdo relativamente rápido.
-Usted parece estar particularmente interesado en la educación y la innovación en la región. ¿Qué ha cambiado en estas áreas durante su tiempo de trabajo aquí?
Chile ha hecho un muy buen trabajo en fomentar la innovación, pero algo que me gustaría ver más en la región es la adopción del modelo de los college comunitarios estadounidenses. Si bien Chile es un pionero en este proceso, para ser franco no se trata de un frente muy amplio. En Estados Unidos se puede ir a un college comunitario y estudiar durante dos años y obtener un título de Asociado (associate degree). Pero hay algunos malentendidos acerca de los college comunitarios. La gente tiende a verlos como educación de segunda categoría. Pero en realidad no todas las personas necesitan un grado universitario de cuatro de años. A veces una disciplina específica o habilidad particular puede ser impartida a un estudiante en cuestión de dos años. Ése es un modelo que nos gustaría ver replicado. La Universidad Central de Chile, por ejemplo, tiene un joint venture con el college comunitario La Guardia Community College de Nueva York. Ése es el modelo a seguir. Tenemos miles de college comunitarios en Estados Unidos y muchos están deseosos de desarrollar vínculos con universidades en otros lugares del hemisferio. Nuestro enfoque está puesto en mejorar el currículo en ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas. El objetivo es generar una fuerza laboral que cuente con las habilidades que se requieren en el siglo XXI.
-¿Qué nos puede decir sobre el Foro de Competitividad de las Américas? ¿Qué es y qué ha logrado desde que se creó en 2007?
La idea del Foro de Competitividad de las Américas fue captar la atención de líderes gubernamentales de todo el hemisferio. Queríamos que ellos pudieran apreciar hacia dónde se dirigía la economía mundial y en lo que se debían enfocar. Les estábamos vendiendo una visión. Comenzamos en Atlanta en 2007. Esperábamos que asistieran un par de cientos de personas y tuvimos cerca de mil participantes, incluyendo 51 ministros de estado y tres secretarios de estado de Estados Unidos. Fue algo importante. Uno de los resultados de esa reunión y posteriores reuniones fue la Red Interamericana de Competitividad o RIAC. Y estoy orgulloso de todo lo que ha logrado. No solo se trata de reunirse una vez al año para hablar de competitividad. Se trata de intercambiar información acerca de las mejores prácticas.
-¿Cómo ha evolucionado la relación comercial entre Chile y Estados Unidos? ¿Cómo puede mejorarse el TLC entre los dos países? ¿Por qué el acuerdo para evitar doble tributación entre ambos países no ha sido aún ratificado y cuándo podría esto ocurrir?
Al observar el crecimiento del comercio bilateral entre los dos países se puede concluir que ha sido una relación enormemente exitosa. Esa tasa de crecimiento es aproximadamente cuatro veces más rápida que la tasa de crecimiento de nuestro comercio mundial. Estamos trabajando en el campo de la energía en Chile y nos gustaría hacer más. También nos gustaría hacer más en el campo de la educación. Chile ha sido un socio comercial muy bueno para Estados Unidos. Naturalmente, siempre hay más que se puede hacer, como por ejemplo, en materia de etiquetado y de estándares de productos. En cuanto al acuerdo para evitar la doble tributación, éste requiere de la acción del congreso de ambos países, y eso es algo que nadie podría predecir.
-¿Qué nos puede decir respecto del programa SelectUSA? ¿Hay interés por parte de empresas y empresarrios latinoamericanos para crear empresas en Estados Unidos?
SelectUSA presenta, como en un escaparate, a Estados Unidos como un buen lugar para la inversión extranjera. Hablamos con empresas extranjeras respecto de la seguridad y transparencia de las inversiones en Estados Unidos, de la integridad de nuestro sistema judicial y así sucesivamente. Tuvimos nuestra primera reunión de este año y vamos a tener la segunda a principios del próximo año en Washington. Representantes de compañías pueden venir a reunirse con ejecutivos de desarrollo económico de los diferentes estados de Estados Unidos. Pueden averiguar dónde les gustaría invertir. Nos encantaría ver más empresas chilenas en la reunión del próximo año. Las compañías chilenas han sido muy exitosas invirtiendo en el extranjero y nos gustaría ver algunas de ellas asociarse con nuestros estados.
How has the climate for trade changed in Latin America and the Caribbean during your time working in the region?
When I started in the region in the mid-1970s our focus was strictly on U.S. exports but as the world has changed we’ve changed our focus and we now have a greater interest in investment too. Over the years we’ve seen a move towards greater globalisation. We set up the Caribbean Basin Initiative and the Andean Trade Preference Act which in essence are one-way free trade agreements (FTAs) with the United States. And we have other agreements – the North American Free Trade Association (NAFTA), the Central American Free Trade Association (CAFTA) and of course our bilateral FTAs with Chile, Colombia and Peru. So, this is all heading in the direction of a hemispheric trading arrangement. When you talk about FTAs people often think you’re talking simply about reducing tariffs but these agreements go beyond that. They address everything from settlement, investment, labelling, packaging, and the protection of intellectual property rights. They’re more like business accords. These days we’re focussed on all aspects of business. That’s quite a departure from being simply an export promotion organisation.
In the 1990s, the center established the Andean Trade Preference Act with Colombia, Ecuador, Peru and Bolivia to help them fight the drugs trade. How did it help those countries and did it have any benefits for Chile as an Andean neighbour?
The act gave those countries duty free access to U.S. markets for almost everything they manufactured. It helped to diversify their economies. One good example is the fresh cut flower market in Colombia. Colombia was already exporting flowers to the United States but the act really helped accelerate business. And it wasn’t just Colombia that benefited. We did too. The flowers are grown and cut in Colombia but they are then received here in the United States and transported to flower shops around the country. It’s an industry that employs three or four times as many people in the United States as it does in Colombia. As for benefits for Chile, it probably had some, because people look at the map and they see that Chile is right there, next to Peru and Bolivia. But to be honest Chile has done a very good job of promoting itself. It has an incredibly good reputation and foreigners are comfortable doing business there.
The Enterprise for the Americas Initiative also came into being in the 1990s with a very ambitious target: a free-trade zone stretching across North and South America. How far are we along the road to meeting that target? What more needs to be done?
It certainly was a lofty goal but conditions have changed since then. We have other integration efforts in the region these days: Mercosur, the Pacific Alliance, the Trans-Pacific Partnership. Unfortunately not everyone bought into what we were trying to do with the Enterprise for the Americas Initiative. It was a hemisphere-wide project and while there are a number of like-minded countries in the region, not everyone in Latin America is equally open for business. In some cases there’s been a retrenching and a reversion to protectionism, and that runs counter to what we want to see, namely broad-reaching free trade agreements. But still, we’ve made some progress. Of the 20 FTAs we have worldwide, 11 are with Latin American countries.
What’s your view of the Pacific Alliance and Mercosur and how do you see the future of the Trans-Pacific Partnership?
We have observer status in the Pacific Alliance. We regard the members as like-minded countries that are interested in opening up their economies and they believe in the value of globalisation. In fact I’m frequently struck that some of the countries in it have many more FTAs in place than we do in the United States. So, we’re interested in what the Pacific Alliance is trying to accomplish and I think we share the same goals. That’s not so much the case with Mercosur. We’re not a member of Mercosur in any way. When we see the sanctity of contracts being violated, as we have in some countries, and abuse of foreign investors -- that’s not what we’re about. As for the Trans-Pacific Partnership, we’re still hoping to have it finalized by the end of this year. There’s still work to do but we can wrap up a deal relatively quickly.
You seem particularly interested in education and innovation in the region. What has changed in these areas during your time working here?
Chile has done some really good work in fostering innovation but what I’d like to see more in the region is the adoption of the community college model. Chile’s at the forefront of this but to be honest it’s not a very broad forefront. In the United States you can go to a community college and study for two years and get an associate degree. Bu there’s a lot of misunderstanding about community colleges. People tend to see them as second rate. But actually, not everyone needs a four year degree. Sometimes a particular discipline or skill can be imparted to a student in two years. So, that’s a model we’d like to see replicated. The Central University in Chile has a joint venture with La Guardia Community College in New York. That’s the model to follow. We have thousands of community colleges in the United States and many want to develop ties with universities elsewhere in the hemisphere. Our focus is on improving the curriculum, in science, technology, engineering and math. The aim is to produce a workforce that has the skills it needs for the 21stcentury.
Tell me about the Americas Competitiveness Forum. What is it and what has it achieved since it was set up in 2007?
The idea of the Americas Competitiveness Forum was to grab the attention of government leaders througout the hemisphere. We wanted them to see where the world economy was going and what they neeeded to focus on. We were selling a vision. We started in Atlanta in 2007. We expected a couple of hundred people to show up and we had around a thousand participants, including 51 ministers and three cabinet officers from the United States. It was a big deal. One thing that came out of that meeting, and subsequent meetings, was the Inter-American Competitiveness Network, or RIAC. And I’m proud of what it’s achieved. It’s not just about getting together once a year to talk about competiveness. It’s about exchanging information on best practices.
How has the U.S.-Chile trade relationship evolved? How can the FTA between the two countries be improved? Why has the double taxation avoidance agreement between the two countries still not been ratified and when might it be?
If you look at growth in trade between the two countries you can see it’s been a hugely successful relationship. That growth rate is about four times faster than the growth rate of our trade worldwide. We’re doing some work in the field of energy in Chile and we’d like to do more. We’d also like to do more in the field of education. Chile’s been a really good trade partner for the United States. Of course, there’s always more that can be done – on labelling of products and standards, for example. As for the double taxation avoidance agreement, it requires congressional action in both countries, and it’s anybody’s guess when we might get that.
Tell me about Select USA. Is there interest among Latin American companies and entrepreneurs in setting up businesses in the United States?
Select USA showcases the United States as a location for foreign investment. We talk to foreign companies about the safety and transparency of investing in the United States, the sancitity of our judicial system and so on. We had our first meeting this year and we’re having our second in Washington early next year. Company representatives can come and meet economic development officers from the different U.S. states. They can find out where they’d like to invest. We’d love to see more Chilean firms at next year’s meeting. Chilean firms have been very successful in investing abroad and we’d like to see some of them partner up with our states.